jueves, 22 de septiembre de 2011

contar

y comunicar...

Tras un largo día, se antoja una buena charla. Por ejemplo, compartir el anecdotario de tu cabeza al transcurrir los eventos de tu jornada, como ejercicio indispensable para recuperar tus vivencias.

Sin este espacio para ser con otros, la vida se diluye entre tus pensamientos, tu mala memoria y la angustia del mañana. En cambio, al darte en una conversación, simplemente, se vuelve real tu experiencia de ser y no hay futuro que te inquiete, porque estás aquí y ahora.

La mente logra cosas muy extrañas, por ejemplo, te permite viajar a través del tiempo, te obliga a separarte de la realidad para saber de ella, a veces te engaña sobre tus percepciones y otras veces te regala el don de la verdad, como si fuera capaz de renunciar a ella, sin temor a desaparecer.

La mente también te distancia de todos quienes te rodean, como si cada quien viviera en un paraíso autista, el cual se vuelve un desierto desolado cuando descubres que el verdadero paraíso está en el esfuerzo por construir una mente común. Ya que el mundo de la mente es un mundo de sentidos y nada tiene más sentido que ser en un nosotros.


Y tú ... ¿con quién compartes tu mente antes de dormir?

Hasta mañana tortugas, debo muchas letras pero al fin el alma ha vuelto a mí y ahora a borbotones nacen nuevas palabras. Gracias por su paciencia.