martes, 19 de abril de 2016

currículum...

vitaeEl relato de una vida se borda a través de los detalles...


Tarea quisquillosa, ésta de diseñar tu CV. Quizá la mejor manera de referirnos a esta labor es la habilidad de redactar tu "Hoja de vida". 

Sin embargo... lograr concentrar en una "cuartilla" los datos que dan cuenta de lo que sabemos, la experiencia que hemos tenido, quiénes somos, cuáles son nuestras fortalezas y afinidades, así como, cuáles son nuestros propósitos cuando postulamos a un cargo específico... puede ser un poco ambicioso, e incluso un despropósito, si consideramos que tal vez ya hemos superado la edad promedio de reclutamiento, de acuerdo con los estándares actuales de contratación. Los cuales prefieren juventud que madurez... Prefieren dominio del inglés que consolidación de conocimientos complejos... Valoran más la forma que el contenido. Y se guían bajo el principio de crear una primera imagen... como si se tratase de un acto de seducción o de enamoramiento. Con base en filtros mecánicos que buscan descartar, cuanto antes, perfiles no aptos. Tomando ventaja de la enorme cantidad de personas sin empleo. Y reduciendo a los seres humanos a productos bajo escrutinio de selección, como si los no elegidos fueran menos valiosos que quien goce con la gracia de ser seleccionado. Lo cual es un engaño. El valor del ser humano no está a escrutinio, solamente, la pertinencia de su competencia para ocupar, o no, un determinado cargo. 

Sí parece que quienes modelan estos procesos, desde un lugar de certeza y confort, abusan, de algún modo, del poder sobre las vida de otros seres humanos que recae en sus manos. Muchas veces, de manera fortuita. Y sí parece que la vanidad juega un gran rol en esta nueva forma de seducción (laboral); tanto de quien enlista las cualidades valiosas a ser satisfechas, como de quien se embelece con el afán de satisfacerlas -tanto como un logro personal como un triunfo ante todos los que no fueron elegidos. Y creo que el modelo de competencia no debe basarse en el desdén de ninguno de los competidores, todos merecemos igual reconocimiento por nuestros logros, aún cuando éstos no sean los pertinentes para satisfacer ciertos requisitos específicos.

Hay cierta perversión en este camino obligado de aprender a venderse para obtener un empleo. Por otra parte, tal empleo puede no ser del todo justo, ni tan bien remunerado, pero siempre implica un gran privilegio... y éste es otro de los problemas que enfrentamos: tener un empleo sigue siendo un privilegio producto más de la casualidad que del mérito. Es ineludible el hecho de que lo que no hay es suficientes empleos adecuados, no es que no somos suficientes las personas adecuadas para ocuparlos. Por lo que la pregunta es, si no encontramos uno ¿significa que no somos capaces? Sin olvidar que los desempleados también comemos...

De alguna manera, los criterios de profesionalización y contratación están convirtiéndose en un medio de discriminación ante la poca oferta laboral en el mercado profesional. Cuando, probablemente, lo más importante de estos procesos, necesarios e importantes para lograr el encuentro entre la persona más apta y la necesidad del cargo a disposición, es la posibilidad de acrecentar el universo posible de caracteres humanos y no la reducción numérica de sus aptitudes y habilidades. 

El valor de la persona queda diluido ante el utilitarismo y la percepción en boga de aquello que debe satisfacer un candidato digno de ser considerado. Los perfiles se han simplificado a la especialización de saberes específicos y la complejidad, la capacidad de reflexión, así como, los campos interdisciplinarios, sólo por mencionar algunos, quedan fuera de los perfiles que configuran los requisitos de las vacantes, relativamente, a nuestro alcance.

Por otro lado, da la impresión de que no hay una visión de conjunto para valorar nuestra hoja de vida. Por lo que parece que el éxito al hacer un CV radica en lograr, con mucho énfasis en la síntesis, una buena impresión que incluya una mirada general de la persona que hemos elegido ser a través de nuestro desarrollo profesional, con base en nuestro trayecto de formación formal. Destacando, de algún modo, nuestros intereses, algún mérito, nuestras prioridades y aquello que creemos pueda despertar interés en nuestra postulación, antes de ser descartada de ante mano. Y éste sí es un aprendizaje, y un esfuerzo, que involucra nuestro propio proceso de crecimiento; y debemos abrazarlo con empeño en bien de nuestra propia realización.

Confieso que no creo haber logrado estos objetivos, aún. Siento que es una meta que se va puliendo sobre la marcha. Una vez que no he recibido respuesta a una sola de mis solicitudes de empleo, ni tampoco he sido elegida para avanzar a otras fases del proceso, como la entrevista u otro tipo de acercamiento que me dé la oportunidad de darle voz a mi hoja de vida. Definitivamente, un gran obstáculo ha sido no encajar a cabalidad en ninguna de las ofertas disponibles. Y, de antemano, parece una batalla perdida. Pero dicen que "no hay peor lucha que la que no se hace", así que será cosa de seguir intentando e insistiendo. 

Todavía no imagino cuál será el acto aleatorio que me vuelva elegible y elegida para volver a las filas de la población económicamente activa. No está siendo una tarea fácil. Trato de hacerla lo más satisfactoria posible y, conforme pasan los días, reduzco más y más mis expectativas. 

Parecería que mi perfil se ajusta a una amplia gama de posibilidades laborales, lo cual es, en realidad, mi mayor desventaja. Mi edad no juega a mi favor, pues hay convocatorias que dejan de estar a mi alcance de inmediato. Por otra parte, a pesar de mi versatilidad, evidentemente, hay muchos campos de conocimiento fuera de mi experiencia y no he encontrado, hasta ahora, una vacante que se ajuste a mis áreas de especialización. Y las que podrían ser afines, o las que me calzan mejor, de todos modos incluyen otros rubros que no han sido explorados por mí, habilidades con las que no cuento o aptitudes que debo retomar y ejercitar con mayor ahínco. 

También es cierto que algunas de las convocatorias devienen en una lista milagrosa y quienes las diseñan parece viven en una realidad paralela. No dudo de que hay muchas personas más aptas que yo para estos puestos, lo cual implica mucha fortaleza de carácter, pues uno termina sintiéndose inútil y tus propios méritos se diluyen como agua, una vez que descubres todo lo que no sabes, toda la experiencia que no tienes, todo para lo que no sirves. ¿Realmente tiene que ser tan opresivo este proceso? No lo creo, pero sí creo que es uno quien decide cómo tomar este camino y elegir no verse oprimido durante el trayecto.

Mientras tanto... disfruto y aprendo de modelarme a mí misma cada que vez que parece que pude haber encontrado una oportunidad para ser elegida. Gozo de mis días en casa y me ocupo creativamente de mí. Creo que al fin logré una versión ejecutiva adecuada de mi hoja de vida, así como, una versión extensa mejorada; que incluye más detalles para quienes gusten de leer, mirar más allá de las primeras impresiones y sean asiduos de interrogarse por el quién y porqué de nuestro ser humanos. En realidad, esta versión es más oportuna para conversar en una primera entrevista... que espero llegue pronto y estar lista para convencerlos con mi presencia y elocuencia...

Me desprendí de muchos aspectos que solía incluir y esto ha sido satisfactorio. También me enfoqué más en la presentación y en brindar información tabulada sobre la forma en que yo misma aprecio y resumo aquello que me caracteriza. Es una manera de depurar el relato de ti mismo y tú mismo revalorarte y mirarte bajo la mirada de un futuro nuevo; dejando atrás el peso y las cargas del pasado: una forma de separar los resultados obtenidos de los procesos que los hicieron posible. Desistí de referirme a otras personas involucradas en alguna de mis experiencias, porque aunque lo hacía por respeto y reconocimiento, me di cuenta de que es información personal que no me pertenece sólo a mí. Y descifré que, tal cual es el acto de seducción, hay que aprender a desvelarse poco a poco. Yo, al igual que en el amor, solía volcarme por entero con el afán de mostrarme íntegra, cual creo que soy, desde la primera impresión... o desde la primera cita... Parece que éste no sólo es el gran error por el cual no encuentro empleo... sino además... la razón por la que sigo soltera. En el nuevo mundo de la información menos es más, y más es, casi siempre, sólo confusión.



Y tú... ¿tienes la fortuna de un trabajo?




Feliz martes
queridas tortugas...
Y que el Dios del empleo
nos colme de bendiciones
a todos por igual.
Gracias...

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