miércoles, 21 de enero de 2009

un día para cumplir

Un colibrí feliz visita el planeta de las hormigas y debe descubrir cuál es su tarea en un mundo que apenas conoce.

Se acerca a la primera hormiga que vio pasar... -Dígame usted, ¿cómo puedo encontrar mi oficio? pues veo que aquí todas y todos trabajan... trabajan... trabajan...? y no hay otra cosa que hacer...-

Mire señor colibrí -responde la hormiga- no es eso... lo que pasa es que hubo un día en que también jugábamos, amábamos y sentíamos... pero no tuvimos forma de lidiar con ello, algunas hormigas no se satisfacían y, a pesar de todo lo que teníamos, querían más y más... vivían siempre inconformes...

Pero no entiendo -replicó el colibrí- ¿por qué eso íba a ser un problema? ... ¿qué fue lo que pasó?

Dejaron de disfrutar, se entristecían más, más y más, contagiaron a las demás, estuvimos todas enfermas, débiles, sin poder trabajar, ni jugar, ni sentir, ni amar. Hasta que encontramos la cura manteniéndonos ocupadas todo el día, por eso, preferimos vivir distrayéndonos que sumergidas en aquella tristeza que la dicha dejaba en nosotras -contó la hormiga.

El colibrí decidió volar un poco mientras reflexionaba sobre lo que acababa de saber. Trataba de entenderlas y se esforzaba por imaginar qué podría hacer en aquel mundo. De pronto... bajó decidido y empezó a cantar, convocó a aves y pájaros cantores para acompañar de música a estas débiles y tristes hormigas. Así, todas y todos recuperaron para sí un poquito de la dicha de vivir.


Y tú ¿quieres disfrutar tu música?

Hasta ayer...

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