jueves, 9 de julio de 2009

interrogantes

de encuentros y desencuentros...

A pesar de que ya no tengo 20 años, es un misterio para mí cómo un día puedes simplemente hablar con alguien (sentirte a su lado como si de siempre se hubieran conocido) y cómo, en un instante, esa persona se descubre ante ti como un extraño... Y es que cambiamos imperceptiblemente... Al dormir quizá adivinas que el ser que te enamora en otros brazos ama... pues el corazón sabe con verdad... no necesita palabras.

Es en ese pequeño umbral de incomprensión irreconciliable, de medias verdades, ocultamientos, frases no dichas, secretos no revelados, de duda y desconfianza, preguntas nunca hechas o respuestas evadidas, en que descubres que es tiempo de partir.

Hay algo curioso en las palabras: cuántas más necesitas para decirte ante los demás, más irrelevantes son... Mientras más tiempo tienes para pensar todo aquello que necesitas saber y decir, más lejos estás de esa alma con la que quisieras poder hablar... es decir... esta persona ya ha partido y tú debes reconocer que te encuentras en un indecible monólogo.

Y es cuando descubres las razones de todos tus monólogos que tus letras pueden ser más allá de ti, más allá de esa única voz que querías escuchar... vuelan y cantan al oído de todo quien las quiera escuchar, trascienden la subjetividad de tu experiencia y se regalan para nutrir y acompañar las experiencias de los demás.

Con magia de tortuga... recuperas la sonrisa y aceptas la finitud de tu propio corazón... y ¿por qué sonríes? si quizá el alma se te quiere apretujar con tristezas (de ayer, de hoy... de siempre) simplemente, porque cuando alguien habita tu alma con verdad vence toda finitud, con distancia o sin palabras, te acompaña y acaricia... cuando los falsos amores se marchan... (y, como diría Aute: "queda la música").


Y tú ¿cómo dialogas con tus monólogos?

Hasta el domingo... (es decir... hoy... Disculpen tortugas... se acumulan los días y las aventuras de la tortuga mágica... mientras las horas de vida se aceleran e intensamente me arrastran a ser...)






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