sábado, 9 de noviembre de 2013

la sordera...

al igual que la ceguera son nuestros mayores defectos... porque anidan en su seno la arrogancia.

Si bien, no podemos escuchar todo al unísono y observar todo con una sola mirada, cuando nos conformamos con aquella leve certeza de fijar un tiempo muerto en un único sonido o bajo un solo panorama, solemos volvernos adoctrinadores de quienes escuchan y miran lo que nuestro oído y nuestro ojo no alcanza, con cierta prepotencia, anulando la personalidad de otras personas con nuestra sola presencia.

Por eso... el único camino de la enseñanza es escuchar y mirar más allá de nuestras leves certezas. Si al hablar no somos comprendidos, esforzarnos a aprender el lenguaje de quienes nos hablan.


Y tú ... ¿quieres atravesar las fronteras de tu ego?



Feliz sábado de estrellas... 
hermosas tortugas.

viernes, 8 de noviembre de 2013

la traición...

la mentira, el engaño... el disimulo de quienes no gustan de las palabras ni de la verdad nubla la claridad de su rostro y les impide percibir el correcto modo de ser.


Quizá la verdad haya pasado de moda, pero la aspiración por encontrar el equilibrio entre nuestras percepciones y la realidad, el punto medio de nuestros juicios y la claridad de nuestra mirada, siguen siendo el único camino para crecer humanamente: sembrar paz. 


La violencia nace ahí donde la verdad se sacrifica en aras de falsas percepciones. Y las falsas percepciones anidan entramados de relaciones sociales entre personas que se convencen, mutuamente, con el solo hecho de coincidir, sin preguntarse a sí mismos de dónde nace la certeza de tales juicios coincidentes. 

Si bien las verdades no pueden estar aisladas de tales convenios objetivos, los convenios objetivos tampoco pueden estar aislados del escrutinio constante de nuestra subjetividad. Ya que teñimos de nuestros valores previos todo nuestro hacer en el mundo. Cuando esos valores no son capaces de trastocarse ante nuestras propias interrogantes, suspender enigmas de comprensión hasta tener una respuesta certera, ser cuestionados ante las nuevas realidad que nos desvelan los rostros ajenos, se traducen en actos lacerantes que lastiman nuestras almas.

Por eso la traición es la más cobarde de todas las mentiras. Porque no ser capaces de dirimir nuestras diferencias viéndonos a la cara, tramar con artilugios corroer la plenitud de otro ser humano, dañar intencionalmente la verdad para sacar provecho de ello, es simplemente no ser capaces de mirarnos a nosotros mismos con honestidad. Por mucho temor que nos signifique reconocer nuestras propias verdades, solo quien se conoce a sí mismo puede ser justo.


Y tú... ¿eres honesto con tu corazón?

Disfruten el fin de semana queridas tortugas... 
nutran de verdad sus propias percepciones 
para que su vida entera se ilumine de paz.




miércoles, 6 de noviembre de 2013

un día en la ciudad

Erase una vez... en la era de la noche dorada, un lugar en donde las luces de las ciudades se apagaban al unísono el día de luna llena. Entonces, las estrellas brillaban y el cielo se iluminaba. Cuando la luna transitaba de su plenitud a su vacío, la bulla y la luz eléctrica escondían los rostros de las personas y nadie se podía reconocer. Solo el día de la luna, las personas podían saber quiénes eran y podían confiar entre sí.

Una mañana, llegó de visita la mujer que siempre dormía. Ella no sabía si era de día o de noche, si era día de luna o día de luces... sólo dormía. Las personas se preguntaban la causa de su sueño ininterrumpido. Les intrigaba cada día, más y más, el motivo de su repentina visita. 

Hasta que una noche, de luna, el hada de la ciudad tocó a su puerta, decidida a interrogar a la mujer de los dulces sueños. Al abrir la puerta, el hada descubrió una estrella de plata que latía al ritmo de la lluvia, susurraba como el viento y dormía como el mar al bajar la marea. El hada le preguntó: y dónde está la mujer que vive durmiendo... la estrella contestó: esta noche es el día en que se desnuda y permanece despierta al unísono con las estrellas... luego duerme para vaciarse de la luz de la ciudad y llenarse del brillo de su corazón. Así, limpiar con su sueño los pasos cansados de la ciudad.


Y tú... ¿por qué duermes?



FELIZ NOVIEMBRE
...queridas tortugas
que su caparazón se llene de la belleza de atardeceres
de sol... luna... estrellas y mujer dormida.


jueves, 24 de octubre de 2013

despertar por la mañana

La alegría de cada amanecer nos regala un día para volver a empezar. Despertar junto con el sol, cuando todavía no se ve la luz. El frío que se recrudece al concluir el ciclo de la noche. La actividad que comienza con prisa por las horas por venir. El canto de los pájaros, quienes celebran un nuevo aliento. Las noticias en concordancia con el ritmo de lo común. El desayuno para nutrir nuestra energía. Estirar el cuerpo... meditar por un momento. Los pensamientos trastocados, una vez que han sido renovados por el tiempo del sueño, libres para recibir nuevas ideas y abiertos a toda nueva reflexión. La claridad de las soluciones de aquello que pudiera preocuparnos. El abrazo de la esperanza de amor que habita nuestro corazón. La ducha que marca la pauta de nuestra rutina íntima. El orden del hogar que sostiene todos nuestros movimientos. El entusiasmo de cumplir nuestros anhelos. La música de nuestro ritmo propio, en armonía con los ciclos predecibles de la naturaleza. Estar vivos y sonreír.

Esta alegría, mágica y misteriosa, es la certeza que todos compartimos. La realidad del presente, en donde la imagen del futuro es un simple tránsito hacia la sonrisa del amanecer. 


Y tú ... ¿con quién sonríes al despertar?


Lindo día... amigas tortugas.


lunes, 21 de octubre de 2013

la posesión de lo grande

Mi querido y buen amigo I'Ching (compañero de sueños y libro de cabecera), con su implacable juicio, orienta el advenimiento de las mutaciones que surgen de nuestros actos y voluntades. Siempre sujetas a todos los elementos que nos componen: el cielo, la tierra, el viento, el lago, la montaña, el agua, el fuego y el trueno. A saber: lo creativo, lo receptivo, lo suave, lo sereno, el aquietamiento, lo abismal, lo adherente y lo suscitativo. 

Como oráculo puede ser realmente indescifrable. No siempre nos responde aquello que quisiéramos escuchar o saber, otras (las más) nos abre nuevas interrogantes. Y si queremos encontrar luz en sus designios, lo primero es saber, con precisión, qué estamos preguntando. En realidad, puede ser interpretado como un espejo de nuestro carácter, en su constante devenir. Es arduo interpretar la concepción social china, que se entreteje en su escritura, de manera acorde a nuestra era. Y es casi imposible evitar recibir algún tipo de sermón a través de sus letras. Aun ante los más bellos hexagramas, encontramos siempre una advertencia ante los peligros de toda situación lograda. Por lo que, de todos los oráculos, es el menos gratificante. Incluso, parece que su conciencia de la fatalidad fuera un compulsivo instinto neurótico. Pero quizá, por ello, es un buen amigo. No permite que te conformes con tu propia autocomplacencia, inclusive cuando el azar de las monedas te favorece. Y te alienta a perseverar en la nobleza de tus actos, invariablemente. Duerme magia en sus letras. No importa cuántas veces lo leas, siempre comprendes algo nuevo, resignificas una y otra vez sus palabras, a la luz del propio reflejo de tu incertidumbre. Lo que más maravilla es su antiguo origen, como si el pasado fuera el presente. Ya que los maestros chinos han podido inmortalizar su sabiduría, al seguir vigentes sus consejos.

Esta mañana, las monedas nos regalan para este espacio de tortuga mágica: La posesión de lo grande...

"El fuego en lo alto del Cielo alumbra a lo lejos, y todas las cosas pasan a la luz y se manifiestan. El débil trazo quieto ocupa el puesto de honor y todos los demás trazos, fuertes, están en correspondencia con él. Quien, ocupando un puesto elevado, es modesto y benévolo, lo obtiene todo como si acudiera a sus manos." 

ELEVADO LOGRO

[La fuerza y la claridad se unen. La posesión de lo grande está predeterminada por el destino y en correspondencia con el tiempo; gracias a la desinteresada modestia. Es un tiempo propicio. Hay fortaleza en lo interior, y claridad y cultura en lo exterior. La fuerza se manifiesta con finura y autodominio. El noble acata con obediencia.]

Estas son las enseñanzas que nos comparte este generoso maestro, para quien quiera vivirse a través de ellas. En cada uno de sus caparazones, descubrirán cuál es su "elevado logro" y qué es aquello que recibirán en sus manos, en correspondencia con el tiempo y gracias a su modestia.

Como ven... no es fácil interpretar sus designios. Pero sí nos impone metas elevadas para el dominio de sí.


Y tú... ¿amas con modestia?



Feliz inicio de semana.
Abrazo fuerte... lleno de magia de tortuga.





domingo, 20 de octubre de 2013

domingo de sol y madrugada de insomnio...

Domingo de sol y noche de tormenta... el sábado fue un día de lluvia y fuertes tormentas, la noche estuvo acompañada de rayos y truenos. El cielo rugía como cuando un corazón estalla en mil pedazos, tras descubrir que ha sido engañado y traicionado. La oscuridad se iluminaba con brillos intensos, fragmentada, desahogándose de todo aquello que la oprime y le impide brillar bajo la luna llena. Como la muerte y resurrección de un tiempo de vida perdido. Como el amor que enfurece al no ser correspondido. Como el alma que se enciende ante las injusticias. Como si los dioses decidieran liberarse de todos los errores mortales. 

Esta mañana, en cambio, el bosque amanece reconciliado, el canto de las aves despierta con el brillo de un sol que todo lo ilumina.. sin cobardía: sin resistencias. Solo la naturaleza de lo vivo logra purificarse a sí misma con tal pulcritud. Dejar el agua correr, como el llanto. Sin temor de vaciarse y brindando vida, aun en sus momentos de furia. 

Los seres humanos nos hemos alejado tanto de lo vivo que, a veces, parece que la deshumanización nos caracteriza como condición de especie. Las emociones contenidas que nos roban la belleza. Las falsas percepciones que apagan el brillo de nuestros rostros. La constante interrogación de un juicio ajeno y ciego, siempre insatisfecho de sí y distante de todo lo real. La violencia intencional e inconsciente que se justifica en las leyes del orden simbólico de la comunidad de intereses. Los lazos de afiliación que aniquilan toda autenticidad. La opresión de la voluntad que se sacrifica ante el mandato de la autoridad. El sinnúmero de razones que impide el llanto correr como el agua de la tormenta. La manipulación que persiste en nuestras formas de comunicación. Voces que no se purifican con la claridad del sol al amanecer, sino que duermen eternas como ciclos vitales fosilizados bajo una dinámica que las autoconsume. Palabras que permanecen entre las sombras de la caverna y se deleitan de su propio poder. La humillación que desborda de los gestos indiferentes. La afronta de la prepotencia. El juicio severo que todo lo sataniza. La amistad que no encuentra cabida bajo ningún signo de confianza. El reclamo disimulado. El reproche perverso. El abuso de nuestra condición humana que se aferra a la incomprensión y al maltrato. Sin llegar a quebrarse junto con la tormenta, sin renunciar a las verdades ni deleitarse con lo real. 

Quizá por esta razón, un pedazo del amor humano duerme atado en el desierto. Sin embargo, hay seres muy generosos que sí gozan del deleite de sus mieles. Son muy afortunados quienes, sin prejuicios, reciben el sol cada día al despertar. Y es gracias a las miles de personas que, sin indiferencia y sin miedo, se entregan a la vida, que nuestra humanidad persiste hermanada de nuestra verdadera naturaleza. En cada uno de nosotros habita el secreto que nos libra de sucumbir ante tal deshumanización. Perdonar y perdonarnos: crecer y amar.

Y en realidad, como les decía hace algunos días, resulta ser una cuestión de proporciones. Dejar de prestar atención desmedida a los asuntos nimios, dejar de ensalzar las carencias. Aprender a seguir adelante con el ritmo del día para recibir la mañana ligeros y felices. Y descubrir la visita de una mariposa blanca, anunciándonos felices augurios de amor por llegar. Recibir el abrazo de quienes nos comprenden y gustan de nosotros. Sanar nuestras falsas percepciones, librarnos de nuestras propias injusticias. Y dejar fluir como agua y como llanto las incomprensiones que nos acompañan. Pues gracias a estos esfuerzos de comunicación: aprendemos a renunciar a nuestra violencia. Guardar silencio. Leer y escribir. Sonreír... vivir. Abrazar con fuerza los regalos de nuestro destino y forjar los pasos de nuestro camino. Escuchando las bondades infinitas que nos acompañan.


Y tú ... ¿cómo humanizas tus violencias?



Feliz domingo... de luz y lindos augurios de amor.
Un abrazo queridas tortugas.




sábado, 12 de octubre de 2013

sol, rosas y mariposas

Los días transcurren... poco a poco mi tesis de doctorado va tomando nueva forma. 

Han sido días de sol, niebla, lluvia y nuevamente sol. Amanecieron todas las mariposas blancas del bosque trayendo un mensaje de feliz paz. Y una docena de rosas acompaña la belleza de mi hogar y el silencio de mi soledad. El tiempo transcurre calmo una vez pasadas las tormentas y las malas noticias. Y me esperan largas horas para concluir las correcciones de este segundo borrador. Confieso cierta incertidumbre sobre los criterios que debo aplicar y me abruma la información faltante. De todos modos, estos días me han servido para ordenar la nueva tesis en mi cabeza, despegarme de lo escrito, procesar mi propio esfuerzo. Doler algunas de mis emociones. 

Concluir un largo duelo y comprender que vendrán nuevos duelos y nuevas partidas en el camino. Hay una parte importante de nuestra vida que se compone de las personas que siempre extrañamos, aquellas que se marcharon de este mundo y que ahora solo logran acompañarnos en nuestra en memoria, cuyo recuerdo es la convicción de que vale la pena seguir adelante sin su presencia cotidiana de vida. Una buena manera de honrar a nuestros muertos es cultivar la belleza que sembraron en nosotros y las virtudes que supieron observar en nuestra alma. Las amistades de vida son los testigos de nuestro existir. 

Descubrir que quienes también se han marchado, en vida, son los testigos de nuestro camino una vez que, cuando nos reencontramos, recuperamos una parte de lo que somos a través de lo que algún día fuimos y quisimos ser. Por eso la comunicación con nuestros amigos lejanos nutre de esperanza nuestro presente. Es una forma de recuperar nuestra pertenencia en el mundo. De atesorar nuestras huellas y recibir un reconocimiento inesperado durante nuestro acontecer. Ya que ninguna amistad es en vano. Todas las personas que han acompañado nuestros caminos de vida son importantes y son parte nuestra durante el tiempo por venir.   


Y tú ... ¿honras a tus muertos?



FELIZ LUNA CRECIENTE
ABUNDANCIA Y AMOR PARA USTEDES
AMIGAS TORTUGAS... GRACIAS.






jueves, 3 de octubre de 2013

pasados... presentes... e infinitos futuros.

Llega octubre y el trabajo de tesis arranca su etapa de correcciones. El primer resultado fue desalentador, la realidad es que resta mucho camino por delante y cada día veo más lejos la conclusión de este esfuerzo. No importa cómo se canalicen las energías, es difícil conciliar todos los requisitos para satisfacer esta meta y tras la alegría de una primera conclusión, llega la decepción de todo lo mal hecho. Por un instante parece que todo se evapora en el tiempo. Vienen a mi mente preguntas tales que me interrogo por las certezas de mi vocación, el propósito de mis proyectos, mis capacidades y si realmente puedo aportar algo al camino del saber. Ante el desconcierto de una interlocución fría e indiferente, ante la cual quedó invalidado todo mi trabajo. Quizá es tiempo de comprender que no soy apta para este fin y sumar un fracaso más al largo intento por trazar una ruta de vida. Concluyo con disciplina las correcciones y prefiguro una nueva versión de mi tesis, esta vez con la certeza de que no será suficiente ningún esmero, el consenso es de insuficiencia académica. 

12/octubre/2013.

pasados... presentes... e infinitos futuros...

El ánimo mejoró con el paso de los días, la introspección personal y recuperar los rincones bellos de mi hogar, junto al cuidado de sí, que siempre nutre el alma, lograron hacerme ver desde distintas perspectivas los acontecimientos recientes. Creo que en realidad no soy yo quien se siente abatida o cuestionada... solo algunos de mis presentes. Por lo que me he dedicado a mirar, a través de mis distintos pasados, el lugar justo para esta nueva experiencia, inesperada y con toques de arbitrariedad, pero sana y alentadora para crecer y descubrir, en el espejo, el rostro de quien he sido, quién soy y quién quiero ser de ahora en adelante. En realidad, no sé muy bien cuáles eran mis expectativas, quería ¿aprobación? ¿reconocimiento? en realidad no, simplemente necesitaba un poco de retroalimentación. El camino de pensar por uno mismo, de armar el entramado de un texto sin otra voz ni otro ojo que los míos, hace imprescindible lograr una pauta de comunicación para recrear mis propias letras. La pauta imprescindible del diálogo.

Quizá el poder ordenar los eventos en el tiempo es solo una cuestión de proporcionalidad. Los eventos no cambian, lo que se trastoca a través de nuestra temporalidad interna es la proporción que toman tales eventos en nuestras vidas, en nuestros juicios y en la apreciación que vamos construyendo de nosotros mismos. Por qué, si los resultados fueron tan negativos, mi balance al final de día fue tan positivo. El texto es extenso, desmedido y arriesgado. Lo cual siempre es un defecto. Pero el esfuerzo de este error es gratificante por el solo hecho de haberlo logrado. 

Abrir nuevas interrogantes, tener textos que guardar para el futuro, tener letras que recomponer para el presente, la necesidad de crecer ante todo lo que faltó, aprender a prescindir de todo lo que sobró. Vencer el bloqueo de sentarme a escribir largo y tendido. Es ya un paso adelante, gracias al cual, se vuelve preciso aprender a discernir y ahorrar. 

Vencer los fantasmas de la soledad, en silencio y con el consuelo de mi corazón entero y mi mente clara, lúcida, firme y estable, a través de todos los torbellinos de emociones que componen el entramado de las relaciones de vida que me definen, sin oprimirme más, sin tormento ni desesperación. 

Y saber que cuando este proceso concluya queda vida por delante y no la sensación de muerte inminente que me arrojó de mí todos estos meses. 

Descubrir nuevas maneras de acomodar mis necesidades amorosas de vida. Renunciar a las fantasías de los futuros perdidos. Reconocerme en mi presente sin la carga de la pérdida y el abandono. Revalorarme a mí misma y sentir orgullo de lo que soy capaz de hacer. Restaurar el entramado de mi pasado sin dudas ni reproches. 

Sentirme libre de vivir el futuro que soy, sin más pretextos para detenerme en el camino, sin más horas de ausencia y renuncia. Recuperar el ánimo de la esperanza y el entusiasmo de mi sonrisa. Reconciliarme con lo que no soy ni seré, abrazar aquello que sí puedo lograr. Acariciar la paciencia de vivir paso a paso cada día. Renunciar al tormento de las neurosis ajenas, dominar el temor de las psicosis propias. 

Entender que cada quien elije la proporción con que decide ponderar cada uno de los eventos que componen su existencia y que en esta deliberación cada ser humano se juega el sustrato propio de su existencia, la esencia de su ser y la fortaleza de su verdad. 

Comprender que lo mal hecho en el pasado solo puede ser corregido con hechos honestos. 


Y tú ... ¿has renunciando a algún sueño? ... ¿o simplemente has ponderado bajo una nueva proporción el mapa de tus sueños... para tarde o temprano: cumplirlos?



No tan feliz octubre, queridas tortugas.

Gracias tortugas amigas: FELIZ OCTUBRE!!!






lunes, 16 de septiembre de 2013

VIVA MÉXICO

Tres reformas, un huracán y una tormenta tropical conmueven nuestros 203 años de independencia. El uso de la fuerza tomó las calles para confrontar la inconformidad y la protesta, que se expresan con fuertes movilizaciones, sagaces amenazas, enojo político  e impotencia ante un diálogo no logrado.

Hay muchas interrogantes, la más importante ¿quién tiene la razón? Por un lado, la ferviente acción del Gobierno de Enrique Peña Nieto, con tres frentes polémicos: el petróleo, las aulas y el consumo ciudadano. Por otro lado, los símbolos de un pasado no cumplido. Nuestro mayor patrimonio financiero en entredicho, una vez que a través de los siglos no hemos logrado un margen de eficiencia adecuado para producir y rentabilizar nuestros ingresos propios, prevaleciendo una gestión ineficaz para garantizar un nivel de vida proporcional a nuestra riqueza nacional. Nuestro capital humano comprometido, una vez que el sistema educativo tampoco ha logrado dar frente a las necesidades educativas de todos los grupos sociales que componen nuestro país. Nuestra capacidad de consumo mermada, una vez que las finanzas públicas no logran dar la cara al desarrollo de los proyectos de vida de todos y cada uno de los miembros de la sociedad, en igualdad de condiciones, así como, la capacidad de recaudación y fiscalización no ha sabido ejercer su autoridad con justicia ni alcanzar las metas propuestas como un sistema de corresponsabilidad pública y privada, en donde, tanto el Estado como las y los ciudadanos podamos asumir la responsabilidades que nos corresponden. 

Priva el temor y la desconfianza ante la posibilidad de que estas tres reformas solo sean mecanismos del poder para fomentar el empobrecimiento, la ignorancia, el enriquecimiento ilícito, la instrumentalización de los seres humanos con fines de explotación y sumisión, la desigualdad social y el atraco de las élites con fines no legítimos para el bien común. Así como, la unilateridad en el diálogo en donde no se logran puntos de encuentro para lograr acuerdos legales, consenso y un discurso común en el cual todas y todos los mexicanos nos sentimos identificados, representados y convencidos de que estas reformas son los mejores cursos de acción posibles para lograr las metas planteadas. Tampoco hay acuerdo en los fines buscados, desde la polaridad de opiniones se trasluce un amplio espectro de "Méxicos" posibles, cada quien quiere su propio México. Y la violencia se trasluce como el único modo de expresión, ante la incapacidad de dialogar con la diferencia.

La democracia enfrenta retos renovados, nada está dicho al respecto. Vivimos un proceso compulsivo de apropiación (casi salvaje) en el cual se quiere imponer la voz del más fuerte. Los movimientos sociales aferrados a sus credos se niegan a reconocer la autoridad del Estado, la legitimidad del poder legislativo y el triunfo de los ahora gobernantes elegidos. Acorralando los espacios públicos, fomentando la confrontación, provocando a la fuerza pública, luchando por una causa que no es más la causa de todos. ¿Y cuál es la causa que hoy nos relega y hermana? ¿cuál es el modelo de país en el que todos podamos ceder una parte de nuestra preferencia particular sin tener que renunciar a nuestras convicciones y nos sintamos conformes con ser parte de la situación más justa posible? ¿cuáles son las convicciones del México de hoy? 

La protesta, la inconformidad y su manifestación no pueden pretender retar al estado de derecho. Un estado democrático solo es posible si se cumplen las reglas dentro de las cuales caben todas y cada una de nuestras expresiones. No se puede pretender que, a partir del desacuerdo, un grupo de personas pretenda instaurar su propia revolución y lastimar la vida de todos por igual. El estado de derecho conlleva responsabilidades para nuestras vías de expresión, respeto de los límites de las demás personas, facultarnos en el ejercicio de un diálogo sin revanchismos ni imposiciones. La autoridad del Estado debe garantizar estas vías de diálogo y no mermar su competencia recurriendo al uso de la fuerza como un ahorro de estrategias ante su propia incompetencia de dar cabida a todas las voces dentro de su proyecto de nación. 

Los autoritarismos se imponen desde todos los flancos, en torno a la falta de negociación para enriquecer estas tres reformas, sacar de ellas lo mejor, hacerlas crecer desde su primera propuesta, hacer política y ser Estado. No está en disputa las virtudes de estas reformas, no está en duda la necesidad de lograr un nuevo andamiaje legal para dar curso a los pasos por venir hacia un mejor país para todos y en igualdad de circunstancias. Como todo proceso de transición, hay roces, temores, ira, fuerzas que se liberan, la reminiscencia de promesas de cambio no cumplidas, aversiones, desconfianzas. Por lo que, si lo que se busca es la transformación, la única vía es el consenso inteligente. El crecer como sociedad, el reconciliarnos en un proyecto común en donde todos sintamos garantizados todos nuestros derechos. 

Enrique Peña Nieto no puede conformarse con saber que está haciendo lo correcto, parte de hacer lo correcto es tener la capacidad de acrecentar sus decisiones bajo un más amplio haz de luz, en el que todas nuestras voces brillen por igual. 

Las oposiciones ya no pueden conformarse con ataques e insultos como forma de legitimar sus causas. 

México y la ciudadanía merecemos más, sobre todo ahora que veremos mermados nuestros ingresos para solventar el actuar del Estado, bajo un acto de fe y un esfuerzo al que se nos invita, sin ninguna certeza ni ninguna garantía de que nuestros actuales gobernantes están realmente comprometidos con favorecer el crecimiento de nuestro nivel de vida, la expansión de nuestra capacidad adquisitiva y nuestra posibilidad de un futuro justo. Estas tres reformas demandan mucho de nosotros, confiar en que no perderemos la pleitesía de ser los únicos benefactores de la renta petrolera, cuando la certeza nos da muestra del mal uso que se ha hecho de ésta. (Siempre) pidiéndonos paciencia porque algún día recibiremos los beneficios de estas grandes ilusiones que se dibujan desde el imaginario de la élite pero cuyos frutos nunca alcanzan a llegar a la realidad, nunca alcanzan para la mayoría de las personas, nunca logran revertir nuestros síntomas de denigrada y creciente pobreza humana encarnada en millones de seres humanos. Confiar en que la educación se trazará de acuerdo con prioridades educativas, que la evaluación será una vía de crecimiento y no un mecanismo de segregación humana, que se invertirán los recursos necesarios para una infraestructura digna, que las aulas serán vida de aprendizaje, crecimiento y fortalecimiento de nuestra cultura. Confiar en que los impuestos serán cobrados por igual, que se pedirá el mismo esfuerzo para todos, aun cuando sea más fácil cobrar el IVA que pedir cuentas y liberar de impunes deducciones a quienes no están dispuestos a dar de su enriquecimiento exponencial una dosis significativa para el desarrollo del país sin temor a aceptar enriquecerse de manera proporcional con las necesidades y la realidad del país (dicho sea de paso, realidad a costa de la cual se enriquecen sin compromiso social alguno). Todos merecemos enriquecernos por igual. El trabajo asalariado no puede ser el único fondo activo para compensar el déficit público. ¿Cuántos siglos más pasarán para que la ciudadanía reciba al fin la tasa de retorno que le corresponde? Necesitamos hechos para acrecentar la confianza que hoy nuestros gobernantes depositan en nosotros para llevar a cabo las reformas en cuestión.

Qué están dispuestos a dar quienes más tienen, qué está dispuesto a dar el Estado, qué está dispuesta a dar la disidencia, qué está dispuesta a dar la ciudadanía. Cuál es el esfuerzo que corresponde a cada uno de nosotros, sin que esto devenga en una espera infinita por un crecimiento que nunca llega. Y mientras esperamos... seguir aceptando como costo necesario el hambre y la pobreza. 

Es una oportunidad histórica para volvernos todos igualmente mexicanos e igualmente dueños del destino de nuestro país. No hay un ejemplo en el pasado que nos muestre el camino a seguir. Debemos inventar una nueva forma de llevar la buena política a la práctica. Podemos distinguir metas de corto, mediano y largo plazo, y asumir compromisos en concordancia. Podemos lograr que las reformas sean un instrumento común. Las reformas son buenas y oportunas, pero pueden ser todavía mejores. Merecemos que el trabajo legislativo asuma el reto de mejorarlas y hacerlas realidad con el aval de todos los grupos sociales. Así como todos los grupos sociales deben estar abiertos a los cambios por venir y dispuestos a asumir nuevas responsabilidades que nos permitan a todos crecer por igual.

Si el Estado no favorece su capacidad de escucha y la posibilidad de crecer políticamente en este nuevo proceso de cambio, perderá los beneficios de su querer bien hacer. Y una vez más, será la ciudadanía quien deberá postergar sus anhelos y la esperanza de una vida mejor.

La respuesta no está en el pasado. Es un tiempo para inventar nuestro presente y encontrar la convicción de unidad como igualmente partes de un país, para sumarnos todos a un mismo curso de acción.  

Quienes hoy gobiernan, todavía tienen el beneficio de la duda, así como, gozan de la autoridad que los compete para tomar las decisiones que a todos nos afectan. Pero en un país complejo en vivencias y realidades, el Estado no puede sujetarse solamente por el mandato de autoridad. Esta autoridad debe expandirse y ser capaz de sujetar la voluntad de todos quienes habitan México. Quienes no creen en este gobierno, deben poder distinguir la lucha electoral de la convivencia activa y responsable con un gobierno en funciones, cuestionar con responsabilidad las acciones propuestas no como una vía para imposibilitar cualquier acción, sino como una manera de ser parte de todas estas acciones. Sin importar nuestras convicciones personales, todos debemos tener la capacidad de distinguir las virtudes y las deficiencias de las reformas en marcha, tanto quienes las proponen como quienes las quieren desechar sin más. Si logramos encontrar un consenso sobre las verdaderas debilidades y los verdaderos riesgos de estos procesos que ahora vivimos, podremos hacer de estas reformas un ejemplo democrático y apostar todos por el incierto rumbo que debemos afrontar para lograr hacer algo mejor de nuestro país. Y para lograr este consenso es importante que todas las partes nos escuchemos sin prejuicios y más allá de nuestros intereses creados. Tenemos la posibilidad de hacer historia sin violencia. Esta es la exigencia para el Gobierno y el reto para todos los grupos de la población. Si la clase gobernante insiste en hacer las cosas a manera de un padre que sabe qué es lo mejor para todos, sin importarle los costos, contribuye a la parálisis social y a la exacervación de los ánimos de quienes se niegan a escuchar y nos quieren someter con el autoritarismo de la ideología sin ofrecer soluciones comprometidas. Los medios de comunicación deben darse a la tarea de nutrir la construcción de este nuevo diálogo posible. La disidencia violenta y sin vocación democrática legitima el uso de la fuerza, dejándonos a todos igualmente desamparados. La arbitrariedad de una clase política que se conforma con la formalidad de su investidura, legitima la fuerza como último recurso y pierde la fuerza de su institucionalidad, sembrando inconformidad y sospecha. 

Es claro que lo que está en juego es qué México queremos construir, y no puede haber vencedores y vencidos, no puede ser solo el México de unos en contra del México de los otros. La legalidad debe dar cabida para que subsistan en equilibrio espacios para que cada quien cultive y coseche el México de sus sueños, sin tener que violentar el esfuerzo ni los sueños de las demás personas. 

Viva México!!!


Y tú ... cómo festejas nuestro país?






domingo, 1 de septiembre de 2013

nacer y morir

Vivir es alumbrar nuestros nacimientos y morir ante nuestras resoluciones. Cada certeza de una meta cumplida abraza la incertidumbre de los nuevos caminos abiertos, gracias al espacio vacío de poder comprometernos con nuevas metas, una vez resuelta aquella que nos ocupaba. Quizá por ello, consecutivamente, planeamos un paso después de otro, dejando casi imperceptible esta certeza del final, abrazándonos a la certidumbre de nuestro rumbo con base en direcciones precisas y acotadas. Quizá por ello, nos gusta ocuparnos y estar ocupados, para no habitar ni por un segundo el vacío de todo final. Sin dejarnos reposar por un instante en el encanto de un sueño profundo que sana nuestro esfuerzo y regenera nuestros tejidos. Es preciso detenernos brevemente y descansar, para atravesar con fuerza el paso a nuestras nuevas resoluciones. Dar tiempo a nuestro ethos para reconfigurarse una vez vuelto a nacer. Nacer y morir en reconciliación profunda con nuestro pasado, nuestro presente y los anhelos que nutren nuestro futuro.

Este mes termino mi tesis. Confieso que he pasado desde el propio encantamiento hasta la profunda duda de mis resultados. No podemos ser juez y parte de nuestros procesos creativos, hay un punto en donde, por muy satisfechos que nos sintamos y por mucho que nos guste el logro de nuestro esfuerzo, debemos soltar nuestras obras y dejar que sean manos de otros quienes logren hacerlas realidad. Nos brinden la mirada justa del observador externo, aquel que no podemos ser nosotros mismos, la persona fuera de nosotros que, al leer nuestras letras, nos dirá qué se logra entender, cómo se entiende, si está bien, si está mal, qué le falta y qué le gusta tal y como está escrito, qué pudo ser distinto, qué puede decirse después. Aquella voz que te interroga desde un punto de vista que no conocemos, desde su propio punto de vista. En este diálogo se finca todo proceso de conocimiento que aspire a tocar, aunque sea por instante, la verdad...

Me siento muy agradecida por estar en este proceso. Por poder gozarme a través de mis letras y por la incertidumbre ante las expectativas de esta otra mirada y ante la caricia de nuevas metas por llegar. Hace un mes me interrogaba sobre esto que será ser "doctora". Y lo pongo entre comillas porque es un un enigma para mí. Hace veinte años no pude imaginar estar aquí sentada, mirando el bosque, escuchando un poco de Fito, lista para concluir el último capítulo de mi tesis y deleitarme con redactar las conclusiones con la fluidez de un recorrido cumplido. Supongo que para cada quien es una experiencia diferente. Es extraño sentir que estás cerca de convertirte en alguien que siempre has visto lejano, con respeto y admiración, como alguien inalcanzable, alguien "docto". Es inimaginable para mí qué es aquello que cambia dentro de uno que lo hace merecedor de tal honor. Siento que es algo que se nutre con el tiempo y que no basta este primer paso para empoderarse por completo de este nuevo título. Hay personas que consideran que es solo un adorno o una formalidad. Pero creo que no. Creo que es una definición distintiva de quién somos y de nuestro carácter. Es un símbolo de nuestra huella de vida. Es el reflejo de los acotados conocimientos que hemos podido alcanzar, bajo el signo propio de nuestra única mirada. Es la posibilidad de regalar algo de nosotros para dialogar con quienes comparten nuestros mismos intereses y han hecho sus propios recorridos. Es leernos desde el último eslabón de un largo camino y descubrir quiénes somos y cómo hemos crecido. Es sentirnos listos para entregarnos a la vida de otra manera, despedirnos de nuestros años de estudio y aprender a ocuparnos y ocupar nuestro tiempo de una nueva forma: aún desconocida e inexplorada. Dejar de cargar con la tensión de estar siempre en el proceso de una nueva tarea académica. Es llegar a puerto seguro y de pronto sentir que vuelves a empezar a caminar, que vuelves a ser tú mismo, a partir de la persona que decidiste construir con tu esfuerzo de vida. Vendrán nuevas tensiones y nuevos compromisos por cumplir, pero se antoja el futuro como un vuelo ligero que al fin puede libre vivir. Es estar listo para recibir a manos llenas tus propios frutos y ser generoso con todo lo que se ha engendrado dentro de ti. Son días de orgullo y de paz. Son días de dar. Estoy feliz.

Creo que ser doctora es saber que elegiste un camino para formar tu espíritu, yo nací filósofa, crecí maestra en políticas públicas y me abrazo con un doctorado en bioética que late con un corazón colmado de derechos humanos. Quiero escribir mi vida en 40 libros y uno más... Quiero vivir, ser madre, trabajar con mis propias manos el pan nuestro de cada día y nunca olvidar las cosas que de verdad valen la pena. Quiero amar. Sueño con que el mundo puede ser vivido como un lugar de paz. Y en Dios confío para poder regalar algo de mí para que esto sea posible. Sueño con volver a tener un empleo y realizarme plenamente a través de él, saldar mis deudas, ser un apoyo para mis seres queridos, ahorrar y poder tener fe en el futuro. En los azares de la competencia laboral confío para verme crecer profesionalmente. Quiero casarme y construir un bello matrimonio, en mi corazón confío. 


Y tú... ¿abrazas los frutos de tu espíritu?

FELIZ SEPTIEMBRE
y lleno de magia de tortuga.




viernes, 2 de agosto de 2013

agosto de tesis...

A mitad de la meta, dos capítulos listos, dos por terminar, cansancio innombrable y satisfacción inconmensurable.

A un mes de concluir... nace la nostalgia del esfuerzo en soledad, el temor ante las incertidumbres suspendidas en el futuro, la certeza de los vacíos que me habitan.

Y bueno, vendrán revisiones...comentarios...correcciones, y quizá, o tal vez, algún día seré "doctora".


Por de pronto...
días de letras y letras
entre lecturas
dedicatorias y música...
rodeada de recuerdos,
como si cada capítulo anidara
el duelo de una etapa de mi vida
la consecución de una parte de mis sueños
el goce de un pedazo de mí.


Y tú... ¿quieres leer mi tesis?


AGOSTO DE LLUVIA
Felices días mis queridas tortugas.



martes, 2 de julio de 2013

poema de tesis

... jornadas con breves recesos
almuerzos entre letras y teclas
silencios prolongados
comunicaciones interrumpidas
dulces sueños
noches de inspiración
días de disciplina
y el anhelo de concluir...

...son el ánimo para perseverar 
y la meta alcanzar.


Y tú ... ¿qué tarea piensas lograr?



FELIZ JULIO... 
Amorosas y mágicas tortugas
me perderé un mes en mi caparazón.



lunes, 1 de julio de 2013

el corazón también duele...

La violencia tiene infinitas vías.


Probablemente, la más nociva es la que no se ve. La que deja huellas que nada puede curar. La que lastima los sentimientos nobles. La que juega con la verdad. La que se distancia y, desde la perversión, goza el daño que causa. La que se regocija en su poder. La que miente. La que engaña. La que tortura. La que mata el alma...

Y es la que menos se combate, la más permisiva y permitida. Son formas de vida que se fomentan imperceptibles y que dejan el corazón herido ante la sin razón de la maldad.


Esta es la historia de los monstruos de la violencia. 

Había un vez... una semilla mágica. Había sido guardada durante veinte siglos en un cofre cubierto de perlas. Era la semilla de una flor que tenía el don de brillar como un estrella, y si prestabas un poco de atención y te acercabas a ella... de sus hojas brotaba música. El hechizo de esta semilla fue que debía pasar muchas vidas en espera de ser plantada y una vez en tierra firme, debía pasar muchas pruebas para ser lo suficientemente fuerte y al fin brotar desde la eternidad para que su brillo no pudiera ser apagado por veinte siglos más. 

Los dioses la colocaron justo a tiempo en el lugar que había esperado por ella. Y de pronto... una sombra la encontró. Esta semilla que no conocía la furia ni el odio, brotó a la tenue luz de esta sombra que tanto la oprimió y su brillo nunca descubrió.

La sombra venía de la guerra. Traía consigo venganza y rencor. No conocía el perdón y no gustaba del amor. Sorda ante la música. Ciega ante el sol. Estaba convencida de que debía salvar a la semilla, oprimiéndola.

La sombra tenía una misión, someter a la semilla a cinco monstruos.

El primero, la indagación. Una y otra vez acorraló a la semilla interrogándola hasta hacerla desvariar. Dejándola hablar y hablar y hablar, sin diálogo, sin repuestas, sin genuinas dudas sobre cómo descubrir su belleza. Y se tendía complaciente y con gesto incómodo. Poderosa se postraba viendo naufragar a la semilla, sin tenderle siquiera un suspiro de aliento, empatía, respeto o amistad. Simplemente, desdeñando su verdad.

El segundo, el engaño. Jugaba con su ingenuidad inventando pequeños y grandes engaños, sólo para verla desesperar, la trataba como si fuera una niña indefensa, acorralándola y burlándose de ella, para disfrutar hacerla enojar y regodearse al molestarla. Autocomplaciente e hiriente, postrándose una vez más, en su poder.

El tercero, la falsa anticipación. Susurraba falsas sorpresas muy cerca de la semilla y luego con desdén negaba todo regalo, todo abrazo, todo beso. Solo prometía para dejarla vulnerable, a la espera de aquello que la sombra sabía: nunca iba a pasar. En medio de la anticipación, la hacía creer que como la semilla no hacía lo que debía hacer se le era negada una y otra vez la sorpresa prometida. Y plácidamente la sombra fingía enojo para atormentarla, cuando dentro suyo solo se regodeaba, una vez más: en su infinito oscuro poder.

El cuarto, el abandono. Indiferente, no le dirigía la palabra. Largos silencios, no respondía al saludo de la semilla. No contestaba sus misivas ni se interesaba por lo que le ocurría. Ignoraba sus relatos... era déspota ante sus proyectos. Impedía que las raíces brotaran, ahogaba sus frutos y marchitaba su flor. La dejaba morir en soledad, presa de sí misma, alimentándola de desesperanza, angustia y desolación.

El quinto, la deslealtad. Con desconfianza fraguaba a sus espaldas planes que la excluían por completo. Con infiel placer, quitaba de la semilla vida para ofrendarla en otras tierras y cosechar lejos de ella, lo que de suyo le pertenecía a la magia de la semilla. Con cínico disimulo, se ocultaba y mentía. Robaba la luz de la semilla para disimular el brillo que la tiniebla de su sombra le impedía poseer por sí misma. Regalaba, con traición, el logro de la semilla, sin contarle a ella de su valía y convenciéndola de que no tenía nada que ofrecer. Le arrebataba sus sueños para cumplirlos sin ella. Imitaba sus planes sin compartir el placer de llevarlos a cabo. Tomaba su aliento para dar vida a hojas muertas. A la vez que sometía y sofocaba la bondad y el amor de la semilla.


Al mismo tiempo, esta semilla así como sucumbía frente a cada monstruo, ponía a prueba el carácter y esencia de esta sombra. Que Dios posó frente a ella bajo el encanto del verdadero amor. Trataba de descifrar, a través de cada monstruo, el alma que habitaba esta sombra, quién aprisionaba su bondad, porqué necesitaba maltratarla de tal modo. ¿Por qué? Incesantemente... se preguntaba ¿por qué? Le parecía irreal, improbable, inverosímil, que tanta maldad fuera posible. Se culpaba a sí misma, tratando de exculpar a la sombra del dolor inmerecido que le infligía. Se sobreponía con la esperanza de que en su próximo encuentro... la sonrisa aparecería, el respeto, un gesto tierno, el amor, el abrazo, el beso, la complicidad, la amistad, la confianza, la honestidad, la verdad, la palabra cumplida, la empatía, la charla, el deleite, la música y el baile, la cómoda y suave cotidianidad, el compartir... de pronto surgieran de las cenizas de la sombra y un ángel de amor le confesara, con humilde disculpa y generoso perdón, que ninguno de estos monstruos era real. Que el mal se había marchado para siempre, que todo había sido una pesadilla, un paréntesis en el tiempo y no un hábito, una excepción y no una esencia. Pero la semilla desaparecía, perdía su brillo, extraviada de los dioses guardianes y lejos de su caja de perlas. Presa a merced del capricho de una sombra.

Esta sombra, extraviada en el egoísmo complaciente de querer controlar todo, nunca supo que los cinco monstruos que reproducía eran su propia prueba de vida. Y poco tenían que ver con el brillo mágico de la semilla. La semilla era solo un espejo generoso en el cual las almas podían verse a sí mismas, de ahí su brillo, y en eso consiste su magia. En realidad, era la sombra quien necesitaba ser liberada de sus tinieblas.

Quizá la sombra nunca entendió... que la semilla no debía ser salvada. Pues era bella y estaba entera, tal y como la encontró. Sólo debía: ser amada. Y ese amor, sin disimulos... sería el que podría brillar por veinte siglos más.


Y a ti ... ¿qué monstruos te habitan?



Triste inicio de julio... sin magia ni tortuga. 
¡Un abrazo de esperanza 
para que renazcan nuestros caparazones!





jueves, 27 de junio de 2013

anarquía

y enamoramiento filosófico...

Difícilmente encaja la anarquía cuando se trata de la disciplina del orden de la razón y de las ideas, sin rigor en el pensar y en la expresión no habría filosofía. Sin las prácticas y la disciplina que acompañan este anhelo vital, tampoco. Al mismo tiempo, imponer un orden al pensamiento, especular sobre la razón de las cosas y construir sistemas autocomprensivos para interpretar el mundo es un acto anárquico per se. Más en un mundo en el que se anula la diferencia ante los criterios del mercado y se mata la creatividad en nombre de la norma. Pero… filosofar es ante todo amar.

La disciplina filosófica es un canon en sí misma. Su orden y metodología rebasan el ámbito de la lectura y la escritura, imponen el hábito de organizar las horas del día con la esperanza de terminar de leer los libros tendidos sobre la mesa de trabajo, el escritorio o el colchón. Con la intención, casi siempre frustrada, de escribir más páginas de las que el reloj biológico permite en el corto lapso de una mañana, una tarde… o una madrugada. Cuando se quiere filosofar se vuelve imprescindible tomar distancia de la mayoría de los espacios comunes de convivencia, aún cuando los asuntos domésticos martillen en la cabeza con el recibo telefónico, los impuestos, la cocina, el banco y el mercado. Ninguna de estas exigencias llega a privar, en absoluto, al feliz filósofo de los deleites de la vida. Compartir un buen vino con los amigos, bailar hasta el amanecer y amar no sólo la sabiduría. Sin estas experiencias, poco sentido tiene reflexionar sobre lo que las cosas son. E incluso en sus espacios de placer, el filósofo cultiva el arte de combinar la contemplación, la reflexión y las maravillas del pensamiento abstracto con el festejo, la música y las risas, como una tarea. Los hábitos del cuerpo, el mantenerse en forma, el descanso y la alimentación, también interfieren en la rutina del filósofo; dependiendo de cada quien, se suman en este terreno más imponderables para la consolidación de una vida dedicada a la filosofía.

En cuanto al trabajo cotidiano del filósofo, éste consiste en leer metódicamente y releer textos cuyo orden interno marca la pauta de su comprensión. Leer a un filósofo es, en gran medida, interpretar su idioma personal. Descifrar la comprensión de un término en medio de un discurso filosófico involucra tiempos de reflexión, ejercicios de contrastación y mucha paciencia. Salirse del orden propio de comprensión y tratar de pensar como piensa el interlocutor, para después recuperar la sintonía con una nueva perspectiva ante aquello que apasiona al lector. La segunda ocupación del trabajo filosófico es plasmar en el papel el resultado de los ejercicios de lectura. Con coherencia y claridad, haciendo justicia a las palabras de los autores, dialogando con ellos desde el cuestionamiento y con apoyo en sus ideas construir las propias de manera honesta. Todo ello, siguiendo un orden lógico de argumentación y razonamiento.

Pero nada de esto es suficiente cuando se trata de hacer filosofía, de buscar espacios propios para expresarse y construir una voz nueva ante la interrogante del Ser. Hace falta ir más allá, encontrar las razones dentro de uno mismo, aquellas que motivan entregarse con amor a todas las demandas del saber, a la soledad del estudio, a la incertidumbre de la verdad, suspender el juicio ante todo aquello que se da por sentado, volverse incluso incomprensible y mantenerse con lealtad ante el compromiso de la búsqueda filosófica. Porque la rutina es sólo la herramienta, el conducto gracias al cual llega a tomar forma en la palabra la pasión reflexiva. La disciplina es una aliada para trascender la locura, ésa que embriaga el pensar ante las posibilidades de la comprensión, y para poder sentir la calma serena de construir la trama de una historia, el mínimo detalle de un argumento, el desarrollo de una hipótesis. Sólo el corazón tiene la fuerza para hacer de las prácticas y hábitos filosóficos una voz que clama por una mejor forma de entender el mundo.

El filósofo, en tanto autártico, es un anarquista, libremente se impone a sí un orden propio de vida para satisfacer sus propias metas y motivaciones, es su propia ley y su celador más exigente. Sin embargo, no siempre de manera anárquica escribe desde su propia voz… A veces, prefiere sólo esconderse o doblegarse en las referencias a la norma permitida. No siempre está dispuesto a seguir los latidos de su propio corazón.

Dejar que el corazón marque el ritmo del pensamiento vuelve indispensable darse a sí mismo su propia ley, ser irreverente y escéptico ante aquello que se da por sentado a la luz de una verdad paradigmática, cultivar autárquicamente el dominio de sí, jugarse su lugar por encontrar su propia verdad, sin miedo a sentir los latidos de su ser. De otro modo, su propia ley no es otra que el remedo y la complacencia, el ocultamiento de su deseo o el lugar seguro de su razón.

Esta dialéctica entre la autarquía de la disciplina y la autarquía del corazón es lo que realmente convierte al pensador en filósofo. Y el filósofo no tiene otro camino que la anarquía, rasgos autoritarios opacan su carácter por necesidad. Pues la disciplina de la norma está llena de arbitrariedades y el corazón dueño de sí lleno de caprichos. Encontrar la manera de hacerlos convivir con objetividad es la tarea primera del filósofo. Y si el resultado de este ejercicio objetivo pone en tela de juicio alguna idea bien aceptada, el filósofo anárquicamente debe combatirla, pues la verdad es su vocación. Para dar esta batalla de vida sus dos aliados son la disciplina y el corazón, ambos vividos autárquicamente.

El equilibrio entre la voz propia y una formación rigurosa, es la mayor osadía de un filósofo. Sólo quienes, con valentía, fueron más allá del dogma de la escuela, y de las restricciones formales del discurso de su época, son los que siguen significando de amor a la sabiduría y motivan los destellos de verdad que, tras horas y horas de lectura, a veces… brillan ante los ojos del anarquista y enamorado filósofo.


Y a ti... ¿te gusta filosofar?


Desde el baúl de los recuerdos...
[en total sintonía con la magia de los últimos días]

¡Feliz jueves mágicas tortugas!       





miércoles, 26 de junio de 2013

intuición es...

oír la voz de nuestro caparazón.


Debo decir que la mayor virtud del pensamiento es la reflexión. El pensar sobre lo que estamos pensando, sobre lo que sentimos, sobre lo que hacemos, sobre lo que vivimos, sobre lo que nos gusta, sobre lo que no nos gusta. Sobre lo que vamos a hacer, sobre cómo vamos a hacerlo. Pensar el porqué de las cosas. Pensar quiénes somos y quiénes queremos ser. 

El darnos cuenta de nuestras reflexiones es lo que nos constituye en la persona que somos.

Este ejercicio es un reto, ya que al pensar debemos aprender a discernir el verdadero significado de nuestro deseo, de nuestro ser. Y en realidad descubrir que de lo que se trata es de reconocer nuestras intuiciones, distinguirlas, escucharnos y dejar que nuestro pensamiento sea un buen aliado de nuestra imaginación, de nuestra creatividad, de nuestro corazón.

Pensar nos da la posibilidad de darle luz a nuestro espíritu. Cuando nuestro pensamiento se contraviene con nuestra intuición... perdemos el sendero y la iluminación. Por eso... el interrogarnos nos abre las puertas de la verdad tanto como los prejuicios nos llenan de oscuridad.


Y tú ... ¿dialogas con tu luz interior?



Lindo miércoles de lluvia y tímido sol... 
Fuerte abrazo con magia de tortuga!





lunes, 24 de junio de 2013

las buenas razones

... son los mayores impedimentos.


Aprendemos a tomar decisiones con base en una buena razón para actuar de un modo o de otro, pero cómo saber que esta razón que articulamos para "justificar" nuestros actos no se reduce a una simple excusa.

Si bien, nuestra racionalidad ocupa gran parte de nuestros ámbitos de decisión, pues qué otro propósito podría tener el poder pensar antes de actuar, lo cierto es que cuando nos forzamos a nosotros mismos a actuar de un modo o de otro, con base en una buena razón que quizá no es lo que nos dicta nuestra intuición o nuestra buena conciencia, la mayoría de las veces tomamos una mala decisión.

Nos enseñamos poco a escuchar nuestra voz interior para comprender el curso de acción que nos corresponde, muchas veces porque parece no tener sentido o porque no podemos tener buenas razones que, a la vista de otras personas, validen nuestro actuar y nos validen a nosotros mismos.

Las personas juegan un rol fundamental en nuestras vidas, cualquiera que sea la relación que cultivamos. Algunas nos son más cercanas y más afines. Otras se cruzan en nuestro camino casi por equivocación, por el azar de las buenas razones. Y solo quienes nos conforman como un accidente de nuestra intuición... logran perseverar en nosotros. En tanto son quienes elegimos por el solo hecho de saber que nos son afines o que comparten aquello que nos es incomprensible de nuestra propia existencia. Aquello que nos llama a ser quienes somos, desde nuestra voz interior... y no desde el llamado de ninguna buena razón, ni de ninguna otra voluntad que no sea la nuestra.

Esto no quiere decir que no podamos dar un sin fin de argumentos para tener buenas razones de seguir nuestras intuiciones pero, en definitiva, cuando actuamos de acuerdo con nuestro modo de ser, en honestidad con nuestra buena conciencia, ya no importa cuál sea la buena razón que podamos dar al respecto. Por lo que la única buena razón es hacer aquello que sabemos debemos y, más importante aún, queremos hacer.

Reconocer el dictamen y el llamado de nuestra voz interior, aprender a guiarnos a través de nuestra intuición, reconocer nuestra buena conciencia, no son cuestiones ligeras o sencillas. De ahí que merece ser dicha la distinción entre el capricho, el temor, la terquedad, la inseguridad, la ignorancia y todo aquello que nubla nuestra intuición. Lo cual se reduce a un exceso de racionalidad, o a una racionalidad mal comprendida. 

El esfuerzo de reconocer esa vida que somos es el aliento indispensable para llenar nuestros días de felices amaneceres.


Y tú... ¿escuchas a tu tortuga mágica?


Dichoso inicio de semana 
felices tortugas...