martes, 21 de septiembre de 2010

festejos

en el ojo del huracán...

En medio de desgracias, violencia desatada y lluvias que lastiman a poblaciones enteras del país, se grita por una fiesta llena de contradicciones. Lo que trae a mí interrogantes del tipo: ¿¿Qué es un país??? y ¿¿por qué nos festejamos como patria??? [... a la luz del nuevo milenio]. Nos aferramos a una bandera y renunciamos nuestra identidad a un escudo, pero, en lo esencial, vemos morir a nuestros pies a compatriotas y hermanos y somos casi inmunes a la culpa y la responsabilidad social. 

No damos pasos firmes y contundentes hacia nuevos órdenes de convivencia... más humanos, más justos, más solidarios, más generosos... más libres y más creativos. Por el contrario, caminamos aceleradamente hacia una decadencia de mucho más fondo. No el mero adorno de "valores" perdidos. La cruda certeza de una humanidad precaria que pierde todo su humanismo para redefinirse en la barbarie.

Palabras más, palabras menos. Sin necesidad de ver un periódico ni de tener sofisticadas fuentes de información, basta voltear a nuestro entorno, para descubrir esta ausencia de humanidad en quien menos nos lo esperamos. Es como si se contagiara la desesperanza, casi epidémicamente, y todos, sin darnos cuenta, empezáramos a flexibilizar principios, compromisos, prioridades. Como si a medida que se agravan las cosas, ya no tuviéramos nada que perder y renaciéramos al ser rapaz programado minuciosamente por la decrépita modernidad; y a  la falsa premisa de que estamos condicionados para sobrevivir de acuerdo con la ley de la oferta y la demanda, en el reino del más "fuerte".

Y en ese resquicio de locura, que es esta forma perversa que se ha constituido como el orden del mundo, asoma el amor también como una mercancía, el cuerpo como una materia de uso y desuso. El sexo sin rostro, a oscuras, con los ojos cerrados, para evadir lo poco de humanismo que todavía se aferra a salvarnos del "infierno". Pero el ser humano es necio y con sólo afirmar su voluntad se conforma, sacrifica lo justo, lo bello, lo bueno, con tal de dominar y someter, con tal de tener la última palabra sobre los demás. Quizá por eso merece la condena que se autoimpone, al ser incapaz de romper con los añejos paradigmas.

Ayer tuve una conversación interesante y, de manera espontánea, sin proponérmelo,  logré articular algo que me lleva incomodando los últimos seis meses. Esto es: mi vocación múltiple que se convierte en un problema, a medida que me libera hacia conocimientos y experiencias cada día más propios. Es paradójico, pero el no tener con quien compartir nada de lo que pienso, es decir, de lo que realmente soy, quién he sido a lo largo de mi vida, qué lugares he visitado, cuáles son mis herencias de vida y en qué radican mis tesoros del alma, me hace olvidar cómo comunicarme conmigo misma. Pues no tengo una interlocución cotidiana que sea mi hogar. Sí tengo, afortunadamente, muchas interlocuciones de vida, de amistad, de ésa otra cotidianidad, que habita fuera de nosotros. Pero es tan radical mi ser sola o mi estar sólo yo, que me descubro siendo dura e injusta. De pronto, siento que me habitan heridas nuevas que, al no ser notadas, empezaban a lastimar todo lo demás que me habita.

Y qué es esto que tanto me molesta... Haber descubierto la defensa de los derechos humanos como una vocación nata y tener que renunciarla porque los expertos consideran que yo no sirvo para ser parte del "mundo" de los derechos humanos... Es la segunda cosa más triste que me ha ocurrido en los últimos tiempos; la primera: amar un alma que no tiene cabida para mi vida (y confieso que ésta es una herida muuucho más profunda) Pero el corazón no se manda, si uno no le alcanza al otro, si quien quieres no descubre en ti su dicha, si le ocupan cosas más importantes, sólo puedes aceptarlo y aprender a reconciliarte con los designios de un destino que a tu deseo le parece incomprensible. Pues con el tiempo, todo tiene su razón de ser.

Volviendo a los tan codiciados y seductores derechos humanos. Cuando empecé a descubrir este nuevo ethos, me parecía infinito y lleno de horizontes como si el genio de una lámpara mágica me hubiera regalado un milagro. Ahora, me topo una y otra vez con un círculo concéntrico, sellado con fuertes candados y reacio a los nuevos miembros. Supongo que todos los grupos selectos son así. Quizá mi gran frustración es ser sólo una mortal mágica tortuga nada selecta y sin grupo alguno. Uno nunca sabe de qué manera la vida te va a sorprender, me cuesta entender porqué la vida te regala para siempre arrebatarte. Pero me dio tantas dichas este deslumbrante horizonte, me confío una joya sagrada, me rodearon ángeles, y se llenó de luz mi camino. Así que, no debería lamentarme en absoluto, pues no debo pensar en lo que no será, ni en lo que quise que fuera, debo transportarme una y otra vez a ese gratuito bienestar que descubrí y todo lo que lo colmó. Debo regresar a esa sonrisa mía que se entregó sin condiciones, sin cálculos, sin premeditaciones, sin imaginar si recibiría algo a cambio, sin aspirar a nada más que a la dicha inmediata de descubrir todo un nuevo modo de ser. Fue un paraíso ante mis ojos, ahora sé: un oasis. Pero nada ni nadie podrán arrebatar los secretos de vida que este lugar, con amor y generosidad, me brindó. Gracias :) :) :) Por un momento se renovó mi esperanza... por un instante me pude reconciliar con el lado humanista de nuestra humanidad. Y éste, creo, es el mayor privilegio que un ser humano puede recibir.


Ahora, en cambio, estoy perdida. Este rumbo no me quiere, y mi rumbo previo ya no existe. Así como en el caso de mi corazón. Consulto con Dios cada mañana y rezo con fuerza por las noches, para recibir el mensaje que ilumine el sendero que me corresponde, para liberarme de toda esta frustración de vida y de amor que hoy me invade. Para volver a mirarme en el espejo y descubrir que valgo la pena. Que merezco ser amada y que merezco un lugar en el breve mundo de los derechos humanos, porque todo lo que hice, desde que tengo memoria, fue para comprender al ser humano, a tal grado, que pudiera encontrar un resquicio para su sanación. Pero, ahora, soy yo quien necesita ser sanada, pues de pronto parece que nada tuvo sentido, que no valió la pena, que fue mucho esfuerzo para ningún logro o satisfacción y que no hay un lugar con magia de tortuga que me quiera abrazar hasta el infinito.


Y tú ... ¿tienes un hogar?


Hasta mañana humanas y hermanas tortugas.





viernes, 17 de septiembre de 2010

pros

y contras...

Esta mañana, la tortuga mágica dio un paseo por el jardín de las reflexiones y fue interrogada por sus amigas las sabias mariposas.
La primera, la mariposa de la libertad, preguntó:

"Querida tortuga pero ¿cómo sabes que no te cansarás de tener un compañero? ¿no ves que estando sola tienes la libertad de disfrutar de una compañía ocasional, sin tener que aburrirte de él, sin tener que ir a todas partes acompañada y depender de su voluntad?"

La segunda, la mariposa de la individualidad, en cambio, quizo saber porqué la tortuga mágica idealizaba tanto el amor, cuando, en realidad, la convivencia, el estar cada mañana con la misma persona, vuelve doble el peso de tu piel, ya no sólo es tu cansancio, ahora es el mal genio, el agotamiento y el egoísmo de alguien más, sumado al tuyo. "Debes entender que no todo es miel sobre hojuelas, no siempre habrá música y la ternura se puede perder en el camino" -enfatizó.

Finalmente, la mariposa de la sensualidad, insistió:

"Además, amiga tortuga, la conquista y la pasión no se perpetúan con el tiempo, por el contrario, los compañeros desdeñan tu cuerpo con el tiempo y siempre encuentran nuevos cuerpos para conquistar tras olvidarte y reemplanzarte. Por eso, los hombres casados se jactan de sus infidelidades y sus compañeras finjen no enterarse, sólo para sentirse triunfadoras, porque al final siempre vuelven a ellas (quizá no por amor y, muchas veces, sólo por cobardes)".

La tortuga tardó días en encontrar respuesta a estos tristes y realistas cuestionamientos. Sin mencionar a las y los entrometidos. Sí, esas personas que siempre que una pareja nace (amigas y amigos de uno o de los dos) se esfuerzan por impedir que el amor crezca y que la felicidad brille, aquellos a quienes la envidia cega y que disfrutan con dañar la vida ajena: los entrometidos... 

O he de decir: los ociosos, pues debe ser muy vacía la vida de un ser humano que tiene tiempo para estropear la dicha de los demás. Al final del día, estos seres son los más miserables de todos, son mezquinos y vulgares, triunfan las más de la veces, pero tarde o temprano encuentran justicia ante su maldad, con sólo escarabar un poquito la superficie de su alma se pone en evidencia su penar. 

Sin duda, es ésta realidad la que más asombra a la tortuga mágica, una y otra vez redescubre que son una plaga estas personas, siempre intrigando, fabricando chismes, adueñándose de las historias de la vida de las personas para difamarlas y desaprobarlas, a menos ¡claro! que cedas ante su poder. Es decir, como si fuera poco, además, son corazones perversos que se creen con derecho de juzgar y opinar sobre los demás, en vez de ocuparse de sí mismos, y aprender a respetar la vida y la dignidad humana de quienes sí creen en que la vida puede ser algo más que un infierno de calumnias y luchas mediocres de poder.   

Sin embargo, ante tales almas no hay mucho que hacer, resistirse es empequeñerce, ceder es corromperse, sólo queda ignorar. Pues uno de los más bellos secretos de la felicidad es ignorar todo aquello que no está en tus manos cambiar. Para trabajar con todas tus energías en aquello que sí puedes mejorar. Ésta es la única manera de asumir verdaderas responsabilidades, pues no podemos hacernos cargo de lo que hacen otros, sólo de quienes somos nosotros.


Y es así, como la tortuga mágica encuentra respuesta para las sabias y bellas mariposas. A la sensualidad la acaricia y le susurra al oído, si él ya no me quiere amar y mi cuerpo no le es suficiente para gozar... seré yo quien parta, no puedo hacer que mi compañero sea fiel, pero un compañero infiel no podrá conservar mi amor. A la individualidad la confrontó sin temor y le recordó que es, precisamente, porque la tortuga no cree en esta individualidad, vacía y ficticia, que quiere con tanto anhelo un compañero de vida, de carne y hueso, imperfecto pero entero en su lecho. Si ella quisiera una fantasía de amor, se conformaría con soñar con un hombre imposible. Y ¡claro! que sabe que la convivencia tiene otros tiempos que los de la mente, quien cree que todo lo que piensa es perfecto; son los tiempos de la verdad los que, con bendición, descubres en la imperfecta cotidianidad. Y a la libertad la abrazó fuertemente y le dijo: "no temas: compartir te hará más fuerte y más libre". 


Agradecida esta tortuga por haber sido invitada al mágico jardín de las reflexiones, retornó a su caparazón con la esperanza de que en alguna galaxia de sol alguien escuche su rezo de amor.




Y tú ... ¿asumes responsabilidades o simplemente dejas que las cosas te pasen?


Lindo puente de tortugas enamoradas... abracen fuerte a su caparazón y recuerden que sólo el amor fiel crece fuerte como el bambú: suave pero duradero. El amor cobarde...siempre muere.




...el amor cuando no muere mata
amores que matan nunca mueren...
Joaquín Sabina

miércoles, 8 de septiembre de 2010

mudanzas

de vida...

Durante las últimas 3 semanas, la tortuga mágica ha improvisado guaridas. Una semana estuvo enferma (influenza) y fue acogida por su padre en casa de la princesa Sol. Fueron días de mucha tos, cansancio y de muchos cuidados. Recibió amor y alimento hasta que curó. Volvió al bosque para aprovisionarse antes de recomenzar sus jornadas de trabajo.

Pasó la noche del lunes en el "cuchitril", un cuarto encantado en el que habita el lagarto del tiempo cuando necesita retirarse a su pantano, pensar y leer. Si bien es un lugar bello, la tortuga no pasó la mejor noche de su vida. La fauna interrumpió su sueño, la litera a pocos centímetros del techo asfixió un poco su caparazón y el frío la hizo temer volver a enfermar. Pasó en vela la noche, afortunadamente: acompañada de la hermosa luna llena de agosto. Así que no la pasó nada mal. Ante el infortunio, buscó música, lectura y ensoñaba con ilusión próximos logros.

El martes fue una noche triste de enojos y discusiones con su medio caparazón, pero la misma luna de ayer encunó sus lágrimas y la paloma mensajera trajo perdón y reconciliación. Durmió en el sillón de su padre, definitivamente, más cómoda.

La noche del miércoles huyó a refugiarse de vuelta al bosque y, con suerte, tomó viaje con su amigo el gato psiquiatra. Tuvo un día difícil en los terrenos de la socialización laboral y, por la noche, casi se ve sin techo para dormir, por percances en casa de la princesa Sol. Así que, al llegar a su nido de paz y ser recibida con fiesta por las hermosas gatitas, mucho se reconfortó.

Ya para el jueves volvió al sillón de su padre y descanso con alegría.

El viernes regresó al bosque, feliz y llena de abrazos y ternura. 

El fin de semana fue largo y descubrió tristezas ocultas en su alma. Pero llegó el lunes y encontró un nuevo vehículo para recuperar independencia y comodidad en sus traslados entre mundos y territorios. Siguió conmovida... 

Esta semana pasó más rápido, al ritmo de su nuevo motor. Y se dividió entre el bosque y el sillón de su padre. Finalmente, el viernes llegó y recibió la llave mágica de su nueva guarida de vida. Así, pudo regresar a su nido de paz llena de esperanza y lista para empezar a mudarse de a poco.

El domingo se instaló ... y a montar casita se ha dicho: clavos, martillo, subir, bajar y cargar... cambiar los focos, tender la cama, etc etc... con ayuda de su tortuga mágica australiana y a la espera de la luz de su caparazón para empezar a habitar.

Esta semana, en cambio, ha sido extraña... la tortuga mágica se ha debatido en el túnel del tiempo. Todas sus mudanzas cruzan por su mente, recuerda todas las casas que ha habitado desde la primera vez que vivió sola. El frío la asalta por la noche. Y todavía no se reconoce en el nuevo espacio. Extrañó... muchos lugares del ayer y descubrió un gran vacío dentro de sí. Como si su camino se repitiera en círculos concéntricos. Sin darse cuenta, hizo un balance de sus carencias, de sus desaciertos y sintió dolor de no tener un compañero de vida. 

En la voz de su luz escuchó un mensaje: la soledad es un arte. Y ella pensó: ser una verdadera compañera también lo es. El arte doble es conservar el deleite de la soledad cuando se deja habitar como un territorio propio y lleno de ti, con el deleite del amor cuando se deja habitar como un territorio de dos y lleno de vida. Pues si sólo tienes tu soledad te ahogas en ti y si sólo tienes tu espacio compartido, tu territorio de dos se ahoga de ti. En realidad, lo que la tortuga mágica se pregunta es qué hay de malo en ella que no puede fincar una vida en pareja.

Pocas tristezas son tan profundas como la soledad de pareja de vida, trastoca todo en tu horizonte, te hace sentir ¡tan! dependiente de ti mismo, como si nada tuviera un verdadero sentido, salvo el de tu subsistir, tu casi sobrevivir. Las alegrías y los logros se hacen chiquitos, cuando no son compartidos. ¿Será que no habrá un milagro de vida que le regale a esta tortuga un amoroso compañero?

En medio de lluvias, inundaciones, huracanes, guerras e injusticias, ella también se contagia de este olor a Apocalipsis y se siente inútil, casi incapaz, se cuestiona sus errores y entiende que, quizá, a estas alturas de su vida tendrá que aceptar que muchas cosas, a ella, ya no le van a ocurrir. Además, la lastima vivir con la impotencia de no poder dar nada de sí para mejorar la vida de quienes están más desamparados que ella. Y somatiza en su cuerpo y en su alma el acontecer natural y humano.

Quisiera una escucha que accediera al resquicio de sus temores y encontrar dentro de sí el valor y la sonrisa que los fracasos de los últimos tiempos robaron, pero no encuentra el camino. Cuando siente que su abrazo de paz es sincero y amor verdadero, llega una nueva misiva para recordarle que sólo es un aliento amoroso de amistad que la acompaña con dedicación pero sin entrega. Aún así: este bello ser es la dicha de todo lo que soñó.

Quisiera un milagro, ella no busca riquezas, no quiere fama, no quiere pelear cada día por un espacio de subsistencia entre las cuatro paredes de una oficina, ni competir con nadie por lo que de suyo le pertence a cada quien. Ella lo que quiere es un compañero ... daría lo mejor de su vida (todo lo que ha guardado y postergado para ese día) ... si Dios le concediera este sueño. 

Quiere con quien despertar cada mañana, una voz que le regale música, ternura y secretas pasiones. Alguien que guste de los proyectos compartidos y de hacer realidad su vida acompañado. Con quien construir presente y asumir nuevas responsabilidades. Alguien que quiera sembrar futuro en su vientre. Con quien librar las batallas de la justicia y de la libertad. Con quien estar ... en paz. 

Tiene mucho que dar y se marchita de tanto esperar. Paraliza gran parte de sí, porque es mucha energía para una sola persona la que guarda su corazón. Ése es el secreto que esconde la razón por la que siempre se distrae: ella no quiere vivir sólo para sí. Ya se tiene a ella misma, por eso, quiere entregarse entera (sin temor de resquebrajarse).

Un nuevo año lunar empieza esta noche, ella lo recibe sin par como designio de su infranqueable soledad. Sonríe ... brinda con yogurt y pan dulce, a la luz de su programa favorito de televisión. Ya reconciliada con la belleza de su nuevo espacio que vacío al despertar se va llenando de cariños al andar.  Y revive el olor de la mañana, en un tenue suspiro... de dichosa paz.


Y tú... ¿qué pides a Dios para este nuevo año?

Feliz septiembre de triste soledad y necesidades renovadas... 
Mágicos deseos de luna nueva de amor.
SHANÁ TOVÁ
5771


domingo, 5 de septiembre de 2010

verdades

entre amigos...

Hay algo irreductible a toda certeza y es su verdad. A veces no es necesario preguntar, para saber. 

Por ejemplo, cuando quien amamos nos deja de querer o con alguien nos traiciona... no es necesario descubrirlo: bastan sus actos, su trato, su ausencia. El desamor no se puede esconder. Menos, cuando la culpa lo trata de cubrir de cariño. Entonces, queda el disimulo de una amistad que se resigna en el silencio.

Cuando dos personas vibran, tampoco se puede ocultar la verdad. Ni quisiera el amor cobarde puede negar este hecho, por mucho que se esconda en pretextos.

O, por mucho que nos esforcemos, la renuncia y la deslealtad terminan con toda la pureza de los corazones. Y si una ilusión te llena de tristeza, quizá no es la promesa que te corresponde. ¿Cómo saberlo? [... y es cuando la verdad se nos resabala de las manos...] 

¿Durante las largas horas de soledad? ¿Ante la evidencia de que no eres la única persona en su corazón? ¿Cuando dudas de ser valioso como ser humano? ¿Al sollozar? ¿Resignándote sabiamente? No lo sé. 

Hay una línea muy sutil entre la realidad y el ingenuo deseo cuando se trata de entender que hemos sido relegados del corazón que amamos.

Otra evidencia irreductible es la entrega, la ternura, la solidaridad, y todas las formas de cariño, querencia o amor que dan muestra de cómo nos queremos ligar y vincular entre humanos. Son las formas que perviven. Los recuerdos que, pese a todo, te llenan de paz.

El perdón, también, es una certeza innegable. No podemos forzarnos a reconciliación alguna si no hemos realmente elaborado el perdón dentro nuestro. Tampoco podemos ofrecer falsas disculpas sin que se escuchen tales, a menos que hayamos reconocido ante nosotros nuestra falta.

Finalmente, no se puede decir TE AMO... a menos que lata dentro tuyo la fuerza del verdadero amor, de ahí que muchos se reservan su voz cuando el cariño se entrega con pasión, pues no todo vibrar se armoniza con el corazón.


Y tú... ¿temes a las certezas o te comprometes con la verdad?
 
Dichosa semana de lluvia y descanso, amigas tortugas.