Hay células que escuchan más allá de lo indecible, cuerpos que se mimetizan con el ser orgánico de la naturaleza que nos compone en unidad, mentes que leen, a través del espacio, los tiempos, los designios del pasado y la suerte desde ayer. Ojos que contienen la lupa más allá del lente particular y descubren, en los acontecimientos, una sincronía vital con el ritmo de su corazón.
Estos espíritus, tan raros como hermosos, pasan inadvertidos como si una fuerza más allá de sí los protegiera y guiara, aún cuando ellos mismos no supieran hacia dónde se trasladan, o el porqué de estas coordenadas.
La intuición los ampara, así como su inteligencia los condena.
El porvenir los alienta, tanto como el pasado los reclama.
Son seres destinados a actuar, aún cuando el capricho de su voluntad los distraiga. En su virtud, encarnan el pecado y, en su penitencia, descubren la libertad.
Y tú ¿conoces a estos seres?
Hasta mañana mágicas tortugas...
Estos espíritus, tan raros como hermosos, pasan inadvertidos como si una fuerza más allá de sí los protegiera y guiara, aún cuando ellos mismos no supieran hacia dónde se trasladan, o el porqué de estas coordenadas.
La intuición los ampara, así como su inteligencia los condena.
El porvenir los alienta, tanto como el pasado los reclama.
Son seres destinados a actuar, aún cuando el capricho de su voluntad los distraiga. En su virtud, encarnan el pecado y, en su penitencia, descubren la libertad.
Y tú ¿conoces a estos seres?
Hasta mañana mágicas tortugas...
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