El año pasado empezó con un viento de anunciación... Acompañado de un hermoso encuentro que llenó de ilusiones mi corazón. A pesar de la fuerza de ese primer día... sólo se trató de un falso reflejo y fui rechazada con uno de los silencios más determinantes que he conocido. Un silencio infranqueable que me hizo escuchar el no más triste de los últimos tiempos.
Al cabo de los meses... ese rostro con quien imaginé podíamos aventurarnos y reír, al menos una vez más... apareció acompañado de quien fue su elegida... Y aunque dicen que no se trata de uno... sí se trata de aquello que no somos... aún cuando elegimos no serlo... Siempre duele la determinación de nuestra libertad cuando descubrimos que, sin anticiparlo, al forjarnos cual queremos ser... elegimos también no ser esa persona que "él" quería amar... ¡¡¡qué paradoja!!! Esta historia me ocupó... prácticamente... la mitad del año... ¿o he de confesar que más? sí!!!! Ahora no puedo más que sentirme un tanto ridícula y avergonzada... en especial con este personaje fantasma... quien quizá no guarde recuerdo de mí... Lo cierto es que lo único real... fue la frustración de no poder volverlo a ver y nunca llegarlo a cifrar en mi piel, más que como el aliento de un beso inconcluso... y ésos, mis queridas tortugas, son los peores besos. Sin embargo, ese feliz viento me hizo sentir viva y con intensos deseos de amar... que llevaban años dormidos, escondidos, velados... o simplemente sublimados... Me llenó de inspiración y creatividad... ambas... las tuve que conservar sólo para mí...
Siguiendo la conmoción del año nuevo... recibí dos declaraciones más antes de que acabara enero... una de ellas muy cercana... vino de una voz amiga y querida pero, tristemente, no correspondida por mi corazón... la otra, si bien fue añorada y tentadora, se finca a kilómetros de distancia... geográfica y emocionalmente... lo cual la vuelve cuasi imposible. Ambas sin eco pues yo sólo podía sentir el viento. Así, para febrero, ya estaba tan sola como siempre.
A finales de marzo, conocí una voz ya mucho mayor... combativa y llena de compromiso... venía del Sur... del mágico Brasil... con quien el encantamiento nos raptó por una semana de largas disertaciones y entusiasmo... partió dejando una grata energía y con cierta nostalgia por lo que no pasó... por lo que no será... Quedamos maravillados ante la magia del encuentro... que más allá de las generaciones... los territorios... las situaciones de vida... te permite hermanarte con otro ser humano, quien llega como sorpresa y te revela todo lo que habita más allá de lo que consideras tu mundo.
Este 2008, también, llegó un insistente caballero... con paso firme pero sin más intensiones que disfrutar de mi compañía... un amigo ante quien me escudo en mis falsos amores con miedo a sucumbir frente a la verdad de su presencia y decepcionarme sin remedio, pues... en realidad... él no me gusta. Tampoco es alguien que me espere para el mañana... es de los hombres que, acostumbrados a su eterna soledad... tácitamente han pactado no volver a comprometerse... así que tampoco quise fincar ahí mi sueño de amor... Ya para entonces... había llegado mayo.
Confieso que tras años de cierto encanto con los más jóvenes... ahora voy de mayor de mayor... no sé si como cosa buena... pero sí como certeza de que, al menos, los encuentros de vida se endulzan con el sabor de la historia de un ser que ya se ha forjado a sí mismo... y el encanto de la experiencia del otro como algo que, sin ser inconcluso, ya lleva el sino de su ayer innegable; y marcan mi memoria como si pudiera verme a través de ellos mañana. Con el tiempo se acrecienta la ternura y la escucha... El tenue arrepentimiento de lo perdido los vuelve cautelosos y calmos... Pero ninguno ha llegado para mí, ni han logrado tocar mi corazón.
Así... encandilada por el viento de enero... pasaron los meses y los encuentros... ya cerca del fin de año, regresó una voz de otrora interrogándome sobre mi corazón... pero preferí no brindarle llave alguna y conservar su grata amistad; ya que, cuando las vidas se viven en paralelo, hay fronteras infranqueables... que permiten que aquello que fue un encuentro de magia se conserve como un ángel de vida. Además, sólo habría podido decirle que mi corazón vive ocupado por un viento perdido.
Y, en medio de este recorrido, para cerrar el año con broche de oro... irrumpió la segunda rotunda negativa... Llegó con fuerza... en el rostro menos previsible. Yo miraba de cerca un afecto inalcanzable e inocentemente sentido (una empatía de ésas que simplemente encuentras... aún cuando no hay tiempo ni espacio para detenerte y sentir por un instante.. personas con quienes, por alguna razón, la energía que fluye simplemente te acerca y agrada... sin más...)... Así me encontraba... cuando escuché la invitación entusiasta de esta nueva voz impredecible... y me interrogué de tal manera... que me obligué, incluso, a desistir de aguardar el viento de enero... Sin embargo... rápidamente tuve que descubrir que este rostro nuevo no llegó en busca de mí... que no hubo tal invitación... era una voz amiga que ya guarda un ser en su corazón y que sólo me brindó su sonrisa... Una sonrisa que no despertó amor en mí... pues mi alma duerme plácidamente aguardando su luz... sin importar lo que yo me proponga (quizá, sabiamente...).
Siguiendo la conmoción del año nuevo... recibí dos declaraciones más antes de que acabara enero... una de ellas muy cercana... vino de una voz amiga y querida pero, tristemente, no correspondida por mi corazón... la otra, si bien fue añorada y tentadora, se finca a kilómetros de distancia... geográfica y emocionalmente... lo cual la vuelve cuasi imposible. Ambas sin eco pues yo sólo podía sentir el viento. Así, para febrero, ya estaba tan sola como siempre.
A finales de marzo, conocí una voz ya mucho mayor... combativa y llena de compromiso... venía del Sur... del mágico Brasil... con quien el encantamiento nos raptó por una semana de largas disertaciones y entusiasmo... partió dejando una grata energía y con cierta nostalgia por lo que no pasó... por lo que no será... Quedamos maravillados ante la magia del encuentro... que más allá de las generaciones... los territorios... las situaciones de vida... te permite hermanarte con otro ser humano, quien llega como sorpresa y te revela todo lo que habita más allá de lo que consideras tu mundo.
Este 2008, también, llegó un insistente caballero... con paso firme pero sin más intensiones que disfrutar de mi compañía... un amigo ante quien me escudo en mis falsos amores con miedo a sucumbir frente a la verdad de su presencia y decepcionarme sin remedio, pues... en realidad... él no me gusta. Tampoco es alguien que me espere para el mañana... es de los hombres que, acostumbrados a su eterna soledad... tácitamente han pactado no volver a comprometerse... así que tampoco quise fincar ahí mi sueño de amor... Ya para entonces... había llegado mayo.
Confieso que tras años de cierto encanto con los más jóvenes... ahora voy de mayor de mayor... no sé si como cosa buena... pero sí como certeza de que, al menos, los encuentros de vida se endulzan con el sabor de la historia de un ser que ya se ha forjado a sí mismo... y el encanto de la experiencia del otro como algo que, sin ser inconcluso, ya lleva el sino de su ayer innegable; y marcan mi memoria como si pudiera verme a través de ellos mañana. Con el tiempo se acrecienta la ternura y la escucha... El tenue arrepentimiento de lo perdido los vuelve cautelosos y calmos... Pero ninguno ha llegado para mí, ni han logrado tocar mi corazón.
Así... encandilada por el viento de enero... pasaron los meses y los encuentros... ya cerca del fin de año, regresó una voz de otrora interrogándome sobre mi corazón... pero preferí no brindarle llave alguna y conservar su grata amistad; ya que, cuando las vidas se viven en paralelo, hay fronteras infranqueables... que permiten que aquello que fue un encuentro de magia se conserve como un ángel de vida. Además, sólo habría podido decirle que mi corazón vive ocupado por un viento perdido.
Y, en medio de este recorrido, para cerrar el año con broche de oro... irrumpió la segunda rotunda negativa... Llegó con fuerza... en el rostro menos previsible. Yo miraba de cerca un afecto inalcanzable e inocentemente sentido (una empatía de ésas que simplemente encuentras... aún cuando no hay tiempo ni espacio para detenerte y sentir por un instante.. personas con quienes, por alguna razón, la energía que fluye simplemente te acerca y agrada... sin más...)... Así me encontraba... cuando escuché la invitación entusiasta de esta nueva voz impredecible... y me interrogué de tal manera... que me obligué, incluso, a desistir de aguardar el viento de enero... Sin embargo... rápidamente tuve que descubrir que este rostro nuevo no llegó en busca de mí... que no hubo tal invitación... era una voz amiga que ya guarda un ser en su corazón y que sólo me brindó su sonrisa... Una sonrisa que no despertó amor en mí... pues mi alma duerme plácidamente aguardando su luz... sin importar lo que yo me proponga (quizá, sabiamente...).
Ahora... me interrogo sobre este mal tino... incluso mal gusto... que despierta en mí la atracción por hombres que simplemente no quieren estar conmigo... o ante los cuales me cuesta reconocer que yo no quiero estar con ellos. Esto me intriga por dos razones... La primera, porque es una suerte de mal hábito que me acostumbre a una vida de castidad obligada...y amores de papel monológico... La segunda, y más importante, porque me ocupan de tal manera estos personajes que no encuentro tiempo para ser vista como tanto anhelo... ni espacio para amar por primera vez. Pues tal parece que vivo enamorada pero sin llegar a conocer el verdadero amor... sin llegar a fincar en mi corazón sentimientos duraderos y compartidos... relaciones calmas y enteras... convivencia cotidiana... de ahí que no me pueda emparejar... Como si una parte de mí, en el fondo, no quisiera vincularse con otro ser humano, de tal manera que tuviera que dejar de ser quien se sabe. Y es que otra parte de mí sabe que no ha encontrado a su compañero y serena confía en que, abierta al enamoramiento, descubrirá el tiempo de ser alguien que aún no conoce. Además, si reconociera que soy yo la que ha decidido no estar con ellos, tendría que asumir la entera responsabilidad de esta plena soledad, reconocer cuán feliz soy y dejar atrás culpas y falsas tristezas, dejar atrás el miedo atroz a ser feliz!!
Abrazo estos quereres de vida y despido este año con la esperanza de que se avecine el tiempo de hacerme otra, gracias a la llegada de una voluntad decidida que sí me quiera trastocar y me invite a trazar sin temores una senda desconocida de su mano. Es decir... con la esperanza de conocer el amor mágicamente correspondido. De hacerme otra: una mujer feliz.
Y tú ¿qué te propones para este 2009?
Hasta mañana mis felices tortugas!!!
1 comentario:
Mariana,
ha sido un gusto este año reencontrarte luego de mucho tiempo,ha sido conocer un poco de tu vida de ahora mediante tu escritura, me da gusto ser amigo tuyo aunque sea a la distancia y cada semana leyendo saber como estas.
Que el 2009 te traiga respuestas y nuevas búsquedas, acuerdate que la vida es la manera larga y divertida de regresar a casa, no dejes de escribir y si vienes por quito avisa y vamos por una cerveza y una conversación.
Un abrazo de año nuevo!
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