martes, 25 de marzo de 2025

el terror...

 ...de lo indecible. #Teuchitlán



No se puede hablar de lo que no merece existencia: mucho menos palabra que quepa para lo que bajo ninguna circunstancia debiese ser susceptible de ser pensado. No hay relato alguno que satisfaga la verdad cruenta de lo que obliga a abrir los ojos y nos exhorta a no callar más la infamia del fracaso de una guerra civil que nos arropa sin percatarnos. Más de una década y hoy somos más débiles como ciudadanos que nunca antes: cuando queremos vivir honestamente. El desamparo de la sociedad que sí cree en Dios y cumple con la Ley: es abismal. Las narrativas públicas son opacas y a medias tintas cubren el manto de sangre que nos persigue en cada metro cuadrado de nuestro territorio. ¿Quién está a salvo? ¿Quién puede prevenirse de abusos? ¿Quién no es perseguido de modo alguno? ¿Dónde está la justicia? ¿Quién sabe la verdad? ¿Quién tiene la valentía de romper el silencio y luchar por un mundo bueno? Un mundo de paz.

El miedo ha carcomido, una a una, las estructuras de la Fe y del Estado Nación. Qué es ser hoy un ser humano. Cuáles son los límites de la monstruosidad que nos sojuzga y somete. Quiénes están dispuestos a poner fin a la barbarie. La unión hace la fuerza. Ya no existen las ideologías, ni fuerza social alguna, mucho menos partidos políticos. Sólo existen víctimas y victimarios. Qué vamos a ser para rescatar nuestros corazones. No nos abandonemos a nuestra suerte. Demos la vida con coraje unos por otros y hagamos de nuestra presencia costumbre. Abramos caminos impensables. No nos atemos de manos ante la ignominia de los crímenes de lesa humanidad. Es imprescindible dar un paso al frente. Romper las barricadas de los poderes fácticos con acciones firmes. Luchemos por la verdad, la justicia, la paz, la dignidad y la libertad.

A dónde iremos a parar si ante lo indecible e innombrable... la vida continúa como si se tuviese algo más importante que hacer que poner un alto a esta guerra: que como todas las guerras es injusta y atenta contra toda posibilidad de que la humanidad exista. No sigamos indolentes cual ensoñación que escapa a asumir la cruel realidad que nos habita. Habemos quienes sí elegimos vivir sin ser crueles ni corruptos... somos inocentes y no queremos mentir ni vivir de favores o engaños. Habemos quienes sí distinguimos de la realidad tal cual es. Sin necesidad de cuentos fantásticos ni sueños aberrantes o atávicos. Habemos quienes queremos que la ley y la justicia imperen para que reine la Paz. Somos quienes le decimos NO a la delincuencia organizada, a la corrupción política, a las sectas y clanes que quieren privar nuestra existencia. Quienes decimos NO a la monstruosidad, la barbarie y la deshumanización.

No hay más tiempo que perder...no hay mañana sin el apremio de cambiar el presente: después de aceptar la realidad sin espacio para justificar nuestra indiferencia. Nada tiene sentido mientras pretendamos vivir como si lo que pasa no es lo único que nos define como momento histórico. Basta ya de hipocresías. Recemos para poder caminar de la mano de Dios. Y roguemos ayuda al mundo para que liberen a México de este infierno letal con el cual se convive como si se tratase de una cuestión de opinión pública. Basta señoras y señores. Esto tiene que parar. Todas las víctimas liberadas. Todos los cuerpos salvados. Todas las vidas protegidas. Todos los muertos con justo entierro: con nombre y apellido... en tumbas dignas. Protejamos la vida animal. Defendamos la naturaleza a capa y espada. Basta del abuso contra los más débiles e indefensos. Todo cambió. La historia no volverá a ser la misma. No podemos seguir cerrando los ojos e ir a deleitarnos con doña Shakira para festejar la primavera. En este país no hay nada que festejar. Sólo hay lucha por la vida. Sólo hay trabajo para no morir en condiciones monstruosas. Ya basta de tanta indolencia. México vive una guerra cuerpo a tierra por el salvamento de toda la población en condiciones dignas. México vive ya el fin de la cultura, de la civilización, de la ley, la justicia, la educación, la ética, la moral, las buenas costumbres, las religiones y el mínimo decoro humano. México debe aprender que no todo es correcto. Basta de tantas complacencias con los crímenes de guerra. Ya no hay más cabida para ser el paraíso de las violaciones graves de derechos humanos. Y da igual quién gobierne. Esto no es un asunto político: VIVIMOS UNA EMERGENCIA HUMANITARIA. 



Y tú... ¿sabes que en este país se calcinan personas vivas? 







sábado, 15 de marzo de 2025

los tiempos...

 ... del único y verdadero AMOR.



Sucede con la vida, y la suma de las tristezas que la componen (a veces, cuando la bendición se recibe: la suma de las virtudes enlazada con la felicidad pura) que llega un día en que lo único verdadero le da sentido a la posibilidad de entregarse al destino colmados de paz. Por lo que dejamos de negarnos a lo inevitable con la certeza de que existe la justicia divina. Y que la piedra que forja la luz del universo no nos abandona a suerte alguna. Sostiene nuestro destino y nos recibe airosos. A quienes sólo sabemos amar. Para, al fin: vivir la vida merecida... tan sólo por amor. Cuando se cumplen todos los regalos, los designios y las profecías: es el tiempo de hacia el alto mar entregar nuestra voluntad. De otro modo no podremos ser quienes somos al nacer.

Sin embargo, dado que el destino no es un designio humano. Es fundamental saber: No corresponde al derecho del hombre decidir la vida y la muerte entre pares. Por eso se llama destino y no suerte. La suerte, en cambio: es la interacción desdichada, o no, entre personas que se niegan a aceptar que lo que es no se puede trasgredir. Que la realidad se respeta y la vida se venera: con reverencia ancestral. Los seres humanos, y lo descubro con tristeza infinita, son el colmo de todos los excesos. Es un espécimen incapaz de comprender la certeza del límite de la realidad. Son capricho aberrante. Voluntades atávicas. Se arropan en la mentira. Se alimentan moralmente y se nutren éticamente: de cobardías. Sin honor. Sin verdad. Sin solidaridad. Sin justicia. Sin hablar de frente. Con ignorancia. Y con la brillantez de la oscuridad que al desaparecer se evanece en un haz sin luz. Con violencia la humanidad se abraza a ella misma con la ilusión de ser más que la vida misma y ser lo único que existe en el mundo universal.

Es triste saber que hay más de una soledad. Y que la crueldad humana tiene más de una forma. Cuando debiese nunca existir. La decepción del día en el que me encuentro me llama a la renuncia de la posibilidad de que el mundo humano es un espacio de magia y esperanza. Sin embargo... y todo lo contrario: Es hoy que mi entrega es infinita y que vivo los albores de una eternidad colmada de alegría y fincada con verdad. Valentía. Y amor único y verdadero. Es como si hubiese algo en el cielo que nos colma y nos llama para arroparnos dentro de mucho más que una estrella. Hoy es el día de comprender que hay cosas que los seres humanos no pueden permitirse. Hoy es el tiempo elemental de la verdad. El instante en que el corazón inquebrantable de la creación rompe todas sus cadenas y dice adiós. Porque hay más vida que la conocida y en este mundo todo es dolor y tristeza. Ocultamiento. Silencio. Secretos malignos. Y deshumanización absoluta. 

Cómo la vida social y la humanidad llegó a este lugar en donde ya la vida no vale nada, el dolor es divertimento y la crueldad cruente se asume como una práctica cotidiana. Hard to say. Al final de cuentas, son quienes viven este horror de ser monstruos quienes tendrán que enfrentar la verdad y dar la cara a los inocentes mutilados a manos de los locos del circo y de la farsa que han querido preservar sólo porque tienen sus planes. La vida eterna y los Dioses del Olimpo también tienen otros planes: incluso para la humanidad salva. Ahora bien... debo dejar la casa y el sillón.... De otro modo "todo está perdido" y es irreversible el daño, el sufrimiento y el hartazgo con que los seres humanos impiden el destino feliz del planeta Tierra. Son sólo habitantes: nunca dueños. Sólo les pertenece su destino y hay leyes que impiden hacer de su vida un relato atroz. En vías de la destrucción humana.

Cuánta tristeza y cuánto dolor. Porque quisiera no tener razón y equilibrio para dejar testimonio de la verdad. Y sin videos... me despido porque mi semblante es amenazado así como mi cuerpo arde de impotencia por no contar con una mano amiga que sepa que hablo con verdad. Y que ésta mi única realidad es no digna de ser vivida. ¿Qué pasó con quienes quisiesen ser buenas personas e incluso héroes entregados a una causa justa? ¿Dónde quedó toda la indignación por las injusticias? ¿Por qué queda solo silencio ante la maravillas de los milagros cumplidos? Yo estaré bien pero me niegan un lugar en el mundo, un lugar en mi propio hogar, un lugar de paz en mi propio cuerpo. Y no sé porqué. Sólo pido a Dios: ser feliz. 



Y tú... ¿eres feliz?