martes, 1 de septiembre de 2009

basta una caricia

para sonreír...

Con sólo una mirada, un suave gesto de ternura, cierta apasionada insinuación... [sin importar las palabras desconsideradas ni las desproporcionadas susceptibilidades...] con un simple gesto de complicidad... todo en un mundo cobra sentido... el de mi razón enamorada... o si se quiere: el de mi corazón encantado.

Con sólo un poco de solidaridad... una sentida empatía y un poco de generosa comprensión, los lazos entre amigos y compañeros se pueden tocar para concluir con las entregas del final y hacia nuevos puertos zarpar... con una simple sonrisa dejar fluir el compromiso de preservar lo que ha sido una meta común tejida por los derechos humanos... sin que la incertidumbre, la presión y la cierta orfandad del cambio de gestión mermen el entusiasmo del trabajo, ni roben el orgullo en nuestras responsabilidades.


Y tú ¿cómo recibes septiembre?

Hasta... pronto tortugas.

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