martes, 12 de febrero de 2013

Ante la Asamblea Legislativa del Distrito Federal


Estimados y estimadas:
Diputada Dinorah Pizano
Diputado Efraín Morales
Diputada Laura Ballesteros
Diputada María Alejandra Barrios
Diputada Bertha Alicia Cardona
Diputada Ernestina Godoy
Diputado Rodolfo Ondarza
Diputado Manuel Alejandro Robles
Diputado Jorge Agustín Zepeda
Público Presente

Buenos días.

Es para mí un honor estar esta mañana sentada ante ustedes con el fin de convencerlos de la pertinencia de mi candidatura para ser elegida Consejera honorífica de la Comisión de Derechos Humanos  del Distrito Federal.

Me parece indispensable especificar que la función primordial del Consejo, del cual quiero formar parte, es la de aportar elementos de decisión, análisis y argumentos de legitimación que hagan posible que la labor del Ombudsman sea neutra, imparcial y justa. De este modo, una misión fundamental para mí es lograr diálogos en equilibrio que fortalezcan el impacto del trabajo de este organismo público autónomo.

De ahí que me voy a enfocar en dos fortalezas que puedo ofrecer para el óptimo desempeño de esta función.

Por un lado,  la necesidad de incrementar el impacto en materia de políticas públicas, en tanto mi formación profesional.

Desde este territorio, los retos fundamentales son el diseño de indicadores de impacto, que puedan darnos cuenta de cómo es factible lograr un cambio sustancial en nuestro modo de vida, el cual haga de nuestra cultura un hábito del ejercicio irrestricto de los derechos humanos. Aunado a esto, el poder acompañar procesos de incidencia en políticas públicas, a partir de las áreas sustantivas de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal, en donde se pueda aportar elementos concretos sobre el tipo de políticas a llevarse a cabo, y acciones para lograrlo. De tal manera, que iniciativas y proyectos ya consolidados, como lo es el Programa de derechos humanos del Distrito Federal, trasgredan el horizonte del papel y nos lleven a cambios estructurales en nuestra forma de vida.

Por otro lado, desde este mismo ámbito de las políticas públicas es indispensable tomar acciones en torno a los grupos de población en condición o situación de vulnerabilidad, conocidos también como grupos específicos de población, a partir de sus necesidades propias; dada la complejidad sistemática de las injusticias que los caracteriza, la falta de garantías para el ejercicio de sus derechos y las omisiones de carácter integral que impiden la igualdad obligada que tenemos todos y todas ante la ley. Estas acciones tienen un componente transversal y el reto que ello compone. En tanto filósofa, dada la mirada integrada de las problemáticas y la naturaleza humanística de mi vocación primaria, puedo contribuir a que esta agenda, un tanto rezagada por diversas razones, pueda ser un componente esencial y práctico en las decisiones que el Consejo toma a su cargo. Lo cual contribuiría a lograr el objetivo primeramente enunciado.

De manera específica, en torno a la transversalización, los temas de género y derechos de las mujeres deben ser atendidos con mayor urgencia. Si bien es cierto, los avances en materia de igualdad sustantiva han sido significativos, en materia de discriminación ha sido mucho más difícil satisfacer los estándares mínimos para considerarnos una cultura garante de estos derechos.

La segunda fortaleza que quiero enunciar tiene que ver con la bioética. Esta disciplina, todavía imperceptible en nuestros paradigmas sociales y científicos, que desde la multiplicidad de los saberes, atiende los riesgos en materia de derechos humanos que se originan a causa de los distintos desarrollos tecnológicos y del desarrollo de las ciencias de la vida, y comprometen el respeto a la dignidad humana, una vez que se ponen en evidencia las limitaciones de nuestro actuar ético, las carencias de nuestros códigos morales, los ámbitos de constricción de los marcos jurídicos y la necesidad de una nueva comprensión de la naturaleza humana desde los ámbitos del saber. Comprensión que debe fortalecer el ejercicio de los derechos humanos y el referente básico de toda legalidad democrática en torno a éstos. De este modo, incrementar el horizonte de significado de los criterios para la toma de decisiones al interior del Consejo, es una misión loable, de vanguardia y cada vez más necesaria ante los retos que nos imponen las violaciones sistemáticas a los derechos humanos.

En este sentido, los temas de salud y desarrollo sustentable son problemas que aquejan día a día a la ciudad de México. Y ante los cuales es importante tener una postura más activa, acorde con las exigencias de los paradigmas en ciernes.

Finalmente, mi perspectiva no excluye ninguna temática en cuestión. Y se suma a la visión de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal de trasladar nuestras fronteras, no solo a nivel nacional, sino también internacional, en donde yo puedo brindar una mirada complementaria, dada mi condición de origen y mi cercanía con algunos países de nuestra América.

De esta manera, estoy convencida que mi aportación para valorar los criterios indispensables que deben privar en toda decisión del Consejo, así como en el impacto e incidencia del trabajo sustantivo y operativo de la Comisión de derechos humanos del Distrito Federal, es una fortaleza a disposición de la causa de los derechos humanos.

Humanamente, estoy comprometida con la vida humana entendida como la capacidad empática de vivir con justicia, entendiendo justicia como una conciliación de nuestros actos con los signos vitales primordiales que garantizan una vida en armonía y libre de violencia entre los seres humanos y con el ambiente del que nos nutrimos y del cual hacemos cultura. Desde esta convicción, los derechos humanos son condición sine qua non y posibilidad extraordinaria para que la justicia sea real.

Muchas gracias.


Y tú... ¿por qué valoras los derechos humanos?



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