martes, 30 de abril de 2013

hermosa luna llena

Tras una larga semana, felices emociones y explosivos desencuentros... llega la noche y el cielo nos regala una luna con brillo de sol. 


Hace tiempo que trato de descifrar cuándo el silencio no se presta a confusión. Ciertamente, nos resguarda de toda violencia, porque incluso si dos personas no estuvieran de acuerdo, al permanecer calladas sobre sus desacuerdos, no solo no pleitarían, sino que que cada una se convencería de que están de acuerdo e, incluso, de que están de acuerdo por las mismas razones. Lo cual sería un incentivo para la amabilidad, el respeto y el ímpetu de la solidaridad, en tanto... asumimos que sentimos del mismo modo y que pensamos lo mismo sobre aquello que sentimos.

Al hablar, en cambio, nos toma mucho más tiempo el proceso de lograr comprendernos: pausa y largas palabras, no siempre serenas. 

Podemos encontrar personas con quienes, una vez que charlamos, descubrimos que unas veces estamos de acuerdo y otras no, que las razones de nuestros acuerdos y desacuerdos varían tanto que, en los casos en que estamos en desacuerdo, podemos dar razones que nos hagan coincidir en nuestros argumentos y viceversa: estando de acuerdo podemos no coincidir en los motivos y razones de nuestro acuerdo. Por poco probable (e incomprensible) que parezca.

La complejidad de convivir, para nosotros humanas y humanos, implica un número infinito de combinaciones posibles. Entonces: la amistad es un regalo que atesoramos cada vez que lo recibimos y el amor correspondido es un milagro que nos llena de entusiasmo y gratitud.

Y aún cuando la amistad sea fuerte y duradera, a veces las palabras no son suficientes o, siendo poco afortunadas, no logran dar sustento a todas las necesidades que nutren el cariño y la comprensión. O son tan inesperadas que incluso pueden romper los más bellos hechizos de amor. 

Pero sin ellas, tampoco podríamos expresar gran parte de nuestras emociones y sentimientos tratando de abrir ventanas a los misterios que somos cada alma y quizá... en algún instante milagroso, una mirada y dos manos que se entrelazan se logran escuchar, más allá del silencio.


Y tú ... ¿hablas en silencio?




Feliz día a nuestra niña tortuga que cuida los sueños de nuestra inocencia.



martes, 23 de abril de 2013

una rosa y un dragón...

Y la convulsión no cesa, temblores, pedazos de estrellas que caen del cielo, el pacto por México en franco reacomodo, periodistas amenazados, juicios políticos, la irracionalidad quebrantando ciudad universitaria a manos de unas cuantas voluntades capaces de dañar nuestro patrimonio y el trabajo de nuestro sublime Siqueiros sin vocación universitaria alguna, sin comprensión de la ley, sin cultura de paz, sin educación crítica, sin escucha y sin cuidado de sí. 

Violentar la vida de la universidad es herir el corazón de la verdad. Porque todo el propósito de nuestra educación, inmersa ésta como un eslabón que hace posible la cultura a través del tiempo histórico, es la necesidad de no tener que recurrir a la violencia para comprendernos, comunicarnos y trascender nuestras diferencias, así como cualquier dificultad en el camino de este diálogo obligado para la vida de los seres humanos.

Y mientras las violencias nos atormentan, llega el día de San Jorge, más hermoso: el día del libro y la rosa. Nunca había comprendido el significado completo de este día y es una historia mítica realmente inspiradora. Porque para toda princesa hay un dragón y para todo dragón hay un buen amor capaz de liberar a nuestro ser mujer.

Así que sin más feliz Sant Jordi... lectoras tortugas y que cada una vea florecer la rosa que habita su caparazón ... gracias a las letras de su pasión.


una rosa y un dragón...

... El dragón duerme contento, la brisa de un viento lejano lo logra despertar con un suave bostezo ... al abrir los ojos se descubre rodeado de luz, no alcanza a distinguir si es el sol, la luna o alguna suerte de hechizo. Solo se deslumbra y entre las sombras de este reflejo se desvela un bello rostro que duerme a su lado.

... Ella es una princesa de mar, plácidamente descansa, cubierta de un manto de estrellas, la visitan siete ángeles que han viajado con ella a través del tiempo para anunciarle que cuarenta mariposas protegen sus sueños, en espera del caballo blanco que le traerá el latir  de su alma y despertará su corazón.

... El dragón inquieto por el fuego que lo enceguece, se enoja, ruge, siente angustia y temor... pero nada de esto logra despertar el alma en espera de la princesa azul. El dragón trata de acercarse, antes de que llegue el caballo blanco y le robe su aliento. Finalmente... él la ha cuidado cada día, cada noche y guarda bajo siete llaves una rosa que lleva su nombre. Siente que algo lo aprisiona, como si estuviera atado de manos, como si alguien jalara su cuello obligándolo a mirar en otra dirección.

... Ella siente un fuerte calor y al fin abre los ojos. No sabe dónde está ni quién es ese dragón que la tiene aprisionada. Cada vez que trata de acercarse a su rosa, el dragón la aleja con fuerza como si no la reconociera.

... El dragón ve un manto blanco rodeado de blancas mariposas, como el signo de aquella alma galopante que promete despertar a la princesa, así que mientras más se acerca, más protege la rosa de sus sueños, para que el caballo nunca logre su cometido. Y el fuego lo ciega, mientras la princesa escapa de su vista.

... La princesa trata de correr... de ver el rostro de quien la ha despertado, de tocarlo, de abrazarlo, de tomar la rosa de sus sueños de amor... pero el fuego crece y crece y los ángeles no pueden sostenerla más.

... El dragón agotado, trata de acallar los gritos de la princesa y guarda silencio por un instante. Entonces se apaga la luz que enceguece... y ve que es ella quien se acerca a sus brazos y que el fuego no era más que las llamas que de él mismo brotaban.

... La princesa descubre entonces el rostro de este caballo blanco que hace fuego con la fuerza de su corazón y puede al fin tocarlo sin arder. Él descubre que huye de su fuego y que es su propia ira lo que aleja el viento de la princesa. Y cuando el manto que protegen los siete ángeles logra cubrirlo, todo el fuego que lo consume se hace sangre y aliento de vida.

... El dragón se ve a sí mismo y ve que no es ni caballo ni dragón, es el alma de un hombre que, ni santo ni demonio, convertirá en cuerpo a la princesa, con un abrazo de rosas que la cubra de piel... y las mariposas podrán volar y descubrir el manto de estrellas en que ellas, hechas de seda, guardan el alma de la princesa para que pueda recibir el fuego que la convierta en mujer.

... Desde entonces ya no luchan, han dejado de correr sin más, olvidaron el grito, no temen esas sombras que confundían la luz de su amor y cegaban la grandeza de su brillo juntos. En pausa y con prudencia se abrazan: se ven a los ojos y recuerdan que toda la vida han dormido uno al lado del otro... en espera de un feliz amanecer.

... Y al ver esa rosa hecha de sueños y piel... descubren que son ellos entrelazados... porque no puedes correr tras tu propio destino de amor: es él quien todo el tiempo te posee a ti, aún cuando parece que es una rosa enfrente de ti...


 

Y tú... ¿cómo despiertas a tu dragón?


Un abrazo de tortuga.


lunes, 22 de abril de 2013

un pedazo de mi corazón

El caos sigue haciendo estragos estos días, China tiembla, el volcán Popocatépetl ruge ... afortunadamente, el cielo nos promete una lluvia de estrellas. Y quizá uno que otro deseo se logre cumplir para alegrar nuestros corazones.

Estos casi cuatro meses que se cumplirán de este 2013 no he tenido empleo. Es un proceso que se elabora paso a paso. Estoy dando una clase en la facultad de filosofía y letras en aras de ir alcanzando mi meta del doctorado. Y he disfrutado mucho este tiempo de transición hacia una nueva vida laboral. La verdad creo que no soy buena docente (quizá no soy buena en nada: de otra modo no estaría desempleada)... Lo cierto es que a cada quien le llega su tiempo y a algunos el tiempo nunca nos alcanza. Entonces aprendemos a ser más relativos con el balance de las cosas. Y omitir el juicio severo de quienes nos reprochan no haber sabido hacer tan bien las cosas como ellos, lo cual es complicado de valorar. 

Llegando a los cuarenta y viendo las últimas fotografías que me han tomado, confieso que no me reconozco: envejecí de pronto. La cara abotagada... entre el sobrepeso y la torpeza de los años. La tristeza de la infinita soledad que roba el brillo de mis ojos. El desconsuelo ante el temor de una vida que no supo cumplirse a sí misma. Naúfraga a mitad del camino, siento que he perdido la confianza en mí misma. Antes bailaba con ritmo y gran entusiasmo, ahora olvido mis pasos cuando encuentro ocasión para bailar; salvo que se trate de la sala de mi casa: unos cantan en la regadera otros bailamos en la sala (y cantamos frente a la computadora...) Como si me faltase el aire... el ahogo y el agotamiento me obligan a detenerme. Ciertamente, estos son los vacíos que nos brindan una nueva confianza y despiertan en nosotros la fuerza necesaria para atravesar las tormentas del alma. Me disculpo, pacientes tortugas, por estas líneas tan depresivas... supongo que son resistencias al futuro y demasiado apego al pasado. Pero es bueno dejarnos sentir lo bueno y lo malo que nos habita: para alcanzar nuestra propia mesura. 

Cuando reconocemos lo que sentimos podemos revalorar aquello que nos entristece y desprendernos de las emociones que no nos ayudan a crecer para regalarnos el disfrute de nuestra vida. Porque cuando uno se siente con poco ánimo para ver lo bueno que llevamos dentro es indispensable encontrar una solución. Rodearnos de quienes gusten de nuestras virtudes, no de quienes se apoyen en nuestras debilidades e insistan en fomentarlas. Lo cual no siempre es sencillo, pues quienes más nos quieren serán siempre nuestros más crueles detractores. De ahí que la mesura y la objetividad es mucho más que un esfuerzo de la ciencia, o de la vida político social, la mesura y la objetividad es el candado del buen amor. 

Solo cuando miramos a nuestros seres queridos con la generosidad de la objetividad, logramos hacerles saber cuánto les amamos. Solo cuando quien nos ama nos  habla con mesura, podemos sentir la fuerza de su abrazo. Algo similar a la modestia o a la prudencia... como mesuras que nos damos a nosotros mismos para entregar nuestra palabra, para dar nuestro corazón. 

La prudencia no es algo que se nos impone desde fuera, ni algo que ponemos en práctica para los otros. Es un regalo que nos damos para lograr sentir con los demás, para latir con otro corazón, para escuchar otra voz que no sea la nuestra. Para esperar el encuentro con otra mirada, para sostener las emociones de nuestros amigos cuando se sienten agotados, es la pausa para interrogarnos cuando alguien nos desconcierta con sus acciones o con sus palabras. Es el espacio para entender por qué una palabra o un hecho nos lastima. Es la espera en donde se siembra la paciencia, es la letra que cosecha nuestras reflexiones. Es el momento que tenemos para hacer consciente el sentir de la inmediatez y mirar con distancia lo que ocurre a nuestro alrededor, al mismo tiempo que nos podemos ver a nosotros mismos. Y es en ese recogimiento, en ese espacio del silencio y de la modestia, de la espera sin anticipación, del pensar y reflexionar, del omitir y del actuar inmóvil, que asistimos el nacimiento del dominio de sí. Por eso la prudencia no puede nacer del miedo o del temor (ni de obligación o coacción alguna). La prudencia es un acto de nuestra serena libertad.

Volviendo a mis clases en la facultad, realmente lo disfruto. Desempolvar mis lecturas de hace más de 15 años!!! y descubrir que lo que bien se aprende nunca se olvida. Pocas cosas me han redituado más que las disciplina estoica de mis años de licenciatura. Esas lecturas en cuatro tiempos antes de hacer cualquier trabajo, empezando por un breve contexto histórico y biográfico. La primera lectura era en blanco y de corrido. Si acaso marcar ligeramente con lápiz un pequeño punto en algo de mi interés o anotar alguna interrogación en particular, fuera del texto, porque fui sumamente renuente a marcar los libros y guardaba para ese propósito una versión en fotocopia. Salvo cuando se trató de la crítica de la razón pura y la fenomenología del espíritu, en donde ediciones preliminares hicieron las veces de fotocopias y sin vergüenza remarqué todas sus páginas (... de ahí en adelante perdí el pudor por falta de fondos para las fotocopias -si lograba invertir en los libros, o ya directo al papel bond, sin pasar por lo libros, también en ahorro o a falta de ediciones disponibles; quizá parte de estos rituales nace de los libros de la biblioteca que nos imponen el respeto de esta primer lectura en blanco: sin taches, desde una época en que no contábamos con las copias xerox, o desde mi época en que todavía no teníamos el acceso a textos en internet que hoy es una realidad revolucionaria de las disciplinas de estudio y de los métodos del saber; en cambio, la época de la maestría fue el reino de la infinitud de las copias y de las lecturas rápidas y a salta renglón, en tanto esto ya fue bajo las reglas del ITAM, las políticas públicas y la aceleración de la acumulación de información de manera mucho más inmediata y aplicada a ecuaciones matemáticas y estadísticas,  la mayoría de éstas en ingles y siempre siguiendo el trazo del plano cartesiano; pero esto fue otra aventura: igualmente bella e igualmente retribuida con regalos totalmente inesperados)

[Volviendo a la filosofía] Después venía el ritual del resaltador, al menos dos colores y diversas indicaciones con el lápiz, así como integrar esas primeras interrogantes al texto. Este segundo esfuerzo era mucho más pausado y daba lugar a la transcripción de las citas en el tercer intento, largas y metódicas para concatenar primero el sentido mismo del texto. Finalmente la selección del tema y contenido del trabajo final y la incorporación de este esfuerzo a un texto más propio, una lectura selectiva y enfocada a sustentar este escrito, que siempre procuré rebasara los límites de lo descriptivo e interrogara la lógica de los filósofos desde sus planteamientos de origen para aportar conclusiones que cuestionaran tanto la coherencia como las inconsistencias de sus ideas. Lo cual fue muy divertido. Ciertamente, cumplí a la letra la advertencia del dicho "quien mucho abarca poco aprieta" así que con recato, precaución y timidez, aspiraba a optimizar la comprensión en aras de minimizar la cantidad, así que siempre preferí ir paso a paso y calma cuando se trataba de elegir mis lecturas y acotarlas, con plena honestidad conmigo misma. Pues valoraba mucho el tiempo que debía invertir en cada texto para sentirme satisfecha y lista para hablar sobre él. Lo cual me heredó malos hábitos ya que en la vida real lo importante es arribar de inmediato al texto y ofrecer resultados tangibles de una lectura de manera muy sistemática: un par de citas aquí y allá, explicar un par de conceptos básicos que se concatenen con base en los enfoque legitimados en fuentes de la materia en cuestión y "voilá" tenemos un muy buen artículo. Por lo que podrán inferir que no escribo buenos artículos. Las personas piensan que es porque no sé cómo se hace, en realidad es que si no se trata de escribir a título propio (lo cual puedo hacer con mucha fluidez como lo hago en mi blog) necesito todos estos pasos previos, los cuales ni mi vista  (ni mi memoria) ya son capaces de retener, así que estoy a la espera de que madure mi cerebro y olvide un poco las mieles de la pausa, afianzando las competencias de la maestría que, en cambio, fueron tan veloces que también me impiden retener por mucho tiempo la atención, ya que en este caso fue optimizar la cantidad y minimizar la atención para lograr otro tipo de comprensión. También muy apasionante. Pero es información de la cual me cuesta hacer un relato minucioso porque son ideas que se atropellan unas otra y que se sintetizan en acciones precisas, valoraciones, ponderaciones, resolución de problemas, toma de decisiones, respuestas, conclusiones, mirar en el margen y detectar esa mínima inconsistencia que altera el equilibrio; en donde no cuenta el desarrollo del contenido sino el acierto en el resumen de la deliberación. 

Digamos que la primera es la narrativa del texto escrito y la segunda es la narrativa de una presentación [PowerPoint]. Complementarias, muchas veces difíciles de verbalizar fuera de su propio contexto y en general renuentes a retornar a la expresión escrita como mera descripción metódica, en tanto su esfuerzo tiene más que ver con dos formas de pensar que con dos formas de expresión. 

Realmente amé estudiar filosofía. La filosofía me regaló el problema de la conciencia cuando yo solo acudí a ella para entender la ética y desde su perspectiva buscar alternativas educativas para transformar nuestro modo de ser en el mundo y dar lugar a nuevas comprensiones de nuestros sistemas económicos y sociales, lo cual ya no lo esperaba de la filosofía. A cambio, pude comprometerme con preguntas filosóficas mucho más profundas y descubrir el problema del tiempo, la reflexión ontológica y habitar los abismos de la metafísica, tres metas que estaban fuera de mi territorio de origen, de manera deliberada. Pues la complejidad de estas materias era algo que prefería no bordar. Y ésta es la generosidad del saber. Una vez que me pregunté ¿qué es la conciencia? mi vida nunca volvió a ser igual. El problema de la conciencia me regaló a Hegel y me arrojó a la epistemología.

Hoy estoy en medio de una encantadora paradoja. Bajo la hermosa luna de esta noche, todo se siente diferente. El viento refresca y espero anuncie las aguas por llegar. Tras un día de sol y sentimientos de paz. Preparándome con entusiasmo para un nuevo encargo laboral, trato de concluir una tesis de doctorado interrumpida por la vida, el enamoramiento y los derechos humanos, así como opacada por el deseo de escribir aquello que encontré en mi búsqueda por comprender nuestra conciencia. De enero a hoy he tratado de limitar aquellos amplios propósitos porque solo uno a uno se pueden cumplir, tratar de hacer todo al mismo tiempo es insistir en postergar sin llegar a concluir. Así que ... el tiempo apremia y antes de tener que dejar los días lindos de bosque entre la serenidad y la melancolía, admirando la linda luna sin tristeza alguna y compartiendo mis sueños con las estrellas junto a los secretos de un monte vecino... una tesis será hecha sólo por el placer de empezar un hermoso libro en donde les cuente los misterios del hito de la verdad.

Y quizá poco a poco mejore mis dones en el salón de clase, por ahora los alumnos con sus preguntas me recuerdan cuánto no sé y cuánto he olvidado (y ellos gustan de sonreír ante mis torpezas). Disfruto mucho este espacio de dos horas a la semana en que puedo libre expresarme y sentir que transmito al menos dudas e inquietudes que los inviten a filosofar sobre las necesidades éticas de nuestro mundo contemporáneo. Un poco de bioética, un poco de filosofía, muchas preguntas para la ética, un poco de mí y el desconcierto en sus caras. A veces inquisitivas, otras veces interrogantes, incluso desafiantes, pero siempre atentos. Regalándome la satisfacción de ser escuchada y tomada con seriedad en cuanto al compromiso que debo asumir con cada palabra que pronuncio. Es fascinante. Porque yo nunca he sido erudita y ahora de pronto ellos esperan que yo sepa mucho más de lo que aspiro saber y sin embargo me siento obligada a darles algo a cambio de lo que no les puedo dar. Y me siento en deuda con ellos, porque en pocas clases me han dado mucha claridad, el solo esfuerzo de articular mis ideas en el pizarrón es detonar el creativo pensar y debo apresurarme a anotar en mi cuaderno lo mismo que acabo de decir, para volver a reflexionar sobre aquello que les acabo de explicar. Llego a casa y a mitad de la noche recuerdo algo que dije y que no fue correcto o del todo preciso. Y es cuando siento que no soy buena para el trabajo docente...



Y tú... ¿habitas tu corazón al ritmo de la tierra?



Feliz día de la tierra...

http://www.youtube.com/watch?v=wAmtLN4PlLU  [...un poco de Caetano]
 yhttp://www.youtube.com/watch?v=cGGu5igy7gw  [...un poco de Mirabai]

Hasta mañana amigas tortugas.







Y un poco de amor... http://www.youtube.com/watch?v=C_0pIyLZvlE para empezar la semana e inspirar esta noche de estrellas...



domingo, 21 de abril de 2013

noticias en retroceso y una cruzada en entredicho

Hace unos días les contaba, felices tortugas, que en Guatemala estaba ocurriendo un hecho histórico al enjuiciar a Ríos Montt, sin embargo, las noticias han cambiado de rumbo y dicho juicio se ha anulado por motivos jurídico administrativos. Así que antes de salir del túnel, se han cerrado las puertas. Es triste ver inercias institucionales e históricas replicarse sin posibilidad de justicia. Más allá de los estigmas hay protagonistas y partituras que no parecen revocarse. Quizá el arte de la justicia sea, no solo la toma de conciencia de estos estigmas, protagonistas y partituras, sino, y en mayor medida, la libertad de definirnos sin estigmas, reinventar protagonistas y recifrar nuestras partituras. Ya que las mayores violencias ocurren cuando el símbolo es más fuerte que la realidad que lo representa. En nombre de símbolos se han cometido las más graves agresiones a la realidad.

Al mismo tiempo vemos confrontaciones políticas en torno a la cruzada contra el hambre. Una vez que empiezan los trabajos, llega Lula desde Brasil, Rosario Robles es puesta en cuestión y llamada a comparecer ante las autoridades legislativas. El PAN con su acostumbrado modo de revancha y ventajas se visibiliza en la coyuntura de este propósito denunciando irregularidades en los procesos electorales del Estado de Veracruz; en donde se pretende hacer mal uso de los recursos de la cruzada, lo cual es injustificable. Llama la atención la desesperación de la oposición panista al ver sus espacios disminuidos y dan visos de empezar a descolocarse ante la afortunada conciliación de ser parte del pacto por México. Esta nueva postura, no encontrar en el pacto las vías para denunciar estas ilegalidades, también les restará buenos ojos; ya que en política no se puede tener contentas a todas las opiniones por igual. Lo interesante es que en vez de empezar en casa y vigilar sus propias prácticas de "compra" de votos y ver sus propios nexos con el "narco", han elegido, con claras miras electorales, atacar de improviso y por la "espalda", cual es el sino individualista de sus convicciones sociales y políticas. Será importante ver cómo se esclarecen estos hechos, si se logra ir más allá de los rincones de la impunidad y si estigma, protagonistas y partituras logran caminar hacia pugnas electorales legales, honestas y transparentes. Ofreciendo garantías de que todos los recursos invertidos en la cruzada serán utilizados legítimamente y sin desvío alguno de sus loables fines.

Todo este revuelo es bueno y saludable para el diálogo político. Sin mencionar que las fuerzas panistas acaban de reconocer la ventaja y la fuerza de la vuelta al priismo, una vez que deciden atacar con tal alcance mediático. De haber actuado de otro modo, habrían podido consolidarse en igualdad de fuerzas, pero prefirieron dar la cara con el lema "seguimos perdiendo votos" y en una actitud de franca desesperación. Habrá quienes culpen al pacto por esto, de ahí esta necesidad de deslindarse. A pesar de que ésta no es la única lectura. Ya que, en tan poco tiempo, no pueden aspirar a legitimar todo aquello que durante 12 años no fueron capaces de construir y esperar verse favorecidos en las urnas; es muy pronto para esto. Pero siempre es más fácil culpar a otros de nuestras propias derrotas. Así como el PRI seguirá enfrentando los resabios de sus propias prácticas mediante la confrontación interna con quienes se niegan a sumarse al futuro. O asumiendo los costos de insistir en la corrupción y la coacción de fuerzas como lenguaje social para  lograr su fortalecimiento político. Hay un momento en donde la filiación partidista pierde vigencia, a saber, cuando se trata de dar cuenta de los actos individuales de cada uno de sus integrantes y es cuando la ley es el único parámetro, ya que más allá de cualquier preferencia, todos somos iguales ante la ley. Así como la Iglesia Católica tendrá que deslindarse de quienes han pervertido sus cimientos en contradicción con todo lo que ella misma representa y dar a paso a que quienes hayan violado la ley afronten las debidas consecuencias conforme a derecho. En ambos casos no hay necesidad de una caza descarnada motivada en derrocar símbolos sin más; si lo que buscamos es fundar la búsqueda de justicia en aras de restaurar los daños en realidad cometidos, sin necesidad de cometer nuevas injusticias.

Escuchar a Lula fue en todo conmovedor, la conciencia clara que tiene de la pobreza como realidad de vida y no como concepto de estudio sociológico, político e histórico, hace imposible que la piel no se ponga chinita. Su invitación a ir por todo en este esfuerzo es casi impostergable así como las reflexiones que nos deja al recordarnos el lado humano de la carencia. Junto con hacernos mirar hacia la fortuna y la responsabilidad que tenemos de no vivir en condiciones de tal necesidad y la posibilidad que debemos darnos de ayudar con nuestras propias manos. Habremos de ver si las acciones se corresponden con los objetivos y se logra esta gran misión que se ha propuesto el gobierno federal.

Rosario merece más de un voto de confianza en este esfuerzo. Evidentemente, la ley debe cumplirse en todos los casos en que existen irregularidades legales o algún desvío en las intenciones que dan vida a este proyecto. Aunque creo que es desmedido pedir su renuncia así como negarle la posibilidad de lograr resultados con los cuales evaluar su trabajo y dialogar las asignaturas aún pendientes en materia de desarrollo social; las cuales no se agotan en lo absoluto en este contexto de emergencia alimentaria.

La emotividad del evento en Chiapas no le quita seriedad a los propósitos, aunque tampoco es noble apelar a lo simbólico o utilizar las causas de las personas en situación de vulnerabilidad para otro tipo de beneficios mediáticos. Lo que sí es cierto es que el trabajo de tejido y telar de la comunidad indígena Navenchauc, anfitriona de los primeros pasos de esta cruzada, es admirable y hermoso. 

Ojalá se logré la meta!


Y tú... ¿te sumas a la cruzada nacional contra el hambre?




Feliz domingo queridas tortugas.



Les dejo estas letras... para compartirles una breve reflexión de apertura que no llegó a crecer y que en realidad tuvo una suerte de conclusión.

Población callejera… estigma, modo de vida y desamparo.

Si tratamos de analizar conceptualmente la pregunta ¿qué es una población callejera? Hay una precisión primera que no podemos pasar por alto. Desde el enfoque de derechos humanos, cuando nos referimos a personas que han construido su vida en el territorio de la calle, como único hábitat de subsistencia, nos referimos a personas que viven en situación de calle. El término “callejero” implica un desdén propio de la cultura moderna con el que se implica que en la calle habita todo lo que está fuera de lo familiar, de lo conocido, de lo normalizado, de lo comprendido como bueno, de lo protegido, de lo seguro, de lo legítimo, de lo legal, de lo moral, de lo indistintamente aceptado como forma próspera de subsistencia, de la ciudadanía, es decir, del Estado.

La calle, sin embargo, no es un invento moderno. Podemos mirar a través de la historia, observar las ruinas de pueblos antiguos, documentar datos sobre su cultura y comprender visos de un ámbito de su vida social: la vida de lo común, que se desarrolla en el exterior, puertas afuera, en la “calle”. El mercado, como trueque originario de subsistencia. La vida de la polis, como el lugar de los asuntos públicos. Los templos, como culto de lo divino. Lo ceremonial y lo religioso, en sus manifestaciones más populares. El espacio de tránsito de todo lo que va y viene mientras y para que ocurra la vida misma de la “ciudad”. En este sentido, la calle es un componente comunitario de los ámbitos que conforman la ciudad. Y en correlación con cómo se conceptualice cada ciudad, será que podremos comprender la vida de sus calles.

Lo que sí es propio de las ciudades modernas es la desnaturalización de la vida a través de los códigos del “capital” (desde una mirada un tanto anacrónica), del liberalismo del mercado (desde una mirada amoral), de la desigualdad económica (desde una mirada social), de la diversidad homologada o de la estandarización de las diferencias (desde un análisis de frontera).

Las ciudades, entendidas contemporáneamente, se representan a sí mismas tanto como el lugar del exterior, el afuera visible y social (incluso riesgoso), como el lugar donde vive la ciudad misma (incluso con un propio rasgo de personalidad). La vida comercial en las calles se hereda desde épocas ancestrales, la vida de la plaza pública y los mercados. El lugar de lo común y el espacio que juntos protegemos.

En las calles habita también el desamparo, el hambre, el abandono, la necesidad, la precariedad, los vicios, la ilegalidad, la basura, el polvo, el viento, el humo, la noche, la decadencia, lo prohibido, la corrupción, el poder descarnado, la sobrevivencia salvaje, la ley del más fuerte, lo excluido, lo negado, lo no valorado, lo peyorativo, lo no visto, lo que no se quiere ver. Y es en esta dimensión de lo perdido, que miles de seres humanos se ven obligados a subsistir sin medios a su alcance, a la deriva de las calles de todas las ciudades del mundo.

¿Cómo llega el adentro seguro y calmo de la vida de las paredes cerradas al afuera de lo que parece que no existe, desde la mirada de casa? ¿Cómo se instaura un modo de vida que se confunde con la voluntad libre en medio de una economía sin libertades? ¿Cuándo este modo de vida es un derecho de identidad? ¿Por qué este modo de vida es una injusta necesidad? De esto, solo podrán hablarnos quienes valientes habitan este otro mundo de la calle, este otro modo de ser que es (quizá)… el más real de todos.







viernes, 19 de abril de 2013

sorpresas y nuevos alientos educativos

Si acaso alguna de ustedes, amigas tortugas, logró leer mi entrega anterior, les tengo nuevos alientos. Hoy no me voy a detener en este recuento que se recrudece: elecciones que en vez de ser territorios conclusivos de decisión se asumen como puntos de partida para nuevas contiendas más allá de los linderos de la ley. La perversión de la comunicación política del votante medio, o la astucia cibernética para el conteo de los votos (la cual ya hemos presenciado en otros países, ante estos escenarios cerrados de diferencias mínimas en donde se cuestiona la vigencia de la democracia electoral desde su pilar más fuerte), nos orillan una y otra vez a buscar el triunfo electoral más allá de las urnas y a través de otro tipo de validaciones legales, lo cual es ya una causa perdida: desde donde lo observemos. Lamento mucho los rostros que nos muestra Venezuela, los muertos en medio de este jaloneo postelectoral y el incierto presente que los habita. ¿De qué lado estar? ¿a quién darle la razón? se vuelve todo de segundo orden de importancia. Lo importante es: ¿cómo lograrán un nuevo consenso social entre ambos sectores de mayor representación política? Las ventajas del conteo del 100 por ciento de los votos, como habría sido grato que ocurriera en México en el 2006, daría la certeza de que quien gobierna es quien ganó. Que sí se torna absurdo contar con todo un aparato de votación y luego deslegitimarlo en función de los resultados obtenidos, es cierto. Sin embargo, son otros factores, más allá de la institucionalidad electoral, los que establecen las condiciones para que existan dudas y opacidades en los resultados oficiales, no solo en este caso, pasó en Estados Unidos y pasó en México. Suerte a Capriles y suerte al chavismo encabezado por Maduro. Ojalá lograran gobernar juntos y hermanar sus causas y a sus seguidores. 

...Ahora acaban de darnos el anuncio de que sí habrá auditoría del 100 por ciento de las cajas electorales y nos llegan señales de calma para iniciar senderos de reconciliación. Son buenas noticias.

Consternada por las bombas en Boston, más todo lo demás ocurrido esta semana. Un temblor puso a Irán en el mapa. En fin... la vida sigue y sigue y con ella... todo lo bueno y todo lo malo de nuestra humanidad. Pero llegan voces de luz que nos invitan a pensar más en todo lo bueno que ocurre, o que puede ocurrir a través de nuestras manos. Gracias por estas voces de aliento y amistad.

Y es este llamado de luz el que me toma por sorpresa y me hace recordar que quedan muchas razones por venir y nuevos alientos de esperanza para continuar con nuestros caminos. Y espero que en estos lugares en donde la tragedia está lastimando nuestras vidas, lleguen estos rayos de serenidad desde las personas que ocupan sus horas y sus días para amar y meditar. 

Antes de concluir el día... es tiempo de escuchar música y nutrir nuestros sueños de mágico futuro.

El futuro siempre tiene la posibilidad de ser algo que aún no está definido. Parece que caminamos a paso de tortuga, sin embargo, hay pasos lentos que permiten la futura velocidad. 

La próxima evaluación de las y los maestros que forman parte del sistema educativo mexicano es una oportunidad para incursionar en nuevas visiones sobre el presente y el futuro de la educación en México. Por un lado, garantizar que cumplan con los objetivos ya planteados en los marcos normativos (planes y programas), a la vez que, mientras se preparan para ser mejores profesores, aprendan estrategias a partir de su propio proceso de formación. Para comprender los procesos que tendrán que guiar en las y los alumnos, en concordancia con lo que cada uno necesita para desarrollar lo mejor de sí y las mejores herramientas para desenvolverse ante las exigencias del mundo por venir. Al mismo tiempo que el alumno pueda contribuir a la construcción de este mundo desde nuevas visiones, gracias al proceso de desarrollo escolar que logre alcanzar y gracias al papel fundamental de las y los  profesores en el aula.

Definitivamente la necesidad de esquemas bilingües y trilingües es fundamental, tanto desde la perspectiva de quienes poseen una lengua de origen que no sea el español, como quienes son hablantes de español. La posibilidad de aprender a través del uso razonado y aplicado de lo que se aprende, desde las competencias básicas de español y matemáticas, hasta comprensiones más complejas desde los campos de las distintas ciencias. La apertura al mundo, haciendo uso de las nuevas tecnologías de la información, junto con una visión histórica de apropiación hacia las necesidades presentes y con proyección a las posibilidades futuras, tanto de México como del resto del mundo, y en relación entre sí. La posibilidad de darle un lugar mucho más relevante al arte y a las artes, desde el dominio de nociones básicas hasta la posibilidad de desarrollar talentos propios en al menos una de estas artes. Incluyendo en estas artes el legado artístico de las culturas originarias. Trazar una historia nacional en reconciliación con todas las fuentes de cultura que nos han forjado. Enriquecer el concepto de comunidad educativa. Fomentar en las y los alumnos un sentido armónico de la vida a partir del autoconocimiento y de sus propias reflexiones sobre la información que reciben, su entorno cotidiano y el mundo que los rodea. Incrementar la formación en materia de estado de derecho, conocer la constitución y comprender el sentido y valor de las leyes así como lo importante que es que ellos puedan formar parte de los procesos legislativos. Encontrar en los derechos humanos un punto de reunión para convivir con las diferencias religiosas, culturales, ideológicas, o de cualquier orden. De tal manera que tengan un referente común, en tanto seres humanos, que les permita canalizar la expresión de la diversidad, la diferencia y la pluralidad sin violencia alguna. Incentivarlos a buscar su lugar en el mundo y trazar una luz hacia el futuro, a partir de opciones reales y de información sobre cómo encaminar sus pasos hasta sus metas. Garantizar no solo el nivel educativo de primera calidad en todos los contenidos, de acuerdo con los estándares ya establecidos por cada una de las disciplinas y ciencias, también lograr que esta herramienta académica se transforme en una competencia para la vida, en tanto sean personas conscientes de sí y capaces de hacer cosas que los integren al mundo como parte importante de la comunidad a la que quieren pertenecer. De acuerdo con sus contextos, educarlos en un ambiente de creatividad en donde puedan enriquecer su entorno y descubrir en su medio riqueza y espacios para inventar formas de vida. Ayudarlos a definir y elegir un campo de acción en el cual puedan desarrollarse, lo cual les permita comprometerse consigo mismos. Dotarlos de herramientas en tecnologías biológicas y ecológicas para un desarrollo sustentable de la vida. Hacerlos conscientes de los retos que tendrán que enfrentar como país y como individuos, en términos económicos y políticos. Incrementar su formación en materias económicas. Para que aprendan a involucrarse en los procesos de desarrollo de manera activa y con iniciativas propias que vayan más allá de la prestación de servicios, la microempresa y la burocracia. Sembrar semillas para que nazcan los profesores del mañana y, con ellos, los ciudadanos de hoy. Hace falta una visión de integración en cuanto a los procesos productivos que debe ir ligada de un incremento sustantivo en los salarios (llamados mínimos) que permita hacer de los oficios profesionales y de calidad una fuente de subsistencia digna y que brinde sustento al desarrollo y doble integración de la comunidad en función de la satisfacción de sus propias necesidades.

En este contexto, los profesores no solo necesitan ser expertos en sus campos de trabajo, también deben aspirar a una comprensión de la complejidad del mundo y de las necesidades mutuas y recíprocas entre la comunidad, el presente, el futuro y la formación de las y los alumnos. 

Esta evaluación debe ser un reto para ir mucho más allá de garantizar la permanencia y la satisfacción de aprendizajes mínimos en el desempeño magisterial. Debe dar cabida a transitar de la precariedad de la vida a la sofisticación de las culturas, sin necesidad de violentar a ninguna persona; con base en un enfoque de crecimiento productivo e incremento en los niveles de vida a partir de la garantía de un ingreso sustentable y digno. 

Pueden ser los mismos profesores quienes empiecen a innovar en prácticas en sus salones de clase con base en el marco normativo actual antes de pensar en una revolución total que sea más ambiciosa en cuanto a todo lo que podemos hacer en materia educativa. Cualquier acción futura será más fuerte y efectiva si contamos con profesores a la altura de los retos por venir y que cuenten con el reconocimiento que merecen. Tomando en cuenta que cumplen una función única y fundamental para la realización de todos los fines de la sociedad. Si bien son procesos que van en construcción conjunta y en paralelo, contamos con malas experiencias en el pasado al tratar de implementar buenas mejoras sin haber atendido la necesidad de fortalecer las capacidades y competencias de las y los profesores encargados de llevar a cabo estas aspiraciones. De ahí la importancia de tomar en serio este paso en curso y sumar esfuerzos para que el resultado rebase nuestras expectativas pronto.

El camino para transitar esta evaluación necesita ser progresivo e intensivo, las y los profesores deben estar dispuestos a crecer y revolucionarse a sí mismo tal y como su vocación lo implica. El aprendizaje, el conocimiento, las y los alumnos deben ser el centro de su trabajo. No podemos argumentar en contra de que quienes merecen estar al frente de las aulas son las mejores personas para formar a los futuros ciudadanos y ciudadanas del país. Recordando que una cosa es darles herramientas de pensamiento y otra es dogmatizarlos con altos contenidos "políticos" que pervierten el proceso del libre pensamiento y de la consecución de una democracia efectiva y sana. Y éste es otro aspecto importante para la evaluación, ya que las escuelas se convierten en nichos de inconformismos, desinformación, adoctrinamiento político social, ante el alto componente de intereses políticos que conforman hoy los usos y costumbres de los magisterios. De ahí que la profesionalización pueda llegar a ser una vía para aprender a separar nuestra ideología de nuestro quehacer y enseñar a las y futuros ciudadanos a elegir por cuenta propia su modo de ser y de pensar, sin necesidad de fomentar en ellos ningún tipo de afirmación de clase o de tipo alguno. 

Creo que si se logra este primer objetivo con esta reforma en ciernes y el total de profesores nos pueden dar estas certezas, serán ellos mismos quienes logren incorporar otras alternativas que hoy vemos en otros países como formas exitosas de educar y crecer como seres humanos. En tanto el problema actual no es el qué, éste tiene más de una vía de solución, baste echar un vistazo para ver el haz de posibilidades que podríamos tener a nuestro alcance. Insisto, el problema que tenemos hoy es el cómo, cómo lograr que nuestro sistema responda con logro a las expectativas de cualquiera de las alternativas que podamos plantear. Tenemos más de un caso en donde por buenos que fueran los materiales, los planes y programas, el sistema no lograba los objetivos a causa de las carencias estructurales en la carrera magisterial y la falta de competencias adquiridas por parte de los propios profesores a quienes luego se les exige que las transmitan a sus alumnos. No podemos dar lo que no tenemos. De ahí que trabajar con ellos, crear un sistema de evaluación, que les permita adquirir ellos mismos las competencias que se espera desarrollen los alumnos, es una tarea de hormiga, y casi a pie tortuga, pero indispensable para viabilizar cualquier diseño educativo que la sociedad consense como óptimo. No podemos seguir innovando en las leyes lo que nuestros profesores no logran satisfacer en las aulas. Por eso debemos ayudarlos a que ellos mismos se conviertan en quienes queremos que se conviertan las personas a las que están educando. Y éste es el eslabón más débil del sistema educativo mexicano. Metas loables en el papel, logros imposibles en las aulas. Porque siempre se hace primero el gran diseño de la educación y luego se piensa en la implementación en las aulas. 

La secundaria se volvió obligatoria cuando todavía no se contaba con los profesores que pudieran satisfacer esa demanda y sobre la marcha se iban formando los profesores, una vez que se tuvo una primera generación completa de profesores preparados para la enseñanza de la formación secundaria cambió la currícula y el enfoque de enseñanza. Hay una constante disociación entre el proceso de formación de las y los maestros y el proceso de las políticas educativas en torno a lo que se espera que las y los alumnos sepan y aprendan. De ahí que primero invertir en contar con las personas idóneas para sacar adelante los retos que el sistema educativo exige es una vía corta y rápida para lograr por primera vez incidir de manera significativa en las prácticas en el aula en correspondencia con el avance de nuestros propósitos en el papel, en la teoría y en las leyes.

Por lo que es a través de la propia transformación de las y los profesos que ellos podrán  convertirse en las personas que esperamos forjen en cada uno de sus alumnos. La nueva evaluación debe ser el motor para lograr este fin y no un escollo más en caso de que se planteara como un esquema acartonado y de simulación, cuyo objetivo último se redujera a justificar su existencia y el uso de recursos públicos en aras de sobrevivir. El nuevo sistema de evaluación corre el riesgo de convertirse en un nuevo elefante blanco. Creo que las verdaderas batallas por librar están en los contenidos de esta evaluación, en los mecanismos para arribar a su completa aplicación, en las maneras en que las y los profesores podrán integrarse a este proceso y preparase para lograr el mejor desempeño en sus pruebas. Y visto desde este punto de vista es una oportunidad para crecer y para que las y los profesores descubran el universo de posibilidades que tienen en sus manos y la grandeza de su labor. De ahí que deben ser ellos los primeros en contar con las herramientas que quieren transmitir. 


Y tú ... ¿quieres aprender para enseñar a crecer?


Feliz viernes queridas tortugas.





lunes, 15 de abril de 2013

aprender... educar... aprender a educar o educar para aprender

Quizá el evento más importante de estas últimas semanas sea el juicio a Ríos Montt en Guatemala. Al menos, si queremos hablar de justicia y nuevos retos para nuestro futuro social. Ya habíamos visto a Pinochet refugiarse en su edad avanzada y supuesta mala salud para librar el fallo de la ley. Argentina nos ha sorprendido logrando enjuiciar y sentenciar a algunos de los uniformados que le dieron rostro a una de las barbaries más recientes; cuyas atrocidades lograron superar los horrores de la segunda guerra mundial, en una era en que debieron ser cosas del pasado estos abusos. En este contexto, América; que siempre ha insistido en ir dos pasos atrás de Europa, dándose el lujo de no aprender de los errores históricos del viejo mundo como renuncia a su posibilidad de reinventarse cual nuevo mundo fue fundada; fue el escenario de genocidios múltiples hasta hace no mucho tiempo y es apenas ahora que se dejan mostrar con todos sus efectos los alcances de estos hechos, aún en proceso de ser censurados y reparados. 

Guatemala no sólo no fue la excepción, sino que ha sido cuna y ejemplo del exterminio indígena. Centroamérica toda no se queda atrás y la migración que sigue aparejada de brutalidad no deja de estar asociada con este designio ancestral.  

A la par que escuchamos los testimonios que dan cuenta del maltrato deliberado y encarnizado a los miembros de las comunidades indígenas por parte del ejército guatemalteco, así como conocemos historias de integrantes de los movimientos guerrilleros que también sembraron sangre y terror a su paso por territorios indígenas, muere Margaret Tatcher y se despierta el espíritu de los años ochenta. Nos llegan reminiscencias de la guerra fría ante la situación inconcebible entre Corea del Sur y Corea del Norte. Descansamos un poco de China y su nuevo poderío y tratamos de olvidar que Europa sigue remendando sus restos. Se libra la batalla legal por los migrantes en Estados Unidos, entre voces inconformes desde ambos lados de la balanza.

El problema generalizado es el desamparo. ¿Qué futuro nos espera? Las leyes llegan con retraso para dar cabida a las necesidades nacidas del malestar económico, ante una situación social que no logra reorientarse con alguna certeza, salvo cuando se trata de la revista Forbes y nuestros grandes ricos del mundo. O llegan con anticipación cuando la realidad no alcanza para satisfacer sus loables propósitos.

La amenaza de la letalidad nuclear se asoma a la vuelta de la esquina y parece confirmarse nuestra imposibilidad de ser humanos. Todo esto sin mencionar al talismán y demonio de nuestro continente: el "narcotráfico". Cuyo lavado impregna todo el fluir monetario y financiero de la vida en el planeta. De manera más primitiva y cada día más aparejados: el negocio de las armas como fuente de riqueza ilimitada. Y colindando las puertas del infierno: la trata de personas, la explotación sexual y comercial infantil...

Dicen que las próximas guerras serán por agua.

¿Acaso necesitamos una buena razón para justificar este horror? ¿No ha sido ya la demencia petrolera ejemplo suficiente? ¿De quién es la tierra y quiénes merecemos recibir sus bondades tanto como sus excedentes y regalías que le son propias? 

Para mí las respuestas siguen sin ser tan obvias, cada quien elige una bandera, hay quienes no se enteran de las cosas que pasan, pero cada quien se aferra a su propia verdad como si la certeza de poseerla le justificara para odiar. Las religiones hacen las veces. Justifican también las injusticias en el nombre de Dios. Se contraponen y combaten entre sí en contra incluso de su propia naturaleza de origen, disputando la franquicia del Dios verdadero. Cada vez conozco más personas que tras alguna revelación espiritual, religiosa, divina o en el confort de la zona zen, justifican todas sus violencias sin necesidad de violentarse, y con cierta satisfacción egocéntrica se satisfacen de que Dios, el Karma o la energía poderosa del Universo sabrán castigar (o dar lo que les corresponde) a quienes perturban su estado superior de "bienestar" espiritual;  y aún con altanería (perdón, he de decir:  "desapego") disculpan a quienes no han logrado tal estado enaltecido... con cierto beneplácito de encontrar alguna razón para encontrarse especiales en medio de la indiferencia que nos caracteriza como cultura. Todos estos recursos se fortalecen para evadir el enorme desamparo del sinsentido de un mundo y una historia humana que no quiere soltar sus amarras para crecer. 

Vivimos una época fascinante. Porque estando tan cerca de llegar a ser verdaderos místicos, seguimos persiguiendo una satisfacción personal de tener la razón, de ser mejores, de merecer un poquito más que los demás, de ser más fuertes, más exitosos, más felices, más cuerdos, más sanos, más sabios, más justos... más dignos. E insisto: resistir los discursos llamados de la exclusión con más exclusión no será nunca una solución pacífica, ni una alternativa para erradicar la exclusión. Será siempre una desobediencia que reproduce los horrores del sistema con una narrativa diferente que, como toda narrativa del poder y de la exclusión, se adorna a sí misma para autosatisfacer el ego. De ahí que los movimientos sociales pasen con tanta impredictibilidad del clamor justo a la catarsis y de ésta al odio. La resistencia es sólo un estado de excepción, una coyuntura de emergencia... como forma de vida sólo logra fortalecer todo aquello contra lo que se enfrenta, ya que su sola rebeldía hace real todo aquello que dice querer combatir, de tal suerte que si en realidad desapareciera el enemigo tendrían que reinventarlo para no tener que hacer el esfuerzo de crecer. Y en este síntoma: derechas, izquierdas y todas las etiquetas que quieran enaltecer dejan de distinguirse en lo absoluto.

Ahora bien, lo cierto e incuestionable es que vivimos en un mundo que reproduce horrores y que quienes se benefician de esos horrores acumulan poder más allá de lo imaginable y que quienes ostentan este poder, casi de manera enloquecida, están dispuestos a cualquier cosa para mitigar a todos aquellos que puedan limitar o cuestionar la ostentación de tal irracional poderío. En esta coyuntura, los discursos de resistencia son una expresión sublime de la defensa por todo lo que es justo para la humanidad. De ahí que sí tenemos un gran problema a combatir: los delirios del poder. En tanto no son sólo furores de la vida privada, son perversiones que trastocan la vida privada de todos los demás. Estos intereses, estos personajes, estos capitales, son algo que debemos detenernos a estudiar con mucho más cuidado y mesura, ya no es sólo una cuestión "ideológica" ni de banderas de algún tipo. Son hechos y decisiones que condicionan la vida de millones de personas, sin apego ético a ningún tipo de responsabilidad de corto, mediano y largo plazo. Sin conciencia alguna de cuál es el límite del actuar de los seres humanos, cuál es el propósito de la naturaleza, cuál es el sentido de la vida, qué es lo justo y porqué la ambición de una cultura de la competencia nutre vicios que se pagan con vidas humanas, otorgándole a estas vidas la cualidad instrumental de ser objetos al servicio de propósitos de los cuales no comparten beneficio alguno. ¿Por qué esto está bien para tantas personas? ¿Cómo llegamos hasta aquí? ¿Cómo encontrar una solución en la que podamos sumar todos y dejar de restar para "ganar"? 

Y ante estas aberrantes realidades... es que la resistencia sí logra un espacio como modo de vida... a pesar de ser un modo de vida limitado cuya fuerza radica en la carencia de futuro. Por lo que no será nunca una solución de largo alcance. 

Lo alarmante es que lo miremos desde donde lo miremos... el odio sigue siendo un motor de nuestro mundo. La rabia es un sentimiento más poderoso que el amor porque nos arrastra a actuar con más precipitación. Mientras los actos nobles siempre llevan el sino de la mesura.

En conclusión, habitamos múltiples guerras: las rivalidades ideológicas, las intolerancias religiosas, los movimientos sociales, los abusos del monopolio del uso de la fuerza pública, los grupos de autodefensa, las omisiones de los Estados, las disputas internas de las delincuencias organizadas, poblaciones civiles armadas, inseguridad cruenta, combate al narcotráfico, los movimientos de indignación ante el deterioro de las seguridades económicas, el desempleo, la migración forzada y en condiciones de alto y grave riesgo, los tipos y modalidades de violencia contra la mujer, capitales en competencia, la violación sistemática de derechos humanos, la pobreza, el hambre, la falta de protección para las y los niños, la falta de oportunidades para las y los adolescentes y jóvenes, las discriminaciones, los fanatismos, las ambiciones, los fascismos, las avaricias, las injusticias, los odios, las envidias y las violencias.

Cuando se habla de educación, mejor aún: cuando decimos que la solución es la educación (la solución para un futuro viable), cuando afirmamos con convicción que la educación es una inversión indispensable, fundamental, incuestionable, al sugerir la educación como una estrategia de transformación y revolución...o al afirmar que educación es lo que falta para conservar la cultura y los valores... a qué "educación" nos referimos.

En México; en medio de un cúmulo de reformas y buenas decisiones que han brindado al menos el beneficio de la duda para vislumbrar algunas luces en la satisfacción de necesidades urgentes; se respira un aire de polarización histórica... heredada, aprehendida y, en algunos casos, corroborada con experiencias que la población atestigua como propias. Se nos anuncia una cruzada contra el hambre y surgen muchas interrogantes: ¿cuál es su finalidad? ¿quién se va a enriquecer? ¿es populismo electoral? ¿por qué no se buscan soluciones de fondo y de largo plazo? ¿es pura simulación? ¿es el mejor curso de acción? Entre el desconcierto y el asombro suspendo el juicio y me inclino a la bien intencionada ingenuidad. Sé que cuando las cosas son de índole grave, el simple refugio de la ingenuidad pueda ser mucho más que simple comodidad, tal actitud se puede confundir con cómplice omisión. Pero me niego a insistir en vivir de fantasmas. El pasado debe poder enseñarnos mucho más que rencor político y desconfianza. 

Lo que más me asombra de la cruzada contra el hambre es que no ha encontrado eco. La oposición se queja de la intervención de ciertas empresas privadas. La pregunta es porqué no se involucraron más empresas privadas si se hizo una invitación amplia y abierta, cuántos ciudadanos están dispuestos a solidarizarse con esta causa. ¿Se han inscrito voluntarios? Tal parece que no hubo mucha respuesta. Probablemente, el temor de que sea un fraude es un buen aliciente para mantenerse al margen. La idea de que dinero en manos de Rosario Robles es dinero en riesgo. Tanto como su traición a la izquierda es un estigma del cual no podrá librarse. La identidad no priista que las nuevas generaciones han sido incentivadas a adoptar por consigna y en concordancia con los prejuicios históricos que colman México. No lo sé. El hecho es que algo que pudo ser un espacio para confluir y movilizar causas, se ve como un sitio huérfano al que todos renuncian porque su pureza política e intelectual les impide asociarse a una política pública que no sea la perfecta. Lo cual es muy respetable. Aunque yo sigo rescatando que es mejor lo que tenemos ahora que la ineptitud gubernamental que tuvimos por 12 años. Yo veo a la cruzada sumada a una lista de estrategias en paralelo y una suma de acciones transversales en aras de dar un giro de tuerca a las condiciones de la necesidad y el arribo a una nueva seguridad, con un componente importante en la participación ciudadana, con un compromiso firme desde el Estado en tanto su responsabilidad primera. Y desde esta perspectiva la debilidad mayor que yo encuentro es cómo se va a garantizar el ingreso y cómo se va a incrementar el ingreso, ya que sin capacidad de un consumo digno para el 100% de la población, quedarán comprometidos muchos de estos objetivos.

Mi pregunta es qué clase de democracia estamos construyendo, o de qué sirve todo el dinero invertido en las elecciones y en las urnas, si de lo que se trata es de trabajar para un bando y de dejar al Estado en segundo lugar. ¿No es el Estado el espacio neutro desde donde se gestionan los proyectos comunes? Es triste que unos usen el hambre como bandera sin lograr convencernos de que es una acción de largo aliento y que otros usen como bandera su arbitrario juicio para convencernos de que serán seis años de esfuerzos fallidos antes incluso de razonar con las nuevas iniciativas y de contar con resultado alguno. La invitación a la cruzada contra el hambre sigue ahí abierta para que cada quien participe conforme a sus propios principios y si es solo demagogia, caro pagaremos todos, ingenuos o no, el tener que convencernos de que vivimos en un país sin futuro político alguno, más que el de las "armas". Ante lo cual me niego. Esas formas de lucha son ya anacrónicas y cuasi analfabetas en términos morales. México merece revolucionarios que no necesiten de la sangre para construir una nación. Sí tenemos leyes. Y si los detractores de la cruzada contra el hambre tienen razón, qué poco hemos aprendido de nuestro pasado.

Lo más curioso es que yo no voté por la opción política que hoy gobierna el país. Me dolió mucho el resultado de las elecciones. Me decepcionó mucho el sistema electoral y su falta de dirección en cuanto a las prioridades de su mandato. Y lo primero que fue obvio era que vendrían tiempos represores, en eso, nunca hubo engaño. Aún cuando yo ahora creo que es un relato que intenta replantearse desde el primer día de gobierno y que nos invita a convencernos de que no necesariamente será de ese modo. En tanto existe una conciencia plena de la complejidad de las problemáticas que enfrentamos y de que incrementar violencia no es una solución viable. Y eso ha sido una grata sorpresa de los nuevos discursos políticos con los cuales se han hecho compromisos que las ciudadanas y ciudadanos esperamos ver cumplidos. Porque de eso se trata la buena política, de lograr cumplir con la palabra dada.

Quienes votaron por Enrique Peña Nieto votaron con pleno convencimiento, así como quienes aceptaron dinero para ir a las urnas lo hicieron con certeza. Ganó su proyecto. Creo que el pacto es un hecho inédito y que es una invitación a resolver los serios problemas que enfrenta hoy México, desde una nueva perspectiva. Creo que sí es un tiempo de lograr más que en el pasado y confío en la buena voluntad que acompaña los nuevos propósitos. Es un tiempo para ser una oposición activa que propone y construye en conjunto. No es más el tiempo del discurso de la resistencia, al margen, en pie de guerra que se vio alguna vez obligado a la violencia como único recurso. Creo que esto es lo que sí crecimos en estos 12 años y el escenario que el panismo ha hecho posible,  a pesar de la guerra infame de Felipe Calderón. No es tiempo de renunciar a los espacios de interlocución razonada. No es tiempo del estigma autoritario de un pasado que no podemos volver a revivir aunque algunos quisieran que así fuera. Es tiempo de caminar con los nuevos vientos y asumir con responsabilidad de Estado un futuro posible. Hoy, todos somos el Estado.

Estamos perdiendo la distinción entre opinión e inquisición, al negarnos cuestionar hacia dónde van los nuevos diálogos ciudadanos. Cuál es el papel de una participación ciudadana que aspira a crecer más allá del clamor reactivo ante situaciones límite, una vez que logró ganar más de una batalla y se ha convertido en un interlocutor de largo aliento. Esto es algo que puede valer la pena reflexionar para construir nuevas oposiciones desde otras perspectivas de cara a la necesidad de seguir encontrando soluciones a los problemas que, sin importar todas las estrategias en pugna, nos siguen mitigando por igual.

Los grandes revolucionarios mueren por lo que creen no para que nosotros nos aferremos a las causas por las que ellos lucharon, sino para que nosotros tengamos la oportunidad de tener nuevas causas, de otro modo, su muerte ha sido en vano.

Para mí es aliento de esperanza la reforma educativa. Ante las nuevas intolerancias imperceptibles; en donde los seres humanos prefieren cerrar los ojos y pensar en sus enseñanzas espirituales, psicoanalíticas o farmacológicas (de dos veces por semana) cuando alguien los contradice en medio de una conversación entre personas que solían ser amigas; me aterroriza descubrir que la solución que muchos han elegido es evadirse por completo del mundo. Adherir a un estado de no perturbación que los obliga a "satanizar" todo otro ruido que no sea el de su propia voz. Muchas personas ya no están dispuestas a dialogar ideas ni a expresar sus opiniones. Solo cierran los ojos y piden paciencia para "no engancharse" en medio de una conversación, es decir, se autoprograman para no involucrarse con ningún otro sentimiento que no sea el propio. Parece que con cierto convencimiento de que la plenitud es una suerte de renuencia a ser parte del mundo y una renuncia total a la comunicación. 

Estamos presenciando una era de solipsismo cultural: cibernético, espiritual e ideológico. Se ha vuelto prescindible escucharnos. Cultivamos llegar a ser impermeables (como si se tratase de una nueva virtud), volviéndonos incapaces de tocarnos los unos a los otros. Una comunicación que no está dispuesta a transformarse a través de cómo nos tocan las palabras, sentimientos y vidas de otras personas, es una comunicación nula. 

Es cierto que necesitamos un ajuste temporal una vez que tuvimos a nuestro alcance la inmediatez cibernética, la cual nos hace más impacientes, nos acostumbrarnos a traslapar nuestras letras en un chat y perdimos la pausa de la charla. Todo esto fomenta una nueva intolerancia que debemos aprender a superar, como nos lo hemos propuesto con muchas otras de nuestras intolerancias. 

Cuando nos sentamos a conversar, quienes todavía tienen tiempo que perder en un café, una cena, o cualquier tipo de actividad social que poco a poco solo se reduce a algo de lo cual debemos prescindir para ahorrar (dinero, tiempo, energías...)... parecen faltar las palabras, parece ser inasequible comprendernos al menos que asintamos dándonos la razón unos a otros. Al mismo tiempo, pocas personas tienen tiempo de levantar el teléfono y de viva voz decir hola. De tal suerte que parecería que algunos espacios sociales se ven restringidos, en alguna medida, por haberse vuelto ineficaces e ineficientes. Hay una ecuación cada vez más evidente: invierto dinero que me redituaría más si lo gasto en otra cosa y pierdo el tiempo al tener que prestarle atención a otro ser humano, en vez de concentrarme en mi proyecto de vida, con base en el desgaste que a mi nuevo esquema de valores esto le ocasiona, pues ahora está muy de moda que las personas nos quitan energía. Así que mejor de lejos nos queremos, nos acompañamos y nos acercamos virtualmente desde nuestras cotidianas vidas solipsistas. 

Hay cierto encanto logrado en este proceso, de ahí que nos satisfaga este nuevo estado de las cosas. Ya que de cierto modo nuestra naturaleza solipsista es innegable. Como si viviéramos encerrados en nosotros mismos y ninguna ventana fuera lo suficientemente adecuada para lograr comunicarnos y lo que tenemos ahora es una ventana para acceder a nosotros mismos y establecer una relación con nuestra propia conciencia sin precedentes antropológicos. Aprendimos a conectarnos con nosotros mismos de un modo que no sabíamos que era posible y que nos libera por completo de todos los tormentos de la otredad. Es como una fantasía cumplida. Es una paz que nos había sido inaccesible. Y como tras todo gran descubrimiento, necesitamos explorarlo hasta su perversión para poder regresar y revalorar la importancia de no cerrar la ventana de la objetividad, y restaurar el hito de la comunicación (fuera de este solipsismo) como un signo de nuestra humanidad. 

Nos falta conocimiento sobre las tragedias de esta nueva soledad, ahora tan libre y tan plena, antes de empezar extrañar la cercanía de quienes amamos, para recordar la ternura y la palabra amiga que no podemos brindarnos a nosotros mismos. Falta calma para descubrir que el sentido de nuestro proyecto de vida no es algo que nos podemos dar en soledad y sin este sentido, que nos lleva más allá de nuestros solipsismos, la vida misma pierde valor. 

Estamos en una estación de tránsito. La meta no es este bienestar de aprender y disfrutar estar con nosotros mismos (lo cual tiene sus méritos propios en el proceso de crecimiento) la meta es lograr restaurar el tejido social de nuestra vida emocional sin necesidad de perder esta nueva identidad que hemos fincado desde la autenticidad pero sin necesidad de temer entrar en relación con las otras personas, sin necesidad de la inmadurez de una coraza impermeable a la vida.

Estos son los nuevos horizontes, desde los horrores hasta el salvo solipsismo. La pregunta: ¿la educación hoy prepara a nuestros niños y niñas para vivir en el mundo? 

¿Nuestros profesores están conscientes de la dificultad que enfrentan? Yo no creo que se trata de culpar a nadie del pasado. Sí creo que para lograr pasos hay que ir por partes y que los profesores deben ser una parte fundamental de la solución. Pues son ellos quienes tienen el privilegio de estar en las aulas cara a cara con cada uno de los nuevos ciudadanos de nuestro país. La docencia sigue siendo la labor más digna en una sociedad. México tiene varias asignaturas pendientes al respecto. Por inacabado que sea este punto de partida. Y sin desdeñar la ventana de oportunidad de enriquecer las leyes ahora en proceso. Es inadmisible que mientras el horizonte es un rompecabezas que ni la física cuántica logra descifrar, tengamos niñas y niños que dejan la escuela primaria sin saber leer ni escribir. El deterioro de muchas escuelas del país. Los bajos salarios y el desprestigio de las y los maestros. Son solo ejemplos de todo lo que debemos corregir. 

La tarea es de por sí ardua. Será un camino más propio: despojarnos del pasado e interrogar el presente con franca ingenuidad ante la posibilidad de un nuevo futuro.


Y tú... ¿disfrutas leer y escribir en soledad?


Gracias tortugas por abrir sus caparazones a estas letras.




viernes, 12 de abril de 2013

preámbulo para un diálogo sobre la educación nuestra...

Los eventos y festejos se siguen acumulando. La luna nueva de marzo llegó con el sino de una época en proceso de renovación y ya es abril. La semana santa renació tras el primer sopló de la primavera. Días fértiles se aproximan y nacen las nuevas semillas del año. Y nos preparamos para una nueva luna llena.



Me quedé desde el día de las mujeres, 8 de marzo, con la inquietud sobre este festejo tan lleno de contradicciones. El día del amor y amistad se nos convocó a bailar por la no violencia contra la mujer, lo cual sigue siendo incomprensible para mí. Si bien hay relaciones en que el amor se cifra con violencia, y en particular siguen siendo generalizadas las prácticas de violencia contra la mujer; el día del amor y la amistad es precisamente el día en que recordamos que somos mucho más que dos. Hombres, mujeres, niños, niñas, adolescentes, sin edad, sin género ni orientación sexual, animales humanos y no humanos, en comunión sólo por el hecho de que podemos amarnos y amistarnos. Llegó entonces el día de la mujer y poco se habla de lo que nosotras somos y queremos. Mucho se menciona la violencia a la que estamos expuestas, cifras y riesgos, indignación y reivindicación. Todo ello urgente aunque quizá las jornadas de finales de noviembre sean un foro más propicio para esta forma de expresiones y denuncias. Lo cierto es que somos un problema o tenemos un gran problema. Lo cual no es del todo claro, incluso para nosotras. Somos mujeres.

Pero ¿qué mujeres queremos ser? Quizá es una pregunta que cada una de nosotras podrá responderse a sí misma para elegir por cuenta propia cómo ser mujer y qué persona quiere construir de sí misma en igualdad de condiciones entre todos los seres humanos. Reconocemos nuestra propia voz entre miles de voces que nos acompañan tan cerca que parece que las llevamos dentro nuestro, que parece que es nuestra propia voz. Pero si nos detenemos con un poco más de calma descubrimos el extravío de un latir que no nos enseñan a escuchar como propio, ese latir que nos descubre quiénes somos, nos da libertad y nos hace capaces de tomar nuestras propias decisiones. El latir de nuestro propio corazón. Festejar el día de la mujer, para esta tortuga, es que las mujeres tenemos al fin esta hermosa prerrogativa, como parte de nuestro ser mujer. Y es esta voz la que nos enseñará el camino que queremos seguir de ahora en adelante, en nuestro andar humano.

La conmoción de marzo había comenzado algunos días antes de esta reflexión, Hugo Chávez murió el 5 de marzo y con su partida un nuevo tiempo se instaura. Vimos el despliegue del oportunismo político de Nicolás Maduro como heredero vitalicio de su legado revolucionario, el cual conforme se ha ido afianzando con base en la justicia de sus logros tiende más a una monarquía dictatorial de Estado que a un país democrático y socialista. Con cierta ironía, los frutos del trabajo de Chávez deben ser para todos y todas las venezolanas y venezolanos; más allá de esta oposición a muerte en que se han venido cifrando las decisiones gubernamentales ante la necesidad de hacer frente a la pobreza denigrante y ante la insensibilidad de una sociedad que perdió la cordura ante los excesos del petróleo; se instauran nuevas preguntas cuando vemos que quienes conforman la oligarquía dominante (el chavismo) no están dispuestos a compartir el poder, a transitar hacia un equilibrio de poderes, a dar pie a la alternancia política. Y es aquí donde izquierdas y derechas son igualmente autoritarias. Si bien una de estas tendencias lucha por la revolución en aras del bien común a pesar de la pérdida de bienestar de quienes encuentran satisfechos proyectos de vida plenos y viables; y la otra tendencia insiste en la conservación del bien común a pesar de que apareje miseria y condiciones inhumanas de subsistencia, entendiendo como bueno sólo aquello viable tal y como las cosas han sido hasta ahora. De ahí que en el primer caso se afirme la voluntad en tanto la posibilidad de incrementar el bienestar de unos a costa de limitar privilegios del bienestar de otros y, en el segundo caso, se afirme la voluntad en tanto se logre conservar el bienestar de unos a pesar de la falta de bienestar de otros.

Cabría aquí la reflexión ética de cuál de estos equilibrios es más justo y más correcto. Por el momento no me detendré en ello, ya que parece obvio... y, precisamente, no es tan obvio. Seguimos en disputa y enfrentados al respecto, incluso como si se tratase de una cuestión de valía personal y respeto social. Y quizá lo único que nos permitiría establecer una válida jerarquía es poder saber cuál de estos modos de valorar la vida social es más violento para la vida humana. Aún así, me inclino cada día más a pensar que ambas son igualmente erróneas en tanto requieren de la destrucción de su contrincante para sobrevivir.

Lo cierto es que estos extremos poco a poco se van desdibujando en la práctica, difícilmente hoy un gobierno se toma poco en serio los imperativos del desarrollo social, así como, ninguna izquierda ni revolución socialista ha quedado libre de los inexcusables abusos de la acumulación del poder. En estos dos territorios, ambos discursos se empalman y lo que vemos a la luz de la historia (no teórica) es más, o menos, autoritarismo y más, o menos, desarrollo social. Ambas vertientes se quiebran el día que se sienten en la necesidad de justificar su propio autoritarismo con base en los fines que han establecido como prósperos. 

Hasta aquí, parece haber dos cuestiones a deliberar: la relación entre los intereses de los individuos y los propósitos políticos de los líderes; y el monopolio de los criterios de prosperidad. Deliberación abierta ante las dicotomías que se nos muestran cada día a través de los medios, en donde los discursos se fundan en la rivalidad y la violencia. 

Este escenario es el que le está abriendo el camino a Henrique Capriles. Si acaso el milagro ocurriese, él tiene una posibilidad histórica de darle la vuelta a esta falsa y aberrante dicotomía que nos somete a todos por igual, sea donde sea que nos coloquemos entre los dos extremos de las ideologías radicales. 

Capriles (a la par de la necesidad de una nueva generación de líderes latinoamericanos, entre los cuales podemos tomar en cuenta analizar el proceso de gestión en ciernes del presidente Enrique Peña Nieto) puede cumplir el sueño de revolucionar el desarrollo social sin necesidad de un autoritarismo ideológico (sin necesidad de autoritarismo alguno), así como de conservar el bienestar del progreso sin necesidad de un irracional enriquecimiento que solo lastima a nuestras sociedades y empobrece a la ciudadanía, al insistir en sacrificar vidas humanas a cambio de dinero. Y quizá así: llegar a cumplir el sueño del Libertador. Todo esto, solo gracias a la valía del chavismo que tanto ha hecho crecer a la hermosa Venezuela. Abriéndose la puerta de una apuesta por la alternancia política que vaticine desde el primer día de su gestión el pronto regreso de quienes se vean derrocados, según sea la ocasión. 

La herencia de Chávez tiene que poder trascender el monopolio de Estado y convertirse en una fuerza de construcción y crecimiento aún sin estar en el poder ejecutivo. De tal manera que todas las decisiones tengan que poder tomarse fuera del territorio del odio y de la oposición irreconciliable. Sin necesidad de insultar ni denigrar. Pues todos los seres humanos somos igualmente humanos y merecemos tratarnos con igualdad, dignidad y respeto. La concentración sin límites de la fuerza chavista, renovada tras el duelo de su líder, aglutina a sus militantes en torno a la promesa de una nueva potencia latinoamericana que logrará exterminar al imperio tras cumplir la tarea inquisitoria de oprimir a las "oligarquías". Por mucho que se pueda coincidir con este modo de arreglo político y social, no podemos negar que hay un síntoma de decadencia cada vez que un grupo de personas deciden que son los salvadores de los dignos y que para guardar su valía deben destruir a todos los que consideren peligrosos para estos fines, con plena anuencia moral en tanto son los dueños del bien absoluto y de la palabra Dios. Peor aún: son portadores de la voluntad de Dios en la tierra [sea Dios una creencia espiritual o una convicción ideológica]. Y es aquí cuando debemos reconsiderar la posibilidad de construir democracias capaces de dialogar con sus diferencias y disidencias sin necesidad de matar. Gestiones públicas capaces de vivir su proceso y retirarse dando paso a que lleguen nuevas voces y voluntades a seguir construyendo la pluralidad de los caminos de nuestra humanidad. Saber perder ante nuestra derrotas, para aprender y crecer, así como saber ganar sin hacer trampa, para cultivar justicia y verdad.

Los países solo tienen sentido a la luz de quienes los habitan, cuando un país le da más valor a sus símbolos que a la realidad y voluntad de quienes lo conforman se vuelven territorios trágicos de subsistencia en donde ni vencedores ni vencidos logran vivir en paz.


Y así  llegamos al cónclave del 13 de marzo, si es que vamos a hablar de Dios tendremos que hacerlo con devoción y propiedad. Para no ser católica, mi entusiasmo ante el Papa Francisco ha ido acrecentándose con cuerda convicción pero, más importante aún, con honesta fe. Hace diez años quise bautizarme y tras iniciar los preparativos sentí que no era del todo honesto, comprendí que asumir una religión va mucho más de la vivencia espiritual y la fe. Es adoptar como propios creencias y hábitos, para comportarte en consecuencia con dichos preceptos y sumarte a una nueva comunidad en el marco de reglas preestablecidas. Probablemente el mejor modo de adoptar una religión es al nacer, cuando tus padres la eligen por ti. A ti solo te resta acomodarte a ese hecho y construir tus hábitos en torno a tus creencias sin exigirte que del todo concuerden entre sí. Al fin y al cabo, tu no elegiste tal o cual religión, por lo que tienes toda tu vida para aprender a vivir de acuerdo con ella. Por el contrario, si ya estás en tu vida adulta, elegir una religión involucra un nuevo modo de vida. Y no es posible vivir a medias un nuevo modo de vida. Pero la mística que nos muestra la iglesia católica en aras de recuperar su prestigio, su lugar en el mundo y su liderazgo espiritual, nos ha regalado un mes de sorpresas y bendiciones. Sé que muchos de mis amigos y amigas no coinciden en esto conmigo... pero ahora veo que la religión es, en primer término: un acto de fe. Y un acto de fe no acepta disculpas, excusas ni necesita argumento alguno. De ahí la belleza de Dios... 
HABEMUS PAPAM.



Volviendo a nuestro recorrido, fui sorprendida por el arrebato del presidente Correa quien con vehemencia arremetió contra el proceso de fortalecimiento del Sistema Interamericano de Derechos Humanos. Sumáronse a su impulso la nueva ola revolucionaria de nuestra América, satanizando sin más uno de nuestros tesoros de justicia. Los discursos se adornaban de la retórica de la confusión, insistían en desprestigiar y debilitar el espacio de posibilidad con que contamos los ciudadanos una vez que el Estado deja de protegernos cual es su mandato, peor aún, cuando se violentan nuestros derechos humanos y los abusos del poder impiden justicia, reparación, no repetición, protección, defensa y promoción de los derechos humanos. Lo cual me obligó a seguir reflexionando sobre nuestros radicalismos y autoritarismos propios. 

Tratar de entender ¿por qué insistimos en pasar por encima de los otros? ¿en obligar a todos a pensar igual a nosotros como muestra de respeto y lealtad? ¿someter a nuestro capricho las voluntades libres? Incluso me nació el ímpetu por hacer un libro de hombres y mujeres de Estado, para comprender, a través de sus vidas y de su voz propia, su forma de saberse a sí mismos y cuándo dejan de ver más allá de su propio capricho. ¿De qué manera, cual narración épica de la época clásica, los líderes de nuestra era siguen siendo personajes heroicamente trágicos? ¿Qué nos motiva para optar por una vida política? ¿Cómo nace nuestra necesidad de ostentar el poder público? 

Todo esto transcurrió mientras nos visitaba desde Cuba la famosa bloguera Yoani Sánchez. La opinión pública conmocionada: entre quienes la admiran por su valiente convicción de enfrentar las limitaciones de la libertad de expresión y de acceso al internet y a las redes sociales en la isla, el periplo que pasó para logra salir al mundo más allá del Caribe y conocer otras realidades que siguen siendo casi míticas a causa de las restricciones anacrónicas sobre la información que entra y que no entra a Cuba para no contaminar el auge revolucionario; y quienes la interpelaron con violencia por traidora y oportunista. ¡Qué difícil comprender sus motivos y sus acciones! Finalmente, ella es ya una hija prodigio de la revolución y de ahí su convicción por ir más allá de lo que soñamos y ver crecer a Cuba desde sus cimientos más hermosos, aquellos que se fincaron con los ideales de Martí, la voluntad férrea de Fidel y el espíritu ético del Che. Pero sobre este tema les dejo al final de esta entrega un comentario que me motivó una noticia de apenas ayer por la tarde.[1]


Por donde volteamos aparece esta constante tensión de los discursos del desarrollo social enfrentados a quienes no creen en la socialización de los bienes, mientras levantan la voz indignados quienes combaten la capitalización de los recursos. Como decíamos, el presente nos exige un cambio de coordenadas. Vivimos una época de libertades expandidas y en expansión, de ahí que cualquiera de los modelos conocidos constriñe, limite, violenta y deja desarmados los sistemas políticos, económicos, sociales y de socialización al interior de los distintos ámbitos de la comunidad. Muchas veces ha sido obvio comprender que la única manera de transformar nuestro entorno es transformándonos a nosotros mismos. Lo que ocurre es que el poder de transformación de las personas ha rebasado por mucho la ficción y la imaginación del siglo pasado y es éste uno de los argumentos que les ofrezco para repensar nuestra voluntad y la implacable necesidad que somos de ser quien soñamos ser y no quien alguien más necesite que seamos. En ese sentido, las mujeres podemos regalar nuestra travesía para libres y dignos aprender a escuchar el aliento que nos identifica como únicos e irrepetibles sin la necesidad de violentarnos, sin el hábito de violentar a los otros iguales a mí. Porque tarde o temprano será el tiempo de dejar de luchar para entregarnos a la realización de nuestra vida soñada...con generosa paz. 

Ahora estamos aquí... en plena confrontación a causa de la reforma educativa en curso. Siguiendo el tono de mis letras, como podrán ya haber notado, me he vuelto una ingenua optimista. Dicen bien quienes definen el optimismo como un pesimismo mal informado. E imagino habrá quienes quizá renunciaron a mi relato cuando mención a Capriles y mi apoyo a su esfuerzo. Si es que acaso pudieron sobrevivir a mi fe en Dios y mi encantamiento por el Papa. Lo sé. Yo misma me interrogo... ¿será vejez? ¿la crisis de los cuarenta trastoca nuestras almas casi hasta el desconocimiento? ... ¡Calma tortugas!  En realidad, es por la congruencia de mis pasos y la fuerza de mis convicciones, combinados con una vocación profunda por interrogarme y escuchar aquello que hace latir mi corazón, que debo compartir con ustedes esta necesidad de buscar una solución (no una tercera vía) que nos regale horizontes nunca soñados en donde podamos ver cumplidas las utopías vivas de todo lo que le da sentido a estas pugnas y luchas: construir un mejor mundo para todos por igual. El cual dará cabida a múltiples proyectos de vida en donde ninguno podrá dominar sobre otro; y en esto todos debemos aprender por igual a ceder. En donde lo primero que necesitaremos es reconocer que ninguna de nuestras diferencias puede ser tan abominable que nos impida tratarnos con genuino respecto los unos a los otros, con amistad interrogante ante la maravilla que es cada ser humano y amor fraterno sólo por el hecho  de coincidir en este tiempo nuestro que nos ha sido heredado.


Mañana entonces... podré contarles todo lo que me despierta las inquietudes de las voces que he seguido estos días en torno del futuro próximo y lejano de la educación en México, mientras tanto, les dejo un mágico deseo de tortuga para que se cumplan sus sueños. Me quedo removiendo mis pasos por la Reforma Integral de la Secundaria y por mi tesis de maestría... recordando mi placer por todos los temas educativos y los fascinantes senderos de transformación y crecimiento que nos ofrece la posibilidad de crearnos a nosotros mismos.



Y tú ... ¿conoces la voz de tu corazón?




Gracias tortugas por acompañar el rumbo de estas letras.




[1] Qué maravilla! Fidel Castro es para mí un personaje tanto asombroso, cuasi mitológico como contradictorio, que se desdibuja entre la tiranía y su admirable valentía. Es un ejemplo de todo lo que debe y no debe hacer un digno jefe de Estado. De ahí su reconocimiento y su papel en la historia. Es un hombre que tuvo agallas para tomar otro curso, así como, sucumbió ante la terquedad soberbia de sacrificar a su pueblo en aras de sí mismo. Como si sus virtudes lo hubieran hecho dueño de la vida individual de aquellos a quienes regaló una nueva libertad a través de todo lo que logró a la cabeza de su país. Lo cual lo hace un ser infinitamente trágico. Aún así, toma las calles una vez más para disertar con las nuevas generaciones sobre lo que el futuro les exige. Lo único que lo absuelve de sus abusos es la adversidad con la que ha tenido que administrar y gobernar. No por ello podemos dejar de aprender de sus errores y comprometernos con un futuro más feliz incluso de lo que la bella Cuba nos ha podido enseñar cuando miramos mucho más allá de sus "miserias". Niñas y niños felices, educación crítica, profunda intención social en la producción y en la distribución del trabajo, desarrollo científico, salud de primer nivel y alimentación básica.... para todos: no fue poca cosa. De ahí el reclamo de que los beneficios no se hayan podido repartir en estricta simetría igualitaria, lo cual nos deja varias asignaturas pendientes para los estudiosos de la economía y afanados en revolucionar las políticas públicas. A las nuevas generaciones nos queda conservar lo bueno y reinventar todo lo que todavía el pasado no ha podido resolver cuando se trata de justicia, humanidad, paz y vida. Viva Cuba libre, viva Fidel... pero sobretodo: ¡viva el futuro que nace del infinito de lo posible!. Descubramos los caminos inimaginables de un nuevo amanecer. Más allá de cualquier tiranía... ¡Viva la humanidad! Gracias a las cubanas y los cubanos por todo lo que adelantaron en el camino, gracias a Varadero y a las enseñanzas pioneras... y gracias también a quienes con su resistencia y digna disidencia nos han enseñado otras caras de la libertad (tan cubanas y cubanos como los demás); dando cuenta de que la vida humana es mucho más que todo lo que habían disputado por siglos los monopolios ideológicos... pues ante todo: somos voluntad. No podemos ser sacrificados en aras de ninguna idea, causa o interés de grupo, por más loable que ésta sea. Se trate del socialismo o de los intereses del mercado, se trate de una religión o de una lucha social. Somos personas y, antes de cualquier tipo de filiación, nos pertenecemos a nosotros mismos. Y esto es algo... que todavía no hemos sabido descifrar. Hace treinta años decíamos con orgullo: "pioneros por el comunismo, seremos como el Che"... hoy: "conscientes de los límites de nuestra voluntad, seremos libres y felices". El Che ha muerto y es tiempo de ver nacer un mundo que sane todas las ataduras que lo arrastran hacia un pasado irresoluble que se sigue alimentando de odio y persecución. Pues hoy sabemos que no hay una sola buena razón que justifique el más mínimo rencor.



Buenas noches amigas tortugas.