martes, 3 de marzo de 2009

pensar

Durante los largos inviernos, las células descubrieron cómo saber de sí. De este modo, podían mantener la temperatura en concordancia con su metabolismo, aún cuando las funciones disminuyen su capacidad ante el esfuerzo del frío. El sueño repara el desgaste que le implica al tejido celular establecer este equilibrio y, sabiamente, los osos se guardan a dormir en su cueva.


Llegó el día en que la era glacial inmovilizó toda la vida conocida, sin embargo... estas células recordando aquél su descubrimiento, lograron, tras el hechizo de la radiación meteórica, perseverar en su saber de sí y ser otras de ellas mismas, gracias al tiempo detenido del hielo y el tiempo metabólico acelerado de su trabajo para sobrevivir al extenuante frío, como si cual osos... se sumergieran en el más largo de sus sueños.

Años más tarde... estas mismas células con rostro y lenguaje... aprisionadas en la caverna, protegidas de la intemperie y en oscura soledad... trazaron su seña y aprendieron a hablar...


Y tú ¿cómo descubres el pensar?

Hasta mañana!


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