martes, 16 de abril de 2024

amar...

 ... también es un arte.



Ayer, 15 de abril, se celebró el día del arte. Ese don humano en cuya realización una persona encuentra su sentido de vida y su razón de ser tal cual es. La creatividad nos define en tanto seres capaces de bordar más allá de nuestros propios linderos: ampliando la frontera de nuestra realidad. 

El amor tiene características similares. Nos traslada más allá de nuestros bordes. Nos invita y nos convoca a interrogarnos. Hasta llevarnos de la mano de nuestro corazón con la bendición de poder acariciar un alma que no es la nuestra. 

La evocación de una posibilidad amorosa, incluso clausurada por voluntad propia, siempre alimenta la esperanza de un nuevo día. Nos brinda los bríos de despertar con un objetivo común. Con un propósito cumplido. Con la ilusión de pensar que la vida puede ser mucho más de lo uno ha podido imaginar. Incluso si uno sabe que se ha consagrado de otra forma a un único anhelo: la entrega personal. El amor más grande que puede existir... es el saber amar la vida misma. Y descubrir que: vivir es amar. No siempre existe un compañero de vida... pero siempre existen los sueños de labrar una vida de la mano de un buen amigo.

El corazón guarda secretos que los ojos oscuros no saben: ni pueden iluminar. El alumbramiento de algo más grande que uno mismo... sólo se percibe cuando abrimos los ojos a la Luz. Y con claridad, nos entregamos a la magia de todo lo que no imaginamos que era posible. Incluso si siempre la intuición de nuestro destino nos guiara hacia el milagro de ser quienes somos en verdad. Muchas veces ignoramos quiénes somos en realidad. 

Lo cierto es que nunca ignoramos el llamado de nuestro corazón hacia los designios más sagrados de nuestra única razón de ser. Encontrar un caparazón con quien abrir tales secretos es una bendición que sólo con arte se puede abrazar.

Doy gracias por todas las bendiciones que componen mi vida. Incluso si la carencia cotidiana opaca la realización y el logro de una vida honesta y comprometida con todo aquello que soñé. Quizás un día conozca a un ser afín a quien sí le importe verme cual clara soy. Mientras tanto... quien ama la vida en verdad nunca sufre de soledad alguna. Y cuando las dificultades nos rebasan de todas las formas posibles: se encuentra una fuerza y una fe: inquebrantables e innombrables. De lo cual sólo comulga quien ha vivido sin simulacros y en verdad se ha entregado con valentía a su destino ancestral. Sin temor a descubrir que, en más de una ocasión, lo que observamos no es como se nos aparece traslúcido cuando nos negamos a renunciar a nosotros mismos para ser quien elegimos ser: sin excusa alguna.

¡Qué difícil es encontrar con quien simplemente charlar! Dicen que la esperanza es lo último que se pierde. Por el contrario, para mí, la esperanza es lo primero que se gana cuando amar es un credo íntimo en donde todo se vuelve lúcido. Y ahora sí... a dedicarme, aún más, a mis letras en compañía de este espacio dedicado a la tortuga mágica que soy y me habita junto con la certeza de mi inspiración literaria: innegable. Procuraré estar aquí cada día... instaurar los videos anhelados y así... no padecer de la soledad de la escritura profunda: lugar en el cual nadie puede ocupar ni un suspiro pues quien escribe con el corazón no puede ser imitado, invadido ni mutilado en su acto de creativo de hacer de su propia vida una obra de arte. Doy gracias por haberme formado para poder expresarme con belleza, ciencia, filosofía y certeza. Tanto como la disciplina con la cual he pulido mi propio estilo retórico. El sello de mi nombre en cada una de mis letras, al menos para mí, es indeleble. Gracias a quienes gozan de estas mieles mías... al descubrir todo lo que versa y baila en cada uno de mis textos. Pues son quienes me han leído, quienes no podrán negar la dicha que se esconde en cada una de mis expresiones: no pueden negar la felicidad que me borda, colma y desborda cuando encuentro el talento en mí y me abro de alma entera para compartirlo con quien guste de mí en tanto ánima creadora. Así que hoy se inaugura una nueva era en mi vida. Búsqueda laboral, mediante: venta de casa... urgente. Labores de hogar: infinitos... e impostergables. Hábitos de cuidado y nutrición: conciliados y reconciliados con el signo de mi palabra escrita. Al ritmo del Sol, la Luna, el viento y la lluvia por venir. Siempre acompañada de una melodía feliz. Porque... mis libros no pueden esperar ni un instante más. Y es sola, y en profunda intimidad conmigo misma, que me entrego a este mi llamado de vida en el cual no cupo una ilusión más que el canto que brota desde mi entrañable fuente de vida. Y sin un otra alma que me sostenga, siquiera en la esperanza, venzo el miedo de ser quien soy. Me dejo llevar por el ritmo de mis horas en donde el día se confunde con la noche para labrar el papel en blanco. Sin consideración alguna a nada más. Creo en mí. Incluso si no encuentro a alguien que adivine la belleza que haré brotar una vez que sólo me dedique a mis libros. Y ese día es hoy. Gracias. Tampoco me importará más si alguien leyó ya mi primer libro publicado. El silencio a voces de no querer regalarme siquiera una crítica negativa de una sola de mis sílabas: me ha enseñado mucho más de lo que imaginé... de lo que es ser un autor publicado. Adiós. 




Y tú... ¿conoces un alma que conozca en verdad los latidos de tu corazón? 




Hasta mañana.


pendant la étérnité



No hay comentarios: