lunes, 22 de abril de 2024

estrellita...

 ... amiga.




A la luz de la luna que va asomando su faz tras los árboles y a punto de lucirse en mi ventana, escribo en este día que se festeja la Tierra haciendo honor a los afectos entrañables que ocupan nuestras vidas. En celebración a nuestros testigos de vida. 

Hace unos meses, en medio de la consternación por los nuevos pasos de vida y las decisiones hechas, acudí a un buen amigo, amistad de largo aliento. Quien vive lejos. Y fue una grata sorpresa el encontrar respuesta y comprensión. Apertura a la escucha y confianza para la charla. Son esos momentos lo que define de qué se compone nuestra vida. Personas con quienes podemos abrirnos con total libertad y hablar desde el fondo de nuestro ser: con certeza. Son espacios que no pueden darse por sentados y siempre deben ser recibidos como los verdaderos regalos que la vida guarda en nuestro haber. Rostros familiares en donde nuestra faz toma su forma definitiva por un instante. En donde el pasado se disuelve en la memoria y palpita la huella de una vida ya forjada. Personas con las que crecemos a la par, incluso sin ser presencia cotidiana. Con quienes los referentes de cada palabra cobran sentido sin más. Gracias.

Y hoy fue uno de esos días. Hablé por teléfono con una gran amiga, con quien nos llamamos: "estrellita". Y es a eso a lo que me refiero. Sólo ella y yo conservamos la certeza de esa breve palabra. Que encierra una historia de vida compartida. Ella vive lejos. La comunicación tuvo todo tipo de retos tecnológicos. Pero cuando uno de verdad quiere pasar un momento con quien ocupa un lugar real en nuestra vida: siempre se encuentra la manera. La manera de abrir mucho más que un paréntesis en tu cotidianidad. El modo de brindarte entero a recibir en tu vida lo que de suyo te pertenece. Porque se ha construido con alegría y sinceridad. Estudiamos juntas la maestría. Fueron días de fatigante estudio. Retos cotidianos que juntas zanjamos. Horas estudiando, charlando, compartiendo la banca y el salón de clase. Retroalimentado lecturas, sumando resúmenes, ampliando horizontes de información e investigación, intercambiando apuntes, disolviendo dudas y alimentando sueños. Desde análisis político institucional, hasta opinión pública, pasando por el cálculo y la microeconomía. Teoría de elección racional, mediante. Y luego también coincidimos en un espacio laboral, con retos no menores. Siempre aliadas y siempre riendo de todo lo que ocurría a nuestro alrededor. Crecimos juntas. Confidentes fuimos y nos narramos la vida entera. Y hoy: basta una breve charla para saber que somos amigas. Gracias.

Vivir lejos, para mí, es vivir en otro país. Tuve la buena fortuna de vivir en dos países, mi alma por nacimiento y mi corazón por florecimiento; de ser heredera de un exilio, mi raíz por derecho propio: el cual sería un tercer país y, por linaje directo: un cuarto país también compone el designio de mi naturaleza. México, Ecuador, Guatemala y España. Además, la vida me ha regalado convivencia y cercanía cotidiana con un largo abanico internacional. Soy una apasionada del mundo. Gracias.

En cada país se esconden tesoros innombrables que sólo se aprecian cuando nos atrevemos a detenernos y observar con escucha abierta... a vivir. Parece no casual que en el día de la Tierra miremos a nuestros afectos de vida. Porque lo que nos da pertenencia en esta Tierra, la casa común: la llaman algunos, es precisamente lo entrañable de los verdaderos reales afectos que se conjugan y componen a lo largo de los años. Es lo que nos ata al mundo de formas sólidas. Lo que nos da ruta y dirección. Lo que nos refiere a nuestra humanidad consagrada en tierra firme a lo largo de las travesías de vida, cual veleros a la mar, de cada quien. Y la Tierra es tan generosa que nos da esto. La posibilidad de fincar amistad y forjar libertad. Gracias.

Lo cierto es que toda relación nuestra con nuestro planeta, en tanto pobladores somos, es más bien simbiótica. Y somos nosotros quienes estamos hechos en medida con la naturaleza misma. No al revés. Cual atadura de vida, y sobrevivencia, en donde estamos obligados a aprender a vivir en armonía con la realidad misma. Atadura nada desfavorable. Es más bien un lazo de cascada en pleno esplendor. A la luz del brillo del arcoiris. Vínculo que tampoco debe darse por sentado. Y la verdadera pertenencia a esta Tierra nada nuestra, pues somos nosotros de ella y no al revés, es el vínculo humano que se traza acorde con las leyes de la naturaleza y de la vida misma. Acorde con nuestra naturaleza humana que no es más que un reflejo de todo lo que compone al mundo natural del cual brota el orden nuestro en el cual sin el vínculo que haga posible hermanarnos: nada cobra sentido. Gracias.

Además, también con la naturaleza se finca la pertenencia entrañable del cariño: pues ella es testigo de cada uno de los latidos de nuestro corazón, de cada uno de nuestros pasos. Es ante ella que no podemos escondernos. Ni subestimar sus designios para un feliz vida alcanzar. La noche es la noche. El día es el día. El oxígeno es el oxígeno. El agua es el agua. Los ríos y los mares. Las montañas y los volcanes. Las estaciones. La vegetación. La flora y la fauna. El ámbito de todo lo sagrado. El aliento de todo lo divino. El fuego y el viento. La belleza. La luna y el sol. El cielo. El alimento. La lluvia. Gracias.



Y tú... ¿te entregas con gratitud al festejo de la Pacha Mama?


Hasta mañana.






¡"sAludos" en tu Honor: estrellitA!




postdata



Video del día: en dos partes. Breve pero con el sentido profundo que brota desde el fondo de la Tierra: feliz semana mágicas tortugas. :






pendant la étérnité


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