domingo, 18 de octubre de 2009

sol frío de otoño

Y domingo de más viento.

El sol amaneció esta mañana por mi ventana, con cierta nueva luminosidad. Tras una larga noche de viento intenso: dulce canto de bosque que entona el sino de los días por venir. Y de la mano de este brillo, la reflexión reconciliada de las últimas semanas en las que todo está cambiando, aparentemente, sin rumbo ni dirección. Días en los que no adivino qué me corresponde hacer. Horas de silencio latente que aprende a callar la belleza indecible de verdades veladas, compartidas sin ser nombradas... mágicamente dichas en una mirada... un breve gesto y el feliz descubrimiento de un millón de almas amigas.

Así medita la tortuga, mientras escudriña su caparazón, agradece todas las señales que le han sido regaladas y aprende a vivir con el entusiasmo de una dicha aún desconocida para ella.


Y tú ¿descubres tesoros en tu corazón?

Hasta mañana.


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