Quizá por ello, hay quienes castigan la eternidad conformándose con un instante. Pero sólo quienes descubren la magia que esconde la aparente transformación de lo real, llegan no sólo a amar en plenitud, sobre todo, descubren vivir en libertad.
Y tú... ¿a qué le temes en la eternidad?
Hasta pronto amigas tortugas.
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