La luna llenó de belleza nuestras noches. Junto a días de sol y viento. Y ya febrero toma su curso. La luz abraza de calor el curso del tiempo. El ritmo de las horas abre espacio a una nueva sintonía.
Por dónde empezar a repensar la realidad que afrontamos. Para revalorar nuestras propias vidas. Ahora que todo cambió. Es difícil volver a poner todo en su lugar. Estando en el mismo lugar. Como piezas que se limpian y purifican a la vez que encuentran una forma de redefinirse y reacomodarse. Sin moverse.
Y en eso consiste la magia del tiempo hecho espacio, el tiempo como única materia real, de la cual todo se compone. En el persistir de los objetos, los pensamientos, los sentimientos... en su composición y existencia. De tal modo que incluso en la más infinita quietud podemos estar moviéndonos a grandes velocidades. Recorriendo largas distancias. Ocurriendo simultáneamente. En cuestión de segundos o a través de las horas. Nuestro cuerpo se acostumbra a concebirse a sí mismo de un modo pasivo, a la vez que no cesa en estar colmado de actividad.
Pocas veces la humanidad ha estado más sincronizada en el tiempo. ¿Seremos capaces de unirnos también para comprender que no hay motivo de rivalidad ni violencia alguna?
Y tú... ¿comprendes la realidad del tiempo?
Feliz noche
queridas y mágicas tortugas.
Fuerte abrazo lleno...
de magia de tortuga.
Cuídense mucho.
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