martes, 15 de marzo de 2022

lluvia...

 ... de marzo.



A pesar de que nuestras autoridades no quisieron hacer eco, a la altura de las circunstancias, sobre el consenso del Parlamento Europeo en lo que respecta a la situación del periodismo en nuestro país... las muertes no cesan. De qué manera debemos no sentirnos inconformes con esta situación sin ser señalados de conservadores o adversarios. Estos casos lamentables no son más que un grave grave síntoma de una problemática aún mayor en dimensión y en gravedad. Muchas personas están muriendo en nuestro país y muchas también están desaparecidas; muchas de estas personas, además, se encuentran sin identificar en fosas clandestinas.

¿Cuál es la injerencia? ¿cuál la sorpresa? ¿cuál la imprudencia? Por el contrario, la solidaridad internacional frente a problemas de esta naturaleza: es siempre una buena noticia. Un incentivo para encontrar el escenario político adecuado, en colaboración con distintos sectores de la población y del Estado, para actuar enérgicamente en el sentido correcto para solucionar problemas que  se enmarcan más allá de una persona o una opción política. Problemas que trascienden el orden nacional dentro del contexto de protección universal de nuestros derechos básicos en tanto humanidad. Problemas dentro de los cuales todos somos susceptibles de estar en condición de víctimas sólo por el hecho de compartir un territorio geográfico. Problemas, en definitiva, que se agravan en tanto estamos siendo incapaces de alcanzarlos con nuestras acciones.

La violencia aparece fuera de control y merecemos que el mundo lo señale y nos tienda su mando si fuera el caso de que su colaboración fortalezca nuestra capacidad de enfrentarla. No es justo la forma en que el valor de la vida se vuelve precario. No es justo temer por nuestra seguridad en nuestro habitar cotidiano. Aceptemos la dimensión de la situación y unamos esfuerzos para cambiar las condiciones que prevalecen.

El Estado mexicano se percibe debilitado y desgajado. La forma en que se reacciona ante los eventos inesperados pone en evidencia: falta de comunicación y coordinación. Tales eventos se salen de proporción distrayéndonos con banalidades. A la vez que se minimiza la dimensión relevante de los mismos. Todos somos igualmente responsables de mantener las formas mínimas requeridas para habitar el orden estatal en aras de preservar el estado de derecho, por más lastimado que esté. La única manera de fortalecerlo, y volverlo efectivo y vigente, es asumir un compromiso compartido por el sustento de todas las instituciones.

México sí está siendo asediado en materia de libertad de expresión y, en específico, el quehacer periodístico se quiere llevar al desprestigio. Tanto como real es el desdén ante las muertes latentes. Es tiempo de pensar una respuesta sin otra narrativa que la certeza de que no morirán más periodistas. Sólo en Afganistán es más peligroso que en México ejercer el periodismo. 

La cooperación internacional no sólo consiste en la relación entre las élites políticas corresponsables. Implica el hecho de que todos los seres humanos somos igualmente sujetos de derechos y que ningún poder político puede lastimar nuestra dignidad. Tal certeza es lo que nos hermana y lo que anida la posibilidad de comprendernos como humanidad más allá de cualquier frontera.

Como ciudadanos y ciudadanas enfrentamos muchos retos en estos tiempos de humanidad. Es nuestra responsabilidad informarnos y construir una opinión propia con base en argumentos... con sustento en hechos de nuestro acontecer. Enriquecer el debate y la discusión pública. Ser exigentes. Tomar conciencia de nuestras necesidades y preferencias. Sin desprestigiar aquellas opiniones que no nos son afines. Sin menoscabar la posibilidad de que siempre somos libres de cambiar de opinión. Defender el espacio de la comunicación pública, no como un reflejo de nuestras preferencias políticas, más bien: como el espejo de nuestra voluntad.

Hay muchos más temas y actores políticos de todas las ideologías de los que alcanzamos a descubrir si sólo nos concentramos en la voz de la mañana perpetua... Escuchar las discusiones en el Congreso y en el Senado es una manera de distinguir realmente con quién simpatizamos y con quién no. Conocer de primera mano las decisiones que se toman y que afectan nuestra vida. Una buena forma de ir construyendo una voz propia que forma parte de la comunidad a través del voto y de nuestros diferentes quehaceres. Un voto propio, libre y secreto. Que nadie puede juzgar o prejuzgar. Un quehacer personal pleno y comprometido. 

Tenemos más democracia de lo que a algunas personas les gusta reconocer porque, a veces, defender la democracia es una forma vacía de no querer hablar del fondo de los temas de interés. La democracia, en su dialéctica, se acrecienta a sí misma en sus propios procesos. 

También sumamos, a nivel nacional, una amplia gama de analistas de todo tipo de posturas y una gran cantidad de medios diversos. Con lo cual podemos enriquecernos como actores democráticos. No debemos renunciar a todo lo que nos enriquece. No debemos perder el ánimo para dialogar. Para apasionarnos y reír al mismo tiempo. De la mano de fortalecer los espacios educativos con todas estas herramientas. En donde sí parece haber mucha asimetría e injusticia. Lo cual es importante combatir.

Este gobierno insiste en poner en entredicho la información, la democracia y la educación... cada vez que no le favorece o satisface. Lo cual es incorrecto. Es un agravio social. Será quizás, ésta, su más grande deuda histórica. Lo cual es además un tanto trágico. Porque fueron estos tres elementos en su desarrollo histórico, por limitados que sean, los que marcaron la gran diferencia entre su triunfo y su derrota. Y ahora quieren destruir todo aquello que les permitió ganar para garantizar que nunca nadie más que ellos logre ganar. Esto es hacer trampa. Es traicionar la vida misma. Es una de las peores formas de corrupción. Nada, ni el dinero, vale más que la posibilidad de ser libres y autónomos. Ellos quieren robar nuestra alma. Mienten sin empacho con este fin. Dividen la realidad en dos sólo para autosatisfacerse. ¿Qué no ven en quiénes se están convirtiendo? ¿Será que ellos han perdido ya el alma? Es triste. Es injusto. Es una decepción.

Lo interesante es que no se percatan de que se debilitan a sí mismos a medida que más tratan de fortalecerse por la fuerza. Truncando la legalidad. Instituyendo narrativas falsas. Asumiendo su labor como una batalla sin fin contra "los grandes enemigos". En fin. Creo que estamos ante el fin de una era. Y que ellos representan todo lo que está por dejar de tener vigencia alguna. Por eso, ocuparse del futuro es el regalo que sí tenemos en nuestras manos y que nadie podrá arrebatarnos. Sumemos esfuerzos y garanticemos para mañana todo lo que hoy nos ha quedado a deber.


Y tú... ¿habitas el mundo?


 
Dulces sueños...
llenos de magia
de tortuga.
¡Abrazo!
Gracias.





lunes, 14 de marzo de 2022

semana...

 ... de restauración.



El curso de los acontecimientos no se detiene, a la vez que se retoman y conservan los eventos que nos mantienen en estado de atención y consternación. Apenas empieza la semana y esta tortuga ya se siente un poco agotada. El cambio de ritmo en mis rutinas, lo cual festejo con una sonrisa, me recuerda cada uno de mis huesos y músculos. Lo cual es natural. Y satisfactorio. El bosque de paz se habita caluroso y lleno de sol. Algo que siempre armoniza el alma. Y lo más importante es no detenerse una vez que nos hemos puesto en marcha constante, cultivando los minutos y las horas... colmados de incesante actividad.

Espero que no se hayan perdido las recientes entregas. Retomo la costumbre diaria de pasar por aquí regalándonos un poquito de magia compartida. Durante la noche y la madrugada son los mejores momentos para esta labor porque el estruendo de la construcción vecina sigue sin dar descanso de lunes a viernes. Seré puntual en estas misivas de caparazón de tortuga... a la hora que se cumpla la inspiración. En nuestros caparazones encontramos los rincones más luminosos: en donde el alma y el corazón se susurran al oído con pasión.

Esta noche quiero compartir un poco sobre mi gusto por la música y el anhelo de cantar... que se acrecienta cada día. Es escuchando música como pasan mis días, mientras me ocupo de los quehaceres de mi hogar y de estar atenta a lo que ocurre más allá de mi propia vida. En este sentido, para mí las redes sociales sí son benditas. Agradezco a los medios de comunicación, que nos enlazan con el mundo infranqueable ante nuestros ojos, el sentirme cerca de todo lo que parece importante de la vida en comunidad. Es muy edificante sabernos acompañados a través de asumir cuánto vale lo que cada quien quiera decir y compartir. De la mano del humor que alegra el correlato entre eventos no siempre tan alentadores. Y reír incluso de lo trágico. Es interesante cómo la vergüenza pública se ha trastocado al punto de que la falta de pudor político y profesional llena de anécdotas insólitas nuestro imaginario social. La cuarta ha puesto de moda el afán por el ridículo... sin duda.

Volviendo a la música y su magia. Siento que el silencio cobra su verdadero significado cuando la melodía lo vuelve frecuencia vibrante que convierte el tiempo en espacio. La memoria y los recuerdos que se evocan a través de una canción. El coincidir con la letra de canciones que nos hubiese gustado escribir porque describen nuestro sentir con precisión. La alegría que nos invita al baile. Y por qué no... la melancolía que puede despertar una que otra lágrima. En la mayoría de los casos yo descubro en la música esperanza. La esperanza de saber que los sentimientos rompen todas las fronteras y nos unen en un sólo latido con la magia de un simple acorde.

La música también puede ser el reflejo de las estridencias que nos habitan. Como en la vida pública, no todas las melodías son necesariamente armónicas. De ahí que el arte de la vida vaya más allá de lo artístico en sentido estricto. El arte ocupa también todos nuestros quehaceres. Y no debemos olvidar nunca que hasta la tarea más ruda y ardua, la labor más áspera y abrumadora... pueden llevarse a cabo con encanto. Todo depende del cuidado que dediquemos a nuestro ser. Con suave amabilidad. Sin necesidad de estridencia alguna. Cosa que agradeceríamos mucho de quienes tienen el privilegio de usar un micrófono. En lo personal cada vez aprecio más los buenos modos y la armonía de la mesura. Pues la fuerza y contundencia de un argumento no se mide por la fiereza o el grito. Por el contrario, más hondo es el impacto de una buena reflexión y de una propia expresión. El cuidado de la ortografía y la sintaxis nos abraza el alma para quienes amamos las letras.

Se acerca ya la cuenta regresiva para la supuesta revocación del mandato. El consenso con respecto a que es un ejercicio que no vale la pena: lleva la delantera. Tan es así, que quienes la promueven, de manera contraintuitiva: el gobierno mismo, empiezan a perder la compostura (para variar) cada vez con más descaro. Probablemente, porque el absurdo será la más importante conclusión de este ejercicio que, en principio, debió ser conservado para la ciudadanía inconforme y no regalado a la militancia ferviente.

Se cumple el patrón de que la ley está de adorno si la causa es más beneficiosa (lo que quiera que significa eso y quién sea que lo pueda determinar con alguna autoridad), la opacidad en el manejo de recursos, la disposición de funcionarios públicos para labores partidistas, la mentira y el engaño para manipular a la población como en otras ocasiones (el avión...el juicio a decisiones políticas...). La propaganda es la fuerza del discurso que convoca a este instrumento público y los hechos se aniquilan con tal de sentirse triunfantes quienes lo promueven. Aun cuando todos ya sabemos que la aprobación del trabajo de la presidencia se mantiene muy favorecida ante la percepción de la población.

Parecería que esta nueva farsa tiene dos motivaciones: fortalecer las estructuras electorales de MORENA y resquebrajar la ley para tener mayor posibilidad de maniobra en cuanto a justificar acciones fuera de la ley en aras de las "magnas" causas. De la mano de una pretensión perversa de desmoralizar al árbitro y mermar su credibilidad... con los mismos fines. Es tan doloroso el contexto que no encuentro espacio para expresar la indignación que tales artimañas antidemocráticas despiertan. 

Lo cierto es que México es más fuerte y que este mal obrar se puede revertir sobre quienes ilegalmente, y con chantajes inmorales, están promoviendo la no revocación de un presidente que de suyo ya se sabe amado. Una cosa es cierta: el sexenio termina cuando termina y no habrá causa noble ni millones de voluntades que puedan revertir el cauce de la legalidad y la verdad; si no se suman los votos suficientes para que MORENA perdure otro sexenio. Y vale mencionar: no hay voto que cuente para intento alguno de reelección o prolongación del mandato actual. Mejor aprovechen todo este esfuerzo y todos estos recursos en gobernar mejor. Llevar a cabo buenas obras: de buena fe y no buscando votos ciegos. Hacer el bien es lo único que hará que la historia los recuerde como algo más que la comedia más grande de nuestra vida política. Porque si la justicia fuese humana: lo más seguro es que perderían la revocación. La altura de la ciudadanía mexicana y del pueblo del cual todos somos parte, definitivamente bueno, sigue jugando a su favor aun cuando ya no merezcan nuestra confianza. Porque una cosa es que seamos más los defraudados y otra es que seamos parte de un insulto a nuestra Constitución. Se van quedando solos poco a poco y realmente, o "francamente", no se enteran.

Por eso, estoy convencida de que esta semana es una semana de restauración. Ojalá también de paz...y que cese el fuego en Ucrania cuanto antes. Pero de restauración porque no cederemos ante las prácticas ilegales de MORENA. Por el contrario... perderán la fuerza que les resta: de insistir en este camino oscuro. A la vez que nos abrirán las puertas hacia un 2024 victorioso. Porque los excesos del poder que se traslucen en sus rostros pasarán factura incluso entre sus seguidores más asiduos. Merecíamos más y ahora estamos ciertos de que somos capaces de hacer historia con o sin un partido que no se ha logradol institucionalizar ni posee el mínimo de seriedad que la vida pública obliga.

Y de restauración... porque, después de dos años, parece que al fin estamos listos para arrancar el motor al cien por ciento si es que no nos sorprenden más variantes. Y así sea. Porque han sido meses largos de espera para recuperarnos a nosotros mismos y volver a una rutina que no conlleve más confinamientos.


Y tú... ¿cómo recibes esta semana?


Hasta mañana...
que sus caparazones
las colmen de felices sueños y
llenos de magia
de tortuga.
¡Gracias!






domingo, 13 de marzo de 2022

la conquista...

 ... del corazón.



Ahora que están de moda los arrebatos contestatarios y parvularios ("no te metas con mi cucu" o "y tú mamá también") ante los anhelos de colonización y conquista del hermano "imperio" de la Unión Europea... lo cual, por cierto, es no sólo anacrónico (además de imprudente, falso y vergonzoso) sino además hipócrita (por no mencionar que siguen sin mostrar la más mínima empatía por la vida de las y los mexicanos, incluidos periodistas, activistas y defensores de derechos humanos). Si de incongruencias se trata, el buen juez por su casa empieza. Porque en nuestra América Latina sí están vigentes estos anhelos de conquista territorial seudo/revolucionarios y nada socialistas (sin duda no de izquierda) por colonizar nuestras conciencias a cambio de propaganda (fascismo velado) y bajo la orquestación de un mismo guión (fallido en los resultados, por cierto) que pretende no dejar rastro alguno de otra historia que la que nos quieren contar. Estás con ellos o estás contra ellos. Y se esfuerzan con ahínco en desmenuzar el estado de derecho para refundar en su lugar la figura de un monarca tirano renacido de la antigüedad que se erige y auto elige por aclamación narcisista al más vil estilo circo romano. Lo cierto es que MORENA vive en Marte, nuestro presidente está en la Luna y, más lamentablemente, gran parte de los resquicios de oposición está perdida en el espacio. Así  las cosas. 

Volteemos a ver a Boric, que puede ser una promesa, sin embargo... lleva dos días y ya se empieza a parecer tanto a todo lo que hemos visto en los países en donde la "mano invisible" de la equidad y la justicia ha hecho de las suyas para cosechar más desigualdades e injusticias. Humo por aquí, humo por allá. Para rescatar nuestras raíces autóctonas y recibir la bendición sagrada de los ancestros verdaderos dueños de la tierra. Flores por aquí, flores por allá. No sé si quepo en la banda presidencial pero me golpeo el pecho con fuerza y estiro la mano tratando de alcanzar el cielo para que vean que estoy entero, entregado y comprometido mostrando mi rostro entusiasta y compasivo, incluso un tanto condescendiente. Eso sí, bien resguardado por uniformados y a los pies de un cuadro de un prócer independentista. Fruta para echar pa´arriba porque somos sanos y prósperos. Pero con humildad y reunidos íntimamente. Hacemos lo que nunca antes fue hecho... bla bla bla. Encarnamos al pueblo y a todos los ciudadanos en su fuerza pura y profunda. La foto con una niña (violentando todos sus derechos) no puede faltar. No me pongo corbata porque soy una nueva forma de hacer política: una forma auténtica de ser... un simple ciudadano de a pie.  ¡Hasta la victoria siempre! Y si no, también. De todos modos no me bajo de la tribuna de campaña en el tono de mi discurso de toma de posesión... porque soy latente. Presente.

Veremos... le doy el beneficio de la duda sólo porque una de mis mejores y más amadas amigas (chilena), con quien nos criamos juntas desde niñas en el valor de la utopía de un mundo justo y dichoso (en un colegio que nos regaló el verdadero significado de la libertad), está feliz y llena de esperanza (con quien me disculpo de corazón por mi desestimación al nuevo gran líder; y con todos mis cariños entrañables que sí son de izquierda y por supuesto festejan la posibilidad de ver nuestros ideales profundos plasmados en nuestro amado Chile... así sea); y también porque tuve la fortuna de compartir habitación en el campamento de pioneros con una miembro del nuevo gabinete... a quien no he vuelto a ver pero hay experiencias de vida que nos nutren y nos hacen quienes somos. Así que el mayor de los éxitos y ojalá no nos decepcionen. En lo personal... (y tras andar tantos otros caminos) si se trata de hablar de conquistas: prefiero las del corazón. O como dice Aute: prefiero amar.

Nuestra voluntad es nuestro territorio autónomo. El cual nadie tiene derecho a colonizar. Así como, nosotros no tenemos autoridad para trasgredir la voluntad de otra persona. Tampoco es ya loable, en este siglo, enajenar nuestra voluntad en la voluntad de otra persona, o en objetos y/o valores con el fin de justificar nuestros actos de egoísmo, capricho o barbarie. El dominio de nuestra propia voluntad radica en la posibilidad de conocernos a nosotros mismos, descubrir las motivaciones de nuestros deseos y asumir los límites de la realidad. En definitiva, en escuchar a nuestro corazón. Volvernos dueños de nuestros propios sentimientos y ser amos de nuestra posibilidad de amar. Plenamente. Mientras sigamos teniendo miedo de aceptarnos tal y como somos, seguiremos enfrentándonos unos a otros en una batalla cotidiana que sólo acrecienta nuestros miedos. Si no somos capaces de mirarnos al espejo con valentía, el rostro de los otros deviene en el tenue reflejo de todo lo que tememos descubrir en nosotros mismos. Y con este pretexto levantamos murallas infranqueables que de manera recurrente nos llevan a la desavenencia y la incomprensión. Si somos tiranos con nosotros mismos, optamos por someter a quienes nos rodean. Si somos cobardes ante nosotros mismos, optamos por ser negligentes con nuestro hacer. Si somos indiferentes ante nuestras necesidades profundas, optamos por desdeñar el valor de cada momento de dicha en nuestra vida. Y en cualquier caso, sublimamos tales deficiencias en causas desbordadas o en odios irracionales, dos aspectos igualmente vacíos de un fervor que trata de sustituir todo aquello de lo que carecemos y ante lo que nos sentimos indefensos. 

El dominio de nuestra voluntad (la autodeterminación, la mesura, la disciplina, la cordura, el compromiso, el buen modo...) no depende de la capacidad que desarrollemos para imponernos a nosotros mismos restricciones (de todo tipo). Por más fuertes y seguros que nos hagan sentir estos hábitos. Por el contrario, el arte de conquistarnos a nosotros mismos radica precisamente en aprender a vivir en orden (en paz y en tranquilidad, con serenidad, optimistas) sin restricciones autoimpuestas, sin otra restricción que la impuesta por la realidad misma en su acontecer (que está fuera de nuestro control). Sin temor a ser libres. Asumiendo con radicalidad el hecho de que nos bastamos a nosotros mismos. Y que la forma en que organicemos nuestro espacio limitado de acción e interacción es relativo y creativo. Que no hay un solo modo de ser ni una sola manera de vivir correctamente. Con respeto a nosotros mismos, a quienes nos acompañan y al mundo del cual somos parte. El miedo es la cuna de todas las agresiones. El dolor es el nido de todos los enojos. La libertad es la madre de todos los amores. Y la amabilidad es la cosecha de toda conquista del corazón.

El vuelo del alma
amanece cuando
duermen los miedos
en el ocaso del ego.
La sintonía del cuerpo
se entrelaza al ritmo
de la naturaleza cuando
nos rendimos ante la verdad.
El espíritu del corazón
nos colma cuando
en silencio conquistamos
nuestra libertad.
Amar es el fruto
espléndido y maduro
de una vida
dueña de sí.


Y tú... ¿te perteneces?




Abrazo grande...
lleno de magia de tortuga:
de corazón a corazón.
¡Feliz domingo!
Gracias.



sábado, 12 de marzo de 2022

diagnósticos...

 ... y probabilidades.



Ahora sí. Entremos en la materia que más nos ocupa para lograr construir un futuro real. Dejemos descansar a nuestro corazón en un lugar seguro: libre de toda contingencia. Y despertemos nuestra alma para escudriñar con sumo cuidado la probabilidad de comprender, si la hubiese, el contexto en el que nos encontramos. Tratemos de trazar una figura que nos diga cuáles son los problemas cruciales que queremos resolver como país y, entonces sí, analizar la manera de encontrar soluciones ciertas y certeras.

Quizás... valga la pena, y el esfuerzo, empezar por reconocer que volver atrás no es una opción. Es algo físicamente imposible. Las condiciones de tiempo y espacio prestablecidas hoy son inconmensurables con cualquier otra sucesión de eventos ya dados a través de la historia. Con ello me refiero a que dejemos de idealizar los años que precedieron este gobierno, tres sexenios mediante. Asumamos la responsabilidad compartida por todos de que las cosas estaban tan mal que ganó la opción del presidente en turno. Sin importar quién votó por quién. También hagámonos cargo que no hubo candidatos competitivos ni a la altura de la contienda que construimos como ciudadanía y en comunidad en el 2018. Porque parece un poco confuso, cuando se critican las decisiones en curso, si sólo se trata de defender lo hecho antes o cuándo en realidad se trata de alertarnos ante la posibilidad de no estar construyendo las mejores bases para un futuro viable. A lo que me refiero es que lo hecho: hecho está; y si pensamos en el mañana, será importante diseñar algo distinto no sólo a lo que hoy se está construyendo (si se quiere... destruyendo) sino también algo mejor a lo que ya dejó de ser. Porque la nostalgia raramente nos lleva a buen puerto. Creo que ésta es una de las lecciones aprendidas en estos tres años en los que se ha tratado de justificar un pasado recreado a modo para sustentar un presente sin rumbo. Aprendamos que no se trata de culpar a diestra y siniestra. Se trata de hacernos cargo. Sin mezquindades. De acertar un momento oportuno en medio de la adversidad.

Sabemos que somos más pobres hoy que ayer y, al mismo tiempo, se ha redistribuido tal carencia de modos distintos. Sabemos que no tenemos una alternativa efectiva para resolver todo lo que refiere a la seguridad ciudadana. Como tampoco existe un modelo de desarrollo (en el mundo) definitivamente satisfactorio para erradicar la pobreza ni la precariedad derivada de la misma. Sabemos que la educación sigue siendo una promesa incumplida en nuestro país. Sabemos que el empleo bien remunerado, para el total de la población, es una asignatura pendiente. Y hasta aquí concentraré mi atención. Por de pronto. Como el tronco a partir del cual tendríamos que poder trazar el enramado de una mejor manera de vivir en comunidad. 

En correlación... ¿Qué tenemos? Un entramado social roto. Severos niveles de violencia. Inflación. Ingresos insuficientes. Dificultades para acceder a los servicios básicos que, a su vez, suelen ser deficientes o al menos insuficientes. Niveles educativos muy por abajo de lo óptimo, rezago y deserción. Desempleo. Falta de profesionalización para llevar a cabo oficios prácticos y técnicos. Y exceso de profesionalización universitaria en cuanto a su correlato en materia de oferta laboral.
 
Por otra parte, no podemos dejar pasar desapercibido el hecho de que adolecemos de una crisis profunda en cuanto al respeto entre conciudadanos. El respeto a la diferencia. El respeto a la propiedad ajena. El respeto a la integridad física y moral. El respeto al dolor y la necesidad del otro. El respeto, también, a la felicidad y plenitud de cada uno de nosotros. El respeto a nuestras creencias y valores en tanto disímiles. El respeto a nuestras opciones políticas y religiosas. A nuestras opiniones y preferencias. A nuestra libertad. En conclusión: el respeto a nuestra igual dignidad entre pares. 

El territorio de la política, desde el gobierno, sienta bases cada vez más arcaicas en el sentido profundo de la aniquilación moral y de la sobrevivencia a través de la fuerza y el poder. En correlato, también, con una oposición que no siempre logra moderarse ante tal osada provocación. Como si estuviésemos en medio de una trampa. Un agujero negro que nos consume: nos movamos hacia donde nos movamos. Unos tratan de dogmatizar nuestra libertad de pensamiento y los otros tratan de domesticar nuestro espíritu crítico como medida de contrapeso. Entre ambos polos se pierde lo que de verdad importa: las soluciones efectivas. 

En ambos lados de esta moneda, que se quiere pintar de blanco y negro (sin matices reales: sin respeto a las necesidades legítimas de cada una de las personas que conformamos el pueblo/ciudadanía... es decir: la nación), existe la misma añoranza de un tiempo perdido que pudo ser mejor si hubiese llegado a prevalecer por encima de adversarios y detractores. Nada o muy poca autocrítica. Y una lógica revanchista compartida. Pues si en el 24 cambiara de color el partido en el gobierno ¿qué nos garantizaría que no tendríamos que vivir otros seis años de "ajuste de cuentas" como un proceso para resarcir el consenso de los "agravios" de la no transformación (más bien regresión) que vivimos? ... mientras vemos todos seguir derrumbándose ante nuestros ojos lo poco que nos queda de vida nacional. Intentar recrear lo que se modificó este sexenio, destruir cualquier rastro de la 4t con la excusa de tener el voto mayoritario en las urnas como respaldo legítimo... nos llevaría a una continúa regresión: a un punto de no retorno. Sin consenso. Sin país.

Por ejemplo: si MORENA perdiese la Ciudad de México ¿se arrebatarían todos los proyectos y programas de los cuales depende la vida de millones de capitalinos? ¿Qué pasaría con las instancias educativas de nivel medio superior? ¿Sería un quítense los unos que ya llegaron los otros? ¿Sin miramiento alguno? Estamos en una coyuntura que merece alzar la vista y buscar acrecentarnos sin más exclusión. Sin odios. Asumir la política como una forma de garantizar la vida digna de todos por igual sin sucumbir ante capricho alguno. Con respeto. Y parece que no todos quienes integran la oposición están dispuestos a tales virtudes. Su furia, y el desquite que de ella emana, sólo fortalece el eco del discurso de todas las mañanas. ¿No les parece que ya nos han arrebatado suficiente... los unos y los otros...?

De ahí que sea tan fundamental sumar todas nuestras fuerzas para contender unidos en las urnas y elegir a la candidata (ya nos toca a las mujeres gobernar este país... ya basta de los "señores" de la "política"...) que logre unificar esta suma de voluntades de la mano de un perfil idóneo y a la altura de las necesidades de fondo que es tiempo de afrontar. Con visión de Estado. Así también es esencial y de gran trascendencia: construir un plan de trabajo, desarrollar un excelente proyecto en el cual quepamos todos y que sí logre cambiar los datos dentro de los cuales ahora sólo nos ahogamos, nos decimos y desdecimos... a veces con sustento... a veces: sólo pataleando.
 
El centro debe preponderar ante los extremos, ambos ultra conservadores, entre los cuales hoy nos debatimos en materia de opinión pública. La institucionalidad y la formalidad deben privar ante la improvisación y el desparpajo. Con valentía es momento de dar un paso hacia adelante y pisar juntos los caminos nuevos que podemos construir.

Hay un factor constante entre todos los problemas que nos aquejan y que habrá de seguir analizándose y desglosando con paciencia: una condición común a todas nuestras carencias (las aquí anticipadas y otros temas no mencionados todavía: corrupción, impunidad, legalidad, justicia, medio ambiente, política fiscal, política energética, productividad en su sentido más amplio y todo lo que en ella cabe, el problema de las drogas y todas sus vertientes, desde el consumo hasta la criminalidad organizada a gran escala; etc.). Una carencia común: el financiamiento. 

De dónde sale el dinero y para qué se usa. Qué se sacrifica. Qué se prioriza. Qué se posterga. Para cuánto nos alcanza. De qué manera se transfiere. Cuáles son las medidas con mayor beneficio. Qué se subsidia. Cuándo se pide prestado. Sin dinero no podemos invertir ni acrecentar el nivel de vida de la población. Tampoco podemos incrementar el empleo ni la capacitación para una profesionalización de alto nivel en todos los oficios que conforman el entramado de relaciones económicas y sociales que nos sustentan en interacción comunitaria. Sin ingreso no hay consumo. Sin consumo competitivo no hay equilibrio de mercado. Y sin mercado no hay subsistencia.

Parecería ser que las necesidades de la vida, tal y como la entendemos hoy, no poseen un respaldo sólido ni un correlato sustantivo con la disponibilidad de recursos financieros que la lógica del mercado nos ha permitido garantizar hasta ahora. Vivimos en números rojos. Ahorcando el trabajo remunerado y recargándonos en las remesas. Atados al lavado de dinero. Y aún así: estamos en plena guerra civil. O quizás: precisamente por ello.

La interrogante primordial es: cuánto dinero necesitamos y en dónde lo podemos encontrar. 


Y tú... ¿cuántas maromas haces para llegar a fin de mes?



Hasta mañana...
mágicas, trabajadoras
y comprometidas
tortugas.
Las abrazo con fuerza.
Gracias!





viernes, 11 de marzo de 2022

licencia...

 ... musical.



Queridas tortugas, en medio de una nueva era bélica que nos estremece a todos por igual, es preciso descubrir un pequeño espacio para sentir la belleza de la vida. Y para mí esta belleza sólo es posible gracias al amor. El amor en su más amplio sentido. También el amor más puro: el que nace en nuestro corazón cuando descubrimos un alma afín... un ser que se corresponde con nuestro ser. 

Probablemente, cuando nos vemos en manos de tiranos inmaduros que, todavía conciben el mundo como un territorio de conquista y dominio, nos sentimos obligados a valorar el sentido del amor real y profundo que nace entre las personas, nos hace más humanos y nos revela los milagros de nuestra capacidad libre. Porque el amor es la única fuerza capaz del perdón, de los nuevos comienzos, de la generosidad fraterna y desinteresada, de la entrega vital a una causa. Del compromiso leal e inquebrantable entre dos seres humanos.

Si bien es tiempo de concentrar todo nuestro espíritu en que los acontecimientos atroces se reviertan. Se detengan todas las guerras. Lleguen a su fin todas las violencias. Se trate del país que se trate. Se trate de la situación que se trate. También, o por lo mismo, es tiempo de pensar en los momentos de paz que conforman nuestras vidas. Sin menospreciar ni un instante de dicha. Sin dar por sentado a quienes nos habitan: estando presentes. Porque así como en los tiempos más inciertos de la pandemia debimos abrazar con fuerza aquello que sí estuvo a nuestro alcance, ahora, de la misma manera es preciso consolarnos en la solidaridad que podamos brindar tanto como en la alegría que podamos atesorar cada día al despertar. Sin escatimar en forma alguna.

Justo cuando parecía que avanzábamos hacia el fin de estos dos largos años, la ira de un ego desbordado y necesitado de atención narcisista nos sorprende y abofetea. Sin importarle la humanidad en lo absoluto. Sin importarle sus conciudadanos ni su propio país. Provocando todo tipo de efectos perversos en lo que dejó de ser la normalidad del mundo tiempo atrás. Justo cuando empezaba el tiempo de la reconstrucción. De retomar nuestras actividades de lleno. Cuando todavía no termina el recuento de los daños y secuelas. Esta invasión que sucede ante nuestros ojos es un claro ejemplo de lo que la palabra "egoísmo" entraña. Parece que los seres humanos somos inmunes a la historia, en sentido estricto. Es decir, para hacer de ella la brújula de los caminos que no se volverán a recorrer. Por el contrario, sólo nos aferramos a ella para justificar las aberraciones del presente, seguir reproduciendo una cultura fallida y alimentar el odio irracional. Preferimos el fantasma de la historia para excusarnos de ser incapaces de construir una mejor manera de vivir felices, sin exclusión. En paz. Elegimos hacer de ella un remedo de causas perdidas que somos incapaces de hacer realidad. El refugio para no cambiar nuestros códigos mentales. Y no el regalo de la memoria que nos ofrece la posibilidad de perdonar para edificar con conciencia nuestra humanidad. Nuestra posibilidad libre de no vivir sometidos a ningún otro referente que la vida misma. Seguimos sin atrevernos a ser dueños de nuestra propia voluntad. Sin necesidad de castigo alguno. Sin venganza. Sin tiempo marcado por ningún reloj. Sin otro impedimento que el alcance de nuestro corazón. Con amor.

Y hablando de amor... hoy es más vigente que nunca recordar la valentía que éste nos exige. Amar es una invitación a salir de nuestro lugar común. De nuestra rutina acartonada. De nuestras creencias más férreas. De nosotros mismos, de nuestro egoísmo. No hay excusa para negarnos a nosotros mismos sentirnos tocados por la vida de quienes nos acompañan. No hay pretexto para no regalarnos un momento preciado, único e irrepetible que marque la diferencia en nuestras vidas. Y descubrir en una canción todo lo que no encuentra lugar. 

Como mujer conmemoro, festejo y levanto la voz el día nuestro y sólo nuestro. En honor a quienes nos antecedieron, con alegría ante el hecho de que hombres y mujeres somos igualmente libres, humanos y compañer@s y por todas quienes nos faltan o viven con miedo por el sólo hecho de ser. Y me siento entera para elegir lo que para mí este día significa. Como un testimonio de que nadie, ni la cultura, ni un hombre, ni tampoco una mujer... tienen derecho a decirme cómo es correcto sentir y qué debo expresar. Es tiempo de que todos y todas entendamos que romper el patriarcado es comprendernos fuera de cualquier forma preestablecida sólo por el hecho de ser mujeres. Y que debe parar la mala costumbre de que el mundo se sienta dueño de lo que somos y representamos. Renunciar al mal hábito de que la sociedad tiene el poder de decidir cómo debemos comportarnos y asumirnos a nosotras mismas. Comprender que no somos un objeto a disposición del bien común. Merecemos ser amadas tal y como elegimos ser. Sin juicio. Sin condiciones. Sin fuerza y sin resistencias. Con respeto. Merecemos, con más énfasis, amar a plenitud y elegir los términos de todas nuestras relaciones sociales y personales. Vivir con base en nuestra voluntad. Atrevernos a no estar sujetas a los otros para descubrir nuestra propia valía. Asumir nuestra humanidad y dejar de escudarnos en otra voz que no sea la que nace dentro de nuestra alma. Conocernos a nosotras mismas como una persona que no tiene ningún otro rol que ser humana. Sin miedo. 


Y tú... ¿A quién le dedicas tu amor?


Feliz viernes...
amadas y mágicas tortugas.
Abrazos.




jueves, 10 de marzo de 2022

2022...

 ... felices comienzos.



Queridas tortugas, espero que este año traiga un nido de sueños cumplidos en el cual vean nacer una forma de ser y de sentir. Una nueva forma de ser felices. Y este año en particular, recibamos al Tigre de Agua con los brazos abiertos. Que trae consigo suerte, fuerza, amor y sueños cumplidos. Amén.

Yo regresé, hace ya casi dos meses, de un viaje maravilloso. Quizá uno de los más felices que recuerdo. Un viaje de presente que trajo de vuelta el pasado dichoso. Un viaje de pasado que hizo del presente un espacio renacido. Una bella travesía familiar tras dos largos años de resguardo. Un itinerario de risas y amistades profundas. Un espacio suspendido que revaloró todo alrededor. Un tiempo pleno en el cual no existía otra cosa que la belleza del horizonte. Y es por eso que estuve ausente. De viaje y divinas vacaciones familiares. Abrazando los caparazones de las tortugas mágicas de mi vida quiteña. Agradecida y bendecida. Tomando nuevos aires y recuperando mi hogar de miel en medio del bosque tranquilo. Abrazando la magia de las cabañuelas en enero. Recibiendo las mieles del espíritu romántico de febrero. Y en plena limpieza para recibir la primavera en medio de un marzo espléndido de sol radiante.

Voy a tratar de hacerles un breve resumen, antes de pasar a temas urgentes que harán de este 2022 el año de la nueva política... de la construcción de un renacido paradigma en el cual quepamos todos siempre y cuando encontremos soluciones justas, creativas y dignas. Porque he postergado esta entrega y ya estos nuevos temas, más la tristeza de una nueva guerra: injustificada como todas las guerras... ocuparán las letras de un nuevo día a día en el cual espero estar más presente en este mi espacio vital.

Parte del relato de hoy lo escribí esperando en el aeropuerto (casi vacío) tomar el autobús hacia mi bosque de ensueño... fueron tres horas al filo de la madrugada hasta el amanecer. Otra parte hace un mes...

Esta vez decidí alargar lo más posible mi estadía. Lo obvio: quería estar más tiempo con mi familia. Igual de importante: ver mucho y a muchos de mis amigas y amigos. Fundamental: evitar lo más posible las aglomeraciones en los aeropuertos. En resumen... exprimir al máximo la ocasión de poder volver a alcanzar los cielos. Al mismo tiempo, hubo que tomar muchas precauciones y cuidados para dejar el hogar en buenas manos. Mila, Ághape, Kio y Aika: bien cuidados para procurar no padecieran mucho la ausencia. Todo se logró con bien y una puerta de colores se abrirá al regresar: para dar cabida a todas las bellas vivencias que acompañarán la cotidianidad plena este año que avanza aceleradamente.

El día de la partida fue todo un reto volver al ruedo de las multitudes sociales. Careta, doble mascarilla y maletas llenas de regalos. Formatos iban, venían y faltaban. La vista se empañaba y noté la ausencia de mis anteojos... la letra chica es algo ya imposible para mis 48 años. Llegué corriendo a la sala de abordar, justo a tiempo para ocupar mi lugar. Un paso casi fugaz por Panamá, los últimos encargos, los cuidados, la sana distancia y la ilusión de ya estar próxima a mi destino. El cielo se regaló y el viaje fue realmente placentero. Al fin: Quito... frío... un poco de neblina y la noche de la cordillera a 2850 metros de altura son de las cosas más bellas que existen. El gran recibimiento, el árbol de navidad iluminado y listo para su decoración. 

Así, empezó la cuenta regresiva para recibir la natalidad. Noche ilusionada de desvelo para ver el árbol completo (el más bonito del mundo), las llamadas, los mensajes, las charlas, los desayunos y almuerzos. La cita puntual para ver la novela todas las noches. Y los motores arrancando para la cena y el recalentado. Cocinar y comer... comer y cocinar... entre los quehaceres de la cocina culminar. Vino, risas, sonrisas y abrazos. 

El 25 fue un oasis en medio del desierto, por un instante el virus dejó de existir. La semana siguiente, la más extraña y melancólica del año: esos días entre navidad y año nuevo... nos arropó con la resaca de una nueva cepa que empezaba a inundarnos por doquier. Afortunadamente invictos. Sana distancia dentro de casa. Y la ocasión para seguir abrazando a mis familias que habitan otras latitudes de la Tierra y llenan mi alma; encontrar un mínimo momento para darnos un detalle profundo, a través de la multiplicidad de redes sociales y medios de comunicación; y recordar que la distancia no cambia el amor que nos une. 

El año nuevo empezó con un largo 31 lleno de conmemoraciones, el Cotopaxi majestuoso, el sol resplandeciente... para concluir con un fuego, de llama alta y brasas incandescentes, que consumió todo lo añejo para dar vida a todo lo nuevo al ritmo de la música y el compás de las uvas.

En nuestra casa los festejos llegan a la meta final el día que cumple años mi madre, así como, siempre están acompañados del día en que cumple años mi hermano mayor, antes de año nuevo. Mis amados capricornios... quienes comparten las fiestas con su fiesta. Ya para el día de Reyes... estamos exhaustos.

Y sin esfuerzo alguno, nació el fuego nuevo... este 2022 llegó pleno, intenso, feliz. Colmado de sonrisas y carcajadas.

De pronto, el viaje se hizo más corto, porque ya no era tan sencillo reunirse con las y los amigos. Volvió la precaución. De todos modos, los cariños de toda una vida rompen toda barrera y hubo más de una forma de encontrarnos y compartir. Gracias.

El día de la  despedida concluyó la estadía con broche de oro. Una visita inesperada y muy añorada. El cielo tronó con fuerza. El granizo. El aguacero. Las risas, las complicidades y afinidades, el cariño de siempre, los recuerdos y los brindis en honor a la vida que todos perdimos pero que conservamos con fuerza en nuestros corazones hermanados. Y de pronto el sol de vuelta, el Cotopaxi en su última aparición bañado de nieve por completo y el atardecer haciendo de las nubes algodones de azúcar traslúcidos. Un día perfecto.

Dormir. Desayuno. Maletas. Aeropuerto... abrazos inmensos con la certeza de que estamos cerca, estamos bien y pronto... prontito... podremos vernos de nuevo. De la mano de Dios. Otro vuelo de encanto, un paso todavía más fugaz por Panamá, tras recorrer el aeropuerto de punta a punta; y cuando me di cuenta ya estaba aquí (en el aeropuerto)... esperando el autobús.

Las palabras no alcanzan para colmar las experiencias que llenan esta estadía. Estar en Quito es probar un pedacito del paraíso. Cambia mi forma de hablar por completo, sin darme cuenta; es como si nunca me hubiese marchado. Me siento en mí. Como en mi Guatemala y en mi México. Esta alma mía partida en tres raíces es realmente muy pero muy afortunada. Y de vuelta a la realidad traigo conmigo la dicha de haber convivido y compartido los espacios del día a día que en mi estar son más bien un monólogo en solitario, muy dichoso también, pero nada se compara con poder dar los buenos días y las buenas noches cada despertar y cada anochecer. A ocho manos en la cocina hacer malabares para sostener la rutina de cada quien y en solidaridad salir del paso de esas pequeñas cosas que construyen un hogar. Y sonreír cada mañana en el balcón ante la cordillera. Valió la pena, la espera en cuarentena.

Y de vuelta a la realidad... ha sido difícil retomar el hilo. La casita está totalmente renovada. Y yo apenas al recibir este año nuevo chino retomé por completo mis dominios. Creo mi regreso se vio interrumpido por omicrón... pese a las precauciones. No lo sé a ciencia cierta. Pasé unos días en que sí me sentí un poco apaleada, la garganta estaba inquieta y la cabeza me dolió de manera poco usual. Pero me apapaché mucho y cuidé poquito a poquito de mí, regalándome el placer de reconciliar el tiempo nuevo con mi agotamiento. Muchas series y películas, mediante. Los últimos capítulos de la súper telenovela "Querer sin límites", que al fin terminó. Días más bien de sol y hermosos, con la irrupción de una que otra lluvia. Mucho polvo, polen y tierra que siempre dan un poco de alergia. Y la tortura de una construcción que lleva dos años taladrando la paz del bosque... El reencuentro con los pequeños habitantes que llenan mis horas y reclamaron con celo mi presencia de vuelta; Mila, Ághape, Kio y Aika. Ponerme al día con mis quereres del alma, lo cual creo que es lo más importante de la vuelta. Vacuna de refuerzo. Y la ocasión para bellos y esperados encuentros, así como, retomar el contacto y comunicación con quienes me habitan. 

En fin. Lo cierto es que lo que me ha tomado más tiempo es tratar de entender qué está pasando en nuestro muy amado país. Y lo que me ocupa en este nuevo ciclo de vida que nos regala el paso de las horas y las días es aterrizar a uno de los propósitos más importantes de este año: tener un empleo formal. A la vez que abrazo mis anhelos para esta nueva vuelta al sol (de la mano del nuevo ciclo lunar): publicar mi libro, escribir otro y descubrir un amor verdadero que se lleve con su presencia feliz, con arrebato, con entrega recíproca y con alevosía... mis largos años de soltería. Así sea. Ya es mi tiempo... ¿no les parece mis queridas tortugas?

Y ahora sí, entremos en materia. Tras esta larga introducción.

Percibo que ya nadie quiere hablar mucho de la vida pública y política de nuestro país. No sé si es simple desencanto. Tengo la certeza de que sí es agotamiento: ante los desvaríos de ya saben quién; y hartazgo ante la confrontación. Pero no adivino si es también una profunda necesidad de tener confianza en que las cosas no están tan mal como parecen. O negación ante lo inminente. Me da la impresión de que la campaña desde palacio sobre que son los medios (y los "adversarios") quienes tergiversan la realidad: va dejando huella. Lo cual es un problema. Porque llama a la pereza de informarnos críticamente. Los horrores de la violencia son tan graves que también el silencio parece el refugio... para conservar un poco de paz en medio de tanto terror ante el horror. También me parece que el coletazo de la pandemia en el mundo entero nos dejó un poco pasmados. Lo cierto es que las voces de la disidencia se pierden entre la irritación, el ardor, la revancha, el reclamo, el enojo y la angustia compulsiva... sin abrir cauce a una otra narrativa: verídica y consistente. Esperanzadora. Lo cierto es que sólo el humor nos salva...

No logramos trazar una presencia sólida que nos dé sustento y consuelo para volver a interesarnos por el panorama nacional y los grandes eventos por venir en cuanto a lo electoral. Al mismo tiempo, y con bien, creo que las agendas legislativas van ganando terreno. ¡Claro! ...mucho interés tiene el inquilino en tales logros. El tren maya fracasa flagrantemente. Lo cual es triste. Y las refinerías, junto con el aeropuerto, son en estricto sentido: un costo hundido. Así como, los nuevos nombramientos para las embajadas no son otra cosa que un reflejo más del desprecio por el mundo que tiene este gobierno. Se suma el rencor hacia la verdad y la libertad de expresión que siente la 4t. en cada una de sus expresiones. El tratar de caminar por el camino de en medio frente a la invasión de Ucrania y dar tibios pasos que tratan ellos mismos de opacar y matizar ante las huestes contentando y entreteniendo a su público con la visita de Lula. Culpando a las armas estadounidenses de la violencia como si se dispararan solas. Cosechando para su agenda personal cualquier dato que puedan tergiversar volviéndolo mérito propio. Haciendo el ridículo de todas las formas posibles. Imponiendo una revocación que sólo quiere ratificar sus falsas intenciones. En conclusión: incapaces de afrontar la realidad y de brindar soluciones de fondo, de largo plazo... para el beneficio de toda la población, sin discriminación alguna.

Y sí, no son iguales: son peores. En particular porque no muestran el más mínimo recato ni respeto ante la coyuntura histórica que les ofreció el triunfo. Más allá del resultado de las urnas. El contexto de las necesidades urgentes que nos colocaron a todos en la situación de depositar el último retazo de esperanza en una promesa acariciada por más de 12 años, en una alternativa no del todo satisfactoria pero sí, aparentemente diferente. Plasmamos sueños y utopías. Cada quien quiso ver su propio rostro en la frase "juntos haremos historia". Y sin darnos cuenta formamos un rompecabezas inimaginable (y maravilloso) en el que cada quien podía ocupar un lugar digno. ¡Oh sorpresa! Los triunfantes tenían un bosquejo más rústico, de cortas miras, altanero y lleno de turbias ambiciones con las que justifican llevarnos a la edad media de nuestra historia. Desfasados en época, sin una perspectiva temporal actual y con un afán indignante por perpetuar los defectos más severos de nuestra sociedad. Incluso los más escépticos han sido llamados al asombro ante el alcance de tal aberración del pensamiento que se plasma en sus discursos y con consecuencias funestas en la acción. A largo plazo... tendremos que volver a empezar. Pero sin mirar atrás. Hoy tenemos la oportunidad de hacer incluso más de lo que esperamos que se podía llegar a esperar en el 2018. Y con expectativas más realistas y certeras. Pero debemos empezar a ponernos de acuerdo... para que esta vez no resulte que cada quien, al nombrar una misma palabra, imagine realidades irreconciliables entre sí. Ese es el problema con la perspectiva plural, se corre el riesgo de no lograr la conciliación y, ante la ausencia de consensos de fondo, sólo dar pauta para llenar de conceptos vacíos el imaginario colectivo. En tales vacíos anidan los fervores entusiastas, e incluso extasiantes, de los cuales nace también el fanatismo violento que sólo puede mirar un punto de vista y con furia se desgarra ante la posibilidad de que alguien piense diferente.

Lo cierto es que el eco de un pasado reciente cargado de falacias, previas al 2018, nublan con fuerza cualquier intento por poner en evidencia el abismo por el que atravesamos como sociedad y como país. No hay resonancia contundente para dialogar con la situación que enfrentamos. Y sí hay mucha resonancia que todavía convence y conmueve, o enoja y atemoriza, en cada palabra que pronuncia la voz de la cuarta transformación.

Hay muchos diagnósticos que debemos apresurar para tomar decisiones virtuosas. 


Y tú... ¿cómo describes hoy nuestra realidad... cómo recibes los felices nuevos comienzos?



Fuerte abrazo...
lleno de vida y de mundo.
Gracias hermosas y felices
tortugas.