domingo, 16 de diciembre de 2012

de soledades e incomprensiones

¿acaso existe la maldad? ¿Ustedes qué opinan? queridas tortugas...


Me resisto a enunciar de este modo nuestras desaveniencias humanas. Finalmente, todos cometemos errores y en algún punto nuestros errores pueden dañar o afectar de un modo no grato a otro ser humano. En este sentido me gusta más la idea de que tanto los errores, como la "maldad" que de ellos emana, son producto de nuestra ignorancia; como ya lo anticipara Sócrates en letra de Platón, o si se quiere: Platón en boca de Sócrates.


Es curioso, con el paso de los años me obsesiona cada vez más el mal, si es que lo hubiera. La renuncia a nuestra posibilidad libre nos pone siempre en riesgo de vivir en función de la forma en que agredimos a otros seres humanos. Porque cuando tomamos en nuestras manos el crecimiento de la libertad, en realidad, no nos queda mucho tiempo para ocuparnos de otras miserias humanas que no sean las nuestras propias. Aún así, cómo podemos comprender el origen de nuestras obsesiones. 


Quizá la carencia sea lo más próximo a una explicación para las conductas que no son saludables para nuestro estado de bienestar. Ahí donde nace una carencia nace algún tipo de odio y su subsecuente manifestación (consciente o inconsciente) a la cual debemos poder acallar, sin temor a reconocer tanto la carencia como el odio que la acompaña, escudriñándonos a nosotros mismos... conociéndonos un poquito más. Ya que es a través de nuestras carencias, nuestros odios, nuestros errores y fracasos... que nacen las mejores oportunidades para poder saber quiénes somos, en concordancia con nuestro íntimo sentir. 

Quizá esta mezcla entre una carencia y el odio que anida, es el motivo (y motor) de todas nuestras obsesiones y/o neurosis, en particular aquellas que son perversas. Las "obsesiones" virtuosas podrían ser una forma exquisita de sublimar tal odio (es decir: tal frustración). 

No lo sé, por de pronto... los días transcurren libres de algunas de estas obsesiones y acompañados de lindos días de amor.


Y tú... ¿reconoces la neurosis de tus obsesiones?



Buen fin de semana tortugas.

lunes, 3 de diciembre de 2012

día de cumpleaños II


A Silvia… combatiente e hija de una revolución que comulgó con la humanidad.

Con valor renunció su hogar.

Quienes la conocimos fuera de su vida de montaña, poco… muy poco sabemos de ella. La acompaña el misterio del disimulo así como el entusiasmo por la vida. Sueña al ritmo del danzón y es una caminante infatigable que gusta de recorrer calles y barrios, deleitándose de la sorpresa de los nuevos sabores y alimentando sus nostalgias con los antojos de siempre.

En medio del paso de los años, el trajín familiar y los retos domésticos del regreso a su tierra, junto con una nueva promesa de paz, se deja entrever la convicción de su vida. Vida que se entrega en aras de librar una batalla aún no ganada pero que sigue marcando la dirección de sus motivos. Abuela feliz y madre orgullosa. Siempre entera, triunfante y cierta de la fortaleza de su ánimo. No cesa en su lucha, cual perseverante sigue siendo la injusticia social.

Con paciencia he aprendido a conocerla. Admiro su cruzada por reunir y reencontrar lazos familiares, algunos recónditos, otros ya ausentes, sumando los retazos de sus raíces familiares para heredar a sus hijos pertenencia e historia. Para recordarse a sí misma el hogar en donde creció.

Al igual que en Julio y en Laura, en ella el tiempo no envejece. Y siempre encuentra una buena oportunidad para empezar una nueva tarea, nuevos estudios y toda la versatilidad que le obliga el volver al mundo que había quedado atrás, pero con la misión de transformarlo en el mundo aún por llegar.

De sus tristezas, ausencias, pérdidas y duelos sólo podemos ver el brillo en su mirada. En donde guarda a sus padres y hermanos, y en donde guarda también a sus otros hermanos y hermanas.
En nuestra memoria será siempre un ejemplo de voluntad.
                                                                                  

Gracias.