sábado, 25 de junio de 2016

a siete voces...

A la tierra de quienes descansan, llegaron las estrellas para festejar la luna llena de abril. Birko, el oso hermoso, entregó su corazón para proteger el mío. Descansa en paz... mi dulce ángel de fuerza y luz. Amén. 

La luna llena de mayo despertó con el galardón de la gratitud y los laureles del más bello esfuerzo... para descansar con el arropo de los Andes, quienes arrullaron la llegada del año 43... el primero de una vida plena.

La luna llena de junio, en cambio, nos regaló el verano. En medio de tormentas y lluvias torrenciales, el granizo sacudió ventanas y paredes, la mañana se abrió al sol del amor y los meses por venir prometen la cosecha de todos los esfuerzos consumados.

¿Cuántas veces es lícito entregar el corazón y recibir un no por respuesta? Quizá ni una sola. Todos deberíamos poder anticipar una negativa rotunda y no exponer a ningún ser humano a que, de manera evasiva o mirándonos a los ojos, nos trate de explicar el gran repertorio de sin razones que necesita para simplemente decir: no, muchas gracias, adiós. Siete son las veces que un muro infranqueable se levantó frente al alma de la sirena. Y fueron siete las noches que ella necesitó para aprender a escuchar con el corazón lo que su mente insistía en negar. Siete son las llaves de la libertad y siete son los candados del corazón. Cada llave abre un candado y cada candado abierto nos devuelve un pedacito de corazón entregado. Roto en siete pedazos el corazón, logra volver a sí y ser uno de nuevo: una vez que descubre la última señal de que no será jamás correspondido del modo que sueña y sabe merece. El camino de las siete voces es una dicha otorgada del cielo. Solo aquellos que conocen el camino de la luz saben hacer de los candados libertad. Solo aquellos que se maravillan ante cada llave logran transitar el camino del buen amor y abrazar a su alma gemela. Muchas veces, necesitamos equivocarnos siete veces para aprender y es entonces cuando hemos alcanzado la maestría sobre nosotros mismos. Siete son los dragones que ponen a prueba nuestros sueños no cumplidos. Solo de la mano de un verdadero guerrero, en el que encarna un príncipe honesto, un rey justo y un hombre valiente, se pueden atravesar estos caminos sin desfallecer. Afortunados los hombres y mujeres que logran vencer la vanidad de sus murallas y el orgullo de su soberbia para amar de verdad. Sonreír con ternura y la vida abrazar. Dios perdone a los cobardes que se conforman con satisfacer el mandato oscuro de su alma. Amén.


Y tú... ¿ya eres libre de amar?





¡¡Feliz junio!!

Que con magia de tortuga...
se nutran sus corazones de amor.