La alegría de cada amanecer nos regala un día para volver a empezar. Despertar junto con el sol, cuando todavía no se ve la luz. El frío que se recrudece al concluir el ciclo de la noche. La actividad que comienza con prisa por las horas por venir. El canto de los pájaros, quienes celebran un nuevo aliento. Las noticias en concordancia con el ritmo de lo común. El desayuno para nutrir nuestra energía. Estirar el cuerpo... meditar por un momento. Los pensamientos trastocados, una vez que han sido renovados por el tiempo del sueño, libres para recibir nuevas ideas y abiertos a toda nueva reflexión. La claridad de las soluciones de aquello que pudiera preocuparnos. El abrazo de la esperanza de amor que habita nuestro corazón. La ducha que marca la pauta de nuestra rutina íntima. El orden del hogar que sostiene todos nuestros movimientos. El entusiasmo de cumplir nuestros anhelos. La música de nuestro ritmo propio, en armonía con los ciclos predecibles de la naturaleza. Estar vivos y sonreír.
Esta alegría, mágica y misteriosa, es la certeza que todos compartimos. La realidad del presente, en donde la imagen del futuro es un simple tránsito hacia la sonrisa del amanecer.
Y tú ... ¿con quién sonríes al despertar?
Lindo día... amigas tortugas.
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