lunes, 12 de septiembre de 2016

llegó septiembre...

y ya estamos a 12. El año se diluye y disuelve a la velocidad de lluvias inesperadas, hermosos días de sol y cambios de rutina que se coordinan con los ciclos de la luna. La sorpresa, los regalos, el entusiasmo, las nuevas decepciones, la duda, la confusión, el discernimiento, la decisión, el arrepentimiento, la injusticia, el reconocimiento, los aciertos, el equívoco... las horas prolongadas, las promesas no cumplidas, la salud a lenta marcha, la falta de confianza, la vileza, la nobleza, la mediocridad, la excelencia, el sueño de lleno, el amanecer vacío, el correr...sin compartir. Y de pronto el descubrir...que poco valen la pena los esfuerzos.

Ciertamente, el corazón pocas veces encuentra diálogo y razones... En él habita la soledad junto con la certeza de tenerse a sí mismo aun cuando no conozca un alma capaz de escucharlo. El alma se agota de tanto andar y tan poco encontrar. Los ojos miran hacia adelante y el horizonte crece hacia otras latitudes. Más verdaderas, más reales, más honestas...más propias...sin nada que las dispute, sin nadie que las pervierta. Es tiempo de alzar la vista y navegar los puentes que dividen un corazón solitario y un alma cansada para ser juntos una sonrisa encontrada.

De manera indescifrable este año se evapora llevándose consigo todo lo que algún día quise.


Y tú... ¿eres feliz en este 2016?




Abrazo de septiembre!
Que la luz y la esperanza
habiten sus corazones...
hermosas tortugas.


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