domingo, 25 de abril de 2010

la paella

Diez años después, al fin, recibí mi grado de Maestra. La ceremonia fue uno de los más bellos regalos que he recibido de la vida. Fue una celebración inesperada y franca.

Para festejar tal ocasión, familia y amigos convocamos a la mágica paella de otro tiempo. Por un instante, el pasado y el presente se unieron, desdibujando el futuro. El invitado de honor faltó a la mesa y al tocar las campanadas todo volvió a ser igual.

Hoy... sólo me queda el futuro: el mañana sin rostro, sin promesa, sin fe. Quizá por ello me refugio en el presente trunco y por momentos escapo hacia el pasado perdido. Y es que ante el solitario devenir, la postergación parece ser la única ancla para olvidar que me falta un compañero de vida y el hito de esperanza que me detiene para esperarlo.


Y tú... ¿postergas el presente para no enfrentar el futuro?

Un abrazo de maestra tortuga, gracias por acompañarme.



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