Desde la infancia construimos fantasías sobre aquellos espacios del futuro que con más claridad hemos elegido para cada uno de nuestros caparazones de tortuga.
Lo cierto es que estas fantasías se trastocan con el paso de los años, hasta diluirse entre el sueño y la realidad. Por ejemplo, las "bodas" fantaseadas, las soñadas y las reales... o sólo el deseo de ellas... son cosas que van mutando con el transcurrir del tiempo como si fueran sólo un pretexto. Cuesta reconsiderar que cosas que eran importantes hace diez años hoy son superfluas o viceversa, eventos que nos parecían irreleventas se pueden volver fundamentales para construir los pilares de nuestra existencia.
Esta es la historia de una tortuga que fantaseaba con el rito de un evento altamente simbólico. Ella podía reproducir en su cabeza todas y cada una de las bodas que hubiera podido soñar... cada detalle, cada color, cada rincón... como si en realidad su vocación fuera la organización de grandes acontecimientos y no tanto la motivación real de vivir su gran momento.
Mientras se acercaba a su día soñado, disfrutó todas y cada una de las bodas a las que asistió. Lloró en el cine en más de una ocasión. Hasta que un día la invitaron a una boda y a pesar de los preparativos y el gusto de asistir... llegó tarde a la ceremonia y al verse ahí, sentada en la iglesia presenciando el gran rito... descubrió algo nuevo en sí. De pronto... ya no le gustaban las bodas!!! y cómo pasó?? Era como si todo hubiera tomado otra dimensión. Ésa fue la primera señal, pero todavía en esa ocasión miró a través de los recién casados el destino que, si bien ella no trazó, era el destino feliz de ellos, lo cual siempre es un motivo de alegría: dos personas motivadas en hacer de su vida un proyecto en común. En otra ocasión, se reunió con muchas señoras ranas que le parecían sumamente extrañas, todas veían fotos de su más reciente matrimonio, el de una de sus hijas, y toda la conversación fue acaparada por ello. Si bien la tortuga sintió gusto ante la dicha realizada de la que todas ellas hablaban, corroboró que ya su anhelo era otro. Escuchó una voz profunda dentro de sí, que le decía que ya nada de eso le daba la emoción de antes, al menos no una boda así... tan igual a todas, tan convencional... tan como debe ser, con quien debe ser... etc.
¿Cómo íba ella a imaginarse que se revelaría de ese modo contra sí misma...? ¿quién le diría que la fantasía de sí misma se convertía en quien realmente siempre quizo ser? ¿era tan afortunada como descubrió?
Y es que la razón por la que uno construye sus fantasías es convertirse en alguien que quieres llegar a ser, así que en realidad la fantasía no es lo que cuenta... lo que importa es descubrirte siendo quien sueñas ser...
Hay quienes se sueñan en la playa, o quienes en un gran castillo. Hay quienes se imaginan en medio de una multitud y quienes prefieren formalizar sus votos sin testigos. Hay quienes planean bailar bajo la luna y quienes bajo los rayos del sol. Pero casi todos, alguna vez, han fantaseado con el día en que rendirán culto a un amor con la fuerza de un compromiso de vida. Para algunos es indispensable una gran ceremonia, para otros, basta un sencillo gesto.
Y para ti ¿cuál es la ocasión ideal para formalizar tu amor?
Feliz semana mágicas tortugas!!!
Lo cierto es que estas fantasías se trastocan con el paso de los años, hasta diluirse entre el sueño y la realidad. Por ejemplo, las "bodas" fantaseadas, las soñadas y las reales... o sólo el deseo de ellas... son cosas que van mutando con el transcurrir del tiempo como si fueran sólo un pretexto. Cuesta reconsiderar que cosas que eran importantes hace diez años hoy son superfluas o viceversa, eventos que nos parecían irreleventas se pueden volver fundamentales para construir los pilares de nuestra existencia.
Esta es la historia de una tortuga que fantaseaba con el rito de un evento altamente simbólico. Ella podía reproducir en su cabeza todas y cada una de las bodas que hubiera podido soñar... cada detalle, cada color, cada rincón... como si en realidad su vocación fuera la organización de grandes acontecimientos y no tanto la motivación real de vivir su gran momento.
Mientras se acercaba a su día soñado, disfrutó todas y cada una de las bodas a las que asistió. Lloró en el cine en más de una ocasión. Hasta que un día la invitaron a una boda y a pesar de los preparativos y el gusto de asistir... llegó tarde a la ceremonia y al verse ahí, sentada en la iglesia presenciando el gran rito... descubrió algo nuevo en sí. De pronto... ya no le gustaban las bodas!!! y cómo pasó?? Era como si todo hubiera tomado otra dimensión. Ésa fue la primera señal, pero todavía en esa ocasión miró a través de los recién casados el destino que, si bien ella no trazó, era el destino feliz de ellos, lo cual siempre es un motivo de alegría: dos personas motivadas en hacer de su vida un proyecto en común. En otra ocasión, se reunió con muchas señoras ranas que le parecían sumamente extrañas, todas veían fotos de su más reciente matrimonio, el de una de sus hijas, y toda la conversación fue acaparada por ello. Si bien la tortuga sintió gusto ante la dicha realizada de la que todas ellas hablaban, corroboró que ya su anhelo era otro. Escuchó una voz profunda dentro de sí, que le decía que ya nada de eso le daba la emoción de antes, al menos no una boda así... tan igual a todas, tan convencional... tan como debe ser, con quien debe ser... etc.
¿Cómo íba ella a imaginarse que se revelaría de ese modo contra sí misma...? ¿quién le diría que la fantasía de sí misma se convertía en quien realmente siempre quizo ser? ¿era tan afortunada como descubrió?
Y es que la razón por la que uno construye sus fantasías es convertirse en alguien que quieres llegar a ser, así que en realidad la fantasía no es lo que cuenta... lo que importa es descubrirte siendo quien sueñas ser...
Hay quienes se sueñan en la playa, o quienes en un gran castillo. Hay quienes se imaginan en medio de una multitud y quienes prefieren formalizar sus votos sin testigos. Hay quienes planean bailar bajo la luna y quienes bajo los rayos del sol. Pero casi todos, alguna vez, han fantaseado con el día en que rendirán culto a un amor con la fuerza de un compromiso de vida. Para algunos es indispensable una gran ceremonia, para otros, basta un sencillo gesto.
Y para ti ¿cuál es la ocasión ideal para formalizar tu amor?
Feliz semana mágicas tortugas!!!
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