miércoles, 4 de septiembre de 2019

comienzo...

... renovado.


La mayoría de las veces cuesta más continuar que comenzar. El inicio de lo nuevo siempre se acompaña de cierta fuerza incomprensible. De buen ánimo. Aliento pleno. Otras veces, comenzar es la tarea más difícil. De qué dependen tales comienzos continuos que van fincando nuestra vida de actividad... de sentido. No lo sé. Probablemente de la esperanza y la confianza que tengamos en nosotros mismos.

De la liviandad con que emprendamos nuestras travesías, nuevas o no tan nuevas. Es preciso despojarnos de todo lo que constituya una carga para seguir caminando. Dejar ir, dejar atrás y dejar ser todos los sentimientos que nos albergan y albergamos, a la vez. Sin miedo.

Porque el miedo nos ata de formas indescriptibles. Nuestros temores y los temores de quienes nos acompañan pueden impedir nuestros pasos, a causa de un exceso de cautela. La prudencia es una aliada para nuestra vida. Pero no puede ser el pretexto para dejar de vivir a plenitud. Parece un arte de sabiduría encontrar el equilibrio justo. Y dar un paso a la vez.

Sin perder la esperanza... lograr renovar las razones que la alimentan. Hay momentos en que todo se derrumba y todo cambia para siempre. Situaciones en que aprendemos a dudar de nuestras certezas más profundas. Con cierto desamparo. Y esto dificulta comenzar nuestras tareas. Pero son estas experiencias las que nos definen. Nos enseñan la fuerza que se guarda en nuestro caparazón y nos descubren un nuevo espacio de posibilidad para cifrar nuestra existencia. 

Esto es lo que podríamos llamar un espacio renovado. Un comienzo renovado. Un lugar en donde todo parece igual pero nada permanece intacto. Un lugar en donde nos volvemos extraños siendo nosotros mismos. El espacio en donde nunca somos extraños. Los lugares seguros de nuestra alma.



Y tú... ¿en dónde te encuentras?



¡Feliz septiembre!
Fuerte abrazo...
lleno de magia de tortuga.


1 comentario:

Nacho dijo...

Así mero. Despojarnos de los miedos y continuar.
:-)