miércoles, 11 de septiembre de 2019

labores...

... incesantes.


Podríamos decir que la labor incesante por antonomasia es la vida misma. Y el sueño es un espacio fundamental del vivir. Sumado a nuestras rutinas y al esfuerzo de permanecer y crecer. El sueño sana profundamente. Es el lugar en donde el cuerpo encuentra su equilibrio y recupera las energías que necesita para todas sus labores.

Y si lo pensamos con cuidado este tiempo de vigilia que se combina con el dormir es bastante monótono. Es una forma de darnos una pauta segura a nosotros mismos. Depende de cada quien en dónde poner el énfasis para hacer de la monotonía: suavidad tenue, entusiasmo... alegría. Ritmo calmo sin cargas y con motivos para hacer. 

Dormir nos acaricia, nos acompaña. Nos permite liberar con sueños todo lo que nuestro inconsciente ya no necesita. Nos permite reconciliar en paz todo lo que nuestra conciencia anhela. Sanando las experiencias traumáticas. Limpiando las heridas y regenerando las lesiones. Anidando esperanzas. Relaja nuestros sentidos para que nuestra perspectiva se vuelva más generosa. 



Y tú... ¿duermes?


Feliz miércoles y dulces sueños...
llenos de magia de tortuga.
Fuerte abrazo.




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