lunes, 20 de septiembre de 2021

paciencia...

... y amor.



Hay momentos que nos dejan sin aliento. Como si se detuviera el tiempo. Sin palabras. Sólo vibrando al unísono. Hay sincronías y empatías que rebasan la lógica y la razón. Que son en sí sentido pleno. Instantes que encarnan la verdad. El entusiasmo de la voz que late dentro de nuestros corazones.

En tiempos en que el ritmo de la mayoría de los acontecimientos se prolonga... la paciencia y la pausa sin aliento transmutan en un abrazo vida que nos brindamos a nosotros mismos.

El estrujo de la naturaleza no cesa. La vida social se conmociona. Y vamos recuperando a pedazos el ritmo de nuestras vidas: a la luz del recuento de los daños.

Con sorpresa nuestra vida cívica y sus festejos de Nación se ven irrumpidos por una agenda insólita. En el margen del terror y el horror. Lo inoportuno y el descaro. El abuso del poder y la certeza del mal rumbo que toma nuestro país a manos de una persona sin reparo alguno ante la ley. Nuestro presidente.

Cuánta ceguera puede alcanzarnos cuando nos negamos a enfrentar que por más fieles que queramos ser a nuestras convicciones e ideales, enajenar éstos en un mito personificado no es más que la cuna de la barbarie. Ya no cuenta cuál fue aquella motivación social que parecía darnos esperanza de que un México más justo era posible. Lo cierto hoy es que vivimos en un territorio dominado por la injusticia y sin esperanza de un mañana posible. Apostamos por la cuarta transformación y a cambio recibimos cada mañana un gobierno de cuarta.

Afortunadamente, vamos ya a mitad del camino... Es tiempo de reinventar nuestro escenario político y fincar las bases para las contiendes por delante hasta llegar al 2024. Sin perdón ni excusa ante la traición de una izquierda fascista y regresiva. Una fuerza política que nos mintió viéndonos a los ojos y que hoy se deleite con sonrisas cínicas ante sus engaños. La agenda oculta de un futuro impuesto por fuerza con la motivación de cambiar conciencias a través de las formas más viles de manipulación. De ahí que cualquiera que sea nuestra posición para el derroche plebiscitario de marzo del próximo año, quienes creemos que un México más feliz es posible podemos dejar constancia de nuestra voz y de nuestra inconformidad. A la par de preferir que se cumpla el mandato en tiempo y forma... en estricto apego a la Constitución. Por convicción demócrata y respeto a las instituciones que somos y nos conforman. Porque si se suman los votos de representación y triunfa la revocación: truene, llueve y relampaguee... tendrán que marcharse (ya saben dónde).


Y tú... ¿todavía sueñas con paciencia que el amor es posible?



Feliz luna de maíz...
mágicas y felices tortugas.
Abrazo inmenso...
lleno de vida.