domingo, 2 de enero de 2011

2011 ... FELIZ

Hola tortugas!!!

Hace más de un día, de este lado del globo terráqueo concluyó el año 2010 gregoriano y quienes bajo éste nos regimos, nos preparamos para recibir un ciclo nuevo y despedir las vivencias que concluyen con una vuelta más al sol cumplida. 

Mis mejores deseos para este 2011, año que se anuncia con felicidad, perseverancia, trabajo, disciplina y realización...  En las horas que han pasado, entre ayer y hoy, el bosque de las mariposas se ha llenado de música y alzaron el vuelo las dichas.[un año más]

El último día del año quise dedicarlo a recabar algo de lo que me mantuvo ocupada durante el 2010: el "Foro Alaíde Foppa, a 30 años de su desparición forzada", o como me gusta nombrarlo a mí "Alaíde: 30 años". 





Recapitulando...


Martes, 7 de diciembre de 2010.
Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal
Sala Digna Ochoa I


ALAÍDE: 30 AÑOS
Mi vida
es un destierro sin retorno.
No tuvo casa
mi errante infancia perdida,
no tiene tierra
mi destierro.
Mi vida navegó
en nave de nostalgia.
Viví a orillas del mar
mirando el horizonte:
hacia mi casa ignorada
pensaba zarpar un día,
y el presentido viaje
me dejó en otro puerto de partida.

Alaíde Foppa (1959)
[Fragmento del poema “Destierro” en  Aunque es de Noche]

Alaíde Foppa desaparece en Ciudad de Guatemala el 19 de diciembre de 1980, a manos del ejército Guatemalteco, cuando partió en busca de los pasos de sus hijos. Tras haber perdido a su marido, Alfonso Solórzano, su compañero, un hombre de lucha, compromiso y sólidos principios libertarios, ella decide asumir una vida nueva, estar más cerca de las necesidades sociales y de sus raíces, por lo que acepta una seria misión como embajadora de la justicia para Guatemala y los hermanos países de Centroamérica. Elije comprometerse con su causa política desde una trinchera diferente y con una voz más propia. Ya había recorrido los pasos vanguardistas de un feminismo naciente, así como, habría trazado con sus letras los senderos de la poesía y la crítica de arte. Con fraterna solidaridad albergó refugiados en casa y, de más de una manera, ligó su historia a hermanas y hermanos indígenas. Su cátedra navegaba entre las letras italianas y la sociología de la mujer y su voz nos regalaba un pedacito de su alma en su programa de Radio UNAM.

Lamentablemente, el ímpetu con que se entregó a esta misión duró muy poco, en su primera encomienda, al servicio del movimiento guerrillero guatemalteco, fue localizada y secuestrada junto con quien conducía el auto en el que se transportaba, dejando en la orfandad a una madre de 94 años, a tres de sus hijos y a los cuatro nietos que llegó a conocer.

Treinta años después, en el silencio yace la verdad sobre su desaparición forzada.

El propósito de este evento fue recordar el nombre y la mujer que dieron rostro a la vida de Alaíde Foppa y, a treinta años de su desaparición forzada, reflexionar en retrospectiva sobre la situación de los derechos de las mujeres y de los derechos humanos; como una forma de conmemorar, en nombre de la libertad, las voces que han sido apagadas.

Inauguración
Mesa: Alaíde Foppa: derecho de ser mujer
Florinda Riquer 
Patricia Galeana
Sandra Lorenzano
Mariana Lojo

Alaíde como pionera feminista nos ha dejado una huella, esta mesa de conversación abrió un espacio para recordarla a partir de su participación y analizar el desarrollo de la defensa de los derechos de las mujeres.

Fragmento de programa FORO MUJER (Radio UNAM) 

Mesa: Alaíde Foppa: Su arte, su fuerza y su alma

Teresita de Barbieri
Marta Lamas
José Luis Barcárcel

Alaíde tuvo una vida rica en afectos que atravesaban sus múltiples ámbitos profesionales, este espacio nos acercó, desde el cariño y desde sus distintas artes, a quienes la conocieron y cuyos recuerdos vívidos nos acercaron a ella.

Presentación del video “Álbum familiar”[álbum familiar]
Realización: Lucero González
Musicalización: Pablo Verduga 

Teleconferencia: El caso de Alaíde Foppa
Frank La Rue, Relator Especial de Naciones Unidas para la Libertad de Expresión.

El caso de la desaparición forzada de Alaíde Foppa no se ha resuelto aún, el Relator Especial de Naciones Unidas para la Libertad de Expresión expuso el caso, a la luz de la compleja situación que sigue caracterizando el ejercicio de los derechos humanos en Guatemala, así como, habló de lo que se ha hecho para esclarecer los casos de violaciones graves de derechos humanos y qué políticas se han implementado para resarcir a las y los sobrevivientes; en conversación con la Mesa: "Alaíde Foppa: A 30 años de su desaparición forzada ¿qué pasa hoy en México y en Centro América en materia de Derechos Humanos?" conformada por,

Santiago Corcuera
Juan Carlos Gutiérrez
Fernando Coronado 
Guadalupe Cabrera

La desaparición forzada de Alaíde Foppa no es un hecho aislado, una excepción, ni un caso único. Parte de la brutalidad de una violación grave de derechos humanos radica en que de manera sistemática se suman víctimas que pierden su rostro y su nombre en un paraíso de impunidad en el que miles de personas son “enterradas” en el anonimato, sin tumba. Después de haber sido violentadas, tanto ellas como sus familias.

Fragmento de programa FORO MUJER (Radio UNAM) 

Tertulia familiar

Julio Solórzano
Laura Solórzano
Silvia Solórzano
Tania Álvarez

Alaíde Foppa fue madre de cinco hijos, dos de los cuales murieron al servicio de la guerrilla guatemalteca, de los tres que están vivos, actualmente, dos radican en Guatemala y una en Ecuador. Esta mesa de “tertulia” se propuso abrir un espacio para que, a través de las vivencias de sus hijas e hijo vivos y de quienes conocieron a la familia Solórzano Foppa, conmemoráramos, junto con la memoria de Alaíde, a los sobrevivientes de su desaparición forzada.

Lectura de poemas en el arte de sus nietas, nietos y bisnieta.

Al cabo de 30 años, la familia de Alaíde Foppa se ha multiplicado, hoy suman 11 nietos y una bisnieta. Para terminar la jornada, se invitó a quienes estaban presentes a la lectura de poemas de Alaíde. Participaron Sofía Molina Solórzano y Juan José Solórzano Adame.


En breve retrospectiva, el rumbo de este evento, cómo se concibió, llevó a cabo y qué nos dejó, fue marcado con la pauta de una primera inquietud ¿podremos reunirnos como familia despúes de 30 años de haber desaparecido Alaíde? Era una gran interrogante, confieso que no es la primera vez que yo me involucro en estos menesteres pero con el paso de los años fui perdiendo el ímpetu, ya que a medida que pasa el tiempo, y más a raíz de que uno a uno nos vamos involucrando en el caso de Alaíde (casi como si fuera una causa en sí misma), se fracturaron los afectos y se diluyeron en distancias geográficas los lazos que algún día se nutrieron de mi abuela.

Finalmente, el día llegó y asistimos quienes teníamos que estar. Me gustaría nombrar a los nietos que pudieron asistir: Julieta, Juan Francisco, Pablo, Fernando, Juan José; y a Sofía la primera bisnieta de Alaíde. Para mí, estuvieron todos igualmente presentes, como si con el alma viviéramos enlazados. Por lo que quiero nombrar en ausencia a quienes no pudieron estar presentes: Luis, Santiago, Rafael, Alaíde y Emiliano.

Fue un día muy emotivo, lleno de vivencias compartidas y reminiscencias, fue un gran abrazo de vida. Mi cara de fatiga se debe a que la noche anterior fue casi en vela, los últimos preparativos y el nerviosismo de la responsabilidad. Ahora que me veo y que me escucho, lamento no haber previsto dormir y descansar adecuadamente y dejar tantos detalles para el último momento; lo cual es un mal hábito que me recuerda lo que quería compartir en este espacio de fin de año, antes de entretenerme con la teconología y aspirar a incorporar todo el material con que contaba.

A mí siempre me ha gustado dialogar con mi abuela desde su poesía, por ejemplo, ella dice:

LLegué siempre tarde,
y me sigo nutriendo
de urgente futuro
de tiempo inexplorado
de riesgos y esperas,
como si fuera cierto
que renacieran los días.
(Alaíde Foppa)

Y yo, que no poseo la virtud de la puntualidad, creo que este sentirse en retraso, en mi caso, incluso me remite a un estar como en desface del tiempo común; y se debe a que, cuando llegamos tarde, conservamos la ilusión de que nos hemos perdido de algo y podemos seguir con ímpetu la búsqueda tras nuestra propia consecución; o que si nos demoramos, el pasado no podrá soltarse de nuestra mano. Lo cual, tiene en sí, algo de grata satisfacción, ya que es como si nos adhiriéramos a la temporalidad con total soberanía. Sin embargo, espero que en vez de retrasos, con el abrazo hoy recibido, se sume en mí el renacimiento de los días: sin temor a ser puntual. Sin temor a vivir en el presente y sin miedo a amar con certeza. Sin recelo de hablar en voz alta, sin angustia y furia al tratar de comunicar; y dejar fluir la tierna sonrisa que esconde mi rostro asimétrico, el cual parece guardar dentro de sí un cansancio ancestral.

Son muchas las secuelas de una desaparición forzada, una de las más objetivas, en mi caso, es el miedo a expresar, durante años estuve bloqueada para escribir, siendo que es una de las cosas que más disfruto hacer. Y en especial, cuando se trata de publicar siempre me autosaboteo, voy a los congresos de filosofía, preparo mis ponencias, pero nos las entrego. Y no fue hasta que ya no pude evadirlo que descubrí qué era lo que me pasaba, tenía no miedo, tenía terror. Pero a qué??? ... a morir (más puntualmente: a morir, deliberadamente, a menos de otros)... Sí, lo cual es paradójico, pues escribir es una forma de inmortalizar el alma (ya lo dijo Platón), y escudriñé profundamente mi logos hasta que lo entendí. En mí estaba cifrada la ineludible verdad de que las personas, en efecto, mueren por decir lo que piensan, por exponerse públicamente, por luchar por aquello que creen, por ser quienes han decidido ser, y yo soy, además, escritora. En gran medida, de ahí surgió este Blog, el cual me regala siempre un espacio confidente fuera de todo lo que nos aprisiona en el ritmo de la cotidianidad, me recuerda no ahogarme en el pensamiento de todo el acontecer de mis días y me alienta a compartirme desde lo más íntimo.

El poema habla de un retraso más profundo, el cual hace eco en el siguiente poema:

Días
I
Quisiera descansar
de la esperanza
en el gozo quieto
de este poco de sol
que recoge mi mano.
Quisiera vivir un día
sin mañana.

II
Será mejor
mañana:
un día intacto,
sin sombras,
y yo
dispuesta
a recibirlo entero.

III
No hice
lo que pensaba
hacer hoy,
y aumenta
mi deuda
cada día.

IV
Me hiere la mañana.
Ojalá
fuera ya de noche,
y el día,
una gota más de pasado,
una exigencia menos
de respuesta.
Prefiero la noche
que perdona
mi cansancio
y promete sueños.

V
Entre presencias y abandonos
entre la espera y la fuga
entre la cita olvidada
y el encuentro inesperado,
va pasando el día:
tregua concedida
hasta mañana.
(Alaíde, 1979)

Como si, en realidad, fuera un destiempo de vida, en el caso de Alaíde. Esa constante exigencia por alcanzar el día y sus metas. La falta de respiro y la inmediatez que deja vacíos los esfuerzos por satisfacernos a nosotros mismos y cumplir con lo que esperamos de la jornada diaria. El fluir cotidiano que roba los espacios para la reflexión o para el goce de lo esencial. En este sentido, creo que en todos hace eco su voz, como si al escucharla sólo quisiéramos recibir ese día sin mañana, el renacer intacto como una nueva esperanza cada amanecer, liberarnos de la deuda de las diligencias no cumplidas, cobijarnos en la noche que perdona, y aceptar la tregua que nos concede el tiempo. Me identifico con cada uno de estos momentos y me consuela no llevar sola en hombros la impaciencia que la prisa rutinaria provoca ante el deseo de cumplir nuevas metas cada día.

Y sobre mi gusto por las letras, ya sé que mi vida no peligra cuando escribo, el bloqueo se subsana con el paso de los años, y ahora temo de mí y de no encontrar la palabra precisa, temo de no ser comprendida, de que no gusten mis letras, de no poder afrontar el resultado de mis propias ideas, me asusta la dicha de realizarme cada día más: temo no tener con quien compartir mi ser realizado...

En realidad, últimamente son las alegrías y mi bienestar lo que me distraen y retrasan. Creo que la vida es un buen pretexto para hacer las cosas a tu propio ritmo, darte oxígeno para dejar que las cosas respiren y los frutos maduren bajo el brillo del sol; con magia de tortuga, sin tensión ni bajo presión. (Incluso, ante el enigma de cómo conciliar los tiempos individuales con el tiempo colectivo y cómo acordar agendas comunes en las que podamos confiar entre nosotros.)


Agradezco el esfuerzo de la familia Solórzano Foppa para reunirnos y la forma en que cada quien decidió sumarse para sentir y ser parte de esta conmemoración. En especial, a los hijos de Alaíde por ser entrega de vida y ejemplo de digna sobrevivencia.

Como nieta de Alaíde, treinta años no se dice fácil  y, cuando trato de narrarlos en el papel, descubro que se multiplican por cada uno de quienes la perdimos, y entonces parece un tiempo infinito sin retorno. Cada quien guarda su relato y, para cada uno de nosotros, su nombre, su fuerza y su alma significan horizontes de sentido inconmensurables. Pero la magia de su espíritu logra acercarnos y reconocernos, como si su infranqueable ausencia fuera un vacío que todos compartimos.

La justicia toma tantos rostros como voces demandamos su verdad, y cada quien se aproxima a ella desde su territorio, sea geográfico, discursivo, afectivo, político, solidario, silencioso, íntimo, público o privado. Cada quien es una voz que clama por justicia en la que Mario, Juan Pablo y Alaíde bailan en sacrificio a un mismo ritmo, el cual me gusta escuchar así: Yo te nombro libertad

Por mi parte, este encuentro que tuvimos ha dado motivo para llenar este espacio de ella, recordar su piel, su voz, la forma en que me abrazaba, su ir a prisa, el ruido de su máquina de escribir mientras escribía en su estudio, su campari antes de comer, la hora de su siesta, las mañanas en que Luis y yo hacíamos presentaciones de magia a los pies de su cama. Y muchos otros recuerdos que conservo. Descubro que nadie nos puede impedir ser parte de una historia que es nuestra y me quedo con antojo de hacer de este encuentro una costumbre, sumar a Alfonso, mi abuelo, y también recopilar lo que quede de él a través de quienes lo amamos. 

Viva se la llevaron... hace treinta años, la niña que me habita guarda la esperanza de que viva ha estado todo este tiempo, la fantasía de que me sorprendería de pronto en algún lindo café o en medio de una librería... ¿la habría reconocido? me pregunto, no lo sé; probablemente, la habría mirado de reojo, con disimulo, para ver si descubría alguna seña que me dijera que era ella. Y sólo hubiera deseado abrazarla fuertemente y decirle que la llevo cifrada en mi alma, que todos los caminos de mi vocación de vida me llevan a ella, que la he extrañado y que la conservo dentro mío, como si guardara un gran secreto al saber que soy una de sus nietas. Tendría ya 96 años y estaría en el ocaso de su vida, quizá por ello, estos treinta años han sido tan significativos, como si hubiéramos, este 7 de diciembre, enterrado una parte de ella al reunirnos y despedirnos de todo lo que fuimos y dejamos de ser.


Cuando al fin me gradué de Maestra, elegí este diálogo para concluir mis dedicatorias y agradecimientos:


De todo este lento
deshojarse de rosas
que es el tiempo,
de todo el camino
de estaciones perdidas,
de toda esta laboriosa tela
entretejida de angustias
que es la vida,
¿cuál será el intacto jirón
que no se rasgue, 
la isla sumergida
que encuentre la palabra que la salve?
Alaíde (1959)

...
es el alma y su esperanza
ése jirón que no se razga y
encuentra, en la palabra,
la voz que se salva.
Mariana (2008)

Y tú ... ¿cómo recuerdas a Alaíde?

2011 SERÁ UN AÑO LLENO DE MAGIA DE TORTUGA... UN FUERTE ABRAZO. 

Especiales Foppa en Radio Universidad

[Otro tributo para Foppa]

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