domingo, 13 de marzo de 2022

la conquista...

 ... del corazón.



Ahora que están de moda los arrebatos contestatarios y parvularios ("no te metas con mi cucu" o "y tú mamá también") ante los anhelos de colonización y conquista del hermano "imperio" de la Unión Europea... lo cual, por cierto, es no sólo anacrónico (además de imprudente, falso y vergonzoso) sino además hipócrita (por no mencionar que siguen sin mostrar la más mínima empatía por la vida de las y los mexicanos, incluidos periodistas, activistas y defensores de derechos humanos). Si de incongruencias se trata, el buen juez por su casa empieza. Porque en nuestra América Latina sí están vigentes estos anhelos de conquista territorial seudo/revolucionarios y nada socialistas (sin duda no de izquierda) por colonizar nuestras conciencias a cambio de propaganda (fascismo velado) y bajo la orquestación de un mismo guión (fallido en los resultados, por cierto) que pretende no dejar rastro alguno de otra historia que la que nos quieren contar. Estás con ellos o estás contra ellos. Y se esfuerzan con ahínco en desmenuzar el estado de derecho para refundar en su lugar la figura de un monarca tirano renacido de la antigüedad que se erige y auto elige por aclamación narcisista al más vil estilo circo romano. Lo cierto es que MORENA vive en Marte, nuestro presidente está en la Luna y, más lamentablemente, gran parte de los resquicios de oposición está perdida en el espacio. Así  las cosas. 

Volteemos a ver a Boric, que puede ser una promesa, sin embargo... lleva dos días y ya se empieza a parecer tanto a todo lo que hemos visto en los países en donde la "mano invisible" de la equidad y la justicia ha hecho de las suyas para cosechar más desigualdades e injusticias. Humo por aquí, humo por allá. Para rescatar nuestras raíces autóctonas y recibir la bendición sagrada de los ancestros verdaderos dueños de la tierra. Flores por aquí, flores por allá. No sé si quepo en la banda presidencial pero me golpeo el pecho con fuerza y estiro la mano tratando de alcanzar el cielo para que vean que estoy entero, entregado y comprometido mostrando mi rostro entusiasta y compasivo, incluso un tanto condescendiente. Eso sí, bien resguardado por uniformados y a los pies de un cuadro de un prócer independentista. Fruta para echar pa´arriba porque somos sanos y prósperos. Pero con humildad y reunidos íntimamente. Hacemos lo que nunca antes fue hecho... bla bla bla. Encarnamos al pueblo y a todos los ciudadanos en su fuerza pura y profunda. La foto con una niña (violentando todos sus derechos) no puede faltar. No me pongo corbata porque soy una nueva forma de hacer política: una forma auténtica de ser... un simple ciudadano de a pie.  ¡Hasta la victoria siempre! Y si no, también. De todos modos no me bajo de la tribuna de campaña en el tono de mi discurso de toma de posesión... porque soy latente. Presente.

Veremos... le doy el beneficio de la duda sólo porque una de mis mejores y más amadas amigas (chilena), con quien nos criamos juntas desde niñas en el valor de la utopía de un mundo justo y dichoso (en un colegio que nos regaló el verdadero significado de la libertad), está feliz y llena de esperanza (con quien me disculpo de corazón por mi desestimación al nuevo gran líder; y con todos mis cariños entrañables que sí son de izquierda y por supuesto festejan la posibilidad de ver nuestros ideales profundos plasmados en nuestro amado Chile... así sea); y también porque tuve la fortuna de compartir habitación en el campamento de pioneros con una miembro del nuevo gabinete... a quien no he vuelto a ver pero hay experiencias de vida que nos nutren y nos hacen quienes somos. Así que el mayor de los éxitos y ojalá no nos decepcionen. En lo personal... (y tras andar tantos otros caminos) si se trata de hablar de conquistas: prefiero las del corazón. O como dice Aute: prefiero amar.

Nuestra voluntad es nuestro territorio autónomo. El cual nadie tiene derecho a colonizar. Así como, nosotros no tenemos autoridad para trasgredir la voluntad de otra persona. Tampoco es ya loable, en este siglo, enajenar nuestra voluntad en la voluntad de otra persona, o en objetos y/o valores con el fin de justificar nuestros actos de egoísmo, capricho o barbarie. El dominio de nuestra propia voluntad radica en la posibilidad de conocernos a nosotros mismos, descubrir las motivaciones de nuestros deseos y asumir los límites de la realidad. En definitiva, en escuchar a nuestro corazón. Volvernos dueños de nuestros propios sentimientos y ser amos de nuestra posibilidad de amar. Plenamente. Mientras sigamos teniendo miedo de aceptarnos tal y como somos, seguiremos enfrentándonos unos a otros en una batalla cotidiana que sólo acrecienta nuestros miedos. Si no somos capaces de mirarnos al espejo con valentía, el rostro de los otros deviene en el tenue reflejo de todo lo que tememos descubrir en nosotros mismos. Y con este pretexto levantamos murallas infranqueables que de manera recurrente nos llevan a la desavenencia y la incomprensión. Si somos tiranos con nosotros mismos, optamos por someter a quienes nos rodean. Si somos cobardes ante nosotros mismos, optamos por ser negligentes con nuestro hacer. Si somos indiferentes ante nuestras necesidades profundas, optamos por desdeñar el valor de cada momento de dicha en nuestra vida. Y en cualquier caso, sublimamos tales deficiencias en causas desbordadas o en odios irracionales, dos aspectos igualmente vacíos de un fervor que trata de sustituir todo aquello de lo que carecemos y ante lo que nos sentimos indefensos. 

El dominio de nuestra voluntad (la autodeterminación, la mesura, la disciplina, la cordura, el compromiso, el buen modo...) no depende de la capacidad que desarrollemos para imponernos a nosotros mismos restricciones (de todo tipo). Por más fuertes y seguros que nos hagan sentir estos hábitos. Por el contrario, el arte de conquistarnos a nosotros mismos radica precisamente en aprender a vivir en orden (en paz y en tranquilidad, con serenidad, optimistas) sin restricciones autoimpuestas, sin otra restricción que la impuesta por la realidad misma en su acontecer (que está fuera de nuestro control). Sin temor a ser libres. Asumiendo con radicalidad el hecho de que nos bastamos a nosotros mismos. Y que la forma en que organicemos nuestro espacio limitado de acción e interacción es relativo y creativo. Que no hay un solo modo de ser ni una sola manera de vivir correctamente. Con respeto a nosotros mismos, a quienes nos acompañan y al mundo del cual somos parte. El miedo es la cuna de todas las agresiones. El dolor es el nido de todos los enojos. La libertad es la madre de todos los amores. Y la amabilidad es la cosecha de toda conquista del corazón.

El vuelo del alma
amanece cuando
duermen los miedos
en el ocaso del ego.
La sintonía del cuerpo
se entrelaza al ritmo
de la naturaleza cuando
nos rendimos ante la verdad.
El espíritu del corazón
nos colma cuando
en silencio conquistamos
nuestra libertad.
Amar es el fruto
espléndido y maduro
de una vida
dueña de sí.


Y tú... ¿te perteneces?




Abrazo grande...
lleno de magia de tortuga:
de corazón a corazón.
¡Feliz domingo!
Gracias.



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