Entre todas las sorpresas del acontecer vital, la calidez humana es la más bella.
El abrazo de una verdadera amistad, la confianza, el descubrir con quien hablar sin temor, encontrar una mano para descansar con el alma, recibir gratitud y apoyo, dormir en paz, esperar sin prisa un valiente, tierno y cierto amor, escribir, leer, dejar fluir tu razón de ser: sin la angustia del miedo, sin el juicio injusto de la mezquindad, sin la hipócrita confidencia de la competencia, sin el acoso de la perversidad, simplemente ser y saber que hay un lugar para renacer, lleno de luz y calor.
Pensar libre y aprender a decir en pausa...
El abrazo de la serenidad.
Y tú ... ¿quién eliges ser?
Hasta mañana.
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