erizo

de paz...

Cabalga una princesa guerrera en hermosos jardines de rosas y orquídeas, entre los árboles se pierde en su búsqueda, siembra a su paso y sus frutos se preguntan: ¿qué quiere esta guerrera? ... ¿Por qué siempre sola recorre el camino de sus huellas?

Un día, hace muchos años, esta princesa encontró una mágica tortuga con caparazón de erizo. Le tomó tiempo descubrirla, casi impenetrable se mostraba este hermoso ser. Como un caballero de antaño, desveló su rostro con la fuerza de un guerrero. Sin percatarse, se hermanaron como amigos, entonces, sus corazones, simplemente, se sincronizaron en un solo ritmo y hubo un silencio entre dos. Pero... "la noche es traviesa"... y él partió lejos... tan lejos... Su historia lo reclamaba y él tomó una decisión de vida: dejó en el rostro de su amiga una sonrisa y un adiós. El amor que descubrieron era tan fuerte, y la aceptación entre ambos tan íntegra, que no cabía el reproche, sólo el respeto. Recibieron un regalo que ninguno de los dos esperaba y con derroche pasaron de largo al continuar con sus vidas.

Ella, durante largas noches, derramó infinitas lágrimas, como si un puñal hubiera sido clavado hasta el fondo de su alma, y se prometió no volver dejar partir a su amado sin antes entregarle su corazón entero, sin apelar a la palabra para persuadirlo, sin aferrarse con todas sus fuerzas a lo que de suyo le pertenecía. Y en su camino, a cada piedra que encontró le volcó este ímpetu, fracasando sin cesar. Avivando su herida con cada adiós.

Al recorrer los hermosos jardines de su vida, aún se pregunta si acaso su mágica tortuga con caparazón de erizo la piensa y la recuerda a lo lejos. Hay días, incluso, que escucha su voz, recibe sus letras y recuerda uno a uno aquellos días en que amigos compartieron. Añora aquel respeto, aquella plena aceptación, ese hablar tan libre como el viento y comprenderse sin más dificultad que la que el duro lenguaje le impone a la inmediatez de la vida.

Y tú ¿dónde guardas a tu tortuga mágica?

Hasta mañana!!