martes, 15 de marzo de 2022

lluvia...

 ... de marzo.



A pesar de que nuestras autoridades no quisieron hacer eco, a la altura de las circunstancias, sobre el consenso del Parlamento Europeo en lo que respecta a la situación del periodismo en nuestro país... las muertes no cesan. De qué manera debemos no sentirnos inconformes con esta situación sin ser señalados de conservadores o adversarios. Estos casos lamentables no son más que un grave grave síntoma de una problemática aún mayor en dimensión y en gravedad. Muchas personas están muriendo en nuestro país y muchas también están desaparecidas; muchas de estas personas, además, se encuentran sin identificar en fosas clandestinas.

¿Cuál es la injerencia? ¿cuál la sorpresa? ¿cuál la imprudencia? Por el contrario, la solidaridad internacional frente a problemas de esta naturaleza: es siempre una buena noticia. Un incentivo para encontrar el escenario político adecuado, en colaboración con distintos sectores de la población y del Estado, para actuar enérgicamente en el sentido correcto para solucionar problemas que  se enmarcan más allá de una persona o una opción política. Problemas que trascienden el orden nacional dentro del contexto de protección universal de nuestros derechos básicos en tanto humanidad. Problemas dentro de los cuales todos somos susceptibles de estar en condición de víctimas sólo por el hecho de compartir un territorio geográfico. Problemas, en definitiva, que se agravan en tanto estamos siendo incapaces de alcanzarlos con nuestras acciones.

La violencia aparece fuera de control y merecemos que el mundo lo señale y nos tienda su mando si fuera el caso de que su colaboración fortalezca nuestra capacidad de enfrentarla. No es justo la forma en que el valor de la vida se vuelve precario. No es justo temer por nuestra seguridad en nuestro habitar cotidiano. Aceptemos la dimensión de la situación y unamos esfuerzos para cambiar las condiciones que prevalecen.

El Estado mexicano se percibe debilitado y desgajado. La forma en que se reacciona ante los eventos inesperados pone en evidencia: falta de comunicación y coordinación. Tales eventos se salen de proporción distrayéndonos con banalidades. A la vez que se minimiza la dimensión relevante de los mismos. Todos somos igualmente responsables de mantener las formas mínimas requeridas para habitar el orden estatal en aras de preservar el estado de derecho, por más lastimado que esté. La única manera de fortalecerlo, y volverlo efectivo y vigente, es asumir un compromiso compartido por el sustento de todas las instituciones.

México sí está siendo asediado en materia de libertad de expresión y, en específico, el quehacer periodístico se quiere llevar al desprestigio. Tanto como real es el desdén ante las muertes latentes. Es tiempo de pensar una respuesta sin otra narrativa que la certeza de que no morirán más periodistas. Sólo en Afganistán es más peligroso que en México ejercer el periodismo. 

La cooperación internacional no sólo consiste en la relación entre las élites políticas corresponsables. Implica el hecho de que todos los seres humanos somos igualmente sujetos de derechos y que ningún poder político puede lastimar nuestra dignidad. Tal certeza es lo que nos hermana y lo que anida la posibilidad de comprendernos como humanidad más allá de cualquier frontera.

Como ciudadanos y ciudadanas enfrentamos muchos retos en estos tiempos de humanidad. Es nuestra responsabilidad informarnos y construir una opinión propia con base en argumentos... con sustento en hechos de nuestro acontecer. Enriquecer el debate y la discusión pública. Ser exigentes. Tomar conciencia de nuestras necesidades y preferencias. Sin desprestigiar aquellas opiniones que no nos son afines. Sin menoscabar la posibilidad de que siempre somos libres de cambiar de opinión. Defender el espacio de la comunicación pública, no como un reflejo de nuestras preferencias políticas, más bien: como el espejo de nuestra voluntad.

Hay muchos más temas y actores políticos de todas las ideologías de los que alcanzamos a descubrir si sólo nos concentramos en la voz de la mañana perpetua... Escuchar las discusiones en el Congreso y en el Senado es una manera de distinguir realmente con quién simpatizamos y con quién no. Conocer de primera mano las decisiones que se toman y que afectan nuestra vida. Una buena forma de ir construyendo una voz propia que forma parte de la comunidad a través del voto y de nuestros diferentes quehaceres. Un voto propio, libre y secreto. Que nadie puede juzgar o prejuzgar. Un quehacer personal pleno y comprometido. 

Tenemos más democracia de lo que a algunas personas les gusta reconocer porque, a veces, defender la democracia es una forma vacía de no querer hablar del fondo de los temas de interés. La democracia, en su dialéctica, se acrecienta a sí misma en sus propios procesos. 

También sumamos, a nivel nacional, una amplia gama de analistas de todo tipo de posturas y una gran cantidad de medios diversos. Con lo cual podemos enriquecernos como actores democráticos. No debemos renunciar a todo lo que nos enriquece. No debemos perder el ánimo para dialogar. Para apasionarnos y reír al mismo tiempo. De la mano de fortalecer los espacios educativos con todas estas herramientas. En donde sí parece haber mucha asimetría e injusticia. Lo cual es importante combatir.

Este gobierno insiste en poner en entredicho la información, la democracia y la educación... cada vez que no le favorece o satisface. Lo cual es incorrecto. Es un agravio social. Será quizás, ésta, su más grande deuda histórica. Lo cual es además un tanto trágico. Porque fueron estos tres elementos en su desarrollo histórico, por limitados que sean, los que marcaron la gran diferencia entre su triunfo y su derrota. Y ahora quieren destruir todo aquello que les permitió ganar para garantizar que nunca nadie más que ellos logre ganar. Esto es hacer trampa. Es traicionar la vida misma. Es una de las peores formas de corrupción. Nada, ni el dinero, vale más que la posibilidad de ser libres y autónomos. Ellos quieren robar nuestra alma. Mienten sin empacho con este fin. Dividen la realidad en dos sólo para autosatisfacerse. ¿Qué no ven en quiénes se están convirtiendo? ¿Será que ellos han perdido ya el alma? Es triste. Es injusto. Es una decepción.

Lo interesante es que no se percatan de que se debilitan a sí mismos a medida que más tratan de fortalecerse por la fuerza. Truncando la legalidad. Instituyendo narrativas falsas. Asumiendo su labor como una batalla sin fin contra "los grandes enemigos". En fin. Creo que estamos ante el fin de una era. Y que ellos representan todo lo que está por dejar de tener vigencia alguna. Por eso, ocuparse del futuro es el regalo que sí tenemos en nuestras manos y que nadie podrá arrebatarnos. Sumemos esfuerzos y garanticemos para mañana todo lo que hoy nos ha quedado a deber.


Y tú... ¿habitas el mundo?


 
Dulces sueños...
llenos de magia
de tortuga.
¡Abrazo!
Gracias.





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