martes, 10 de septiembre de 2019

vacíos...

... del alma.

¿De qué están hechos los vacíos que nos habitan? De falsas promesas que nos hemos hecho a nosotros mismos, de ilusiones, de silencios, de alegrías largamente acariciadas, de aquello que necesitamos, de aquello que queremos ser, de ausencias, de temores, de falta de confianza, de esperas, de asuntos postergados, de agotamiento, de palabras por pronunciar, de fatiga, de esperanza, de cautela, de recelo, de expectativas, de fracasos, de logros cumplidos. No lo sé. De todo lo que somos... probablemente. Lo bueno y lo malo. Lo que nos hace feliz y lo que nos entristece. Nuestros estados de ánimo quizá no se traten de lo que está vacío o de llenar huecos. En este territorio todo es ¡tan relativo!... Quizás... se trata de cómo dialogamos con nuestra alma. De qué la alimentamos. Cómo nos abrazamos a nosotros mismos. 

El alma se vacía y se llena conforme nos acrecentamos a lo largo de nuestra vida. Al mismo tiempo que estamos plenos de alguna manera: estamos carentes de alguna otra cosa. Y es más fácil lidiar con los estados plenos de nuestra alma, aquellos que nos brindan seguridad en nosotros mismos, que nos hacen sentir satisfechos. Acompañar el vacío, en cambio, es una tarea mucho más ardua. Ese resquicio inexistente de lo que no hay. ¿De dónde brota lo que no hay? Visto así, resulta paradójico. De ahí la dificultad.

Cuando algo que nos hace falta alcanza a modular nuestro estado de ánimo, hemos perdido la capacidad de ser dueños de nuestras razones y motivaciones. Nos debilitamos y cierta inercia se apodera de nosotros. Sin rumbo fijo hacia un horizonte desdibujado. En donde anida la añoranza de lo que no existe. La melancolía de lo no vivido. La nostalgia de lo que pudo ser. Nada de esto es real. Lo único cierto es que somos personas llenas de magia y capaces de recrear nuestra vida cada amanecer. Aquello de lo que carecemos es lo que da lugar a todo lo que somos. Porque no podemos ser infinitos y abarcar todas las vidas posibles. Somos únicos y excepcionales... somos una sola vida posible.



Y tú... ¿de qué careces?


¡Feliz martes!
Lleno de magia
de tortuga...


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