Estimados y estimadas:
Diputada Dinorah Pizano
Diputado Efraín Morales
Diputada Laura Ballesteros
Diputada María Alejandra Barrios
Diputada Bertha Alicia Cardona
Diputada Ernestina Godoy
Diputado Rodolfo Ondarza
Diputado Manuel Alejandro Robles
Diputado Jorge Agustín Zepeda
Público Presente
Buenos días.
Es para mí un honor
estar esta mañana sentada ante ustedes con el fin de convencerlos de la
pertinencia de mi candidatura para ser elegida Consejera honorífica de la
Comisión de Derechos Humanos del Distrito
Federal.
Me parece indispensable
especificar que la función primordial del Consejo, del cual quiero formar
parte, es la de aportar elementos de decisión, análisis y argumentos de
legitimación que hagan posible que la labor del Ombudsman sea neutra, imparcial
y justa. De este modo, una misión fundamental para mí es lograr diálogos en
equilibrio que fortalezcan el impacto del trabajo de este organismo público
autónomo.
De ahí que me voy a
enfocar en dos fortalezas que puedo ofrecer para el óptimo desempeño de esta
función.
Por un lado, la necesidad de incrementar el impacto en
materia de políticas públicas, en tanto mi formación profesional.
Desde este territorio,
los retos fundamentales son el diseño de indicadores de impacto, que puedan
darnos cuenta de cómo es factible lograr un cambio sustancial en nuestro modo
de vida, el cual haga de nuestra cultura un hábito del ejercicio irrestricto de
los derechos humanos. Aunado a esto, el poder acompañar procesos de incidencia
en políticas públicas, a partir de las áreas sustantivas de la Comisión de
Derechos Humanos del Distrito Federal, en donde se pueda aportar elementos
concretos sobre el tipo de políticas a llevarse a cabo, y acciones para
lograrlo. De tal manera, que iniciativas y proyectos ya consolidados, como lo
es el Programa de derechos humanos del Distrito Federal, trasgredan el
horizonte del papel y nos lleven a cambios estructurales en nuestra forma de
vida.
Por otro lado, desde
este mismo ámbito de las políticas públicas es indispensable tomar acciones en
torno a los grupos de población en condición o situación de vulnerabilidad,
conocidos también como grupos específicos de población, a partir de sus
necesidades propias; dada la complejidad sistemática de las injusticias que los
caracteriza, la falta de garantías para el ejercicio de sus derechos y las
omisiones de carácter integral que impiden la igualdad obligada que tenemos
todos y todas ante la ley. Estas acciones tienen un componente transversal y el
reto que ello compone. En tanto filósofa, dada la mirada integrada de las
problemáticas y la naturaleza humanística de mi vocación primaria, puedo
contribuir a que esta agenda, un tanto rezagada por diversas razones, pueda ser
un componente esencial y práctico en las decisiones que el Consejo toma a su
cargo. Lo cual contribuiría a lograr el objetivo primeramente enunciado.
De manera específica, en
torno a la transversalización, los temas de género y derechos de las mujeres
deben ser atendidos con mayor urgencia. Si bien es cierto, los avances en
materia de igualdad sustantiva han sido significativos, en materia de
discriminación ha sido mucho más difícil satisfacer los estándares mínimos para
considerarnos una cultura garante de estos derechos.
La segunda fortaleza que
quiero enunciar tiene que ver con la bioética. Esta disciplina, todavía
imperceptible en nuestros paradigmas sociales y científicos, que desde la
multiplicidad de los saberes, atiende los riesgos en materia de derechos
humanos que se originan a causa de los distintos desarrollos tecnológicos y del
desarrollo de las ciencias de la vida, y comprometen el respeto a la dignidad
humana, una vez que se ponen en evidencia las limitaciones de nuestro actuar
ético, las carencias de nuestros códigos morales, los ámbitos de constricción
de los marcos jurídicos y la necesidad de una nueva comprensión de la
naturaleza humana desde los ámbitos del saber. Comprensión que debe fortalecer
el ejercicio de los derechos humanos y el referente básico de toda legalidad
democrática en torno a éstos. De este modo, incrementar el horizonte de
significado de los criterios para la toma de decisiones al interior del
Consejo, es una misión loable, de vanguardia y cada vez más necesaria ante los
retos que nos imponen las violaciones sistemáticas a los derechos humanos.
En este sentido, los
temas de salud y desarrollo sustentable son problemas que aquejan día a día a
la ciudad de México. Y ante los cuales es importante tener una postura más
activa, acorde con las exigencias de los paradigmas en ciernes.
Finalmente, mi
perspectiva no excluye ninguna temática en cuestión. Y se suma a la visión de
la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal de trasladar nuestras
fronteras, no solo a nivel nacional, sino también internacional, en donde yo
puedo brindar una mirada complementaria, dada mi condición de origen y mi
cercanía con algunos países de nuestra América.
De esta manera, estoy
convencida que mi aportación para valorar los criterios indispensables que
deben privar en toda decisión del Consejo, así como en el impacto e incidencia
del trabajo sustantivo y operativo de la Comisión de derechos humanos del
Distrito Federal, es una fortaleza a disposición de la causa de los derechos
humanos.
Humanamente, estoy
comprometida con la vida humana entendida como la capacidad empática de vivir
con justicia, entendiendo justicia como una conciliación de nuestros actos con
los signos vitales primordiales que garantizan una vida en armonía y libre de
violencia entre los seres humanos y con el ambiente del que nos nutrimos y del
cual hacemos cultura. Desde esta convicción, los derechos humanos son condición
sine qua non y posibilidad
extraordinaria para que la justicia sea real.
Muchas gracias.
Y tú... ¿por qué valoras los derechos humanos?
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