Una bugambilia crece abrazada a un fuerte árbol de tronco ancho que muestra el paso de sus años en la tierra que fincó y deja ver sus raíces hermosas como parte de su abrazo. Cuando la bugambilia mira hacia arriba, no alcanza a ver la cima, ni el cielo ni el sol... se cubre en su sombra, se cobija con sus hojas y se interroga impaciente por el rostro de su amado. ¿Será que al llegar a la punta podremos mirarnos otra vez a los ojos? ¿O por estar tan cerca nunca llegaremos a percatarnos el uno del otro? ... Así... sólo quien nos admire a lo lejos, descubrirá que somos una combinación perfecta, que el color entrelazado en el árbol es su razón de ser y que ella se alimenta de su hiel.
Es un mal hábito querer amar y querer admirar el amor al mismo tiempo.
Y tú ¿te sorprendes ante el amor o amas?
Hasta mañana tortugas y que no les falte el mágico abrazo de su bugambilia.
Es un mal hábito querer amar y querer admirar el amor al mismo tiempo.
Y tú ¿te sorprendes ante el amor o amas?
Hasta mañana tortugas y que no les falte el mágico abrazo de su bugambilia.
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