martes, 13 de enero de 2015

10 días de mar...

3, enero, 2015.

El sol, la luna y el mar…

...anuncian con bellos presagios el curso del 2015. Enero, febrero y marzo…nos llenarán de energía. Será un año sin descanso forzoso. Pura contemplación. Un ritmo incesante de actividad. Como si el tiempo fluyera por sí solo. Como si nosotros solo nos ocupáramos de respirar. Serenos, fuertes y sensibles. Abiertos al futuro, sin prisas. Ciertos del mañana, sin angustias. Latiendo al compás del amor y nutriendo nuestros corazones de entrega.

Un año de culminación. Ciclos que concluyen y, con ellos, las puertas abiertas para entrar de lleno al lugar que nos corresponde. Habitar el nido largamente construido. Listos para hacer aquello que hemos sido llamados a realizar. Cumplir nuestro destino: vivir la vida que elegimos construir.

Días de letras, lecturas y palabras cumplidas.

Y el cielo, a nuestros pies, esperando por nosotros.


Y tú… ¿qué vas a hacer este año?



4, enero, 2015.

Hábitos que se despiden…

El último cigarro, el último trago de alcohol, la última coca cola, el último bocado de azúcar, la última papa frita… El celular en pausa… las redes sociales dosificadas, la televisión en descanso, las noticias con mesura, el último desencuentro, el cese de los malos hábitos emocionales, el fin del mal uso del lenguaje, un compromiso de no agresión, la despedida de todas las angustias.

El primer respiro sin nicotina, el deleite del agua, la gracia de la buena salud, el goce del cuerpo. La comunicación sin excesos, el compartir sin olvido de sí, el entretenimiento sin evasión, el estar informado sin compulsión, el amor sin abandono, el sentir sin ira, el respeto sin sufrimiento, la palabra generosa, el perdón que comprende, la certeza paciente.

El sereno transcurrir de la completud… el tiempo reconciliado del presente… la distancia entera del pasado… la apertura plena al futuro… la vida ética… el ser humanos.

Bendigo todo aquello de lo que me despido… pues me regalaron una vida para sanar y lograr ir más allá de mis propios límites, me dieron la certeza de no estar sola… el consuelo de la amistad… el aliento de mi vocación… el logro de mi razón de ser.

Agradezco habitarme llena de certezas que me invitan a dar lo mejor de mí en cada palabra, en cada gesto, en todo mi actuar. Agradezco estar viva y conocer un mundo dispuesto a transformarse. Agradezco a todos quienes entregan su vida a este propósito. Agradezco a todas las voces que no me abandonaron cuando más necesite oír la verdad cifrada en todos sus mensajes.

Es un privilegio y una fortuna saber que el mundo me escucha. Es un honor escuchar mi voz a través de quienes comparten conmigo y siempre me acompañan. Gracias.


Y tú… ¿quieres ser la persona que eres?



5, enero, 2015.

Prejuicios…

Solemos referirnos a los prejuicios como esas ideas preconcebidas que limitan nuestra percepción objetiva ante una situación nueva. Son códigos mediante los cuales nuestra mente se acostumbra a asociar los acontecimientos de nuestra realidad y definir, con certeza, una opinión al respecto.

Contamos con tales prejuicios como parámetros para comprender la mayoría de nuestros actos de comunicación. Nuestra comprensión de las conductas de otras personas se agota en tales parámetros. Y, si bien, es muy útil contar con tales criterios de valor e interpretación, muchas veces, limitan nuestra posibilidad de expandir nuestra comprensión del mundo, de nosotros mismos y de las personas que nos rodean.

Los prejuicios nos llevan a cometer grandes actos de injusticia. Impiden que nuestras experiencias crezcan más allá de nuestras posibilidades. Son una venda que somete la espontaneidad de la vida y que nos lleva a privarnos de otros seres humanos que tienen mucho que enseñarnos en el camino.


Y tú… ¿miras a los ojos para descubrir el alma de las personas?



6, enero, 2015.

Reyes de mi corazón…

En medio del disfrute de las bellezas de Acapulco, dándome un respiro de la tecnología, del frío y de mi encierro de bosque, recibo la visita de los Reyes Magos… a la luz de la luna llena y con la fuerza del viento que anuncia buenos tiempos por venir.

La lectura es una buena compañía de mar. Me había hecho la promesa de no leer en la playa porque termina siendo un despropósito. El libro se maltrata, las letras te distraen de admirar el mar y el sol se refleja en las páginas hasta enceguecer. El agua… la arena… el viento… devienen constantes interrupciones. Se entorpece el ritmo de las olas y el espacio de tirarse al sol para recibir todas sus bondades. Son pocas páginas las que logramos avanzar. Sin embargo… he de confesar que no hay mejor tiempo para ir a lo profundo de nuestro pensamiento que, precisamente, la fuerza del arrullo de mar. Y dejarse llevar por la reflexión en medio de una experiencia de relajación profunda… a la orilla de la playa.

Así que avanzo con pausa en la comprensión del Ser y la Nada que nos propone Sartre… para seguir avanzando en mi investigación sobre la conciencia y lograr escribir la esencia de nuestra experiencia humana: el hito de la verdad.

Me maravilla cómo se desarrolla el pensamiento fenomenológico en todas sus vertientes y cómo la nada se vuelve una categoría ontológica como una forma del olvido de sí. Como el último resquicio de la metafísica y el último consuelo de Dios para la filosofía. Una vez que la modernidad depositara en el ser humano todos los poderes sobre la naturaleza y Kant postulará en la razón todas virtudes de la humanidad.

El seguir avanzando en la conclusión de mi tesis de doctorado me regaló una visita guiada y llena de sorpresas por el existencialismo, la cual dotó de inmenso sentido el acontecer de los últimos dos años de mi vida. Al fin sentarme a dialogar con Sartre, asignatura largamente esperada. Al fin conceder una larga plática con Heidegger, a la cual he sido muy renuente. Enriquecieron mi alma y me llevaron justo al punto de partida, recobrando el ímpetu para deliberar sobre los secretos de la conciencia.

Si bien, el mar es el más intenso amor… sin duda… la filosofía es la más feliz de todas las pasiones. Gracias a ella logro descubrir mi mirada del otro lado del espejo cada mañana. Mis mejores amigos han sido, sin duda, las letras y el esfuerzo de todos quienes han forjado la historia de la filosofía. Charlar con ellos y penetrar el fondo de sus almas, a través de su pensamiento, ha sido el más grande regalo que he recibido de Dios. GRACIAS.


Y tú… ¿a quién le entregas el alma?



7, enero, 2015.

La libertad…

… solo tiene sentido cuando se trata de la felicidad.


Y tú… ¿eres feliz?



8, enero, 2015.

Amanecer a la luz de la luna…

con la certeza de que el amor no puede ser disputa, competencia, trueque, deuda, contribución, amenaza, temor, angustia, convencimiento, un convenio, conveniencia, un acuerdo, un trabajo forzoso, tortura, sadismo, masoquismo, abandono, engaño, silencio, un trofeo, una recompensa, esclavitud… espera.

En una relación de pareja se trata de dar, de ser dos cuerpos en comunión, un alma en conjunto. Se trata de sinceridad. De compartir. Hablar y conocer los secretos mutuos. Es una experiencia de intimidad y complicidad. De llenarse el uno al otro. De respeto. Es la capacidad de tomar decisiones en común sin necesidad de sacrificio alguno. No hay cálculo posible. Solo entrega y libertad. Espontaneidad y felicidad. El suave transcurrir de la ternura. La contemplación de la perfección del universo. La generosidad que no espera nada a cambio. El placer que no impone dolor alguno.


Y tú… ¿comprometes tu corazón sin esfuerzo?



9, enero, 2015.

Una plegaria de fe…
y gratitud.

Y llegó el día en que la sirena recuperó su estrella de mar…

Aquella que el delfín de sus sueños se llevara con la promesa de volver a encontrarse, con el secreto guardado en su corazón de que la cuidaría y lograría encontrar los caminos de regreso a su alma. Aquella que le fue robada por el espejismo de una diosa oscura, que amarró a la sirena y convenció al delfín de cobijarse de cobardía. Aquella que el delfín perdió con el paso del tiempo, junto con el corazón de la sirena, una vez que prefirió vivir encadenado en una laguna sin vida ni sol que se alimentaba del artificio y la mentira… que parecía tan real como cualquier océano, pero solo era la puesta en escena que se servía de la luz del verdadero mar para simular vida. Aquella que fue sacrificada por la falsa disyuntiva entre el bien moral y el buen amor. La estrella que fue enjaulada a cambio de viajes, aventuras, estatus, dinero, casas, formalismos, viejos amores y nuevas ilusiones. En el camino en que el delfín perdió el rumbo de su corazón y se convirtió en un cangrejo incrustado en las rocas de sus fetiches.

Mientras la sirena convalecía y era raptada por la luna para yacer en el fondo del desierto junto a la princesa de plata que desapareció, sin dejar rastro, al descubrir la traición del hombre a quien entregó su corazón. El que solo encontró pretextos y buenas razones, alimentadas de su miedo y perversión, para abandonar el reino del amor verdadero y conformarse con el sadismo, el masoquismo y la crueldad. Desierto del cual retornaron bajo la forma de una sola mujer, tras enfrentar inmensas batallas, sobrevivir plagas y enfermedades, combatir mezquindades, mirar el lado oscuro de su rostro, sucumbir ante la angustia y el terror, perder la cordura, avergonzarse de sí mismas, cometer mil y un errores, perderlo todo, incluso la fe y la vida, y renacer de entre las cenizas.

Y esta vez, la mujer hecha diamante, la que guarda una perla en su corazón, en la que se funden el mar con la luna de plata, y a la que cobija el oro del sol, llena de perdón, con la mirada en alto y sin volver el rostro al pasado, abrazó con fuerza su estrella de mar con la certeza de que nada volverá a arrancarla de sí. Que los cielos se abren ante sí, para, con humildad y perseverancia, ser madre gracias a una semilla que el Dios de la vida guardó para ella como recompensa a todas sus plegarias de fe y gratitud. Como símbolo de su felicidad y como ofrenda por todos los sacrificios que han encarnado los caminos de su vida…los secretos de su corazón. Entera y feliz para caminar de la mano del hombre de su vida. Del hombre que la cubra de un manto de flores y despierte su piel. Para descubrir juntos nuevos caminos del amor verdadero. Con los brazos abiertos para dar y recibir con ternura, entrega, compromiso y respeto. Con el alma entera para fincar en la sana comprensión mutua, la escucha y la libertad para expresarse, los cimientos del destino que forjó para sí misma. Con solidaridad, fidelidad y lealtad. Con verdad.

Es así como el cuento de la sirena, que esperó a su amado hasta perderse a sí misma, encuentra una resolución de paz. Porque no dudó por un instante de la verdad y pureza de su amor, a pesar de las dudas de su amado. Porque recuperó su propio centro y comprendió que si un hombre te roba la sonrisa con sus actos, sus gestos y palabras…no merece ser el hombre de tu vida. El amor no guarda lugar alguno para el abandono, la mentira ni la traición.


Y tú… ¿en qué plegaria guardas tu estrella de mar?



10, enero, 2015.

El orgullo de la herencia…

Tengo la fortuna de haber crecido con el ejemplo y las enseñanzas de dos padres y dos madres. En este día recupero todo su legado y abrazo la riqueza que han brindado a mis hábitos de vida. A medida que más me enorgullezco de ellos, más aprendo a enorgullecerme de mí. Gracias.


Y tú… ¿honras a tus padres?



11, enero, 2015.

El recuento de mis viajes al mar…

A la orilla del mar se suman todos aquellos recuerdos que sumaron mis estancias pasadas en la playa. Buenas y malas experiencias. La plenitud que imponen las olas. La fuerza que regala el sol. La belleza que se esconde en los secretos del universo. La luz que irradia la luna. El brillo de las estrellas. El equilibrio perfecto. Las bendiciones de Dios.

Las personas, los cariños, las familias. Encuentros y desencuentros. Los descubrimientos románticos. Los desencantos amorosos. La salud. La enfermedad. Los desenlaces. Los comienzos. La bienvenida. La despedida. El ocaso. El alba. Los malos entendidos. Las felices coincidencias. La libertad. La paz. La solidaridad. El descanso. El equilibrio. El desenfreno. La mesura. Los placeres. Los excesos. Los aciertos. Las equivocaciones. La dedicación. Los olvidos. Los hallazgos. La nostalgia. La presencia. Los sueños. La realización. La risa. La sonrisa. La carcajada. La alegría. La tristeza. El extrañamiento. La sorpresa. El nacimiento. El bautizo. La infancia. La adolescencia. La juventud. La madurez. La primera vejez. La soledad. La amistad. El consuelo. La huida. La travesía. El juego. Los antojos. El buen comer. El beber. El baile. La reconciliación total de las vivencias. La secuencia unida y reconstituida, al ritmo del presente, de los estadíos de mi crecimiento. Todos los fragmentos de mi alma estrechados sin fisuras… gracias a la consonancia del mar. Un corazón que late con fuerza, y sin pausas, en sintonía con la vida. Una nueva vida que va a nacer.


Y tú… ¿descubres tus pasos en el mar?



12, enero, 2015.

Y de regreso a casa… 

...el bosque me recibe con los brazos abiertos. Una gran bienvenida de sol y la extrañeza de la ausencia se acompaña del pedazo de mar que traje conmigo.

De vuelta a la realidad. El frío del invierno cambia todos mis sentidos y de pronto la calma llena mis espacios como si de pronto me sobraran las horas y los minutos.


Y tú… ¿qué recibes cuando regresas a casa?





Felices cabañuelas que anuncian un año de sol
y lleno de magia de tortuga.

Reciban tortugas 12 abrazos…
 para que 2015 sea un tiempo rodeado de amor.





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