martes, 20 de septiembre de 2016

de luces y

de sueños... 

Cada tarde, cerca de llegar la noche, junto a la caída del sol y el despertar de las estrellas, al abrir las puertas del hogar, entre las sábanas, al cerrar los ojos sobre la almohada entre sueños y luces... descubrimos nuestras certezas más profundas. 

... El instante en el que anidan los miedos y el resquicio de paz en el que duerme la felicidad. El tiempo en el que el pasado no existe y, sin embargo, está siempre presente. En el secreto del rincón en el que aparecen las hadas: había una vez... una mágica tortuga de luz.

Cuenta la leyenda que esta tortuga feliz escondía dentro de su caparazón un sueño de miel. Sigilosa y un poco distraída atravesaba ríos y lodazales. Se movía con paciencia y con dificultad entre las piedras. Esperaba llegar al mar, descubría bosques y selvas insospechadas. Descansaba cada luna nueva y festejaba cada luna llena. 

Hubo un día en que esta tímida pero intrépida tortuga llegó a un inmenso poblado, era una ciudad extraña, las personas la observaban sin entender el ritmo de sus pasos. No alcanzaban a descifrar su forma, su color, su silencio ni su abrupta manera de expresarse cuando tenía ganas de hablar. 

Lo cierto es que no podían entender las palabras que pronunciaba. La observaron con desconfianza, incluso quisieron ahuyentarla. La ignoraron. Ella se hizo pequeñita y buscó un rincón amable para descansar. Emprendió nuevas travesías por lugares desconocidos y mutó el color de su caparazón. Sin embargo, el destino la trajo de vuelta una y otra vez a este lugar extraño que evocaba su infancia con nostálgico aire de familia: la cuna de su incomprensión... 

La segunda vez se abrieron las puertas a contraluz. Las semillas del ayer habían logrado germinar y nuestra mágica tortuga empezó a labrar los zurcos infinitos que trazarían el camino de su próximo viaje. En esta ocasión, en cambio, una nube de oscuridad escondió su brillo y la obligó a refugiarse a kilómetros de distancia bajo el resguardo de su soledad. 

Fue el tiempo de traducir sus sueños en palabras con la precaución de quien guarda el más preciado de todos los secretos. El espacio para descubrir de qué naturaleza eran los peligros que la amenazaban. El refugio para desentrañar sin miedo la esencia de los misterios de la verdad.

Y por tercera ocasión ella volvió a aquella casa lejana... pero siempre suya. Cuántos años habían pasado ya! cuántas vidas y recuerdos albergaban los caminos que se le brindaban! No pudo negarse. Como quien va a una batalla que sabe de antemano entraña la más cruenta de todas las derrotas. Con la conmoción de quien regresa a un calvario nutrido de injusticias. Siempre a destiempo. 

¿Qué sería diferente esta vez? La duda consternaba su caparazón. ¿Quedaba acaso algo por hacer? Tal invitación parecía una trampa tejida con el empeño de drenar el último aliento que conservaba. ¿Cuáles serían esta vez los obstáculos que la privarian de esparcir las flores de su alma? ¿Quiénes las voces que amortacen su creatividad? 

El tiempo no pasa en vano. El cansancio se acumula y la esperanza torna su color cuando nos atrevemos a mirar de frente, sin simulacros, el rostro de nuestra inconmensurable soledad. El peso del lento caminar de esta tortuga mágica necesita encontrarse con sus pares y recordar el suave vuelo de las aves. Despojarse de sus miedos junto con la certeza de que no lo hará sola esta vez. Ella no logra confromarse con ser única en su especie. 

Quisiera mutar su caparazón de color una vez más para lograr compartir una melodía propia.


Y tú... ¿conoces el color que da música a tu corazón?




transición...

es un tiempo para tomar aliento.

Antes de llover...el tiempo se detiene por un instante. La nube se debate entre el bochorno que la sofoca y el frío que la conserva. El viento la traslada sin que pueda resistirse al movimiento y el sol se cobija en ella para tomar aliento. 

Son sutiles los estímulos que transmutan su esencia. Infinita. Atraviesa el aire. Se condensa. Mutable y constante. Y... en el límite de su existencia...toma aliento y generosa se rebosa sobre toda la humanidad. 

Será llanto...o será alegría. Es llanto de alegría. Y cuál es esta dicha de cubrir con su manto las semillas de la verdad...Es la belleza del futuro. El inexplicable rayo de sol que siempre acompaña su liberación. La intensidad del viento que la reclama, se anuda a ella, libra batallas y celebra danzas, la despierta y la arrulla mientras duerme.

Este es el destino de la nube: alegrar nuestros corazones.


Y tú... ¿estás listo para cumplir tu destino?




Feliz tarde de septiembre...y recuerden
queridas tortugas no hay otro tiempo
que el que nos regala la lluvia: ella siempre
llega justo a tiempo.
Abrazos llenos de magia de tortuga.



lunes, 12 de septiembre de 2016

llegó septiembre...

y ya estamos a 12. El año se diluye y disuelve a la velocidad de lluvias inesperadas, hermosos días de sol y cambios de rutina que se coordinan con los ciclos de la luna. La sorpresa, los regalos, el entusiasmo, las nuevas decepciones, la duda, la confusión, el discernimiento, la decisión, el arrepentimiento, la injusticia, el reconocimiento, los aciertos, el equívoco... las horas prolongadas, las promesas no cumplidas, la salud a lenta marcha, la falta de confianza, la vileza, la nobleza, la mediocridad, la excelencia, el sueño de lleno, el amanecer vacío, el correr...sin compartir. Y de pronto el descubrir...que poco valen la pena los esfuerzos.

Ciertamente, el corazón pocas veces encuentra diálogo y razones... En él habita la soledad junto con la certeza de tenerse a sí mismo aun cuando no conozca un alma capaz de escucharlo. El alma se agota de tanto andar y tan poco encontrar. Los ojos miran hacia adelante y el horizonte crece hacia otras latitudes. Más verdaderas, más reales, más honestas...más propias...sin nada que las dispute, sin nadie que las pervierta. Es tiempo de alzar la vista y navegar los puentes que dividen un corazón solitario y un alma cansada para ser juntos una sonrisa encontrada.

De manera indescifrable este año se evapora llevándose consigo todo lo que algún día quise.


Y tú... ¿eres feliz en este 2016?




Abrazo de septiembre!
Que la luz y la esperanza
habiten sus corazones...
hermosas tortugas.