sábado, 29 de diciembre de 2018

entre una Feliz Navidad...

... y un extraordinario Año Nuevo.



Tres días nos quedan antes de abrazar con fuerza la llegada de un nuevo tiempo de Sol. Junto con los festejos de la Natividad, el ritmo de las horas de los últimos días del año se va adormeciendo entre festejos, reuniones (encuentros y reencuentros)... labores por concluir... las noticias del acontecer que no cede... motivos de gratitud y más de una razón para amar. La esperanza que se entrelaza en una sonrisa de paz. Así, aparece la luz que brilla cuando sentimos que todo está por comenzar. 

La posibilidad de renovarnos. Hacer buenos propósitos. Confiar en el futuro. Reconciliar la fortuna que nos haya dejado el año que concluye. Recordar cómo mes a mes se fueron entretejiendo las horas a la par de las certezas de nuestras vidas. Y hacer votos para que los días por venir lleguen colmados de plenitud. 

Esta es la magia de una fiesta que nos une a través de nuestras distintas latitudes y nos hace bailar, por un instante, al mismo son. Y cada día estamos más cerca de las metas que nos hemos propuesto. Y cada vez más fuertes para disfrutar todo lo que hemos cumplido. Y cada vez más ciertos de que lo mejor está por venir...

Que este 2019 llegue lleno de amor para dar y regalar. Que nos hermanemos para comprender que nuestras diferencias son lo que nos une. Y que con gratitud sepamos recibir y compartir todas la bendiciones que componen nuestra existencia. Sin olvidar nunca el valor de la amistad y de la solidaridad. De la honestidad y de la fe. De nuestros vínculos fraternos y del amor verdadero. Que nada nos haga renunciar la libertad de elegir la persona que queremos ser y ser la mejor versión de nosotros mismos.


Y tú... ¿cómo despides este intenso y triunfante 2018?



Felices fiestas...
llenas de magia de tortuga.
Fuerte abrazo.




jueves, 20 de diciembre de 2018

¿presupuesto...

... para qué?



En cinco días de trabajo legislativo, en aras de discutir, revisar y ojalá aprobar: el presupuesto para el año siguiente, el público escucha grandes y diversos reclamos de distintos sectores de la comunidad. Algunas de estas inconformidades se van corrigiendo sobre la marcha, se enmienda errores... la tensión crece. Y el descontento, parece, también. 

Escuchamos voces que siguen clamando por los riesgos de los tiempos fascistas por volver, por esos necios y bárbaros que nos acechan. En donde sólo se puede oír el llanto de la derrota todavía no asumida y mucho menos superada. Parece que algunas de las voces de la "oposición" serán un dolor de muelas durante seis años... sin tener realmente nada que aportar más que su necesidad de sobrevivir y existir. 

Las malas decisiones tampoco se han dejado esperar cuando se trata de seguir formando equipos de trabajo y seguir premiando la simulación sin resultados, en lo que al gobierno federal se refiere. Y mientras en el senado mucho preocupa recortar los presupuestos etiquetados con fines de transversalización en materia de DDHH, que poco han permitido avanzar con cambios de fondo, mismos que se evaporan entre unos cuantos cuates que se contratan y recontratan entre sí mismos. En otro lado, el futuro de la infancia y adolescencia en México no cambiará de manos: ¿acaso un premio a los excelentes resultados? Parece que de quejido en quejido, los legisladores van acomodando sus piezas de ajedrez para ver si así se logra su anuencia y dejan que el país pueda avanzar. Y que el ímpetu de los defensores que tiene en vilo a los DDHH no mira más allá de un discurso que, parece, sólo beneficia a unos cuantos. 

Porque se está tratando de confundir el problema, con la solución, presupuesto mediante. Lo cual es una falacia. Porque, si bien, hace falta mayor y mejor inversión en materia de DDHH, lo cierto es que no es sólo por falta de presupuesto que no se ha podido avanzar en la materia, con mayor ahínco: por falta de una estrategia conjunta eficaz (de política pública) entre el Estado y los organismos y organizaciones a cargo de la defensa, promoción y protección de los DDHH. 

Por ejemplo, el sistema nacional de búsqueda ha sido un fiasco, la estrategia de seguridad y paz va a cambiar por completo, quizá debería replantearse en este nuevo esquema el objetivo de alcanzar tener realmente soluciones al problema de las personas desaparecidas en México; para mí la pregunta de fondo es ¿por qué darle más dinero a una iniciativa que no ha sido capaz de cumplir su cometido? ¿por qué no trabajar con mayor responsabilidad y a fondo (no sólo en el ámbito formal de la letra escrita y de los márgenes jurídicos) una verdadera y eficaz estrategia de búsqueda?

Tristemente, en muchas materias y sin importar el partido al que pertenezcan estas oposiciones en ciernes, da la impresión que están negociando beneficios de grupo y de casta. Y que les incomoda mucho que cambien las reglas del poder en favor de quienes más lo necesitan.

Es triste que se lucre con las causas más nobles.

No así, el caso de la cultura que definitivamente necesita revisarse a fondo con un compromiso mucho mayor, tanto en presupuesto como en prioridad de gestión. Estamos todos muy extrañados al respecto porque las expectativas en este rubro son muy amplias y altas. Creo que debemos considerar que este primer año, si vemos con lupa el presupuesto, está destinado a las grandes inversiones para empezar a generar  mayores formas de capitalizar nuestra riqueza con un enfoque de desarrollo social; de todos modos... la cultura está ahorcada... es tiempo ya de sacarla de terapia intensiva. Ojalá.

Creo que hay una dramática confusión de enfoques para evaluar el presupuesto en discusión. Y que insisten con imponernos indicadores de medición, como si no hubiesen perdido. Cuánto tiempo les tomará abrir la mente y tratar de comprender de un modo distinto la realidad. De un modo en el cual sí se hallen las soluciones que en los últimos 12 años fueron la promesa de lo imposible e inalcanzable. 

En materia de grupos específicos se ve una debilidad en el presupuesto, lo que se gane al respecto: bienvenido. Pero al final del día, etiquetados o no estos presupuestos específicos, aumentados o disminuidos; y más allá de la coyuntura de cambio de gobierno, inclusive; es tiempo de hacer un corte de caja y empezar a integrar estos componentes desagregados para elevar los resultados en la materia, con una visión de política pública orgánica en materia de derechos humanos: que no se ha puesto en práctica hasta ahora.

Ojalá las fiestas de fin de año y el espíritu de navidad dé un poco de luz a nuestros legisladores y dejen los trabajos avanzar. Porque México tiene prisa de poder al fin: respirar.

Y para quienes se siguen rasgando las vestiduras porque la Guardia Nacional va que va: les recuerdo que en México se siguen cometiendo crímenes de lesa humanidad todos los días. Así que por favor dejen ya las soluciones y los trabajos avanzar. Pierdan con honor, es decir, cuestionen primero lo que han venido haciendo hasta ahora. Dejen de culpar a lo que pasa afuera, de buscar demonios en la historia de las atrocidades del mundo sólo para no mirar ahí en donde se han equivocado, ahí en donde lo que se ha hecho no fue suficiente y no dio los frutos que se esperaba, o ahí en donde ya se alcanzó lo más que se podía hacer por esa vía. 

Creo que una oposición que, tras una derrota descomunal como la que vivieron, no es capaz de cuestionarse a sí misma... no es más que el regodeo de no saber perder con honor.

¡Suerte a todos los competidores en este debate presupuestal! Por México, esperamos pronto logren garantizar sus prerrogativas y sentirse en paz con haber evitado que nuestro futuro se pierda en el abismo de la barbarie...


Y tú... ¿qué le reclamas al presupuesto más discutido públicamente en los últimos años?

Y a ti... ¿qué pena te invade de que no se hagan las cosas como se venían haciendo?


Feliz solsticio de invierno.
Fuerte abrazo
lleno de magia de tortuga.








entre la oposición...

... y el diálogo.


Definitivamente, es imprescindible estar abiertos no sólo al cambio, no sólo a vencer nuestros temores. Es un imponderable vital: estar abiertos al diálogo. Los excesos suelen tensar dos fuerzas que se encuentran. Y si cada quien tira con furia hacia el lado de la balanza que considera correcto, en oposición a quienes no coinciden: lo único que se logra es anudar más el conflicto. Y si se jala todavía más fuerte: se rompe la cuerda. Y entonces... todos caeremos del mismo puente hacia un mismo abismo del cual no será fácil retornar. Siendo todos igualmente responsables. 

El equilibrio que sepamos alcanzar entre nuestros temores y nuestras diferencias es la balanza en donde lo correcto podrá transmutar, con democracia, a un justo medio en el cual todos podemos identificarnos como ciudadanos, al margen de aquello que nos separe.

El arte del diálogo es lograr penetrar el monólogo interno del otro y realmente ponernos en su lugar. Así, poder escuchar el latir de su corazón, para entonces: hablarle desde dentro e invitarlo a escucharnos desde nuestra voz interior. Esta es la única forma en que dos almas pueden enlazarse y respetar sus verdaderas diferencias. Con sorpresa. Como una forma de enriquecernos entre nosotros. Estando dispuestos a cambiar dentro nuestro aquello que no nos permite ver a las demás personas como iguales y con una identidad independiente de la mía, al mismo tiempo.

No será la fuerza lo que permita resolver los conflictos que nuestros intereses y motivaciones personales, o de grupo, suscitan. Cada uno de nosotros tiene en su corazón la llave mágica con la que nuestras almas se pueden hermanar. 


Y tú... ¿te permites sorprenderte?

Feliz viernes
mágicas tortugas
dotadas de un caparazón
lleno de paz...

martes, 18 de diciembre de 2018

insomnio...

... de anticipación.



El fin de año se acerca aceleradamente y, al mismo tiempo, parece que faltara mucho para la navidad. La calma de un breve momento de relajación se aproxima en medio de un constante acontecer nacional que no tiene pausa. 

Quizás es tiempo de sumar esfuerzos para levantar a México y de confiar un poco más en los cambios en curso. El imaginar escenarios fatales no ayuda a colaborar para crecer juntos. 

Los seres humanos estamos conformados de un sinnúmero de mecanismo de sobrevivencia que alertan nuestros miedos ante los cambios, ante lo desconocido, ante aquello que no logramos comprender del modo en que nos hemos acostumbrados a comprender los sucesos de todo lo que nos conforma. Y sí, este mecanismo de nuestra psique y de nuestra fisiología: es algo a nuestro favor. Porque nos permite detenernos con precaución y conservar lo que nos hace bien, lo que nos hace felices: perseverar en la fortaleza de nuestras certezas. 

Pero cuando de transformaciones se trata. Del tipo que éstas sean. Ese detenernos... implica una decisión ética. Una decisión vital. En el seno de la pregunta: qué es correcto, qué vale pena poner en riesgo para crecer, qué vale la pena poner en duda para ser feliz... qué vale la pena renunciar de mí para convertirme en una mejor versión de mí mismo. Momentos en los que estamos llamados a vencer todos nuestros miedos y transformarnos. En aras de una fortaleza mayor.

Vivimos tiempos de valentía obligada. Y es difícil asumir tal responsabilidad. Porque venimos de años de alimentar un sistema que se nutre de cobardías, de precarios y mediocres incentivos de vida, de limitaciones, de sabernos amenazados por los peligros latentes a lo largo y ancho de nuestro territorio. 

Venimos de un modelo de vida que se nutre de la sobrevivencia a toda costa. En donde no ha habido un límite que nos impida vender incluso nuestra alma con tal de sabernos favorecidos en la balanza social. De la competencia feroz. Del adiestramiento sistemático para ganar puntos en la escala del mérito a costa, incluso, de nuestra salud. 

A costa de nuestros valores y, con mayor gravedad: a costa de nuestro goce en todas sus expresiones. En merma de la belleza... en merma del placer. Sin miramiento alguno ante el rostro del otro. Nos hemos acostumbrados a vivir sometidos a una vida que finca toda su existencia en la "productividad".

El problema no es el libre mercado (ni el modelo neoliberal per se)... lo que debemos corregir es que la vida humana no puede integrarse al mercado como una mercancía más. Y es urgente encontrar la manera de hacer rentable la posibilidad de una vida ética. Que no sepamos hoy medir el beneficio económico y productivo de una vida libre... no significa que ésta sea, en realidad, la fuente de todas las riquezas.

No hay forma de que en México se instaure un autoritarismo fascista de algún tipo, pues tal aberración ya es parte de nuestro imaginario social. De formas sutiles e imperceptibles. Y lo que estamos viviendo, en realidad, es un proceso totalmente inverso. Virtuoso. 

Estamos en el camino correcto para hacer vigentes todas nuestras libertades y hacer de la letra muerte de nuestra legalidad: una realidad efectiva. Y tal transformación duele... porque todos y cada uno de nosotros tendrá que transformarse en sí mismo. Y renunciar a lo que hasta ahora conocía como su estado de "bienestar". Es precisamente de este dolor: del cual nace el miedo que ahora nos llena de zozobra. Pero no hay forma de crecer (ni nacer) sin el dolor que posibilita las condiciones de expansión (o dilatación) para que brote una idea nueva (para que nazca un nuevo ser). Así, engendrar una nueva vida dentro de nosotros mismos. Inventar y construir una nueva realidad.

Quienes más afectados y temerosos se sientan ante los cambios que vivimos y se aproximan, cada día con más velocidad, se deben a la tarea de hacer un nuevo, y profundamente honesto, diagnóstico sobre lo alcanzado y lo no logrado, dadas las coordenadas que rigió el imaginario de las directrices que guiaron la toma de decisión en todos los niveles de gobierno y en todos los poderes del Estado. No pueden seguir cerrando los ojos ante todo lo que no ha dado los frutos prometidos. Se lo deben a México, por la honrosa posición en que se encontraron de ser parte del rumbo de nuestra patria por tantos años. 

Es hora de ceder el lugar y colaborar, con el corazón en la mano, para que las cosas resulten del mejor modo posible. Abrir la mente y reaprender las coordenadas. Engendrar juntos una nueva forma de medir y evaluar nuestra realidad. Para que esta vez logremos lo que hasta ahora no hemos podido alcanzar. 

En seis años haremos un nuevo balance y será el tiempo de resarcir lo que la Cuarta Transformación no pueda cumplir. Con generosidad. Por de pronto, no comamos ansias: es tiempo de conjugar soluciones inéditas. Y dejar de imaginar escenarios ideales y teóricos que en nada abonan para afrontar la realidad que nos comulga.



Y tú... ¿crees en México?



Abrazo enorme lleno
de magia de tortuga.
¡Soltemos nuestro miedo a vivir!



domingo, 16 de diciembre de 2018

la eternidad...

... el espacio paralelo de nuestro corazón... o el lugar del alma en el que habitan los sueños.


Cada uno de los seres humanos en su proceso de vida se acompaña de la experiencia de lo eterno... de lo sublime. De todo aquello que no puede tocar y que, precisamente por ello, no puede ser. Pero son aquellas cosas que no pueden ser: las que, a veces, perduran más allá de todos los tiempos. En esto consiste la trascendencia de todos los anhelos de nuestra alma. Es así como somos capaces de sentir amor. En la distancia entre la palabra y el objeto que pretendemos nombrar. Entre el deseo y el éxtasis. Entre la imaginación y la creatividad. Entre la moral y la ética. Entre el llanto y la sonrisa. En la experiencia de lo imposible cuando ésta suele ser más real incluso que la verdad. Ahí en donde la palabra no alcanza para expresar la experiencia de nuestra plenitud. Ahí en donde el disimulo (la complicidad y la premonición) gana para sí la intuición de la sustancia que sostiene el mundo. En donde la renuncia deja de ser una pérdida. Y la muerte se desapega de toda su dimensión trágica. Ahí... en donde sólo cabe la música. La antesala de los sueños cumplidos. La sorpresa y la certeza de ser. El tiempo que se vuelve materia. La conciencia: el hito de la verdad.


Y tú... ¿abrazas la eternidad?



¡Gaudate!

basta un instante...

... para cambiar el rumbo de nuestras vidas.



Algunas veces, las más bellas de éstas, una sorpresa irrumpe en nuestra vida. En el momento menos inesperado. En el lugar que no creíamos llegar a conocer. En la mirada de quien ya no podíamos imaginar. En el abrazo que ya habíamos renunciado... 

Hay presencias que se diluyen en nuestra vida sin darnos la oportunidad de compartir más allá de un destello fugaz. Y sin estar preparados para ello, un día... estas ausencias se dan permiso de ser presente y dan un paso al frente y te sorprenden. Un paso al frente que puede hacer toda la diferencia en nuestras vidas. O al menos un instante que puede cambiar el latido de nuestro corazón. Y basta un latido para cambiar el rumbo de los acontecimientos de nuestro destino. Basta volver a sentir por un instante ese temblor que habíamos olvidado para recordar que lo único no permitido es no atreverse a volar. Que lo único que vale la pena es abrir las alas y dejarnos guiar por los sentidos de nuestro corazón.

Cuántas interrogantes engendra un instante de esta naturaleza... cuán largo se torna el tiempo que le sucede... ¿Será un sueño? ¿Será simplemente un estado de excepción? ¿Será una vida entera? ¿Será una gran historia? ¿O una de tantas confusiones de nuestros anhelos? Y simplemente, volverá la ausencia junto con el destello fugaz de una sonrisa que no nos pertenece. 

Son tiempos de no salvarse. Con júbilo de gratitud. Incluso cuando se tratase de un equívoco de nuestra percepción. Finalmente, de qué otro modo podemos descartar una confusión... Junto con la certeza que llena de claridad un sendero inexplorado. La sola posibilidad de reinventar el camino de nuestro andar. La intuición de una ilusión que no hace más que maravillarnos. La luz que desaparece todos los fantasmas. Y la esperanza de sabernos vivos. Y así... simplemente... así: todo cambia.



Y tú... ¿qué necesitas para dar un paso al frente?



Feliz domingo...
que se funde lleno
de magia de tortuga.


jueves, 13 de diciembre de 2018

#DDHH ...

... ¡70 años!




Largos han sido los caminos de la humanidad para conciliar el hecho de nuestra condición común. Y todavía subyacen misterios en lo que a comprendernos a nosotros mismos, en tanto seres humanos, se refiere.

Sin importar tales enigmas, hay cosas que no necesitan comprenderse: porque simplemente son... y son verdad. La irreductible dignidad humana que nos comulga es una de estas certezas infranqueables. Ese territorio en el cual no se aceptan excepciones. Ni pretextos. Sólo el amor se asemeja a la experiencia del pleno reconocimiento de nuestra igualdad. Tan iguales como diferentes somos, precisamente, porque somos capaces de amar.

El amor tiende a equilibrar las tensiones del mundo cuando éstas impiden recordar que nuestra condición humana no nos autoriza a excedernos en el uso de nuestras fuerzas y nuestros poderes. Más ahí en donde se presentan situaciones asimétricas. Ahí en donde nuestros caminos no coinciden y nos es más difícil entendernos entre seres humanos. Justo en donde la desigualdad y el abuso de cualquier forma de autoridad lastima nuestros corazones.

Y quizá la interrogante pendiente es ¿por qué nos sentimos autorizados a odiar?... Ojalá tuviéramos tantas buenas razones para amar como argumentos instrumentamos para fundamentar odios de toda naturaleza. Cuál es la furia que alimenta nuestra necesidad de destruir todo aquello que difiere con lo que consideramos correcto. Cuál la cuna de todos los prejuicios que nos impiden sorprendernos ante lo inexplicable. Cuál la trampa de los dogmas que limitan nuestra capacidad de imaginar un mundo diferente. Cuál el desatino de los fanatismos que nos autorizan a abusar del uso de cualquiera de nuestras expresiones. Cuál el temor que nos impide cambiar nuestra forma de pensar.

Ha sido largo el camino andado hasta aquí. Y más largo aún parece lo que nos resta por atravesar y construir. Sin embargo, no debemos subestimar el logro comunitario de coincidir en la prioridad que hoy tiene la toma de conciencia de nuestra humanidad a la luz de los derechos humanos. Incluso si no acabamos de comprender los misterios que nos componen... incluso si no hemos descubierto cómo combatir los odios que nos oprimen. Porque así como la dignidad humana: el amor es irrenunciable. 


Y tú... ¿conoces tus miedos?



Feliz jueves...helado y
lleno de magia de tortuga.
Fuerte abrazo
que anticipa una
feliz navidad:
un tiempo para abrir el alma
y entregar nuestro corazón...
con verdad.
¡Un tiempo para amar!








lunes, 10 de diciembre de 2018

una esperanza...

... que crece pisando fuerte. 



Diez días son ya desde la toma de posesión. Y casi un mes desde mi última misiva. 20... para ser más exactos. Cuando, en realidad, parecen siglos... los que transcurrieron semana a semana. Cada día el relato se interrumpió por el día siguiente cuando todavía estaba vigente el día anterior. Como si un remolino nos arrastrase hasta lo alto del cielo (o al fondo del mar) sin poder llegar a vislumbrar con claridad el paso de nuestro pasado hacia nuestro futuro. Como si todo se mantuviese igual y, al mismo tiempo, supiéramos que todo se va trastocando de raíz. 

¿Y si no queda nada de pie? ¿Quiénes seremos de ahora en adelante? ¿Y si es una farsa de tantas más? ¿Y si perdemos todo lo que somos... y si perdemos todo lo ganado? ¿Que qué miedo sentimos? El de no saber cómo encontrar un segundo de paz en medio de este choque de trenes que ni siquiera se rozaron durante el extravío de la vía común que los dirigía. ¿Alguien quedará vivo? ¿Todos cabremos en este nuevo vagón? ¿Cómo olvidar las rutas trazadas? ¿Cómo confiar en el porvenir?

El suspiro entre los que se van y los que llegan se debate entre cierta nostalgia y cierto entusiasmo. Entre cierta indignación y cierta desilusión. La conmoción en las redes sociales es un viaje de ida y vuelta a la luna en cada nuevo paso que se da. A favor. En contra. Alegría. Decepción anticipada. Felicidad y esperanza. Temor y temblor. Enojo y desconfianza. Júbilo y paz. Advertencias y más que un "te lo dije". 

¿Qué elegir? ¿En qué confiar? ¿A quién escuchar? ¿De qué lado de la balanza poner el peso de nuestra opinión? ¿Cuándo guardar silencio con prudencia? ¿Cuándo el beneficio de la duda? ¿Cuándo alzar la voz? ¿Cuándo una señal de alarma? ¿Cuándo estallar con furia? ¿Cuándo ponernos de pie y aplaudir? ¿Cuándo cantar y cuándo bailar? ¿Cuándo llorar y gritar? ¿Cuándo sonreír y festejar?

¡Detengan la Cuarta Transformación que ya nos queremos bajar! ¡Dejen avanzar a la Cuarta Transformación que este país ya no da más! ¿Será acaso sólo un sueño del que estamos a punto de despertar? ¿la peor de nuestras pesadillas o... nacerá, al fin: una nueva utopía hecha realidad? Ni un minuto de silencio, ni un solo momento para tomar aire y respirar. ¡Dioses del Olimpo! Creo que nadie puede negar que están pasando cosas y que estamos cambiando todos y cada uno de nosotros. 

En este nuevo ser en comunidad que aprendemos a ser... vamos remando juntos y todavía a apretujones y jalones cada quien va descifrando cuál es el hombro que le tocará arrimar. Necesitamos conocernos y reconocernos desde una nueva lupa. Aferrándonos a los vestigios de certeza que creíamos abrazar nos perdemos toda la travesía. Es preciso dar paso a los nuevos mares que estamos por explorar. En la política como en el amor hay que tomar las cosas con mucho más que un poco de valentía. Se necesita fortaleza y carácter. 

No es tiempo de amotinarse por motivo alguno. Son sólo escasos 10 días... No hay forma de anticipar ni suponer ni pronosticar... Seamos honestos. Es tiempo de dejarse llevar un poquito por la corriente al ritmo de una buena melodía... de ésas que alegran el alma y el corazón. ¡Hay que sanar tantas heridas! Es tiempo de dejar de mirar atrás. Descubrir que todos y todas somos hermanos y que es tiempo de aprender a abrazarnos incluso en medio de las más incomprensibles diferencias. No hay forma de interpretar este proceso que vivimos con las mismas variables de análisis que hemos venido aplicando y puliendo durante los últimos años. 

Abramos un poco más los ojos. Nuestros nuevos representantes vienen de haber librado una ardua batalla y están entregados de cuerpo y alma para darnos lo mejor de sí. Merecen una oportunidad real y no gobernar a sobresaltos ni a la defensiva. Merecen el beneficio de la duda. Recibamos el esfuerzo de su trabajo con una sonrisa y con nuestra solidaridad. México todavía está de fiesta. Confiemos en el voto de la mayoría.  Seamos democráticos. Suspendamos el juicio por un momento. Dejemos ya de lado nuestros prejuicios. Seamos generosos y disfrutemos por un instante lo que estamos viviendo. El miedo sólo se alimenta de fantasmas. Y tendrán que pasar meses para empezar a tener un diagnóstico más certero del rumbo que hemos tomado y de todo aquello que tendremos que ir corrigiendo en el camino. Necesitamos dejar ser el acontecer del presente para descifrar los nuevos demonios que esta era engendra en su seno. Para entonces sí... prevenirnos de cualquier mal que nos pueda aquejar. Por de pronto ya tenemos suficientes males de los cuales ocuparnos... todos de la mano.

No tengamos miedo, confiemos en nosotros mismos y en la capacidad que tenemos todos de tomar el rumbo de nuestro país en nuestras manos. Hay muchos retos hoy y manteniendo la intensidad de nuestros diálogos ciudadanos podremos ser todos parte de esta nueva etapa, en la que ya nos hemos embarcado. Para mí la "Cuarta" Transformación es un tiempo para aprender a hermanarnos de un modo diferente. Y ninguno de los discursos conocidos servirá para evaluar sus resultados, así como, ésta no tendrá resultados si no se atreve ella misma a soltar también las anclas y amarras de batalla para poder descubrir las herramientas que se irán requiriendo para gobernar con obras y hechos. También sin prejuicios y siendo capaces de suspender por un momento el juicio para acrecentar sus miras, sin conformarse con ideología alguna. Sumemos nuestra voluntad y bajémosle (todos) dos rayitas a nuestras conmociones... Mejor bailemos...



Y tú... ¿estás dispuesto a renunciar a tus dogmas?






Feliz semana
llena de magia de tortuga,
acompañada de Fito Paez 
para abrazar la #4T
con un poco de rebeldía y goce,
desde el fondo de nuestro ser existencial
en estos días tan conmovidos...