... y solidaridad.
La partida de esta vida es motivo de una ausencia única. Nos confronta ante nuestra fragilidad al acompañar la despedida de quienes hemos conocido en vida. Y asistir es una forma de memorar una vida ausente. Acompañar a sus seres queridos y con empatía ser solidarios. El dolor de la muerte es una herida cuyas cicatrices se asemejan a marcas indelebles en nuestra alma.
La vida está colmada de misterios. Uno de ellos es la presencia que somos. Tan efímera como profunda en raíces. Paradójicamente. Lo cierto es que cada día es la ocasión para celebrar nuestra propia presencia y la cercanía de quienes amamos. Sin dolor.
Los ritos son un elemento fundamental cuando se trata de la ausencia de una vida que cumplió su ciclo vital. Ahora que se acerca el asueto por los ausentes son tiempos para reflexionar sobre el presente, atesorar buenos recuerdos, conmemorar y honrar. Sin sufrimiento.
Y tú... ¿eres solidario en tiempo de ausencias?