lunes, 14 de julio de 2025

labores...

 ...de hogar.



Más de una vez he compartido en este espacio de vida: lo fundamental que es tener una rutina doméstica que acuerpe el paso de las horas y de los días. Si bien es un hábito de la vida común, no es tan común tener clara consciencia de tales quehaceres. Y de que dichos trabajos sean hechos con alegría e incluso con entusiasmo. Las tareas domésticas son placeres no obligaciones.

Existen coyunturas vitales que circunscriben más estos dominios del trabajo de casa al ritmo de los desazones de nuestras vidas. Incluso a manera de refugio. Otras veces, delegamos gran parte de nuestra cotidianidad para ocuparnos de otros haceres. Sea cual fuere el caso, es insoslayable la necesidad de mantener nuestro hogar en armonía.

Es el modo de invitarnos a nosotros mismos a habitarnos en plenitud, así como, convidar a nuestros seres cercanos a ser parte de nuestras vidas.

Por otra parte, involucra también un cansancio de vida que transmuta con la edad, la monotonía y la novedad... tanto como con los distintos estadíos de nuestro crecimiento ético, psíquico y espiritual. Sin importar qué: nuestro hacer más próximo es todo lo que sí está al alcance de nuestras manos dentro de nuestro espacio vital.

Son espacios que siempre tienen como pretexto el compartir. Aprender a conjugar los dominios domésticos con la convivencia: es un arte de amor. Incluso si la convivencia es en solitario. 


Y tú... ¿amas tu hogar?








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