sábado, 19 de diciembre de 2015

esperas...

Meses han pasado ya desde mis últimas letras... en que anunciaba los vuelos por venir. Terminó el otoño y llegó el invierno. Hoy espero la luna llena de navidad... con la fuerza para despedir un año colmado de regalos y resoluciones. Quemar el pasado y encender la llama del año del mono de fuego. Como si mi corazón estuviera listo para arder de nuevo... esta vez en los brazos de un honesto y verdadero amor... sin otra certeza que la que habita el corazón... sin más dudas que la tímida sorpresa ante el desconocido futuro. Ese miedo que nos habita sin cobardías y con sabia serenidad. Un amor de paz y entrega... el que nos merecemos todos por igual. Sin esperas.

El 2015 tuvo la pauta de una espera tras otra, largas, infinitas, aún latentes... en cierta medida cumplidas... a paso lento de tortuga mágica. Viví al ritmo de la paciencia, en medio de desesperaciones en espiral. Muertes. Maravillosos reencuentros. Y mi nacer a la vida cristiana. Mi feliz bautizo y mi primera comunión. La gracia de Dios y la comunión con Cristo. Acompañada de dichosas dosis de familias que renovaron mi esperanza y me enseñaron el camino hacia mi propio ser. Fue un tiempo de soltar las ataduras de mi corazón y abrir las alas de mi alma. Un año grande: el estadío a medio camino en el cual, por momentos, sentí fundirse el pasado, el presente y el futuro en un solo instante. Descubriendo el nuevo equilibrio de la vida por venir. Junto con la certeza de mi soledad profunda y de la mano de la dicha de mi realización. Amén.

Hoy se cumplen 9 años desde que emprendí esta travesía de vivir en el bosque. Y esta navidad será la número 10 de este ciclo de vida. Quise regalarles una nueva vasija mágica... pero confieso que me faltó el ánimo y el presupuesto a tiempo para lograr tal propósito. De todos modos, no pierdo el ímpetu en que las navidades por venir estarán colmadas de vasijas mágicas para brindar por cada año nuevo que nos falta por festejar. Pues el futuro se dibuja como el lugar en el que el mundo logrará superar todas las barreras que nos impiden ser un hogar seguro, lleno de paz y amor. 

Vivimos días en el que las contradicciones se recrudecen. A medida que damos pasos enormes hacia nuestra renovación, vivimos horrores igualmente magnificados. Por momentos parecemos naufragar en un túnel sin salida, justo antes de recuperar el sol de la verdad. En contravención con las erróneas previsiones de Marx, tal transición no será gracias al ejercicio de ninguna violencia. Por el contrario, será precisamente gracias a la renuncia de todas nuestras violencias. Sin necesidad de someternos más a los falsos paradigmas del dolor, la renuncia, el sacrificio y la tragedia. Llegará el tiempo de la reconciliación y del perdón. Una era de plenitud, sin miedo alguno a abrazar la intensidad de la viva felicidad. Un tiempo en que el placer nos colmará de sus virtudes. Amén.

Así que alcemos nuestras copas... y brindemos por el año en el que nace el mono de fuego... un año de esperanza, plenitud, y reconciliación. Brindemos por el amor que alimenta nuestras vidas, porque arda la llama eterna del perdón y brille la abundancia con generosidad, en mayor medida, para quienes más lo necesitan. Para que el ritmo de la música se encienda de esperanza en nuestros corazones y el esfuerzo de nuestro trabajo se convierta en un baile a la altura de vida. Reconciliados con el placer que llena de plenitud nuestros proyectos y la consecución de nuestros sueños. Brindemos... porque 2016 es un año para amar. Salud!!


FELIZ NAVIDAD!!!


Y tú... ¿das gracias por este maravilloso 2015? ... el año que abrió las puertas de las dichas por venir...




Alegrías y bienaventuranzas en este fin de año,
queridas y felices tortugas.

GRACIAS.





sábado, 29 de agosto de 2015

alas...

A pesar del frío de la mañana. La bruma de lluvia por llegar y el tono gris de un bosque que anticipa el inicio de septiembre. El alma de la mariposa sonríe mientras le cuenta al oído a la sirena dormida que el cielo abierto está para comenzar el vuelo una vez más. 

El eco de las angustias se marcha con calma y en paz. Una vez que el agua transparente da cuenta de las verdades por largo tiempo negadas. La estrella perdida, el falso delfín y la fantasía de una espera sostenida en ilusiones sin fundamento no son más que el espejo de un engaño largamente acariciado. El filo cruel de un corazón inquieto que nunca encontró valor ni entrega. La disonancia de la infidelidad. El estruendo del orgullo, la soberbia, la arrogancia y el débil amor propio. La violencia de palabras injustas y el desdén de la indiferencia. El sabor amargo de la imposibilidad autoimpuesta. La tragedia de la cobardía. El silencio de la traición. La banalidad del juego tramposo. El abuso del plazo postergado y nunca cumplido. La incompatibilidad de dos almas cuyo vuelo nunca estuvo destinado. La incomprensión, el maltrato y la burla. La despedida. La gratitud. La reconciliación. El olvido. La capacidad de recuperar el sentido de la belleza y la dimensión sublime de todo lo que devino en horror. El honesto perdón. Y el despertar de cara a un nuevo futuro. Sin arrepentimientos.

Las felices enseñanzas de los extravíos de nuestro corazón se acompañan de la esperanza que la fuerza sembró en nosotros cuando nos dispusimos a cruzar las aguas, aun en medio de la tormenta y contra todo pronóstico. El arriesgar la vida por aquello que hizo latir nuestro corazón es el camino para crecer con orgullo y entereza. Y es el único modo para recuperar nuestro amor íntegro y seguir adelante por los senderos que nos hemos regalado a nosotros mismos. Incluso si éstos devienen otros de los que imaginamos. Pues lo único que cuenta es que sean aquellos que soñamos y aquellos que se correspondan con la persona que elegimos ser, el rumbo que nos llene de orgullo, que nos permita ser libres, alegres y en concordancia con nuestro auténtico ser. El aire que nos anime a sentir. El cielo que nos invite a volar. El agua que nos sepa acariciar con ternura y pasión. La palabra cómplice que nos respete sin mezquindades. La entrega que sepa renunciar a la vanidad. La valentía de la honesta verdad. El abrazo generoso. La risa y el deleite compartido por las cosas que realmente importan de vivir. Sin pretextos ni postergaciones inútiles. La afirmación de nuestras bondades. El nido de nuestras virtudes. 

Estas son las alas de un alma generosa...



Y tú... ¿ya recibiste las tuyas?



Feliz luna llena y lindo fin de semana.
Alegres y libres tortugas...

miércoles, 15 de julio de 2015

amar...

un misterio cifrado bajo las coordenadas de múltiples modos de vida. La suma de valores que cobran sentido cuando dos rostros se descubren el uno al otro. La sorpresa del sentir y el encanto del enamoramiento. 

Amar... la posibilidad de ser uno siendo dos. El espacio que no admite engaños ni cobardías. La guarida de la verdad. La llave del entendimiento. El cerrojo del perdón. El aliento de la pasión. Es también el lugar en el que se cifran los errores de nuestra cultura.

Solo cuando logremos trazar la historia de nuestros amores en concordancia con las verdades que queremos construir, será posible conocer una nueva humanidad. Mientras tanto, el discurso es más bien un pretexto para someter la libertad. Subyugarnos a nosotros mismos, en aras de pretendidos ideales morales, sociales, políticos, ideológicos, económicos, epistémicos y religiosos, que se esconden bajo el ciego furor por los "movimientos". Y subyugar a los otros, con la anuencia que nos otorga el poder, tan superficialmente en boga, de la autoestima, la mente positiva, el culto al "empoderamiento" de la autodeterminación, el egoísmo de vanguardia, el yoga, el rezo, la energía universal, el éxito y la trivial autosatisfacción. Ambas renuncias enlazadas por la frenética adicción a todo aquello que logre evadirnos de la realidad, el goce inmediato de la automutilación, la falsa dicha de la alucinación, el adormecimiento de los sentidos, el letargo del pensar, la sobreestimulación de las emociones, el delirio del consumo y la edificación de la mentira.

La falta de respeto que aún prevalece entre dos personas que se aman y dicen vivir juntas es lo que nos impide desvincular nuestras prácticas de los imperios de toda forma de dominación. Y es a la base de esta falta de honestidad que nos permitimos recaer en todo tipo de abusos cuando establecemos relaciones humanas y nos adueñamos de la naturaleza.

Es ahí, en el fondo de nuestros corazones, en donde no nos atrevemos a mirar con el mismo escrutinio que recriminamos las injusticias del mundo y reprochamos la imperfección de nuestros afectos. Es de nuestras verdades de lo que más nos evadimos, las que miramos de lado para conformarnos con el chantaje, la arrogancia, la culpa y el castigo.

De todos modos, tal falta de respeto, de la cual no sabemos con conciencia y no nos han enseñado a desdeñar, no opaca el amor que alienta la valiente decisión de dos personas que se construyen bajo un mismo latido y comparten la dicha y la virtud de estar juntas. Por eso, no debería sernos lícito rehuir ir más allá de esta emoción y profundizar en el arte de descubrir un nuevo lenguaje para expresarnos nuestro respeto mutuo, sin escatimar en nuestra voluntad de transformar en nosotros mismos toda forma de injusticia que estemos acostumbrados a perpetuar en el seno de nuestros códigos morales y culturales. 


Y tú... ¿amas con respeto o dejas de lado las verdades de tu corazón?



Felices días de amor...
mágicas tortugas!!!



jueves, 9 de julio de 2015

interrogarnos...

es estar abiertos a la posibilidad de crecer...

Ante la diferencia o el desencuentro, antes de cualquier otro sentimiento, debe nacer en nosotros una interrogante. El intento de mirar a través de las cosas que nos parecen incompresibles, junto con una duda que nos interrogue a nosotros mismos. El no estar de acuerdo en todo y la falta de consenso o coincidencias son motivo de asombro. De sorpresa... sin enojo y libres de violencia. Incluso, deberíamos ser capaces de maravillarnos de las distintas formas en que cada ser humano categoriza sus prioridades y le da rumbo y sentido a su vida. Sin ver en el rostro ajeno alguna carencia. Dejarnos acrecentar bajo su mirada. Y descubrir  cuán extraordinario es que alguien valore lo que nosotros no apreciamos. Sin prejuicios. Debemos dejar que la presencia de otras personas nos cuestione, nos despierte hacia otras maneras de valorarnos a nosotros mismos. Comprender al otro en su contexto, en consonancia con su historia de vida. Reconocernos a nosotros mismos, en nuestra circunstancia y a la luz de nuestras vivencias. Y en nuestra curiosa singularidad, saber que ambos somos humanos.


Y tú... ¿arriesgas tus certezas ante la interrogante de la presencia del otro?



Buenas días
únicas y mágica
tortugas.

lunes, 6 de julio de 2015

volvieron las mariposas blancas...

quienes, como ángeles, anuncian buenos presagios y la llegada del encuentro de amor.


A diferencia de las mariposas negras, tan espeluznantes como las muertes que anuncian. A mayor tamaño, mayor y más cercana la pérdida. El lugar donde se nos dejan mirar, se relaciona con el lugar que ocupan en nuestro corazón o con el lugar al que nos convoca su presencia. La tesitura de su color nos muestra el alma de quien partirá. Y solo las vidas más viejas y más puras en su justa despedida anuncian su partida con mariposas miniatura casi transparentes. Eso nos da noticia de una muerte en paz. Las otras, en cambio, anuncian, casi siempre, trágicas e injustas muertes. Son el presagio de eventos devastadores que, solo a veces, ahuyentándolas y aplastándolas logramos revertir y reducir a un efecto menor. Presentir la muerte es un don poco deseable. Pues...se trata de circunstancias irreversibles. Mi cuerpo puede sentir acontecimientos de manera incomprensible, entre ellos, la antesala de la partida a través de un agotamiento físico y moral impronunciable. Del mismo modo, manifiesta las enfermedades que padecen otras personas; y acaricio la esperanza de que es una manera de colaborar con su cura. Por eso es tan importante el cúmulo de energías que albergamos a través de todas las personas con las que nos relacionamos, pues éstas nos involucran mucho más de lo que podemos explicar. Simplemente pasa. Nos une la sangre más allá de cualquier distancia. Y el cariño solidario es más profundo en las dimensiones espirituales. La marca de las vidas que amamos son una huella de identidad que trastoca las fronteras de la presencia y del presente. Así también, algunos nacimientos se me anuncian, insospechadamente. Quiénes y por qué, al igual que en el caso de las muertes, sigue siendo uno de los tantos misterios que me ofrecen mis dones. Todavía no descubro si sentir tanto tiene algún otro propósito que el de la empatía. O si implica algún tipo de dominio que aún desconozco. Sólo sé...que con anticipación o sin ella, la pérdida de un ser querido siempre es una gran conmoción. 

Hace poco perdí la presencia de un gran maestro, José Ignacio Palencia, un ejemplo de excepción por su dedicación y compromiso, su plena vocación tanto espiritual como libertaria encarnó en sus enseñanzas mentes más lúcidas, fue alguien que hizo la diferencia en mi formación filosófica y en mi vida. Un verdadero mentor. Sé que ahora está más cerca de mí y que habita un lugar en mi corazón, pero no por ello, experimento menos tristeza. Pues quienes se marchan se llevan consigo una parte nuestra, ese rostro que sólo ellos vieron y el correlato que sólo con ellos compartimos. Se llevan una parte de nuestra historia, tanto como un tramo de nuestro futuro, interrumpido ante su ausencia. Meses antes murió mi tío Otto, uno de los pocos testigos de mi infancia, más de una vez hizo las veces de padre y, aún cuando nuestros lazos eran adoptivos, su vida dejó en mí una herencia humana, presente cada día, que cosecha gran parte de la mujer en quien me convertí. Sé que cuando las almas que amamos continúan su viaje nos dejan regalos mágicos de despedida, así como, nos acompañan con un manto de protección lleno de luz. Nos acercan a lo que nos hace bien. Y me reconforta saber que ellos ahora pueden comprender cosas que antes no y ver más allá de lo que no conocían. Por eso... también hay una fortuna en el designio de la muerte. De ahí que decir adiós debe brindarnos motivos de alegría, gracias a la certeza de que el duelo merece festejar la vida de quienes mueren. Abrazarlos con gratitud y felicidad por todo lo que dieron de sí. Morir, cuando el tiempo es justo, es también una gran bendición. A quienes seguimos en este mundo, nos obsequian un pedacito de su trascendencia y nos imponen el compromiso de honrarlos con nuestra propia vida. 

Y esta mañana aparecieron ante mi ventana las mariposas blancas que, en cambio, nos regalan nacimientos y sueños cumplidos. Se desvelan ante nuestros ojos con la pureza de su cuerpo sutil y el tiritar de sus alas nos invita a emprender el vuelo con ellas. Nos brindan la esperanza de la transmutación. Al igual que los grillos verdes... que hacen tangible la presencia de las felices recompensas.

No sé cuándo descubriré el nuevo rostro que logre despertar mi corazón amoroso del sueño de las tinieblas...pero la empatía que me habita ya susurra en mi oído que su aliento se acerca. Oigo pasos firmes. Escucha generosa y comprensión. Profundo amor y la sorpresa del delicioso enamoramiento. Compromiso sin rodeos. Certezas compartidas. Siento la llegada del viaje más importante de mi vida. Mi tan acariciado sueño de amor... aún no cumplido. Y me entrego al goce de disfrutar a plenitud cada uno de los días que falten para conocer su caricia y descubrir el color de mi alma en el centellar de sus ojos, pues éstos serán días que no volverán...los días sólo míos empiezan su cuenta final.


Y tú... ¿escuchas el nacimiento de tu futuro? ¿te atreves a abrazar con alegría las muertes de tus vidas?



Semana de alegrías y sorpresas
para ustedes...
queridas tortugas.




domingo, 5 de julio de 2015

reconciliar el olvido...

y sentir el presente... anticipando el futuro: el bosquejo de la incertidumbre que se resiste al orden aleatorio de los acontecimientos. 

El ayer se desvanece al cerrarse los laberintos abiertos a través del curso de los caminos trazados. Cada vez que tomamos una dirección hacia una meta definida, paralelamente se abren, en nuestra memoria, trayectos ya recorridos. Estos laberintos pueden entorpecer el rumbo fijo que emprendimos, así como, son los mismos en los que encontramos muchas de las claves para descifrar los nuevos mapas con los que necesitamos navegar. No necesariamente somos conscientes de tales brújulas, mismas que conservamos en nuestro inconsciente. A mayor inmediatez en nuestros pasos, más corta es la distancia entre la ruta del laberinto y la ruta hacia el futuro. A mayores buenos recuerdos (y estables emociones en nuestro desarrollo de vida), más imperceptible es el lado negativo de nuestras nuevas experiencias. Esta es la razón por la cual, para algunas personas, lo más sencillo puede sernos lo más difícil, y para otras, lo más difícil sernos, de manera desconcertante, naturalmente sencillo. 

A veces, la velocidad acelerada de nuestra comprensión puede revertirse en un lento camino en la resolución. Y esto tiene una explicación física. Es como si en un abrir y cerrar de ojos llegáramos a la meta y luego tuviéramos que volver a recorrer el camino de regreso para iniciar de nuevo el movimiento resolutivo, resistiéndonos a su consecución, precisamente, porque es un momento ya experimentado. Y esta toma de conciencia llena de limitaciones el camino. En más de una circunstancia nos acompaña el absurdo de tal movimiento replicado. En cambio, a menor velocidad para comprender las conclusiones, tenemos más probabilidad de concatenar el camino de la resolución paso a paso, de acuerdo con un tiempo previsto. De ahí que, llegada cierta edad, seamos más capaces de ciertos propósitos, que antes parecían imposibles, en correspondencia con la imposibilidad que nos impone aquello que siendo más jóvenes nos era loable lograr. 

En el primer caso, se cumple el ideal de sintetizar la teoría y la praxis sin la mediación de la conciencia. En el segundo caso, la disociación entre la teoría y la praxis es lo que nos permite recorrer una sola vez el camino y siempre como si fuera la primera vez. Sin el agotamiento del movimiento replicado. Lo primero es un arte que se adquiere ante el dominio de lo segundo. En el primer caso, la libertad se ha logrado. En el segundo, nos aferramos a la edificación de las enajenaciones de la conciencia. Y es ante tal esclavitud que el alma libre reprocha ser sometida a la crueldad del absurdo. De tal frustración nace el carácter sublime del sentido del humor y lo ridículo, y con más ahínco, el deleite glorioso de las bellas artes. De otro modo, el hastío y la nausea colmarían nuestras vidas.

En nuestros tiempos, la contemplación se confunde con lo inútil, olvidando que en ella se encarna nuestro carácter divino. 


Y tú... ¿cuánto esfuerzo inviertes en desacelerar la velocidad de tu mente?




Mágicas y contemplativas
tortugas...
feliz domingo
de buena fortuna.



sábado, 4 de julio de 2015

nuevo aliento...

Hay momentos en los que parece imposible encontrar el aliento para avanzar... Descubrir la esperanza en medio del desaliento. Valorar nuestras trayectorias bajo el escrutinio del espejo y tomar el curso de los acontecimientos en nuestras manos. Tomar el timón. Colocarnos en el centro de nuestro actuar. Escuchar más allá de lo mundano. Hablar con voz propia. Enfrentar el desamor sin derrota. Encarar nuestras carencias sin lástima. Abrazar nuestras certezas sin miedo. Amar con determinación. Comprometerse con entusiasmo. Respirar con alegría.

En tales días de total desgano, solo una voz amiga nos hace recordar nuestra valía. Y esa, la voz de la amistad, es la luz de nuestra sanación. El punto ciego en el que nos hemos perdido a nosotros mismos ante los abismos de los velos que, con espejismos, confunden nuestra razón. Las fantasías que, con engaños, fracturan nuestro corazón. El nido oscuro de todas las injusticias. El instante en que solo la mirada fuera de nosotros puede regalarnos la objetividad que hemos perdido. Y restaurar el sentido de nuestras decisiones en concordancia con la consecución de nuestros actos.

Doy gracias por el aliento de amistad que hoy iluminó la belleza que hay en mi vida e impulsó en mí la fuerza para ir más allá del dolor que habita mi corazón.


Y tú... ¿logras verte a través de la luz de la amistad?



Felices sueños y dulces días...
queridas tortugas.

jueves, 2 de julio de 2015

los fracasos...

no existen. Si bien no siempre estamos igualmente felices con los resultados de nuestros propósitos.

Probablemente, valorar los frutos de nuestros errores es un ejercicio de perspectivas. Y si bien, llegar a un acuerdo objetivo de tales perspectivas es tarea ardua, para fines de nuestra composición psíquica y emocional lo más importante es lograr, en primer término, nuestra reconciliación existencial. 

La cúspide de tal desmoronamiento, aquél que nos aqueja ante la incomprensión de nosotros mismos y de quienes nos observan a la distancia, llega cuando enfrentamos la paradoja de aspectos irreconciliables. Más allá de la necedad, sostenernos en una perspectiva generosa acerca del juicio sobre uno mismo es, ante todo, un asunto de sobrevivencia. Pero sobrevivir implica una duplicidad de vida con otros seres humanos. Y es quizá la condición invaluable de tal diálogo lo que nos impone el aprender a comunicarnos.

Hay caminos de vida que llevan al límite la puesta en cuestión de nuestros comportamientos habituales. Hasta lograr un punto de no retorno. Un nuevo espacio en el tiempo que se nos ofrece como regalo que corona nuestro esfuerzo y valentía. Se anidan en nuestra alma inmensas satisfacciones junto con la certeza de una soledad infranqueable. Hay cierto aliento trágico en esta plenitud inconmensurable y por ello incomunicable. Una muerte lenta. Un silencio cruel. La palabra precisa no es siempre escuchada como soñamos. Pero una vez pronunciada nos es vetado renunciarla. La certeza ética de nuestras acciones no siempre se acompaña de la satisfacción moral del reconocimiento de los otros.

La mutua comprensión nos impone un ejercicio de generosidad sublime. Y aunque, a veces, todo parece redundar en un vano afán... las grandes obras son aquellas que solo pueden interpretarse bajo la mirada de lo sublime.


Y tú... ¿escuchas con generosidad?




FELIZ JULIO...
 MES DE METAS CUMPLIDAS 
Y DE VALIENTES TORTUGAS.

domingo, 24 de mayo de 2015

el tiempo exacto...

es el tiempo de Pentecostés. El festejo y la gratitud de este día nos colma de bendiciones...


Es el tiempo en que el ciclo que nace da fin al ciclo de la búsqueda, la espera, el sacrificio, las pérdidas, las distancias, las caídas, el extrañamiento, el equívoco, la enajenación, la negatividad dialéctica, el extravío...los errores de vida que, gracias a Dios (y, a veces, con encanto), cometemos para comprender aquello que de verdad nos importa, ser quien somos y satisfacer nuestros bellos y virtuosos designios. 

Por eso, hoy es el día de dar gracias, de entregar al fuego, que todo lo transforma y nos entrega la luz, el ciclo de vida que concluye. Liberarnos y brindar por la gloria, tras las pruebas de vida y de carácter que se nos fueron regaladas. Por eso, hoy es el día de festejar la llegada del Espíritu Santo que, con la fuerza del viento, nos entrega los frutos de nuestros esfuerzos y nos abraza con el agua de la bendición. Hoy es el día para cantar y alegrarnos porque la lluvia anuncia que el tiempo del nuevo sol ha llegado.


Y tú... ¿estás listo para viajar a través de la luz?



Abrazo de miel...
felices tortugas.

miércoles, 20 de mayo de 2015

amor...dios o demonio...

El colibrí vestido de jade visita todas las mañanas el jardín de Eros. Sigue el color de las orquídeas con la esperanza de encontrar aquella que entone con el espíritu de su brillo... El olor de las rosas lo confunde y el vigor de los geranios distrae su camino. Agotado en su espera, acude a Eros.

- Cuéntame tú, que eres a quien todos llaman Dios del amor: ¿por qué no encuentro la orquídea de mis sueños? ¿acaso anidas en tu corazón un demonio que se satisface de nuestro sufrimiento en busca del amor verdadero?

- No digas eso hermoso colibrí...lo que pasa es que la divinidad del amor encierra un secreto que solo quien enfrenta sus propios demonios logra descifrar...¿acaso tú ya conoces cuáles son estos demonios y cuál es el modo de vencer sobre ellos?

El colibrí volvió esa noche a su nido y reflexionó durante horas sobre las palabras pronunciadas por Eros.

A la mañana siguiente, en medio de un sueño, casi al despertar... escuchó una voz que se acompañaba de un trino y ésta susurró: "la vanidad, la vanidad es tu demonio".

Y al mirarse en el espejo, deslumbrado por el resplandor de su verde belleza...comprendió que tal orquídea (color jade) no existía, porque él era ya la esencia del jade y que su verdadera compañera escondía un brillo propio, tan único como el suyo pero que resplandece bajo tonalidades distintas. Porque el amor no es amarse a sí mismo a través de otro, es amar a otro a través de uno mismo. Es dar de sí. No ganar para sí. Y juntos, en armonía, formar una nueva composición prismática, tan única como las almas que la componen.

Emprendió un vuelo nuevo antes de volver al jardín de Eros. Visitó con una nueva perspectiva el mar, los ríos, bosques y jardines. Descubrió tantas formas y colores, que era como si el mundo se le mostrara por primera vez tal cual es. Y esa noche durmió como si nunca antes hubiera descansado. Bajo el cobijo de un sueño de paz.

Llegó el día tan esperado por nuestro colibrí. Entró sereno al jardín de Eros. Ni las rosas ni los geranios lograron ser percibidos por él. Al dejarse llevar por el llamado de su corazón, ya no por la vista, solo un aroma le era posible sentir...y como si las hadas guiaran su camino, apareció ante sí, la orquídea de sus sueños... era el ser más perfecto que había visto. Lo supo al instante. El color de esta orquídea tiritó en su pupila y el no tuvo más que acercarse y anidar en ella. 


Y tú... ¿demonio o divino visitas el jardín de Eros?



Feliz noche... amorosas tortugas.










lunes, 18 de mayo de 2015

mentiras...muerte...futuro y nuevos comienzos...

Los terremotos suelen cimbrar los cimientos de todo aquello que creíamos era tierra firme. No todos los terremotos hacen temblar la tierra. Existen las hecatombes de la razón, del alma y del corazón. Aquellos cruces en el camino que hacen que nuestra conciencia se expanda y, con ella, nuestra libertad.

Las contracciones de estas emociones, que devienen en un carácter más firme, ocurren, primero, en nuestra musculatura cerebral y, en consonancia, se expresan en el sistema nervioso y en los órganos involucrados con éste. El corazón hace un gran esfuerzo para restituir el fluir de nuestra sangre en una nueva sintonía.

Tales emociones pueden ser igualmente dolorosas como dichosas. Las grandes alegrías también conmocionan nuestro cuerpo a dicha escala. Y en cualquier caso, el resultado es un estado de mayor alegría...al menos, mejores condiciones para disfrutar nuestros días felices. En conclusión...tras toda tormenta: llega la paz.

Por eso, debemos alegrarnos incluso de nuestras tristezas. Renacer a nuestras pérdidas más profundas es un estado de gracia, en el cual descubrimos no sólo cuán fuertes somos...también, crecemos en cuanto a quién queremos ser. 

Tales momentos críticos abren ventanas para restaurar daños pasados, para corregir conductas, para ejercer nuevos hábitos. Éste es el renacimiento que anuncia toda convalecencia. Y el dulce sueño que logra, al fin, ser un descanso reparador. Tras el esfuerzo de vida que nuestro camino nos regala.

Pequeñas muertes se suceden en medio de este hacernos libres. 

El desvelamiento de una verdad, que pone en evidencia una mentira oculta a nuestra vista, fragmenta la unidad de nuestro pasado que habita nuestro presente. Y si bien, puede haber casos de alivio, ante una corrección de nuestros sentidos. Las más de las veces, esta experiencia se acompaña de desolada decepción. Ante nosotros mismos por haber sido ciegos. Ante quienes confiamos por haber sido engañados. 

¿Por qué duele tanto la mentira? ¿es solo orgullo? ¿vanidad acaso? Más bien pareciera que es indignación ante nuestra propia vulnerabilidad. De ahí que nos resistamos tanto a desengañarnos de nuestras falsas certezas y prefiramos contarnos el relato que mejor cohesione nuestro pasado. Esto nos permite ser quienes somos en el presente y confiar en el futuro. En definitiva, nos es más intuitivo resistirnos a morir.

Pero la ética, las más de las veces, es contraintuitiva. Quizá esto es lo que de verdad la distingue de la moral. La moral anida las certezas del presente. La ética forja un futuro cierto. Abre abismos de libertad. Rompe con todo aquello que prevalece inerte. Se ocupa de forjar un carácter. De hacer lo correcto. La moral nos hace buenos...la ética nos vuelve sabios. La bondad se compromete con la realidad de un modo que no se satisface con la cohesión del relato. Se exige a sí misma actuar con verdad.

Y ésta es la preciada libertad que se expande en cada nuevo comienzo. Para la cual, cada día conlleva tal nacer nuevo. En donde afrontamos la vida en su certeza sensible. Y el presente deviene el correlato entre un pasado capaz de cohesionarse con nuestro futuro. Una secuencia continua que no necesita simulacros para existir. Un presente sin mentiras. Sin miedo. Con alegre sonrisa. Abrazo espontáneo. Sin juicio.

La única manera de perseverar en nuestros caminos trazados es asumir el presente en libertad plena. Esto no quiere decir que cada día es una ocasión para las grandes decisiones, menos aún, para terremoto alguno. Quiere decir que cada día es la ocasión para comprometernos, con verdad, con aquellas decisiones ya tomadas. Asumiendo que el acontecer nos depara sorpresas (alegres o tristes) ante las cuales no podremos excusarnos. Pues cuán generosa es la vida, generosos debemos ser nosotros para expandir nuestros caminos, nuestra conciencia y nuestra libertad. Y entonces... el futuro se desdibuja solo, por sí mismo, sin más esfuerzo que la suave mañana al despertar.



Y tú ¿prefieres la ética o la moral?




Buenas noches hermosas tortugas.

jueves, 30 de abril de 2015

fantasmas y demonios...

La infancia es ese rincón de nuestra alma que no conoce ni de fantasmas ni de demonios... El corazón que libre se entrega y brinda gestos de cariño sin dudar, por un instante, de la bondad de quienes le rodean. 


Es solo con la edad que vamos acumulando en un saquito de miel aquellos recuerdos que hacen vívidos nuestros temores, el desencuentro, el engaño, la traición, la tristeza, el dolor, el abandono, el sinsabor, el arrepentimiento... todo aquello que nos separa de nosotros mismos y nos impide acercarnos a quienes amamos. Aquello que nos separa de nuestra infancia.

Lograr conciliar nuestro saquito de miel con el corazón alegre que habita libre nuestra alma es aprender a crecer, y madurar, sin necesidad de hacer uso del rencor. Sin encontrar razón alguna para desconfiar. Vivir unidos con nosotros mismos y libres de distancias de nuestros amores. 


Y tú... ¿elijes el abrazo de la infancia?





Feliz día del niño y de la niña... 
pequeñas tortugas.

martes, 21 de abril de 2015

el pecado...

el no hallar la meta, el no cumplir con nuestra sabiduría, el error...


El 12 de marzo recibí el sacramento del bautismo y la primera comunión con el cuerpo de Cristo. Decidí viajar a Guatemala, la tierra de mis raíces, el hogar de mis familias de sangre. Y vengo de vuelta de un viaje feliz, extraordinariamente dichoso o, como dicen allá, alegre (realegre). Y aunque me encontré con la noticia de una sentida pérdida, haber recibido a Dios en mi corazón acompaña la tristeza de nuevas alegrías. De paz y reconciliación. De perdón, inmenso perdón. De gratitud.

El camino a mi bautizo se inicia en mi infancia, la interrogante de haber sido no bautizada, la ignorancia sobre la religión y la fe en Dios que, en secreto, se me desveló en medio de una noche oscura. Fe que sembró en mí fuerza y disciplina, amor y generosidad, para afrontar las desventuras que marcaron mi destino cuando apenas empezaba a despertar al mundo. Y sí, en el corazón está la verdad. Ese mandato ético que descubrí también a muy temprana edad.

30 años después, al fin, me entregué al abrazo inmenso del amor de Dios. La conversión fue un largo camino de vida, ha sido el camino de la mujer que soy y es la alegría más grande que he tenido. No sabía el significado profundo de este momento. Hasta días previos, me seguí sorprendiendo de todo lo que acompaña esta bendición. Los misterios cristianos. La luz, la unción, el agua, la cruz, lo blanco. El cuerpo y la sangre. La Santísima Trinidad. La oración. El pecado.

El bautizo sana nuestras heridas, disuelve los pesares, libera los rencores, perdona los errores. Es nacer a una vida nueva. 

Al mismo tiempo, es valorar, en el poder de la oración, la vida hemos sido hasta ahora. Ser la misma persona pero habitar un alma nueva que, poco a poco, nos da otra forma, dejando atrás nuestro pasado. Regalándonos un futuro jamás previsto. Enseñándonos que debemos reconciliarnos con nuestros errores y acrecentar nuestras virtudes.

Un gran asombro fue recibir la noticia de que todos mis pecados fueron borrados y perdonados, una vez bautizada a esta edad. ¿Qué significa esto? ...fue lo primero que me pregunté. No sabía cuáles eran mis pecados ni me había concebido a mí misma como pecadora. ¿Por qué era tan valioso este regalo de Dios? ...ante la indescriptible dicha de quienes compartían conmigo la buena nueva. De pronto sentí una gran responsabilidad. Incluso temor. El anhelo de que tal bendición no se extraviara. El examen de conciencia de tales errores y la prerrogativa de verme libre de todo mal cometido en el pasado. Una invitación a la santidad. Y ésta es la verdadera bienaventuranza de Dios: aquella que nos purifica y nos regala un alma entera para dar de sí sus obras, para hacer de sí una verdadera cristiana. Consagrarnos con nuestra humanidad. Aceptarnos como somos y darnos la oportunidad de hacer el bien en cada gesto de nuestra vida: aprender a hacer lo correcto.

Este nuevo espacio de mi vida es mucho más de lo que jamás imaginé. Es como si no quisiera avanzar ni un milímetro para no separarme de la gracia y de la dicha de este nuevo amanecer que me abraza.

Y solo puedo compartir con ustedes, hermanas tortugas, unas letras que escribí el día de mi bautizo antes de entregarme de lleno a este camino de resurrección al que nos invita la vida de Cristo, nuestro Salvador: el camino del perdón, el amor y la misericordia...el milagro de la paz.

12.marzo.2015
Valle de los ángeles.
Ciudad de Guatemala.

Para una persona que encontró la fe dentro de su corazón, habiendo crecido sin saber de Dios, es difícil expresar en palabras cuán grande es su presencia en nuestras vidas.

En cada alegría, en cada tristeza, en cada sonrisa, en cada lágrima, todos los días, aparece en nosotros el milagro de la vida y, todos los días, acontece el misterio de la fe que nos consagra. Este es el camino que me trajo hasta aquí. Y me siento bendecida de poder dar gracias por las enseñanzas de amor que Dios me ha brindado, de entregar mi alma con el compromiso de hacer crecer en mí los dones cristianos, en el abrazo de la iglesia Católica, y brindar los frutos de mi vida con generosidad y gratitud.

Amén.


Y tú... ¿guardas fe en tu corazón?




Que Dios nos colme de bendiciones
queridas tortugas.
Hoy y siempre,
por los siglos de siglos... 
Amén.
Porque el tiempo anunciado 
se ha cumplido.



martes, 24 de marzo de 2015

dos meses después...

qué ha pasado...

por dónde empezar...


En síntesis, quiero compartir demasiados eventos. En tales casos, lo que conviene es partir de las emociones, enseñanzas y experiencias que me han brindado tales eventos. Pero debo volver a empezar a contar mis días sin fumar. Pues en este tiempo me ha seguido acompañando tal hábito. Con plenitud y como un buen amigo que abraza los días importantes de mi vida.


Y tú... ¿con quién has compartido estos dos meses?



Hasta mañana... queridas tortugas.

viernes, 23 de enero de 2015

8 días después...

Lo difícil de dejar de fumar es el tiempo para leer y escribir. La disciplina para organizar las actividades del día. La inmensa soledad que añora una conversación. La concentración que se distrae en el pensar. La impaciencia de un tiempo lento... que te detiene sin sostenerte en otra cosa que en ti. En el ritmo de tu propia respiración. Que debe acostumbrarse a sus propios latidos y aprender a dejarse llevar como si flotaras sobre el mar sin temor alguno. 

Ahora mismo, aquí sentada, bajo el sol, en consonancia con el mecer de una hamaca. Ahora mismo, se me escapan las ideas. Porque la mente siempre va más rápido que la pluma. Porque el sentir del alma siempre es más pausado que la palabra. La voz es primero que la letra. Y la contemplación nos es más natural que la expresión. El sentir nos es más importante que el hacer. El soñar nos es más propio que el producir. De otro modo... las drogas en su conjunto e inmenso caudal de opciones no serían tan, pero tan, exitosas entre los seres humanos, a través de las generaciones, la historia y las culturas.



Y tú... ¿qué drogas prefieres?


Buenas noches queridas tortugas.

jueves, 15 de enero de 2015

un día de reposo...

Tortuga, tortuga... ¿dónde te escondes? no encuentro tu cabeza.

Tengo frío, tengo frío... en mi caparazón, necesito un poco de calor.

Pero si te escondes no puedo abrazarte.

Pero si no me abrazas... tengo que esconderme.


Y tú... ¿arriesgas de ti para recibir un abrazo?



Hace frío en este invierno de sol...
reciban un abrazo inmenso que logre
llenar de calor el fondo de su caparazón.
Hasta mañana.


miércoles, 14 de enero de 2015

miércoles de la fortuna...

¿Cuántos de nosotros nos hemos interrogado sobre qué sería ganar algún sorteo? Por menor que fuera, existen un sinnúmero de supersticiones al respecto. Pocas cosas se envidian más que la "buena suerte". Ese santo imaginario al cual atribuimos el hecho de que la vida de cada persona vive momentos propios y que, conforme crecemos, es imposible equiparar ni homogeneizar nuestra suerte ni nuestra realización con ningún otro ser humano. 

Los ciclos de altas y bajas pocas veces se comparten cabalmente, de ahí que la solidaridad sea tan importante. En realidad, la buena suerte de quienes nos rodean debe siempre alegrarnos porque es una señal del equilibrio de las energías que juntos construimos. Quienes reciben lo hacen gracias a todos los que damos de nosotros para que en cada una de las personas exista un milagro, incluidos nosotros mismos.

Por eso... quizá no se trate de incitar a la fortuna por medio del azar... quizá solo se trate de confiar en nuestro azar para recibir nuestra fortuna.



Y tú... ¿apuestas tu suerte en el Melate?



Que reciban su fortuna y que la llenen 
de magia de tortuga.

Lindo miércoles... al atardecer.


martes, 13 de enero de 2015

10 días de mar...

3, enero, 2015.

El sol, la luna y el mar…

...anuncian con bellos presagios el curso del 2015. Enero, febrero y marzo…nos llenarán de energía. Será un año sin descanso forzoso. Pura contemplación. Un ritmo incesante de actividad. Como si el tiempo fluyera por sí solo. Como si nosotros solo nos ocupáramos de respirar. Serenos, fuertes y sensibles. Abiertos al futuro, sin prisas. Ciertos del mañana, sin angustias. Latiendo al compás del amor y nutriendo nuestros corazones de entrega.

Un año de culminación. Ciclos que concluyen y, con ellos, las puertas abiertas para entrar de lleno al lugar que nos corresponde. Habitar el nido largamente construido. Listos para hacer aquello que hemos sido llamados a realizar. Cumplir nuestro destino: vivir la vida que elegimos construir.

Días de letras, lecturas y palabras cumplidas.

Y el cielo, a nuestros pies, esperando por nosotros.


Y tú… ¿qué vas a hacer este año?



4, enero, 2015.

Hábitos que se despiden…

El último cigarro, el último trago de alcohol, la última coca cola, el último bocado de azúcar, la última papa frita… El celular en pausa… las redes sociales dosificadas, la televisión en descanso, las noticias con mesura, el último desencuentro, el cese de los malos hábitos emocionales, el fin del mal uso del lenguaje, un compromiso de no agresión, la despedida de todas las angustias.

El primer respiro sin nicotina, el deleite del agua, la gracia de la buena salud, el goce del cuerpo. La comunicación sin excesos, el compartir sin olvido de sí, el entretenimiento sin evasión, el estar informado sin compulsión, el amor sin abandono, el sentir sin ira, el respeto sin sufrimiento, la palabra generosa, el perdón que comprende, la certeza paciente.

El sereno transcurrir de la completud… el tiempo reconciliado del presente… la distancia entera del pasado… la apertura plena al futuro… la vida ética… el ser humanos.

Bendigo todo aquello de lo que me despido… pues me regalaron una vida para sanar y lograr ir más allá de mis propios límites, me dieron la certeza de no estar sola… el consuelo de la amistad… el aliento de mi vocación… el logro de mi razón de ser.

Agradezco habitarme llena de certezas que me invitan a dar lo mejor de mí en cada palabra, en cada gesto, en todo mi actuar. Agradezco estar viva y conocer un mundo dispuesto a transformarse. Agradezco a todos quienes entregan su vida a este propósito. Agradezco a todas las voces que no me abandonaron cuando más necesite oír la verdad cifrada en todos sus mensajes.

Es un privilegio y una fortuna saber que el mundo me escucha. Es un honor escuchar mi voz a través de quienes comparten conmigo y siempre me acompañan. Gracias.


Y tú… ¿quieres ser la persona que eres?



5, enero, 2015.

Prejuicios…

Solemos referirnos a los prejuicios como esas ideas preconcebidas que limitan nuestra percepción objetiva ante una situación nueva. Son códigos mediante los cuales nuestra mente se acostumbra a asociar los acontecimientos de nuestra realidad y definir, con certeza, una opinión al respecto.

Contamos con tales prejuicios como parámetros para comprender la mayoría de nuestros actos de comunicación. Nuestra comprensión de las conductas de otras personas se agota en tales parámetros. Y, si bien, es muy útil contar con tales criterios de valor e interpretación, muchas veces, limitan nuestra posibilidad de expandir nuestra comprensión del mundo, de nosotros mismos y de las personas que nos rodean.

Los prejuicios nos llevan a cometer grandes actos de injusticia. Impiden que nuestras experiencias crezcan más allá de nuestras posibilidades. Son una venda que somete la espontaneidad de la vida y que nos lleva a privarnos de otros seres humanos que tienen mucho que enseñarnos en el camino.


Y tú… ¿miras a los ojos para descubrir el alma de las personas?



6, enero, 2015.

Reyes de mi corazón…

En medio del disfrute de las bellezas de Acapulco, dándome un respiro de la tecnología, del frío y de mi encierro de bosque, recibo la visita de los Reyes Magos… a la luz de la luna llena y con la fuerza del viento que anuncia buenos tiempos por venir.

La lectura es una buena compañía de mar. Me había hecho la promesa de no leer en la playa porque termina siendo un despropósito. El libro se maltrata, las letras te distraen de admirar el mar y el sol se refleja en las páginas hasta enceguecer. El agua… la arena… el viento… devienen constantes interrupciones. Se entorpece el ritmo de las olas y el espacio de tirarse al sol para recibir todas sus bondades. Son pocas páginas las que logramos avanzar. Sin embargo… he de confesar que no hay mejor tiempo para ir a lo profundo de nuestro pensamiento que, precisamente, la fuerza del arrullo de mar. Y dejarse llevar por la reflexión en medio de una experiencia de relajación profunda… a la orilla de la playa.

Así que avanzo con pausa en la comprensión del Ser y la Nada que nos propone Sartre… para seguir avanzando en mi investigación sobre la conciencia y lograr escribir la esencia de nuestra experiencia humana: el hito de la verdad.

Me maravilla cómo se desarrolla el pensamiento fenomenológico en todas sus vertientes y cómo la nada se vuelve una categoría ontológica como una forma del olvido de sí. Como el último resquicio de la metafísica y el último consuelo de Dios para la filosofía. Una vez que la modernidad depositara en el ser humano todos los poderes sobre la naturaleza y Kant postulará en la razón todas virtudes de la humanidad.

El seguir avanzando en la conclusión de mi tesis de doctorado me regaló una visita guiada y llena de sorpresas por el existencialismo, la cual dotó de inmenso sentido el acontecer de los últimos dos años de mi vida. Al fin sentarme a dialogar con Sartre, asignatura largamente esperada. Al fin conceder una larga plática con Heidegger, a la cual he sido muy renuente. Enriquecieron mi alma y me llevaron justo al punto de partida, recobrando el ímpetu para deliberar sobre los secretos de la conciencia.

Si bien, el mar es el más intenso amor… sin duda… la filosofía es la más feliz de todas las pasiones. Gracias a ella logro descubrir mi mirada del otro lado del espejo cada mañana. Mis mejores amigos han sido, sin duda, las letras y el esfuerzo de todos quienes han forjado la historia de la filosofía. Charlar con ellos y penetrar el fondo de sus almas, a través de su pensamiento, ha sido el más grande regalo que he recibido de Dios. GRACIAS.


Y tú… ¿a quién le entregas el alma?



7, enero, 2015.

La libertad…

… solo tiene sentido cuando se trata de la felicidad.


Y tú… ¿eres feliz?



8, enero, 2015.

Amanecer a la luz de la luna…

con la certeza de que el amor no puede ser disputa, competencia, trueque, deuda, contribución, amenaza, temor, angustia, convencimiento, un convenio, conveniencia, un acuerdo, un trabajo forzoso, tortura, sadismo, masoquismo, abandono, engaño, silencio, un trofeo, una recompensa, esclavitud… espera.

En una relación de pareja se trata de dar, de ser dos cuerpos en comunión, un alma en conjunto. Se trata de sinceridad. De compartir. Hablar y conocer los secretos mutuos. Es una experiencia de intimidad y complicidad. De llenarse el uno al otro. De respeto. Es la capacidad de tomar decisiones en común sin necesidad de sacrificio alguno. No hay cálculo posible. Solo entrega y libertad. Espontaneidad y felicidad. El suave transcurrir de la ternura. La contemplación de la perfección del universo. La generosidad que no espera nada a cambio. El placer que no impone dolor alguno.


Y tú… ¿comprometes tu corazón sin esfuerzo?



9, enero, 2015.

Una plegaria de fe…
y gratitud.

Y llegó el día en que la sirena recuperó su estrella de mar…

Aquella que el delfín de sus sueños se llevara con la promesa de volver a encontrarse, con el secreto guardado en su corazón de que la cuidaría y lograría encontrar los caminos de regreso a su alma. Aquella que le fue robada por el espejismo de una diosa oscura, que amarró a la sirena y convenció al delfín de cobijarse de cobardía. Aquella que el delfín perdió con el paso del tiempo, junto con el corazón de la sirena, una vez que prefirió vivir encadenado en una laguna sin vida ni sol que se alimentaba del artificio y la mentira… que parecía tan real como cualquier océano, pero solo era la puesta en escena que se servía de la luz del verdadero mar para simular vida. Aquella que fue sacrificada por la falsa disyuntiva entre el bien moral y el buen amor. La estrella que fue enjaulada a cambio de viajes, aventuras, estatus, dinero, casas, formalismos, viejos amores y nuevas ilusiones. En el camino en que el delfín perdió el rumbo de su corazón y se convirtió en un cangrejo incrustado en las rocas de sus fetiches.

Mientras la sirena convalecía y era raptada por la luna para yacer en el fondo del desierto junto a la princesa de plata que desapareció, sin dejar rastro, al descubrir la traición del hombre a quien entregó su corazón. El que solo encontró pretextos y buenas razones, alimentadas de su miedo y perversión, para abandonar el reino del amor verdadero y conformarse con el sadismo, el masoquismo y la crueldad. Desierto del cual retornaron bajo la forma de una sola mujer, tras enfrentar inmensas batallas, sobrevivir plagas y enfermedades, combatir mezquindades, mirar el lado oscuro de su rostro, sucumbir ante la angustia y el terror, perder la cordura, avergonzarse de sí mismas, cometer mil y un errores, perderlo todo, incluso la fe y la vida, y renacer de entre las cenizas.

Y esta vez, la mujer hecha diamante, la que guarda una perla en su corazón, en la que se funden el mar con la luna de plata, y a la que cobija el oro del sol, llena de perdón, con la mirada en alto y sin volver el rostro al pasado, abrazó con fuerza su estrella de mar con la certeza de que nada volverá a arrancarla de sí. Que los cielos se abren ante sí, para, con humildad y perseverancia, ser madre gracias a una semilla que el Dios de la vida guardó para ella como recompensa a todas sus plegarias de fe y gratitud. Como símbolo de su felicidad y como ofrenda por todos los sacrificios que han encarnado los caminos de su vida…los secretos de su corazón. Entera y feliz para caminar de la mano del hombre de su vida. Del hombre que la cubra de un manto de flores y despierte su piel. Para descubrir juntos nuevos caminos del amor verdadero. Con los brazos abiertos para dar y recibir con ternura, entrega, compromiso y respeto. Con el alma entera para fincar en la sana comprensión mutua, la escucha y la libertad para expresarse, los cimientos del destino que forjó para sí misma. Con solidaridad, fidelidad y lealtad. Con verdad.

Es así como el cuento de la sirena, que esperó a su amado hasta perderse a sí misma, encuentra una resolución de paz. Porque no dudó por un instante de la verdad y pureza de su amor, a pesar de las dudas de su amado. Porque recuperó su propio centro y comprendió que si un hombre te roba la sonrisa con sus actos, sus gestos y palabras…no merece ser el hombre de tu vida. El amor no guarda lugar alguno para el abandono, la mentira ni la traición.


Y tú… ¿en qué plegaria guardas tu estrella de mar?



10, enero, 2015.

El orgullo de la herencia…

Tengo la fortuna de haber crecido con el ejemplo y las enseñanzas de dos padres y dos madres. En este día recupero todo su legado y abrazo la riqueza que han brindado a mis hábitos de vida. A medida que más me enorgullezco de ellos, más aprendo a enorgullecerme de mí. Gracias.


Y tú… ¿honras a tus padres?



11, enero, 2015.

El recuento de mis viajes al mar…

A la orilla del mar se suman todos aquellos recuerdos que sumaron mis estancias pasadas en la playa. Buenas y malas experiencias. La plenitud que imponen las olas. La fuerza que regala el sol. La belleza que se esconde en los secretos del universo. La luz que irradia la luna. El brillo de las estrellas. El equilibrio perfecto. Las bendiciones de Dios.

Las personas, los cariños, las familias. Encuentros y desencuentros. Los descubrimientos románticos. Los desencantos amorosos. La salud. La enfermedad. Los desenlaces. Los comienzos. La bienvenida. La despedida. El ocaso. El alba. Los malos entendidos. Las felices coincidencias. La libertad. La paz. La solidaridad. El descanso. El equilibrio. El desenfreno. La mesura. Los placeres. Los excesos. Los aciertos. Las equivocaciones. La dedicación. Los olvidos. Los hallazgos. La nostalgia. La presencia. Los sueños. La realización. La risa. La sonrisa. La carcajada. La alegría. La tristeza. El extrañamiento. La sorpresa. El nacimiento. El bautizo. La infancia. La adolescencia. La juventud. La madurez. La primera vejez. La soledad. La amistad. El consuelo. La huida. La travesía. El juego. Los antojos. El buen comer. El beber. El baile. La reconciliación total de las vivencias. La secuencia unida y reconstituida, al ritmo del presente, de los estadíos de mi crecimiento. Todos los fragmentos de mi alma estrechados sin fisuras… gracias a la consonancia del mar. Un corazón que late con fuerza, y sin pausas, en sintonía con la vida. Una nueva vida que va a nacer.


Y tú… ¿descubres tus pasos en el mar?



12, enero, 2015.

Y de regreso a casa… 

...el bosque me recibe con los brazos abiertos. Una gran bienvenida de sol y la extrañeza de la ausencia se acompaña del pedazo de mar que traje conmigo.

De vuelta a la realidad. El frío del invierno cambia todos mis sentidos y de pronto la calma llena mis espacios como si de pronto me sobraran las horas y los minutos.


Y tú… ¿qué recibes cuando regresas a casa?





Felices cabañuelas que anuncian un año de sol
y lleno de magia de tortuga.

Reciban tortugas 12 abrazos…
 para que 2015 sea un tiempo rodeado de amor.