Yacía en una roca cubierta de arena bajo el sol... la lagartija enamorada. Inmóvil y en profundo silencio, sólo sentía el calor en su piel y apretaba sus garras contra la piedra que la acompañaba.
Pasó un pelícano rojo y ella no quiso mirar hacia el cielo. La visitó un caracol amarillo y ella prefirió voltear la vista. Se acercó un cangrejo azul pero ella dormía. Le habló un colibrí verde pero su canto sólo hizo eco en sus sueños.
Una noche... bajo la luna llena, la lagartija despertó... Al mirar a su alrededor, descubrió que la piedra a la que tanto se aferraba era sólo arena cubierta de arena. Nada sostenía sus sueños... ninguna certeza la acompañaba bajo el sol y, con fuerza, no había abrazado más que ilusiones. Sentía todo desvanecerse bajo su piel. Alivio y sereno respiro la acompañaron.
Al vislumbrar la primera estrella de la noche, sólo pudo reír y sonreír... podía al fin seguir su camino de luz... a la orilla del mar, refrescándose libre con las olas. Podía al fin correr por todos los rincones de su desierto sin anidar. Y bajo la sombra de un frondoso árbol, amar.
Fue así que esta lagartija enamorada no pudo nunca más dejar de sonreír... sonrojarse y reír... una y otra vez reír de sí. Sin antes, agradecer ése falso viento que la hizo despertar... pues ahora sabe que lo importante no fue el viento sino que ella quizo cantar... Y ante la belleza, libre volar para con la vida un poco jugar.
Y tú ¿quieres por siempre sonreír?
Hasta mañana tortugas!!!
Recuerden... a la MAGIA DEL PAY... mlojiux@yahoo.com
Una noche... bajo la luna llena, la lagartija despertó... Al mirar a su alrededor, descubrió que la piedra a la que tanto se aferraba era sólo arena cubierta de arena. Nada sostenía sus sueños... ninguna certeza la acompañaba bajo el sol y, con fuerza, no había abrazado más que ilusiones. Sentía todo desvanecerse bajo su piel. Alivio y sereno respiro la acompañaron.
Al vislumbrar la primera estrella de la noche, sólo pudo reír y sonreír... podía al fin seguir su camino de luz... a la orilla del mar, refrescándose libre con las olas. Podía al fin correr por todos los rincones de su desierto sin anidar. Y bajo la sombra de un frondoso árbol, amar.
Fue así que esta lagartija enamorada no pudo nunca más dejar de sonreír... sonrojarse y reír... una y otra vez reír de sí. Sin antes, agradecer ése falso viento que la hizo despertar... pues ahora sabe que lo importante no fue el viento sino que ella quizo cantar... Y ante la belleza, libre volar para con la vida un poco jugar.
Y tú ¿quieres por siempre sonreír?
Hasta mañana tortugas!!!
Recuerden... a la MAGIA DEL PAY... mlojiux@yahoo.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario