Erase una vez... en la era de la noche dorada, un lugar en donde las luces de las ciudades se apagaban al unísono el día de luna llena. Entonces, las estrellas brillaban y el cielo se iluminaba. Cuando la luna transitaba de su plenitud a su vacío, la bulla y la luz eléctrica escondían los rostros de las personas y nadie se podía reconocer. Solo el día de la luna, las personas podían saber quiénes eran y podían confiar entre sí.
Una mañana, llegó de visita la mujer que siempre dormía. Ella no sabía si era de día o de noche, si era día de luna o día de luces... sólo dormía. Las personas se preguntaban la causa de su sueño ininterrumpido. Les intrigaba cada día, más y más, el motivo de su repentina visita.
Hasta que una noche, de luna, el hada de la ciudad tocó a su puerta, decidida a interrogar a la mujer de los dulces sueños. Al abrir la puerta, el hada descubrió una estrella de plata que latía al ritmo de la lluvia, susurraba como el viento y dormía como el mar al bajar la marea. El hada le preguntó: y dónde está la mujer que vive durmiendo... la estrella contestó: esta noche es el día en que se desnuda y permanece despierta al unísono con las estrellas... luego duerme para vaciarse de la luz de la ciudad y llenarse del brillo de su corazón. Así, limpiar con su sueño los pasos cansados de la ciudad.
Y tú... ¿por qué duermes?
FELIZ NOVIEMBRE
...queridas tortugas
que su caparazón se llene de la belleza de atardeceres
de sol... luna... estrellas y mujer dormida.
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