...alegrías.
Lo insólito es la sorpresa abierta ante nuestros ojos cuando la vida nos muestra el misterio de su sincronicidad. De pronto algo nos despierta interés o simplemente encontramos un pretexto para romper con la monotonía. Son tantas las sorpresas que podemos experimentar que una parte de nosotros no renuncia a lo inesperado. Me refiero a las alegrías. De toda índole.
Sin una razón en especial y en medio de mi rutina diaria hoy quise hacer una reflexión sobre todo aquello que nos maravilla. Inicia la época navideña y hay quienes comienzan con júbilo los preparativos para dar cauce a los festejos decembrinos. Se acercan las fechas mágicas del año. Los días de abrazarnos en familia y mucho agradecer. Más allá de los regalos y las distancias: la navidad siempre es un motivo de festejo. Para quienes tenemos dicha tradición. Es primer domingo de adviento para quienes somos católicos. Y son tiempos de paz para quienes creemos en el amor. Hay quienes tienen la convicción de que se acercan días en que los milagros se cumplen. Y quienes simplemente nos acercamos al fin de año con la esperanza de la sorpresa. Sin otra expectativa que disfrutar de la calma del invierno en conjunción con el calor de hogar. Para quienes vivimos en el hemisferio norte.
Las tradiciones son motivo de asombro: al unísono las personas se unen en torno a una festividad. Y año con año acuden a la misma cita con alegría. En medio de tantas divisiones y opiniones encontradas... hay festejos en los que podemos coincidir aunque sea por única ocasión. Esto siempre será motivo de esperanza y de buenos sentimientos. De contento. De descanso.
Hablemos de alegría... las hay distintas y cada quien se maravilla ante ella de manera distinta o se alegra por lo que le maravilla de un modo particular. La lista sería interminable. Son más bien distintas tesituras las que la componen. Grados de intensidad e intencionalidad. A veces nos sobran los motivos para estar contentos. Otras veces es difícil incluso sonreír. Tal vez por eso atesoramos las alegrías en nuestros corazones como bellos regalos que se adornan de momentos memorables.
Y tú... ¿te maravillas ante la alegría?
Que sea
un diciembre
de alegrías...
queridas
tortugas mágicas.
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