A una vida de ejemplo y perseverancia.
[Regalo para Julio Solórzano Foppa]
Debo confesar que no sé cuántos años
tiene Julio. Quizá es difícil imaginarlo pues nunca ha sido un hombre que se
conforma con su edad.
Pero
sí sé que ha marcado mi vida de múltiples maneras, así como me sigue
interrogando su lucha, la razón de su ánimo, la disposición de su espíritu que
siempre ha brillado y que radiante abre caminos, aún en medio de adversidades y
más allá de los caprichos del protagonismo.
Hace
unas semanas, Julio me invitó a participar en un homenaje que se organizó para
mi abuela, y ante su generosidad, en medio de intempestivas noticias, se dio en
mí el momento de abrir con mis letras algunos espacios de mi corazón, en aras
de la reconciliación y en reclamo de una justicia con paz. La cual sólo nace en
el corazón de cada uno de nosotros. Ya que la justicia es la expresión de los
actos de las personas justas. Y sólo cuando en el alma anida el equilibrio de
una objetiva verdad, como vientre para la subjetividad de nuestros
sentimientos, es cuando estamos posibilitados, no solo para vivir con justicia
y paz, sino para amar.
Es
por esto, que cada uno de los tres miembros de la familia Solórzano Foppa, que
sobreviven a la orfandad que la guerra ha dejado para muchos de nosotros, merecen
su propio homenaje y su propio reconocimiento. Y al acercarse el cumpleaños de
Julio, me brota la iniciativa de expresar las emociones que me provocó nuestro
último encuentro en el Zócalo.
Me
pregunté… ¿por qué para mi tío es tan importante no transigir en la causa por
su madre? La causa que la arrebató de sí mismo, la dedicación que ha puesto
desde el primer día que supimos de su ausencia sin rastro y cómo, con los años,
ha ido cosechando el espíritu revolucionario que marcó la vida de sus hermanos
fallecidos y de su familia toda.
Realmente,
no soy yo quien tiene la respuesta a esta pregunta. Como tampoco es a mí a
quien corresponde hablar de ello, ni hablar del sino de su origen que desvela su vida: al nacer en medio de una
generosa mentira que no pudo conciliar frente a frente con su madre, que no
pudo interrogar al interior de los ojos de quien fuera el padre de su infancia
y juventud. Cuya explicación valiente ha construido a la luz de los testigos
que la guardaron y en la despedida del corto encuentro con su padre biológico a
quien sólo alcanzó a descifrar por pequeños instantes; así como gracias a la
enseñanza con que la vida, con su inmensa belleza y generosidad, le heredó otra
familia, más propia y llena de amor para crecer y compartir.
En
Julio la fortuna siempre ha mostrado su mejor cara y aún en la tenacidad de sus
adversidades; la mayor quizá: la batalla consigo mismo al afrontar su
alcoholismo y elegir ser abstemio un día a la vez. Su libre entrega al amor, el
fresco aliento de siempre recomenzar y reinventarse cierto del éxito de todos
sus propósitos. La mirada de su horizonte, siempre de altas miras, cuyo umbral
sigue sin caber en el marco de las puertas con que fincó su hogar en Tepoztlán.
Hogar que ha dado luz a nueva vida renacida y al abrazo de una familia hermosa
que se compone de cada uno de los pedacitos de su historia y se renueva al
ritmo en que hace su camino al andar.
Creo
que en mí dejó la música y su canto. Hasta ahora escucho cintas de su
productora. Yo le debo mi gusto por Nacha y mi canción favorita “Yo te nombro”,
con más bellos recuerdos: mi cariño por Caíto y mi encanto por “De alguna
manera”, al abrazo fuerte e incondicional de Delfor, el privilegio de sentarme
a la mesa con una voz que de seguido me acompaña: Luis Eduardo Aute. El asado
de tira y el bello Tepoztlán como un lugar que alberga raíces. Amaury y mi otra
también favorita canción “Hacerte venir”. En fin, mi romanticismo de trova que
es uno de los rincones de mi alma que más atesoro y que hasta el día de hoy,
mientras respiro mi bosque y disfruto mi hogar, resuena con su eco de cantar.
También
heredo sus charlas y proyectos como ejemplo de su arte emprendedor. Comparto
afinidades aún por descubrir y creo que el cine, en otra vida, nos habría
llegado a unir.
Yo
admiro a Julio por ser la voz que se reinventa clamando justicia y espero que a
lo largo de su camino de lucha encuentre la reconciliación de la paz que tanto
anhela.
Gracias.
Feliz
cumpleaños Julio, Alaíde está siempre orgullosa de ti. Pues es así de generosa
que su alma nos acompaña.
pd. 67 años.
pd2. Feliz cumpleaños también para Gonzalo Rocha ...con un fuerte abrazo de tortuga.
Buen día de otoño queridas tortugas.
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