... de Luna.
Al amanecer: llegan las buenas noticias. Al anochecer: duerme la luna al amparo del Sol... llena de paz. El encuentro inesperado entre seres destinados a ser uno mismo. Se abrazan y en la bienvenida saben que nada podrá separarlos. Su destino es ser mucho más que dos. Así: la fiesta empezó. Y la vida está aquí. Es quien habla. Evanescencia pura de la única verdad.
Siete son los velos que cubren su belleza, cada 28 días se colma y luego duerme en brazos de sus hijos amados. Son tantos los secretos que esconde la Luna que sólo la Luz podría tratar de nombrarla. Para nosotros, los pequeños, quienes habitamos en la diminuta Tierra, cual cueva oscura: es gracias a ella que recibimos el reflejo de la vida latiendo en el centro de nuestra galaxia, cual concha iluminada por el reflejo del nácar, cuyo espejo nos regala la ilusión de las estrellas. Bendita ella que nos regala azul en la mirada. Y hoy se brinda cual celeste es.
Lo que nace con pureza y es hijo del amor... jamás puede su corazón traicionar. Existen vínculos tan extraordinarios en el Universo cual inquebrantable es el lazo del árbol del cual todo nace. Y hay almas que ninguna falacia puede separar. En virtud de toda la humanidad. Como certeza de un mundo nuevo. Cada día más distante y cada instante más real. Del cual sólo con cántaro lleno se puede participar. Y quien olvide rezar no verá ni el viento pasar. Porque es con el aliento de la Paz que se abre el gran paraíso en donde el origen no tiene final.
Desterrados unos... bendecidos otros. Porque esta Navidad no tiene otra igual. Amén. Felices fiestas. Es el tiempo de la verdad. El reloj que somos sabe de más. Y a contratiempo sólo los dignos podrán remembrar lo que no podrán recordar. Sólo quien ante el milagro se presentó sabrá en verdad. Porque sólo se vive una vez. Y para recibir al hijo de Dios no se ha escrito un ensayo general. A un mes ya de tanta santidad... es tiempo de hibernar con miel y sin sal. Cada quien cosechó lo que sembró. Con el cobijo de diciembre pronto en llegar cada quien se entregará a quien es sin antifaz. Para que el invierno albergue los nuevos frutos que la primavera abrirá. Sin poder encontrar lo que no se quiso mirar.
Para quienes abren en sí, con Fe y sin titubeos, para quienes saben que no es no, con esperanza y sin engaños, para quienes valientes son felices sin más: seguro será un gran fin de año. Todos los demás, quizás, no podrán el cielo tocar con su mirada: al dejar el Sol ocultar sin dar gracias por su infinita bondad. Porque hay historias que no se pueden contar si no las has vivido en verdad. Y porque sólo lo que se vive despierto es real. A Dios. Y siempre: de la mano de Dios.
En el reflejo de la Luna, cual llena y espléndida es, sabia y perfecta, bella y pura: se esconde la única verdad. Y es la Luz que no se ciega, el sueño que no cesa, la noche que nos deja... azul en la mirada. Es Sol que no se apaga, brillo que deslumbra, es libre como viento, tan clara y tan fresca. No sabe ser la misma, siempre es ella... bondad de su calor: sueño hecho realidad. Azul de noche. Arcoiris de día. Blanca iluminada.
Y tú... ¿cómo te desprendes de los funerales de 2023?
Magia de luna...
llena de miel.
Caparazón de tortuga mágica:
cuya belleza es.
Gracias a ti... oro en cascarón.
"pendant la éternité"