sábado, 5 de abril de 2025

solidaridad...

 ... santa.



El acudir en los momentos de necesidad es una bendición dada a los seres humanos para que no olvidemos la presencia de Dios en nuestras vidas. El escuchar la verdad que una persona en medio del desamparo necesita compartir es un acto de bondad. La comprensión entre dos personas es un milagro. La entrega a las grandes causas es una vocación indispensable para ser humano. La renuncia de todo lo habitual ante la emergencia es un acto heroico. Es la trascendencia de quienes deciden no ser egoístas. Y asumirse parte de fuerzas naturales sumamente superiores. Saber escuchar el corazón. Exigirse a sí mismo hacer lo correcto. En tiempos de urgencia: no se puede escatimar. ¿Qué sentido tendría la vida sin todo aquello que nos obliga a recordar cuán impredecible es cada uno de nuestros días? Los seres que prefieren ser silentes y ausentes ante los caminos de la verdad dejan ir entre sus manos la posibilidad de un destino glorioso.

La solidaridad es un don. Es el sendero de la santidad. Dejar a la deriva y a la suerte de la soledad a quien clama por un minuto de espera en compañía es no tener corazón. Negar el habla, la charla y la conversación a quien en el silencio cuida de sí ante adversidades impronunciables: es un pecado. No arrimar el hombro, de cuerpo presente, cuando es imprescindible acudir... no tiene perdón. Así como, en los momentos más difíciles basta un gesto de verdadera amistad para saber que no estás solo y hay quien sí te quiere ayudar. GRACIAS. 

Son días de cuaresma. Hagamos votos para que este año la llegada de Cristo sí sea una gran bienvenida al mundo nuevo: sin dolor. AMÉN. 



Y tú... ¿crees en Dios?


Que los milagros
sean vistos.
Por el poder
de la
Santa Cruz.


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