En medio de prisas y sonrojo, dos caras se acarician discretamente, dos rostros se miran enamorados. Sólo ellos lo notan. Comparten llenos de complicidad ... el amor, la amistad, la vida.
Basta una sonrisa y el tímido roce en el abrazo. Juntos descubren nuevas razones para crecer. Se seducen en silencio, durante la noche, entre sueños, con el pensamiento. Comparten su alma y son compañeros en su corazón.
La tortuga mágica alimenta este encuentro como si se tratara de una orquídea dorada; ella sabe que, cuando florezca, será para siempre.
Y tú ... ¿a quien cultivas en tu corazón?
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