y besos...
Dos hermosas mariposas blancas (del tamaño de una mano humana, con
un tono sepia verde traslúcido en el borde de sus alas de seda) revolotean bajo el sol. Al mirarlas, un hada
vierte polvos mágicos color oro y les regala un sueño de amor.
Este sueño se cumple en 40 escalones.
Contando a partir de esta madrugada. Cada uno de estos peldaños tiene escondida
una rosa que hay que descifrar.
Al nacer... la primera rosa recibió
la bendición de la conciencia del tiempo. Justo cuando estaba lista para ver la
luz, Cronos le pidió que esperara
unos minutos más para mostrarle su poder, el cual se esconde en tres
dimensiones para todos aquellos dotados de razón. Impacientes las mariposas,
contuvieron su aliento un momento más y en ese instante pudieron ver todo desde
lejos, desde un tiempo fuera del tiempo, desde una cuarta dimensión que es
capaz de observar inmóvil el movimiento de las tres dimensiones al unísono. Y
así... empezaron su historia: logrando verse a través de todos los tiempos.
La segunda rosa les enseñó el primer
tropiezo, sus alas entrelazadas de forma peculiar les impedían volar, como si
al permanecer dormidas sus rodillas se hubieran pegado una con la otra.
Entonces descubrieron la pausa para caminar.
La tercera rosa era el rostro de la
mitad del origen de su vida. Un ser indescifrable y desconocido. Del cual
recibieron los dones de su sangre pero con quien nunca lograron encontrarse.
Pertenecían a naturalezas diferentes. Fue como supieron que era más valioso el
amor que las unía que cualquier otro lazo de vida.
La cuarta rosa les regaló su primer
noviazgo. Inocencia compartida. Un simple aroma de lo que sería descubrir una
verdadera tortuga compañera y la simple intuición de que ningún amor nos logra
separar de nosotros mismos ni de las premuras personales que nos corresponde
atender.
La quinta rosa trajo consigo la
primera letra al ritmo del abecedario. Fue cuando aprendieron a bailar con los
libros, entonar las sílabas al tiempo que sabían leer las manecillas del reloj
y contar del uno al diez.
La sexta, en cambio, robó su
inocencia y les enseñó los caminos del abuso. Abriendo sus ojos a un horizonte
que las llevaría hacia cielos inimaginados, tanto por la comprensión de su
ingenua vulnerabilidad, como ante la certeza de todos los abandonos.
La séptima rosa fue el arte del
teatro, la danza, el canto, la imagen de la representación, el trabajo en equipo, descubrir una
nueva audiencia, poner en práctica la memoria, jugar entre bambalinas y
disfrazarse según el vestuario.
La octava rosa les regaló la primera
enseñanza ética: no mentir. Una vez que las obligó a vivir las injusticias de
una mentira y despertó en sus corazones la luz de la verdad.
La novena rosa fue el duelo. La
pérdida y la muerte se desvelaron ante sus ojos con la certeza de que toda vida ocupa vacíos que permanecen intactos con la esperanza de preservar en el
tiempo: el espíritu que los habitó. Y esta nostalgia de un presente no cumplido
se convierte en un viento que acompañará todos sus vuelos.
La décima rosa trajo el nacimiento
entre sus pétalos. La ternura de un recién nacido las estremeció como si se
hicieran una otra vez. Y al oído les llegó el primer sueño de la sirena.
La rosa número 11 las llevó hasta el
mar.
La número 12 les enseñó los caminos
de la incomprensión, la metamorfosis, las inercias virtuosas de las dinámicas
de grupo y las crueldades del mundo social. Como misiva de todo aquello que
tendrán que combatir dentro y fuera de sí, como anticipación del conocimiento
de ellas mismas para lograr con éxito esta batalla.
La rosa 13 fue el anuncio de una
nueva era. Un estadío que implica no sólo crecer en número sino mutar en
cualidad. Con el aprendizaje de tomar todo lo aún por llegar a ser como una
oportunidad de reinventarse y recomenzar conforme a los motivos más nobles de
su propia naturaleza. Ambas nacieron a su segunda naturaleza: la que se elije
con el alma sin importar la herencia familiar.
La rosa 14 fue un nuevo hábito de
estudio y largas horas de quehaceres educativos que fincarían las bases para
las metas y esfuerzos futuros.
La rosa 15, en cambio, inauguró la
seda de sus alas. Decepción y desamparo fue el aprendizaje de saberse ignorantes en su florecimiento.
La rosa 16 fue un canto de
celebración. Libres y enteras conocieron por primera vez el alcance de su
infinita resurrección. Y conocieron el primer amor.
La rosa 17 fueron los regalos de la
amistad profunda.
La rosa 18 fue la vivencia del amor
compañero.
La rosa 19 abrió a las puertas de
nuevos mundos y las inspiró a cruzar los océanos por primera vez.
La rosa 20 fueron las tristezas de
las despedidas.
La rosa 21 nació con vocación
filosófica.
La rosa 22 naufragó en las paradojas
del amor.
La rosa 23 conoció la libertad de las
letras y la plenitud de la independencia.
La rosa 24 fue abatida por los
límites de lo inesperado, los imponderables de la salud, los vacíos de las
infancias, el anhelo regresivo, el miedo a la asfixia ante su propio oxígeno.
Como un momento de doble espectro en donde en paralelo se trazan dos historias
a la vez y sus alas solo ocasionalmente logran coincidir, como si los caminos
las separaran en direcciones opuestas: la que ve hacia adelante y la que se
adula del ayer.
La rosa 25 fue la exploración de los
amores erráticos y las pasiones maniáticas.
La rosa 26 fue la muerte que se dio a
conocer en toda su radicalidad existencial. El golpe de la tragedia y la obligada
repetición de sus destinos. La renuncia al alma de sus vidas: el más profundo
desamparo de amor.
La rosa 27 fue un regalo del espíritu
llamado Hegel.
La rosa 28 fue el viaje más bello a
lo desconocido. La exploración de lo lejano para descubrir la cercana empatía y
los más suaves hallazgos en esbozos espontáneos de las respuestas que apenas empezaban a esclarecerse.
La rosa 29 fue el sacrificio de la
enajenación, el extravío del corazón, el extravío de un alma que se
dejó en suspenso, la abstinencia, la necia impaciencia, el falso amor.
La rosa 30 fue una lucha entre eros y tanatos por descubrir la verdadera salud. Una mente disociada, la experiencia consciente del estrés postraumático, el sentimiento de una soledad nutrida de profundas incomprensiones, la
extrañeza ante los otros, el enojo irreflexivo, la violencia de la voz, el
agotamiento de la sangre y la incertidumbre de todos los diagnósticos.
La rosa 31 fue el camino de la
sanación. La celebración de la vida. Las felices despedidas. La fortaleza del
espíritu. La vitalidad. Los nuevos caminos y el nacer de los sueños cumplidos.
La rosa 32 se ilumina con la luz de
la conciencia.
La rosa 33 brinda una invitación al
exilio creativo.
La rosa 34 se entrega a sí misma.
La rosa 35 nace en el bosque.
La rosa 36 vuelve al mundo.
La rosa 37 encuentra el verdadero
amor.
La rosa 38 se posterga a sí misma.
La rosa 39 desvela secretos impronunciables.
La rosa 40 es el horror. El abismo en
donde pasado y futuro se funden. Les son entregadas nuevas alas que las llevan
a un tiempo sin coordenadas precisas (inexplorado) en donde se cumple el
designio de reinventar la existencia de sus vidas, una vez que logran la
valentía de sobrevivir a sus propios delirios.
La última rosa… renace desde la
conciencia del tiempo, hecha de letras, de la mano del amor verdadero que se
cumple a través de la eternidad, y en paz con todos los secretos que la
conforman. Entonces, la magia de sus caparazones de tortuga se vuelve uno, se
saben compañeras inseparables, brillan a través de las cenizas doradas y
dibujan una sonrisa en el cielo que hace realidad sus sueños. Se inaugura, así,
su último vuelo: el que no tiene retorno y en el cual no se vuelve la vista atrás.
Y tú… ¿cómo narras tus vidas a través
de 40 rosas?
40
abrazos con magia de tortuga
40
estrellas
40
rosas
40
libros
40
sueños cumplidos…
Feliz
cumpleaños tortuga mágica!!!
Gracias.
el silencio: aliado inseparable y valiente voz... el pasado: suave dormir que nutre nuestros sueños futuros... el futuro: diálogo y disertación entre la realidad de lo posible y de lo imposible... el presente: vida que se construye a sí misma. Que descanse el pasado para que se vuelva real el futuro, mientras la vida crece (dentro de sí) Y el amor??? esa íntima voz que habla desde el corazón con la certeza de la verdad: mapa, brújula y guía para navegar a través de todas las incertidumbres de la existencia. De la mano de una sonrisa feliz.
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